Contraataque republicano desde el 22 al 31 de agosto de 1938, narrado por los historiógrafos actuales

Contraofensiva del Ejército Popular

Empieza la contraofensiva[1]

Los ejércitos “nacionales” cayeron en el error de creer que esta segunda fase de su avance por La Serena y La Siberia Extremeña iba a ser un paseo militar, pues el Ejército Popular no podría reaccionar tras los reveses del día 24 de julio [de 1938]. Sin embargo, Vicente Rojo, que se encontraba entonces en Almadén [Ciudad Real], encarga al general Miaja que potencie con nuevas fuerzas el frente extremeño. Este envía tropas a La Serena, y se ordena a Prada contraataque hacia los pueblos de Castuera y Monterrubio, hasta llegar a ocuparlos.

El día 16 de agosto empiezan a llegar a Extremadura refuerzos desde Levante. Aparecen en escena las divisiones populares 71ª y 28ª. Más tarde, el 17, empiezan a llegar fuerzas de la División 52ª, ésta al mando de Martínez Cartón.

A partir del 17, el Ejército de Extremadura mostrará gran combatividad, dedicándose a acciones de desgaste y marcaje de las fuerzas franquistas en diferentes puntos del frente.

Desde luego, la situación no era la misma que un mes antes. En estos momentos, la moral del Ejército Popular es muy grande.

Día 22 de agosto

El día 22 de agosto, Prada firma una directiva que contiene las órdenes principales para pasar al contrataque y recuperar el máximo posible de terreno perdido.

Los objetivos serían: envolver las fuerzas “nacionales” que se encontraban en el saliente de Cabeza del Buey; ocupar Castuera, mediante dos acciones convergentes desde Puebla de Alcocer y la loma Morras; y pasar el río Zújar, tras lo que se perseguirían tres nuevos objetivos: la 6ª División seguiría el camino vecinal que une Orellana la Vieja con Campanario, ocupando este pueblo, y continuando hacia el sur llegaría hasta un kilómetro y medio de Castuera; la 19ª ocuparía las sierras de Castuera y Benquerencia; y la 28ª se establecería en la carretera de la “Golondrina”, hasta su cruce con la de Castuera a Puebla de Alcocer.

Croquis con las líneas de contacto inicial durante las operaciones de julio de 1938 en La Serena (Badajoz). Fotografía cedida por Maite Canalda, por intermediación de Mari Luz Seco. Archivo Nacional Cataluña. Fondo Salamanca.

La 52ª División realizaría el contraataque principal hacia Monterrubio.

En la parte contraria, la 21ª División seguía bajo las órdenes directas del ahora coronel Eduardo Cañizares. Sus brigadas estaban bajo las órdenes de Gómez Cobian y Fernández Heredia[2].

El ataque gubernamental se inició al anochecer del día 22 de agosto. Prada tenía gran información sobre el estado de las tropas de la 21ª División “nacional” y su baja moral. Así, inició sus movimientos en dirección al terreno cubierto por ésta, en plena Serena, donde el mismo no tiene grandes obstáculos que pudieran componer una línea defensiva fuerte para las tropas franquistas.

La presión ejercida por el Ejército Popular es enorme. En el aire, la aviación republicana hace huir a los cazas extranjeros (“nacionales”), infringiéndoles una gran derrota, es la mañana del día 23.

Hacia mediodía, las posiciones franquistas son reforzadas con varios batallones, pero el avance popular no cesa y a las tres y media de la tarde los soldados de la República arrollan y desalojan de sus posiciones en Los Caserones a las tropas de la 21ª División que defendía este punto, a pocos kilómetros de las confluencias de los ríos Zújar y Guadalefra.

Pero no solo por este punto atacan los soldados del Ejército Popular, lo hacen también por el arroyo del Ajo y prácticamente por todo el frente de La Serena, a lo largo del Zújar, desde Zarza Capilla hasta el camino que une Campanario con Orellana la Vieja.

Al llegar la noche, el avance de los hombres de Prada se ha generalizado en todo el frente. Las tropas franquistas retroceden a lo largo de toda la línea.

Día 24 de agosto. Comienza la retirada general de los franquistas

En la mañana del 24, los soldados del Ejército Popular habían roto el frente no sólo por Arroyo del Ajo y Los Caserones, sino también por la zona norte del Zújar, por las lomas Terrines y Siete Toriles.

Sobre las once y media, la 21ª División empieza una retirada que se irá generalizando durante todo el día y los siguientes.

El mando “nacional” decide entonces formar una línea definida entre los vértices del Torozo y Cabezuela, loma Amarillo y vértice Naranjo, pensando retener en sus manos Cabeza del Buey y las alturas que rodean a este pueblo. Asimismo, las divisiones 112ª y 122ª “nacionales” se retiran hasta la línea comprendida entre Almorchón y Castuera y Castuera-Campanario, respectivamente.

El día 25, se intensifican los ataques del Ejército Popular y se llega hasta puntos muy cercanos al ferrocarril Castuera-Almorchón. Los “nacionales” se hacen fuertes en las sierras de Benquerencia-Buitrera-Tiros, al norte del pueblo de aquel nombre y de los de La Nava y Helechal.

Ese mismo día llega una formidable masa de aviones “nacionales” desde el frente del Ebro, y Franco promete a Queipo seguir enviando refuerzos desde Aragón. Efectivamente, ese día sale para Extremadura al menos una división desde el frente del Ebro.

El Ejército de Extremadura del coronel Prada, en la jornada del 26, sigue avanzando hasta llegar al kilómetro 9 de la carretera Puebla-Castuera. Otras fuerzas avanzan en la dirección de Almorchón, mientras que más al oeste se trata de llegar a la carretera de Campanario a Castuera.

La situación es cada vez más favorable a los ejércitos populares, que consiguen victoria tras victoria y hacen retroceder al Ejército franquista, a pesar del intenso fuego de la aviación “nacional”.

Al anochecer, Prada ordena que el día 27 el VII Cuerpo continúe su avance, imprimiendo mayor velocidad al mismo y dirigiéndose resueltamente hacia Campanario (División 6ª) y sobre Castuera (División 19ª).

La estabilización del frente

El día 28, fuerzas de la 52ª División popular, mandadas por Martínez Cartón, avanzan sobre Cabeza del Buey, donde se consigue desgastar considerablemente a las fuerzas franquistas.

Mientras tanto, Franco sigue ordenando a sus generales que envíen nuevas tropas al frente de Extremadura. Del Ejército del Norte “nacional” sale hacia La Serena la 85ª División, con el fin de apoyar la resistencia rebelde en el río Guadalefra.

En líneas generales, la contraofensiva del Ejército de Extremadura había sido muy positiva. Aunque no se consiguió tomar el saliente de Cabeza del Buey, sí se detuvo en seco la segunda gran ofensiva proyectada por Franco y Queipo de Llano, que pretendía tomar toda la provincia de Badajoz y marchar más tarde hacia las minas de Almadén.

Tras la contraofensiva, las líneas quedan fijadas como señalo más arriba y se da una casi paralización en el frente, dedicándose los adversarios a mantener sus posiciones.

Bajas

El mes de agosto de 1938 supuso gran número de bajas para ambos ejércitos en el frente de Extremadura, si bien sería más perjudicado el Ejército “nacional”. Cuesta ha señalado que sólo en el Ejército del Sur (Queipo de Llano), el número de bajas sufridas en el frente de La Serena y La Siberia extremeña en este mes de agosto fue de 210 oficiales y jefes y 4.919 soldados y suboficiales[3].


Ofensiva republicana antes de quedar fijado el frente[4]

Llegada de refuerzos desde Levante y contraofensiva republicana

En los días siguientes, los refuerzos continuaron llegando a tierras extremeñas en poder de la República. Desde Levante llegaron el día 16 [de agosto de 1938] las divisiones 71ª y 28ª, y en la jornada siguiente fuerzas de la División 52ª, ésta al mando de Martínez Cartón. Ello dio nuevos ánimos a las desmoralizadas tropas gubernamentales, hasta el punto de que, en lugar de continuar a la defensiva decidieron tomar la iniciativa, llevando a cabo acciones de desgaste en las líneas de vanguardia.

Esa recepción de efectivos y cambio de actitud no pasó desapercibida en el otro bando, como lo ponía de manifiesto el siguiente informe facilitado por Queipo de Llano a Franco el día 19 [agosto]:

El Ejército rojo en Extremadura recibe sensibles refuerzos, habiendo aumentado también la actividad de su aviación. Hoy bombardeó una instalación industrial en Peñarroya [Córdoba] causando bajas y destrozos, entre los que se cuentan la destrucción completa de la central eléctrica. Todo ello demuestra la atención que el enemigo ha prestado a nuestra proximidad a Almadén [Ciudad Real], defendiendo hasta ahora con tenacidad la vía de penetración Zarza Capilla [Badajoz], Peñalsordo [Badajoz], Chillón [Ciudad Real], teniendo acumuladas la mayor parte de sus fuerzas en los alrededores de Belalcázar [Córdoba]. En frente Tercer Cuerpo de Ejército tengo solamente una media Brigada de la División 60ª, además, de reservas divisionarias […]. En su vista me permito indicar a V.E. si cree llegado el momento de enviar más fuerzas o por lo menos la División 102ª cuyo regreso me tiene ofrecido en momento oportuno[5].

En definitiva, los servicios de información en el otro bando ya habían alertado del envío de nuevas tropas, y con ello, de las dificultades que podían presentar nuevos intentos de avanzar en este frente. A esa mejora republicana se unía la pérdida de efectivos en el Ejército del Sur, ya que, como se indica en dicho informe, no contaban con la 102ª División, que había sido enviada al Ebro. Por tanto, una situación precaria para estas fuerzas, que las mejoradas unidades de la República trataron de aprovechar.

Mientras eso sucedía, algunas unidades al mando del general Saliquet atacaban posiciones del frente situadas al este de la provincia cacereña, consiguiendo romperlo el 19 de agosto. En días siguientes invadieron algunos pueblos toledanos, y controlaron también estribaciones próximas, como es el caso de la sierra de Altamira.

En lo que a Cáceres respecta, la importancia de esa ofensiva radicó en la conquista de dichas tropas del único núcleo de población cacereño que permanecía en poder de la República desde 1936: Alía. Un día antes de su ocupación, las fuerzas republicanas allí destacadas, conscientes de su inferioridad, incendiaron la localidad y abandonaron a continuación sus posiciones. Esa situación propició que las fuerzas franquistas conquistasen el municipio en la jornada del 23 de agosto sin encontrar apenas resistencia. Con esa conquista se acortó otro trozo de frente en Extremadura y se facilitaron las comunicaciones entre los ejércitos nacionales del Norte y Sur.

El frente extremeño tras las operaciones nacionales en el verano de 1938. Chaves Palacios, Julián, «La Guerra Civil en Extremadura: Operaciones militares (1936-1939)», Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1997.

Volviendo nuevamente al teatro de operaciones del Sector de Cabeza del Buey, los signos de recuperación que mostraban las tropas del Ejército de Extremadura se vieron respaldados con unos planes concretos. Su máximo responsable, el coronel Adolfo Prada, ordenó a sus efectivos pasar al contraataque, marcando una serie de objetivos entre los que cabe destacar la recuperación de Castuera. Para ello, la idea de maniobra se basaba en una doble ofensiva: una por el norte, con base en Puebla de Alcocer; y otra por el sur, que debían converger en la mencionada localidad.

Al caer la noche del 22 de agosto comenzaron las operaciones, que contaron con el apoyo de la aviación y doce divisiones de los Cuerpos de Ejército VII y VIII, y obtuvieron éxito por el norte, donde derrotaron a las tropas franquistas al mando del coronel Cañizares; pero no en el otro flanco, donde no fueron capaces de ocupar Zarza Capilla. En la jornada del 24, el frente nacional se desmoronaba a lo largo del recodo del Zújar. La situación el Ejército del Sur la describía de la siguiente forma su responsable, el coronel Cuesta, esa misma jornada:

El enemigo tiene mucha artillería. Estamos aguantando lo que podemos gracias al apoyo de la aviación, pero no se tiene mucha confianza en poder resistir mucho más, porque estamos desbordados. Las unidades entre el Zújar y el Guadiana están también presionadas. Se quiere comunicar al Ejército del Centro que ayuden lo que puedan, y si pueden que pasen el río y amenacen de flanco a esas unidades. Sería lo mejor. Si eso no fuese posible que ayuden con artillería. La situación es cada vez más grave. El enemigo tiene mucha artillería, tanques y aviación. Se solicitan refuerzos[6]”.

Las tropas franquistas, según se desprende de ese informe, estaban desbordadas, hasta el punto de tener que abandonar esa misma jornada Zarza Capilla [Badajoz] y retroceder en sus líneas ante la poderosa presión republicana.

El 25 [agosto], la situación para los nacionales mejorará sensiblemente gracias a la recepción de refuerzos. La aviación fue la primera en llegar, concretamente los aviones tipo “Rayos”, “Junkers” y cazas. También los batallones de la 21ª División, que quedaron destacados en Castuera. Por el norte, las tropas de Saliquet comenzaron a actuar sobre el frente, con fuerte empuje de su artillería. Esa reacción, junto a las del Ejército Sur, propició una mejora de la situación para los nacionales, que tras las difíciles jornadas anteriores veían cómo la situación, cuando se iniciaba el día 26, había mejorado sensiblemente.

Incluso en esa evolución favorable, se seguía solicitando el envío de la 102ª División y de una compañía de transporte-automóvil, en este caso por estar la mayoría de los vehículos en reparación. Pero peticiones aparte, en esa jornada, los nacionales habían conseguido ocupar las posiciones entre el Zújar y el Guadiana que tenían antes de iniciar la ofensiva las fuerzas republicanas.

Estas fuerzas no se resignaban a retroceder, ya que iniciaban un nuevo ataque, en este caso en dirección a Campanario, que no triunfó, pues a esa localidad habían llegado dos batallones del Ejército Centro que salieron a su encuentro. El día 27 comenzaba a llegar la mayoría de los refuerzos solicitados por el Ejército del Sur, entre ellos las primeras unidades de la requerida División 102ª.

El enemigo -informaban en un parte de operaciones de esa jornada- no actúa hasta ahora, de lo que se puede deducir dos hipótesis: o que está preparando un ataque a fondo, o que el movimiento de camiones visto anoche es de retirada de fuerzas para otro lado. Por el momento, como se dice, hay tranquilidad y se aprovecha para organizar bien la línea. Ha llegado más aviación que comenzará a actuar enseguida. Nuestra situación ha mejorado con la organización dada y el aumento de medios[7]”.

Efectivamente, la situación tendía a estabilizarse. A partir del 28 de agosto sólo se registran esporádicos ataques republicanos con su artillería y escasa Infantería, en un deseo de verificar contactos, es decir, de ver por dónde podían penetrar. La impresión era que la contraofensiva gubernamental había llegado a su fin, entre otras razones porque sus ataques ya habían perdido intensidad, y los del otro bando ya habían colocado efectivos suficientes en el frente como para responder a cualquier eventualidad. Estas operaciones, iniciadas en julio sobre La Serena, habían llegado a su fin. Como escribió el coronel V. Rojo:

Contemporáneamente a la batalla del Ebro, se produce la ofensiva enemiga en Extremadura y nuestro subsiguiente contraataque. La primera nos proporcionó un serio revés, pero pudo ser contenida con tropas sacadas de Levante, y aunque pasamos pronto al contraataque recuperando una parte del terreno perdido, los resultados de nuestra respuesta fueron mediocres y el frente volvió a estabilizarse[8]”.


Participación de las Brigadas Mixtas en la contraofensiva gubernamental de finales de agosto de 1938 sobre Castuera y Campanario[9]

6ª Brigada Mixta (XVII Cuerpo de Ejército, 19ª División)

[…] En agosto de 1938, la Brigada regresó con la 19ª División al frente de Extremadura. Intervino en duros combates en Castuera, donde perdió más de la mitad de sus efectivos. Fue retirada del frente, para regresar a Madrid y dar lugar a su reorganización, y se trasladó posteriormente a Requena, para volver, en septiembre, al frente extremeño.

43ª Brigada Mixta (XVI Cuerpo de Ejército, 52ª División)

[…] En agosto de 1938, la unidad se desplazó a Extremadura, al mando de mayor de Milicias, Miguel Torruz Palomo, hermano de un cabo de la Guardia Civil que fue uno de los hombres de confianza del capitán Cortés en el asedio del Santuario de la Virgen de la Cabeza. En [el frente de] Extremadura quedó como unidad de reserva en Hinojosa del Duque [Córdoba].

52ª Brigada Mixta (XVII Cuerpo de Ejército, 19ª División)

En agosto, una vez reorganizada, la 52ª Brigada Mixta regresó a Extremadura, mandada por el mayor de Milicias Santiago Alvárez de Toledo. Intervino en la batalla del cierra de la bolsa de Mérida en el saliente de Cabeza del Buey [Badajoz].

58ª Brigada Mixta (XVII Cuerpo de Ejército, 19ª División)

En agosto, se desplazó al frente de Extremadura al mando del comandante de Infantería Esteban Domingo Piña que, al comienzo de la guerra, se hallaba, como capitán, en situación de disponible en la 3ª División Orgánica [Valencia]. Se situó cubriendo el sector de Puebla de Alcocer [Badajoz].

73ª Brigada Mixta (VI Cuerpo de Ejército, 71ª División)

[…] A finales de julio [1938], Bartolomé Fernández, fue reemplazado por el mayor de Milicias Castaños y, a su mando, la unidad se desplazó […] a La Nava de Ricomalillo [Toledo] para actuar en vanguardia.

107ª Brigada Mixta (XX Cuerpo de Ejército, 6ª División)

En agosto, se desplazó a Extremadura, actuando en la contraofensiva del Zújar en dirección a Castuera y, al ser paralizada la operación, quedó con dos batallones en línea en Gamonital y las posiciones de Arroyo del Campo y los otros dos en reserva.

125ª Brigada Mixta (XIII Cuerpo de Ejército, 28ª División)

De Chelva [Valencia] partió, en agosto, hacia el frente de Extremadura, al mando del comandante de Infantería Ricardo Meléndez Ramos, un antiguo alférez de complemento pasado a la escala activa. [La Brigada] llegó a Puebla de Alcocer en lamentable estado, pues, a pesar de recibir refuerzos de la 83ª BM, no logró completar sus efectivos, por lo que tuvo que permanecer como reserva de su División. Situada al norte del vértice Cabezuela, cerca de la carretera de Cabeza del Buey a Zarza Capilla, intervino en los intentos de cortar el saliente de Cabeza del Buey, saliendo muy quebrantada. Nuevamente tuvo que ser colocada en reserva […].

126ª Brigada Mixta (XIII Cuerpo de Ejército, 28ª División)

Combatientes de la compañía de Ametralladoras de una Brigada Mixta. Biblioteca Nacional de España.

En agosto se desplazó a Extremadura, al mando del mayor de Milicias Andrés García, con Fuentes como comisario. Llegó a Puebla de Alcocer el 15 de agosto [1938], y se reorganizó con elementos de la 83ª BM sin llegar a completar sus efectivos. En la contraofensiva republicana consiguiente a la ofensiva nacional para el cierre de la bolsa de Mérida, rompió el frente del Zújar, marchando en el flanco izquierdo de su División [28ª]. Después de estos combates fue destinada a cubrir posiciones próximas a la carretera de Cabeza del Buey a Sancti Spiritus.

127ª Brigada Mixta (XIII Cuerpo de Ejército, 28ª División)

El 15 de agosto, llegó a Guadálmez [Ciudad Real] en el frente de Extremadura, al mando de mayor de Milicias Esteban Serra Colobrans, con Enrique Genovés Guillén como jefe de Estado Mayor. Aquí se reunió con su División [28ª]. En la contraofensiva de la batalla del cierre de la bolsa de Mérida, actuó brillantemente, cruzando el Zújar, ocupando el vértice Marroquín, y continuando hasta las inmediaciones de Castuera, donde permaneció hasta que las muchas bajas sufridas obligaron a su relevo.

175ª Brigada Mixta (XVI Cuerpo de Ejército, 52ª División)

El 11 de agosto de 1938 se desplazó con su División a Extremadura, donde quedó afectada al XVI Cuerpo de Ejército. El día 22 de agosto entró en línea en el sector Monterrubio-Puerto Urraco-Castuera, pero a los tres días abandonó los ataques al no poder ocupar Zarza Capilla.

197ª Brigada Mixta (XVI Cuerpo de Ejército, 52ª División)

Fue retirada del frente […] para proceder a cubrir bajas, lo que se hizo con mozos de las quintas de 1940 y 1941 y, después de ello, fue enviada al frente de Extremadura para incorporarse a la 71ª División que era una gran unidad autónoma. Con ella atravesó el Puerto de San Vicente y llegó a Campillo de la Jara y La Nava de Ricomalillo [todas ellas localidades de la provincia de Toledo]. A últimos de agosto cubrió el sector de Monterrubio, frente a la 24ª División nacional y, unos días más tarde, fue retirada de la línea de vanguardia para reorganizarla y convertirla en una unidad de choque.

198ª Brigada Mixta (VI Cuerpo de Ejército, 71ª División)

La formación de la Brigada se hizo con un 50% de veteranos procedentes de otras unidades y 50% de reclutas y se retrasó mucho, de forma que no estuvo operativa hasta el mes de mayo [1938] en que fue transferida a la 71ª División del VI Cuerpo de Ejército en Castilblanco [Badajoz].

La 198ª BM fue enviada a cubrir el sector de Logrosán [Cáceres], localidad ocupada por fuerzas de la 19ª División nacional, donde permaneció hasta ser enviada a Hinojosa del Duque [Córdoba] […]

209ª Brigada Mixta (XX Cuerpo de Ejército, 6ª División)

Pasó a formar parte de la 6ª División del XX Cuerpo de Ejército y, en agosto, se desplazó al frente de Extremadura al mando del comandante de Infantería Hernando Liñán Castaño que, el 18 de julio de 1936, se hallaba en situación de retirado. Con la 6ª División en los combates del saliente de Cabeza del Buey, derrotando a la 21ª División nacional. Después de la ofensiva y la consiguiente contraofensiva adversaria, quedó en línea […]

220ª Brigada Mixta (XX Cuerpo de Ejército, 6ª División)

En agosto se desplazó con efectivos bastante reducidos a Extremadura, al mando del teniente coronel de la Guardia Civil Rogelio López Belda que, al comenzar la guerra era teniente en el 4º Tercio en Madrid. En la batalla del cierre de la bolsa de Mérida, atacó por el Zújar en dirección Puebla de Alcocer-Castuera, siguiendo la carretera y, pasada la contraofensiva, quedó cubriendo posiciones frente a Campanario.


Participación de las divisiones nacionales en las operaciones militares de La Serena y La Siberia junto con las del frente Tajo-Guadiana[10]

Ejército del Sur sublevado

11ª División (I Cuerpo de Ejército)

El 21 de agosto [1938], la División, principal fuerza operativa de la reserva del Ejército del Centro, fue utilizada para una acción sobre el Puerto de San Vicente y la Sierra de Altamira. Para ello atravesó el Tajo en su confluencia con el río Huso, ocupando Aldeanueva de Barbarroya y avanzando sobre La Nava de Ricomalillo, localidad de la que se apoderó, al caer la noche. Al día siguiente, se ocupó Campillo de la Jara y, ya de madrugada, el Puerto de San Vicente, desde el cual se prosiguió hasta Alía [Cáceres], donde se enlazó con la 19ª División, cerrándose una bolsa en torno a la Sierra de Palomera. Con ello se daba por terminada la operación que suponía un importante acotamiento de las líneas.

14ª División (I Cuerpo de Ejército)

El 21 de agosto de 1938, la 14ª División fue relevada de la primera línea y destinada a reserva del Ejército del Centro, participando en las operaciones de conquista del Puerto de San Vicente. En esta ofensiva conquistó diversas cotas y los pueblos de La Estrella y Aldeanueva de San Bartolomé para ocupar finalmente el Puerto de San Vicente.

21ª División (II Cuerpo de Ejército)

En la noche del 22 de agosto, se inició el ataque republicano frente a la 1ª Brigada y, ya de día, a las trincheras de la 2ª. El impulso es muy fuerte y la 1ª Brigada perdió la importante loma de Los Caserones y se vio obligada a retirarse a lo largo de toda la línea. La 2ª Brigada tampoco pudo resistir el ataque enemigo y, por la tarde, inició la retirada. Al día siguiente, el desplome del frente cubierto por la 21ª División se hacía más evidente: no sólo se había perdido la loma de Los Caserones, donde lucharon los batallones 2º, 8º y 12º [Regimiento Castilla, 3] y la 4ª Bandera FET de Badajoz, sino que en el sector norte del Zújar las tropas se retiraban en busca del apoyo del Guadiana. En vista de la situación, el mando concedió permiso para una retirada general, señalando como línea de contención para la 21ª División la Casa del Moro y el vértice Marroquín para la 1ª Brigada y los vértices Torozo y Cabezuela, la loma Amarilla y el vértice Naranjo para la 2ª. El día 26, todo lo que había sido frente de la 21ª División se había derrumbado totalmente y la unidad había sufrido un fuerte quebranto, teniendo que ser retirada para su reorganización. De resultas del importante descalabro el coronel Cañizares fue cesado como jefe de la unidad y procesado.

60ª División (II Cuerpo de Ejército)

Cuando la contraofensiva republicana del día 21 al 26 [agosto], hundió el frente protegido por la 21ª División, la 60ª División se vio obligada a evacuar Zarza Capilla y retirar una brigada a la línea Sierra Almagrera-Peñón Cabezuela-Sierra del Torozo-Pilón de Azúcar-kilómetro 312 del ferrocarril-Dos Ríos, protegiendo Cabeza del Buey, mientras la otra brigada se constituía en reserva del Ejército en Almorchón y Helechal.

107ª División (I Cuerpo de Ejército)

El 21 de agosto se inició una nueva operación con la toma de la Sierra de la Estrella y el vértice Peladilla. El 22, se procedió a la limpieza de la Sierra de la Estrella y, al día siguiente se alcanzó la Tajo-Aldeanueva de Barbarroya-Frontoncillo-La Nava de Ricomalillo. El día 26 se entró en Belvís de la Jara y la ofensiva se paró momentáneamente.

112ª División (Cuerpo de Ejército de Andalucía)

El reforzado Ejército republicano lanzó, el día 23 [agosto], una fuerte contraofensiva contra el centro de la pretendida bolsa, defendida por la 21ª División. El resultado fue una retirada de esta unidad que obligó a un repliegue general. La 112ª División sostuvo la línea Benquerencia-Buitrera-Almorchón hasta que la contraofensiva republicana se agotó.

112ª División del I Cuerpo de Ejército . Engel, Carlos, Historia de las Divisiones del Ejército Nacional. Madrid, Almena, 2000.

122ª División (Cuerpo de Ejército de Andalucía)

El día 22 [agosto], se produjo la rotura del frente por parte del Ejército Popular en el sector de la 21ª División, en cuya ayuda acudieron el Tercio de Requetés y la Bandera de Badajoz. Al día siguiente, todas las unidades de la División se vieron envueltas en fuertes combates: el Tabor en la carretera de Navalpino, el 11º de Pavía en las minas de Miraflores y la 2ª Brigada en el sector de Castuera. El 26, la Bandera de Badajoz se vio obligada a retirarse al arroyo Guadalefra y el Batallón de Infantería de Marina a Puerto Buitreras. El 27, se replegó sobre la orilla del Guadalefra el resto de la División, resistiendo hasta el final de la ofensiva republicana, el 29 [agosto].


Contraofensiva de la República para defender la riqueza minera de Almadén[11]

En primer lugar, debe destacarse que el frente extremeño [después de la ofensiva del cierre de la bolsa de La Serena] quedaba ampliamente reducido, de hecho, la “cuña” que se insertaba en la zona franquista había desaparecido. La nueva línea del frente extremeño comenzaba al norte de Alía, de allí descendía en dirección suroeste hasta el río Gargáligas para seguir el curso de este río hasta la perpendicular de Casas de Don Pedro. Desde esta última localidad, que prácticamente se ubicaba en primera línea del frente, bajaba para encontrar el Guadiana, atravesarlo y llegar hasta el Zújar, en una zona que podemos situar al este de la carretera Orellana La Vieja-Campanario (ambas poblaciones en manos franquistas). Se pasaba a continuación al margen izquierdo del Zújar, concretamente a un punto entre el río Guadalefra y el arroyo Almorchón, para dirigirse hacia el este al poblado de Helechal y de allí hasta la Estación Zújar, ya en tierras cordobesas. Tras esta primera línea se encontraban, en zona republicana, las localidades de Alía, Valdecaballeros, Casas de Don Pedro, Puebla de Alcocer, Esparragosa de Lares, los poblados de Helechal y Almorchón y Cabeza del Buey, capital de la Extremadura republicana tras la pérdida de Castuera[12].

                Una vez fijado el nuevo frente, los mandos militares republicanos intentan por todos los medios intensificar la recuperación de las tropas y acelerar los trabajos de organización del terreno. De hecho, en estos momentos el propio jefe del Ejército de Extremadura, Ricardo Burillo, decide reorganizar las tropas republicanas:

Posteriormente agrupo el mando de las Brigadas 20ª, 91ª y 109ª en Puebla de Alcocer, División 37ª; de la División Zújar en Almorchón con las Brigadas 66ª, 21ª y 81ª y la de Belalcázar con las dos Brigadas 189ª y 191ª de la División 68ª agregándole la [Brigada] 88ª bis. La primera mandada por el comandante Cano, la segunda por el comandante Sánchez Carmona y la tercera por el Jefe que trae, comandante López Mejías, marcando zonas de acción, puestos de mando, y líneas a fortificar designadas por el General Jefe del Grupo de Ejércitos […][13].

                Igualmente, Burillo da las pertinentes instrucciones a fin de conocer “el estado definitivo de personal recuperado, material y armamento”. Pero el jefe del Ejército de Extremadura no pudo llevar a cabo estos propósitos reorganizativos, pues el día 31 de julio [1938] era cesado desde el G.E.R.C., siendo sustituido en esta alta responsabilidad militar por el coronel de Infantería Adolfo Prada Vaquero.

                El nuevo jefe del Ejército de Extremadura se dirigió a todos los integrantes de esta gran unidad militar al día siguiente. En su discurso, Prada daba ánimos a los combatientes para seguir luchando por la causa republicana, pero a renglón seguido afirmaba que “en cumplimiento de mi deber estoy decidido a llegar donde sea, porque todos vosotros cumpláis el vuestro”. Las palabras del coronel Prada mostraban la necesidad de una profunda reorganización del ejército que hasta el día anterior había estado dirigido por el coronel Burillo.

                En primera instancia, se produjeron trascendentes cambios en la propia estructuración del Ejército de Extremadura. Así, el 4 de agosto el jefe del G.E.R.C., el general Miaja propone al máximo responsable del Estado Mayor Central republicano, el general Rojo, la disposición de tres Cuerpos de Ejército en vez de los dos anteriores (VII y VIII Cuerpos de Ejército). De esta manera surge el VI C.E., nueva unidad que se encargaría de la defensa de la línea del Tajo, concretamente desde el río Algodor hasta el río Huso -en la zona más cercana al Guadiana- (en definitiva, el frente toledano). Desde este último punto hasta la Estación del Zújar (cerca de Cabeza del Buey y ya en el límite con la provincia de Córdoba) correspondería al VII C.E., y finalmente el VIII C.E. atendería al frente cordobés. Como puede comprobarse, el VII C.E. era la unidad encargada de defender el nuevo frente extremeño.

                El día 12 de agosto ya se constata la nueva organización del Ejército de Extremadura, si bien todavía de carácter provisional:

En tanto se llevan a cabo las adaptaciones de divisiones a los tres cuerpos de Ejército en que se ha dividido el Ejército, dependerán de cada Jefe aquellas grandes unidades las siguientes fuerzas:

  VI Cuerpo EjércitoDivisión 36ª(Brigada 47ª, 113ª y 148ª)
División 29ª(Brigada 46ª 109ª; 194ª esta última sin armar)
VII Cuerpo EjércitoDivisión 37ª(Brigadas 20ª, 91ª y 193ª)
División 41ª(Brigadas 4ª y 81ª)
      VIII Cuerpo EjércitoDivisión 51ª(Brigadas 25ª, 66ª y 210ª)
División 38ª(Brigadas 88ª, 115ª y 105ª esta última sin armar)
División 63ª(Brigadas 86ª, 114ª y 61ª esta última sin armar)
División 68ª(Brigadas 189ª, 191ª y 192ª esta última sin armar)

El traspaso de la Brigada 193ª y de la División 51ª del C.E. VIII se hará por este Ejército en el momento oportuno.

                El grado de complejidad del Ejército de Extremadura aumentaba de un modo notable, y este hecho también se reflejaba en el frente extremeño.

                Además, y paralelamente a este proceso de reestructuración del Ejército de Extremadura, se produjo una nueva ofensiva franquista en tierras extremeñas. De nuevo la acción conjunta de los Ejércitos del Sur y del Centro franquistas pretendía profundizar en el avance realizado del 19 al 24 de julio. El día 9 de agosto se reiniciaban los ataques franquistas, que fueron detenidos seis días más tarde. Con esta acción el Ejército que mandaba Queipo de Llano logró conquistar un territorio situado al sur del Zújar, ubicado entre el río Guadalefra, la localidad de Zarza Capilla y la carretera Castuera-Cabeza del Buey. Cabeza del Buey y Zarza Capilla pasaban a manos franquistas, además del poblado de Helechal y el núcleo ferroviario de Almorchón. Por otra parte, el Ejército dirigido por Saliquet lograba ocupar Casas de Don Pedro y Valdecaballeros, convirtiéndose el Guadiana en verdadera frontera entre ambos contendientes (sólo Castilblanco permanecía en manos de los republicanos, en la margen derecha de dicho río).

Combatientes republicanos desfilando ante los mandos.

                 Ante esta nueva ofensiva franquista, los altos mandos militares republicanos (Rojo y Miaja) ordenaron el envío de importantes refuerzos, una medida que hay que relacionar con el temor de perder la riqueza minera de Almadén. En concreto se enviaron cinco divisiones, tres de ellas (6ª, 19ª y 28ª) a la zona del VII C.E., que empezaron a llegar el 16 de agosto.

                El día 22 [agosto] los republicanos pasaron a la contraofensiva y recuperaron parte del territorio perdido (la localidad de Zarza Capilla y parte del territorio situado al este del río Guadalefra), si bien Cabeza del Buey, Casas de Don Pedro y Valdecaballeros quedaron definitivamente en poder franquista[14]. Hacia fines de mes se estabiliza el frente, y ya las operaciones militares apenas se producen durante los meses siguientes.

                Resulta, pues, evidente que la llegada de nuevas unidades militares republicanas a partir del 24 de julio tras la primera ofensiva franquista (las brigadas mixtas 4ª, 66ª, 88ª, 88ª bis, 189ª y 191ª, estas dos últimas dentro de la 68ª División), la organización de otras en la misma zona (brigadas mixtas 192ª, 193ª y 194ª) y finalmente el arribo de más fuerzas desde mediados de agosto (las divisiones antes aludidas) daban cierta transitoriedad a la nueva organización del Ejército de Extremadura, y por ende a la unidad que cubría el nuevo frente extremeño, el VII C.E.

                Así, dos semanas después de la primera reorganización del Ejército de Extremadura, el VII C.E. aparecía ya formado por tres divisiones: la 37ª (con las brigadas mixtas 4ª, 20ª y 109ª), la 41ª (brigadas mixtas 81ª, 91ª y 193ª) y la 68ª (brigadas mixtas 189ª, 191ª y 194ª). La estructura sufría cierta variación en el organigrama del Ejército de Extremadura correspondiente al 1 de octubre de 1938:

Cuadro XXXVIII: Organigrama del Ejército de Extremadura (1 de octubre 1938)

Cuerpo de EjércitoDivisiónBrigadas Mixtas
VI36ª 29ª47ª-113ª 46ª-148ª-192ª
  VII41ª 37ª 68ª66ª-81ª-91ª 4ª-20ª-109ª 189ª-191ª-194ª
  VIII38ª 63ª 51ª25ª-88ª-103ª 61ª-86ª-114ª 115ª-210ª

                Esta organización era la que existía cuando Adolfo Prada cesó en el mando del Ejército de Extremadura el día 19 de octubre de 1938. Fue sustituido el día 23 del mismo mes por el general Antonio Escobar Huertas, mando que ocupaba al finalizar la guerra el 1 de abril de 1939.

                Las consecuencias militares de la derrota republicana eran notorias. Un nuevo frente y una nueva organización militar caracterizaban la defensa de la ahora reducida Extremadura republicana. Antes de cerrar estas notas sobre la nueva organización militar, conviene al menos apuntar los efectos que había tenido la victoria franquista en la cadena de mando republicano, aunque sólo prestaremos atención a aquellas unidades militares que desde hacía tiempo se habían encargado de la defensa de las tierras extremeñas afectas al gobierno republicano. Los cambios en los mandos no eran sino una muestra de la enérgica actuación del nuevo jefe del Ejército de Extremadura, el coronel Adolfo Prada, que manifestó al hacerse cargo del mando y ante la situación hallada:

[…] hubo necesidad de proceder enérgicamente a poner remedio a los mismos, relevando en unos casos a los mandos de las Grandes Unidades y pidiendo en otros el relevo de los mismos que se han efectuado en casi su totalidad.

                El cariz de completa remodelación fue plenamente percibido por el general Vicente Rojo al visitar el frente extremeño los días 9, 10 y 11 de agosto:

Han sido relevados entre la dolosa actuación de los Tribunales de justicia por su desastroso comportamiento algunos jefes y comisarios de unidad, han sido relevados por no merecer confianza su actuación otros jefes y han sido sustituidos finalmente algunos mandos para modificar radicalmente la acción del mando sobre las tropas. Entre ellos se citan […].

Tales relevos de mando se han hecho extrayendo de otros frentes jefes de reconocido prestigio y autoridad y además se han incorporado diversos jefes, capitanes, tenientes de otros frentes para remozar los mandos de las pequeñas unidades modificando también el ambiente de éstas y cubrir las bajas habidas en las operaciones.

                Ya hemos señalado cómo el 31 de julio de 1938 Ricardo Burillo era cesado del mando del Ejército de Extremadura, ocupándolo Adolfo Prada. Este coronel relegó a todo el Estado Mayor de su antecesor, así, por ejemplo, el coronel de E.M. Ramón Ruiz Fornells sustituyó al teniente coronel de E.M. Javier Linares Aranzabe como máximo responsable de dicho organismo. Además, un viejo conocido de tierras extremeñas, el ahora coronel de infantería José Ruiz Farrona, fue nombrado segundo de dicho Estado Mayor.

                El teniente coronel Rubert de la Iglesia había sido cesado en el mando del VII C.E. sólo unas horas antes que el propio Burillo. En un primer momento, esta responsabilidad militar fue ocupada por el teniente coronel de infantería Manuel Márquez Sánchez, que hasta la fecha había dirigido el VIII C.E. Sin embargo, el día 12 de agosto era cesado por Prada, recayendo el mando del VII C.E. en el teniente coronel de infantería Martín Calvo Calvo, anterior mando de la 51ª División. En la jefatura de Estado Mayor de esta gran unidad continuó el mayor de milicias Agustín Barrios del Castillo.

                En cuanto a la 37ª División, ya vimos que, en plena batalla, concretamente el 23 de julio, el teniente coronel Alejandro Sánchez-Cabezudo fue privado del mando por Burillo, y pasó al Estado Mayor del Ejército de Extremadura. Para ocupar el puesto vacante, Burillo nombró al mayor de milicias Antonio de Blas, jefe hasta entonces de la 109ª BM. Sin embargo, de Blas fue hecho prisionero el 25 de julio y ese mismo día el jefe de la 20ª BM, el coronel mejicano Juan Bautista Gómez, se hizo cargo de la División. Este último militar fue revelado de dicho mando por el mayor Antonio Cano Chacón el 31 de julio, un puesto que apenas ocupó unos días, pues el mayor de milicias de procedencia cenetista José Sabín Pérez se hizo cargo de esta unidad.

Puente por donde discurría el ferrocarril y la carretera de Villanueva de la Serena a Guadalupe, en el Guadiana cerca del Tamborrío,

                Tal y como hemos apuntado más arriba, en las brigadas mixtas 20ª y 109ª se produjeron cambios en sus jefaturas durante las mismas operaciones al asumir sus mandos responsabilidades superiores. Así, la 20ª B.M. pasó a ser dirigida accidentalmente por uno de sus jefes de batallón, el mayor Luis Cernuda Campillo, aunque el mayor de milicias Gabriel Pareja Núñez asumió el mando de dicha brigada el 4 de agosto.

                Al ocupar un nuevo puesto el mayor de milicias Antonio de Blas, el mando de la 109ª BM, recayó en el mayor de milicias Timoteo Reboiro, de orientación cenetista y probablemente jefe de uno de los batallones de la brigada [el 434º], mando que mantuvo durante los meses siguientes.

                Finalmente, en la 91ª BM se producen también varios cambios. Su jefe, el mayor de milicias Diego Martín Montilla, fue hecho prisionero el 24 o 25 de julio. En un primer momento asume el mando uno de los jefes de batallón, y el 2 de agosto pasa a este puesto el mayor Copérnico Ballesteros, que al ser herido el 15 del mismo mes es reemplazado por el mayor de milicias Olegario Pachón Núñez, de filiación cenetista[15].

                A pesar de la profunda renovación en la estructura de mando del Ejército de Extremadura, seguía latente uno de los problemas de dicho ejército, las tensiones entre los jefes de las diferentes unidades militares por cuestión de afiliación política o sindical. Eso al menos es lo que se desprende de las palabras que, casi cuarenta años más tarde, escribió Olegario Pachón, nuevo jefe de la 91ª BM:

En el aspecto militar, la 91ª Brigada continuaba siendo heterogénea en el sentido político, pero con la llegada de algunos oficiales y comisarios, el equilibrio de fuerzas era favorable a la CNT. No obstante, la lucha por el predominio político continuaba exactamente igual. Además de eso se había producido entre tanto un hecho nuevo que reforzaba nuestra posición en el Ejército de Extremadura, porque de Valencia había llegado la 81ª Brigada, que antes de la militarización, los componentes de la misma eran los que constituían la columna Torres Benedicto, que eran todos de la CNT. La brigada en cuestión la mandaba el compañero Figueras y el comisario de la misma el compañero Esteven. Las dos brigadas formaban parte de la 41ª División y la tercera brigada que completaba la División, era la 66ª que estaba controlada al cien por cien por el Partido Comunista, de las tres brigadas que componían la división, dos estaban ontroladas por la CNT.[16]

                El panorama de enfrentamiento larvado entre los mandos de las diferentes unidades militares contrastaba notablemente con las apreciaciones que el jefe del E.M.C. [Estado Mayor Central] republicano, el general Vicente Rojo, daba a la tropa:

Finalmente debe el Gral. que suscribe hacer presente que ha podido apreciar en este frente como en los anteriores la inmejorable calidad de nuestro soldado, al que no puede imputarse nada de lo malo que ocurra pues en realidad responde como debe al ambiente que le rodea[17].

[…] Los hombres de las brigadas mixtas asentadas hacía tiempo en el frente extremeño habían sufrido principalmente las consecuencias de la derrota. De hecho, un gran número de las bajas correspondían a los desaparecidos, una parte de ellos muertos en combate. Ahora bien, el número más significativo eran los prisioneros del enemigo. De estos últimos la mayoría habían sido capturados cuando se cerró la “bolsa de la Serena” al quedar cercadas sus unidades por las tropas franquistas, tal y como vimos más arriba.

                Existieron tres momentos diferentes en la captura de prisioneros. En primer lugar, durante los propios combates, más tarde en los dos intentos de ruptura del cerco en la noche del 24 al 25 de julio y finalmente al realizarse la posterior “operación de limpieza” franquista de los restos del ejército republicano que habían quedado en el interior de la “bolsa”.

                Una vez capturados, los prisioneros eran trasladados a localidades algo más alejadas del nuevo frente, así por ejemplo los prisioneros de algunas unidades del Ejército del Sur franquista fueron evacuados hacia Campillo de Llerena o Guareña. Puede que en estas localidades se procediera a su identificación y posterior interrogatorio, aunque tampoco deben descartarse interrogatorios inmediatos tras su captura.

                Tenemos constancia documental de tales interrogatorios: se iniciaban consignando el nombre y apellidos del prisionero (o evadido) y la unidad militar de origen. En ocasiones los interrogatorios se efectuaban a la vez a varios capturados. En cuanto a las preguntas, poseían un claro contenido militar, como no podía ser de otra manera. Se pretendía conocer la organización del ejército republicano, ubicar las unidades existentes en la zona o descubrir datos sobre reservas, emplazamientos artilleros, aviación, etc. También se preguntaba por la moral y los propósitos futuros de las fuerzas republicanas.

                Los datos facilitados por prisioneros y evadidos se convirtieron en la base de los partes de información diarios de las unidades franquistas. Como puede suponerse, la calidad de la información adquirida se hallaba directamente relacionada con el grado militar del interrogado. En este sentido, sobresalen los interrogatorios realizados a algún mando y varios oficiales republicanos que aportaron gran cantidad de datos.

                Así lo manifiesta el interrogatorio que algunos miembros de la sección de información del Estado Mayor de la Agrupación de Divisiones del Guadiana realizaron al Mayor de milicias Antonio de Blas García, jefe de la 109ª BM desde mediados de 1937 y que, tal y como hemos visto, fue nombrado jefe de la 37ª División en plenas operaciones (el 23 de julio). Dicho mando militar republicano fue capturado el 25 de julio, a unos 8 kilómetros al Norte de la localidad de Campanario cuando dirigió un intento de ruptura del cerco por parte de una fracción de las tropas republicanas, y que concluyó con fracaso. De Blas llegó a ofrecer una información realmente completa del dispositivo militar republicano en tierras extremeñas y parece ser que fue ejecutado posteriormente.

                Junto a él fueron hechos prisioneros varios miembros del Estado Mayor de la unidad que dirigía. Se interrogó al teniente Daniel Sáenz Arenzana, jefe de su primera sección del Estado Mayor de la 37ª División y al también teniente Vicente Ríos Estévez, que ocupaba la 2ª sección de E.M. de dicha división. Tanto uno como otro habían accedido a estas responsabilidades dos días antes, al igual que su jefe, pues formaban parte del E.M. de la 109ª BM.

                Suerte distinta a la de Antonio de Blas corrieron los varios miles de prisioneros, que después de ser identificados e interrogados fueron enviados a las localidades donde se instalaron las denominadas “Juntas Clasificadoras de Prisioneros y Presentados” (J.C.P.P.). Tales organismos, como bien indica su nombre, habían de “clasificar” a los militares republicanos hechos prisioneros o a los que se habían evadido a filas franquistas según el compromiso con la causa republicana. Sabemos que los prisioneros capturados por la Agrupación de Divisiones del Guadiana fueron trasladados a los campos de concentración de Trujillo y Cáceres. Por su parte los aprehendidos por las unidades del Ejército mandado por Queipo de Llano fueron enviados a Mérida (J.C.P.P. de Badajoz) o a Fuente Obejuna (J.C.P.P. de Córdoba), aunque días más tarde esta última localidad fue sustituida por la capital cordobesa[18].


Contraofensiva republicana en el sur del frente de Extremadura, lindando con la provincia de Córdoba[19]

Ahora, estas tropas franquistas debían prepararse para una gran contraofensiva republicana, en cuya eficacia no era ajena la presencia del ya coronel Joaquín Pérez Salas, otra vez en el frente sur, al mando del VIII Cuerpo de Ejército[20]. La identificación de este gran artillero con el escenario del frente sur fue algo tan extraordinario que, cuando Pérez Salas estuvo en Pozoblanco, todo fueron victorias, y cuando Pérez Salas estuvo ausente, todo fueron derrotas.

El 16 de agosto de 1938 empezó la fuerza contraofensiva republicana. El jefe del Ejército de Extremadura, coronel Adolfo Prada, puso en acción primeramente tropas del VII Cuerpo de Ejército, que actuaron duramente contra Zarza Capilla, perdida el día anterior, y por la desembocadura del río Guadalemar con el Zújar. Aquel día pereció en combate el teniente del Tercio de Requetés Indalecio García Natera.

Libro «El final de la guerra». Nº 17. Servicio Histórico Militar. Croquis 9, p. 288

La 60ª División franquista fue la primera en sufrir la contraofensiva. El día 19 [agosto], Prada autorizó a Pérez Salas (VIII Cuerpo de Ejército) a “ejecutar golpes de mano donde la situación táctica lo aconsejase”. Se trataba, pues, de una primera táctica de contención y desgaste del enemigo.

El mismo 19 de agosto, Queipo de Llano telegrafió a Franco para recibir refuerzos, concretamente la 102ª División, que había marchado a la batalla del Ebro. Pero la gravedad de esta batalla, precisamente, motivó que Franco contestara negativamente. En consecuencia, Queipo no tuvo otra alternativa que apresurarse a consolidar la línea del frente.

El 22 de agosto, el Ejército gubernamental se lanzó a fondo en la contraofensiva, con un gran apoyo de aviación y 12 divisiones (35 brigadas en total). Los Cuerpos de Ejército VII y VIII en pleno. Las últimas conquistas franquistas habían configurado un entrante por Cabeza del Buey y Zarza Capilla, y el coronel Prada decidió estrangularlo, envolviendo y aniquilando a las tropas enemigas. Los mayores apuros habían de ser para la 21ª División franquista, desplegada entre el río Guadiana y el camino de las minas al Zújar, es decir, gran parte de lo que es hoy el embalse del Zújar. Ostentaba el mando franquista el coronel Eduardo Cañizares, que sería procesado por su descalabro ante los republicanos. “Esta División -la 21ª- era menos que mediana -escribe Salas Larrazábal-, tanto en sus mandos como en sus tropas, y ‘chaqueteó’ de lo lindo, abandonando sus posiciones”[21]. Y esto fue lo que empezó a ocurrir en la noche del 22 al 23 de agosto, ante el gran empuje republicano.

Se lanzaron los ataques contra Zarza Capilla y, sobre todo, contra el Zújar, a la izquierda de la carretera de Puebla de Alcocer a Castuera, línea de la 21ª División franquista, cerca del lugar llamado Los Caserones. En la mañana del día 23, el combate era descomunal, presionando los republicanos por romper el frente franquista, cosa que consiguieron. Atravesaron el río Zújar, se infiltraron por el arroyo del Ajo y rebasaron por ambos flancos la posición de Los Caserones, que conquistaron al mediodía, con la ayuda de la aviación. Las alambradas franquistas habían sido rotas por varios puntos y comenzaban una retirada irremediable aquella misma tarde.

   En la madrugada del día 24, la línea franquista a lo largo del recodo del río Zújar se desmoronaba por momentos. La 6ª División republicana ya había cruzado el río y conquistado la altura de Los Caserones. La 28ª División republicana pasó también el Zújar frente a la loma del Carneril, que ocupó. Y la 19ª División hizo el cruce por el vado de Cuesta Mala. Es decir, el primer sector en ceder al empuje republicano fue la parte del Zújar comprendida entre las dos carreteras que salen de Puebla de Alcocer, una a Castuera, y la otra, a Cabeza del Buey.

El general Soláns pidió autorización a Queipo el día 24, para retirar la 21ª División, en situación crítica. Y se decidió una línea de frente más sólida: la 60ª División, parte de la 112ª y parte de la 21ª, en retirada, se situarían en los vértices Torozo y Cabezuela, para defender a toda costa Cabeza del Buey. La 112ª se defendería entre Almorchón y Castuera; la 122ª, entre Castuera y Campanario. En Castuera se hizo cargo de la situación el teniente coronel Fernández Martos, de la 122ª, II Brigada.

El día 25, mientras los republicanos del VIII Cuerpo no lograban aún avanzar por Zarza Capilla, los del VII Cuerpo consiguieron este día un gran avance de penetración desde el Norte hacia Cabeza del Buey, siguiendo el camino de La Golondrina (de Los Caserones a Almorchón), acción de la 28ª División republicana. A su derecha, la 19ª llegó al km. 15 de la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer. Y la 6ª División también avanza por el flanco derecho. Estas dos últimas realizaron otro gran avance el día 26, fijando el flanco derecho en el río Guadalefra y alcanzando el km. 6 de la carretera de Castuera. El frente de la 21ª División franquista quedó derrumbado totalmente, y continuó la retirada general. Por fin, los franquistas abandonaron Zarza Capilla, fijando su objetivo en defender Castuera y Cabeza del Buey, a toda costa.

El día 27, la 28ª División republicana llevó a cabo una progresión a su izquierda, por la carretera de Puebla a Cabeza del Buey, y llegó a dos kilómetros de los vértices Cabezuela y Torozo; pero la 6ª División no consiguió franquear el río Guadalefra, en dirección a Campanario. Tampoco avanzó la 19ª División ni el VIII Cuerpo de Ejército conseguía éxitos en su línea desde Zarza Capilla ni desde la provincia de Córdoba. Con todo, Zarza Capilla quedó ya reconquistada este día.

A partir del 28 de agosto, la contraofensiva republicana había perdido ya su empuje inicial y estaba llegando a la fase de estabilización. A la 6ª División le resultó ya imposible seguir hacia Campanario y quedó detenida en el río Guadalefra. El VIII C. de Ejército, que debía actuar desde Córdoba contra Cabeza del Buey, apenas consiguió rebasar el Zújar. Esta falta de empuje desde Córdoba fue lo que motivó que Cabeza del Buey no se pudiera recuperar.

El día 29 de agosto, quedaron ya configuradas las nuevas líneas del frente: todo el recodo del Zújar había vuelto al dominio gubernamental, quedando delimitada la reconquista por la proximidad de tres pueblos: Campanario, Castuera y Cabeza del Buey, los cuales se dieron ya por perdidos. Por el Sur, el avance republicano se quedó en las proximidades de Benquerencia y dejó cortado el ferrocarril de Puertollano-Mérida, en el km. 347.

A la paralización de la contraofensiva contribuyó de manera decisiva el envío importante de aviación por parte de Franco, lo cual hizo crecer el optimismo en el cuartel general de Queipo, cuando supo que sus “Fiat” italianos comenzaron a prevalecer sobre los “moscas”, “curtis” y “katiuskas” del Gobierno, que hasta entonces habían dominado el cielo.

Los ataques y contraataques mutuos continuaron en los últimos días de agosto y primeros de septiembre, pero sin alterar las líneas fijadas, y sin que los esfuerzos del VIII Cuerpo lograran apoderarse de Cabeza del Buey, una importante localidad que los franquistas defendieron desde la altura de Cabezuela, cinco kilómetros a vanguardia. Lo importante fue que la contraofensiva lanzada por Adolfo Prada tuvo la virtud de parar en seco las pretensiones de Queipo sobre Almadén. Lo más llamativo de la operación fue el avance triunfal de las Divisiones 6ª, 19ª y 28ª, que durante tres días persiguieron en retirada a la 21ª División franquista.

El capítulo de bajas fue crecidísimo por ambas partes, con un derroche de sangre absurdo al que condujo aquel irreflexivo golpe militar de 1936, ya lejano, pero siempre omnipresente. Poseemos datos de fuentes franquistas solamente, según un informe de Cuesta Monereo[22], donde se precisa que, en el frente extremeño, en el mes de agosto de 1938, hubo 210 bajas de jefes, oficiales y suboficiales, y 4.919 de soldados, entre muertos, heridos y desaparecidos. Esto, con relación a los franquistas.

Respecto a los republicanos, con bajas numerosísimas supuestamente, carecemos de cifras. Sabemos que con motivo de la ofensiva franquista del 9 de agosto y la contraofensiva del día 16, funcionó en Santa Eufemia (Córdoba) un Hospital Militar. Y solo de los heridos graves que llevaron aquí, el Registro Civil anota 50 muertos, entre el 12 de agosto hasta primeros de septiembre. Sabido es que los muertos en campaña se enterraban in situ, en campo abierto, sin que sus nombres hayan podido trascender.

El testimonio de un ex soldado franquista, Narciso Domínguez Fernández, de Valencia del Ventoso (Badajoz), de la 4ª Bandera de Falange de Badajoz, pudo retener en su memoria el escenario dantesco de los campos llenos de cadáveres, en este caso republicanos, con motivo de la batalla de La Serena:

“En las fincas de la Huerta de Fernández y Tercio Malillo, en el municipio de Campanario, encontramos varios cientos de muertos abandonados en el campo, que de lejos parecían un jergón de paja, y estaban desconocidos del todo. Los falangistas, en parejas, nos colocábamos a cierta distancia de los cadáveres, en avanzado estado de descomposición por las altas temperaturas, y los arropábamos con tierra -uno de nosotros picaba la tierra y el otro se la echaba encima con la pala-. Los que se dedicaban a esta desagradable tarea, necesaria desde el punto de vista higiénico, eran incapaces de comer durante los días siguientes, sobre todo por el hedor insoportable que inundaba todo el campo y que se impregnaba en los uniformes (…). Los muertos que encontrábamos no solían tener las botas ni los uniformes, porque las tropas que habían pasado en primer lugar se habían encargado de limpiarlos”[23].

Contraofensiva republicana. Moreno Gómez, Francisco, Trincheras de la República, 1937-1939: Desde Córdoba al Bajo Aragón, al destierro y al olvido. La gesta de una democracia acosada por el fascismo, Córdoba, El Páramo, 2013. Pp. 395.

He aquí las continuas estampas de los estragos a que condujo el golpe militar de 1936. Repetidos “campos de Agramante”, de caos y dolor. Pocos historiadores subrayan hoy la catástrofe humanitaria que sufrieron los españoles en aquella encrucijada, sino que se limitan a disertar sobre las operaciones militares en sí, dan lecciones de estrategia y soslayan que esas operaciones caen como un tsunami sobre los seres humanos. Se habla de operaciones militares, para que no se hable de otra cosa: los estragos y la catástrofe humanitaria. Será la memoria, no la historia, la que levante acta notarial del sufrimiento de los seres humanos.

Al final de esta contraofensiva republicana persiste la duda del porqué las fuerzas del VIII Cuerpo, en el Noroeste de la provincia de Córdoba, no acertaron a llevar a cabo un ataque eficaz desde Hinojosa del Duque y Belalcázar, a fin de cooperar con el VII Cuerpo, para arrasar entre ambos el saliente franquista de Cabeza del Buey. Y todo ello, a pesar del nuevo período de mando de Pérez Salas en Córdoba.


Operación complementaria: avance del frente Tajo-Guadiana (21-23 agosto 1938). La Sierra de Altamira y sus puertos[24]

Agosto 1938. Sierra de la Estrella y Puerto de San Vicente[25]

[Durante la segunda fase o período de la operación principal que constituyó el cierre de la bolsa de la Serena, en el frente extremeño, y que transcurrió entre el 20 y 24 de julio, llevándose el frente hasta las localidades de Acedera, Orellana, Campanario, Castuera y Monterrubio, pueblos de la provincia de Badajoz, también más al norte, en el Sector de Puente del Arzobispo (Toledo), se realizó otra ofensiva de distracción durante aquellos mismos días[26]. Se inició el avance el día 20, bajo la Orden particular de Operaciones de fijar como objetivo la ocupación de la población de La Estrella (Toledo), zona defendida por el Ejército de Extremadura republicano. Para ello se reorganizó una brigada sublevada de maniobra. En la 1ª Agrupación de dicha brigada, el batallón 261º, sustituyó a las Secciones Ofensivas de la 107ª División y a la 4ª Bandera de la Falange de Cáceres. Las mencionadas Secciones Ofensivas de la 107ª División actuaron, por otra parte, en lugar de los batallones “D” de las Navas y “C” de Ceuta, señalándose como idea de maniobra, un ataque convergente sobre el citado pueblo de La Estrella. El día 21 julio, las Secciones Ofensivas de la 107ª ocuparon Cabeza Esa (cota 555, sureste de Villar del Pedroso, Cáceres), guarnecida por una compañía del 183º Batallón de la 46ª Brigada Mixta republicana y 40 hombres de la 4ª compañía del 184º batallón (causándoles 6 muertos y 15 prisioneros), y Cerro de la Jara. En cambio, la operación de avance hacia La Estrella encontró fuerte resistencia en el río Anguilucha y, a pesar de que el 2º Tabor de la Mehal-la alcanzó la cota 501, se suspendió la progresión por las bajas y el agotamiento, retirándose dicho Tabor de la mencionada cota un poco antes del anochecer[27]].

Croquis del avance nacional entre el Tajo y el Guadiana. Servicio Histórico Militar. «La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de La Serena. San Martín, Madrid, 1981. Pp. 272-273.

Esta [nueva] ofensiva [que tuvo lugar durante el mes de agosto y que vamos a relatar a continuación], supuso una reanudación de las operaciones anteriores. La participación de un gran número de efectivos franquistas consiguió la ocupación de un área extensa y constituyó un duro golpe a las fuerzas republicanas[28].

El 7 de agosto el Ejército del Centro daba una “Nota relativa a la ocupación de los puertos de San Vicente y del Rey”. Con la idea de alcanzar la Sierra de Altamira y sierras contiguas hasta llegar al río Huso, permitiendo la libre circulación por carretera desde El Puente del Arzobispo a Puerto de San Vicente y a Guadalupe.

La Instrucción General nº 16 del I Cuerpo de Ejército de 18 de agosto y la Orden de Operaciones nº 1 del día siguiente, marcaban las pautas para: “envolver la Sierra de la Estrella por el este y por el sur, la conquista del Puerto de San Vicente y una acción secundaria sobre Alía [Cáceres]” (sic).

Para ello se organizó una masa de maniobra dividida en fuerzas del Este, que efectuarían las acciones principales y al mando del general Ponte, y del Oeste para la acción secundaria sobre Alía. La fuerza del Este, formada en tres columnas y una en reserva, eran las siguientes:

Columna izquierda: Una Brigada de Caballería de la 11ª División con un grupo [artillero] de 75 mm, al mando del coronel Ibáñez de Aldecoa. Tenía como misión cruzar el río Tajo al este del río Huso (zona del Arco), ocupar Aldeanueva y llegar hasta La Nava de Ricomalillo.

Columna central: La 11ª División (menos un Regimiento), con tres Grupos de Artillería, al mando del general Bartomeu. Tenía como misión, realizar el esfuerzo principal de la operación, saliendo desde Azután rompiendo por el bajo río Huso y descender al este del río Huso hasta alcanzar La Nava de Ricomalillo.

Columna derecha: La 2ª Brigada de Infantería de la 14ª División con dos Grupos de artillería, al mando de Francisco Carroquino. Su misión era, partiendo desde Aldehuela, envolver La Estrella por el sur y cortar las carreteras.

Reserva: Un Regimiento de la 11ª División y las unidades de la 107ª División que quedasen liberadas de acciones en el frente. Finalmente, la 107ª División se encarga de la ocupación de La Estrella y su limpieza.

Las operaciones llevadas a cabo por cada una de las divisiones participantes fueron las siguientes:

La 107ª División: Por Orden Particular del día 20 [agosto] se formó una Agrupación, mandada por el teniente coronel de Caballería habilitado Julio Ingunza, constituida por el Batallón “C” de San Fernando, el 2º Tabor de la Mehal-la de Melilla nº 2, el Batallón 18º, las Secciones Ofensivas de la 16º División y cuatro Secciones del Batallón 169º. Estas unidades debían partir desde Aldehuela. Enfrente sólo tenían la resistencia ofrecida por la 2ª compañía más la de Ametralladoras del 181º Batallón de la 46ª Brigada Mixta[29]. El día 21 tuvieron lugar las operaciones con el fin de envolver al enemigo y encerrarlo entre las fuerzas propias. A las 11.15 horas el 2º Tabor de la Mehal-la de Melilla se descolgó de sus posiciones conquistando el Pueblo de La Estrella y las alturas que lo rodean. Al mismo tiempo el Batallón “C” de San Fernando ocupó el cerro y alturas que dominan el cortijo de Fuentelapio. Ya durante la noche, una compañía ofensiva de la 16ª División, junto a otra del Batallón “C” de San Fernando, se hicieron con el vértice Peladilla. Esto provocó la evacuación de la Sierra de la Estrella por parte de las fuerzas republicanas ya el día 22, y que la Mehal-la de Melilla ocupara Cerro Agudo sin resistencia[30].

La 14ª División: La Orden de Operaciones nº 1 de esta División establecía como misión envolver la sierra de La Estrella por el sur y ocupar la sierra Altamira al noroeste del Puerto de San Vicente. Constituía la columna derecha y para ello organizó las fuerzas de Infantería en dos Agrupaciones: 3ª y 4ª. La 3ª Agrupación mandada por el teniente coronel habilitado D. Antonio Fernández Prieto estaba compuesta de tres unidades y la 4ª también de tres unidades mandadas por el comandante D. Manuel Moreno Blanco. Las dos Agrupaciones componían la 2ª Brigada de esta División, mandada a su vez por el teniente coronel habilitado D. Eulogio Fernández Virto. El día 21 a las 11.25 horas se inició el avance partiendo desde Aldehuela. La 3ª Agrupación, por el ala derecha, alcanzó el vértice Cumbres tras vencer fuerte resistencia, y ocupó las cotas próximas que dominaban el río Huso. La 4ª Agrupación, por el ala izquierda, ocupó los vértices Gregoria y Guijo. El día 22 las dos Agrupaciones iniciaron el avance a las 13.00 horas ocupando Aldeanueva de San Bartolomé y Mohedas de la Jara, quedándose en las inmediaciones del Puerto de San Vicente. A las 5.45 horas del día 23 avanzaron sobre el Puerto de San Vicente, uniéndose allí con las fuerzas de la 11ª División a las 9.00 horas. En este día 1l 17º Batallón de Zamora se dedicó a la limpieza de enemigos de la bolsa de Carrascalejo y el 19º Batallón de Toledo a la misma labor en la sierra de Altamira.

La 11ª División: La columna central inició el avance a las 7:45 horas del día 21 atacando en el punto de unión de las fuerzas de la 46ª y 47ª Brigadas Mixtas y, tras una fuerte preparación artillera, la infantería cruzó el río Huso teniendo que vencer fuerte resistencia. En la columna izquierda, una Brigada de Caballería y un Regimiento de la División (2º de la 2ª Brigada) pasó por sorpresa el río Tajo en la madrugada por la zona conocida como Ciscarros; y ocupó Corralrrubio y Aldeanueva de Barbarroya. Este 2º Regimiento, al mando del teniente coronel Andrés Sánchez Pérez, estaba formado por el Batallón “A” de Cazadores de Ceuta nº 7, la 1ª Bandera La Falange de Cáceres, la 3ª Bandera la Falange de Castilla y el 1º Tábor de la Mehal-la de Melilla nº 2. La División continuó en marcha y a las 21:00 horas alcanzó La Nava de Ricomalillo, el montañoso macizo que domina el pueblo y enlazó con la 14ª División, que envolvía la Sierra de La Estrella por el oeste, cerrando la bolsa. En este día se hicieron considerables bajas y se toman unos 400 prisioneros al enemigo. Además, se tomó el campo de aviación de La Jaeña (Belvís). El capitán Ángel Martínez-Peñalver Morales, de la Mehal-la del Rif, recibiría la Medalla Militar Individual por su actuación[31].

Mención aparte, merece el comportamiento ofensivo de la Mehal-la del Rif nº 5, perteneciente a la columna central, que después de atravesar el río Huso y vencer la resistencia del 186º Batallón de la 47ª Brigada Mixta, conquistó el cerró de San Antón y cerro Lomo (en el camino de La Nava de Ricomalillo, por la margen derecha del río Huso). Continuaron hasta cerro Chacón y Santa Cruz, prosiguiendo su marcha hasta ocupar las rañas de Sacristanes y Jaeña y alturas en torno a La Nava de Ricomalillo[32]. Fue también rodeada y destrozada la Compañía de Ametralladoras del 183º Batallón de la 46ª Brigada Mixta y una compañía del 589º Batallón de la 148ª Brigada Mixta[33].

La orden que dio el Estado Mayor del Ejército de Extremadura del 22 de agosto al VII Cuerpo de Ejército (republicano) fue la de mantener a toda costa los nudos de comunicaciones de la Nava de Ricomalillo, Aldeanueva de San Bartolomé (estos últimos ya en poder de las tropas de Franco) y Campillo de la Jara. Mientras que las órdenes dadas al VI Cuerpo de Ejército fueron las de fortificar la región de Belvis de la Jara[34].

El día 22 las fuerzas franquistas combatieron contra dos batallones que se habían quedado encerrados en la bolsa y un tercero que apoyaba desde el exterior, dejándolos completamente deshechos. Estos dos batallones eran el 590º de la 148ª Brigada Mixta y el 184º de la 46ª Brigada Mixta que, junto a elementos dispersos, se concentraron en el vértice Peladilla donde resistieron hasta avanzadas horas de la noche; pero, una vez convencidos de la inutilidad del esfuerzo retrocedieron hasta concentrarse en el puerto entre Sierra Ancha y Sierra Aguda. Se encontraban reforzados por una compañía del 589º Batallón de la 148ª Brigada Mixta que a última hora había penetrado en la bolsa. Todas estas fuerzas se concentraron en el borde Este de la Sierra Aguda y bajo la dirección de los jefes de Batallón organizaron grupos de ataque con bombas de mano, emplazando las ametralladoras y fusiles ametralladores con el propósito de romper el cerco sin conseguirlo, dejando 350 prisioneros[35].

A las 16:00 horas dos unidades fueron motorizadas e inician marcha hacia Puerto de San Vicente. Alcanzan Campillo de la Jara al anochecer y ocupan a las 3:00 horas del día 23 Puerto de San Vicente, tras salvar pequeñas resistencias. Este mismo día una unidad motorizada parte hacia Alía efectuando enlace con las fuerzas del Oeste (19ª División).

El 24 de agosto fuerzas franquistas intentaron por dos veces la ocupación del Vértice Bermeja y la cota 475 sin conseguirlo[36].

Agosto 1938. Ocupación de Belvís de la Jara y Canturias[37]

Estas últimas acciones en la Jara buscaban mejorar las comunicaciones y reforzar la línea del frente que estaba poco guarnecida[38].

Ocupación de Belvís y el Jébalo. (26/08/1938)[39]

Con la intención de alcanzar la desembocadura del río Jébalo, a fin de tener comunicación rápida por carretera entre Calera y Belvís de la Jara evitando el rodeo por Puente del Arzobispo, el I Cuerpo de Ejército dictó Orden de Operaciones el día 25[40].

Se constituyó una masa de maniobra al mando del teniente coronel de Caballería habilitado Julio Ingunza, compuesta por el 2º Tabor de la Mehal-la de Melilla nº 2, el Batallón “C” de San Fernando, el Batallón 168º y dos compañías del Batallón 169º perteneciente a la 107ª División, los batallones 17º de Zamora, 19º de Toledo y las secciones ofensivas de la 14ª División y las de la 16ª División apoyadas por el Grupo Divisionario de Artillería de 75 mm y posteriormente la Batería Divisionaria del 105 mm[41].

La maniobra consistió en aprovechar que el enemigo tenía desguarnecido el frente, para iniciar un envolvimiento apareciendo por la retaguardia de Belvís de la Jara. Como complemento otras unidades debían ocupar la desembocadura del Jébalo y vértice Vicioso, con lo cual se aseguraba la línea del arroyo Tamujoso.

A las 6:00 horas dio comienzo la operación. El Tabor de la Mehal-la y las secciones ofensivas de la 16ª División avanzaron por el Cerrón. Mientras el Batallón “C” de San Fernando lo hizo sobre el pueblo de Belvís de la Jara. Avanzada la mañana, el 17º Batallón de Zamora inició la ocupación del vértice Vicioso. Como resultado a primeras horas de la tarde todos los objetivos estaban cumplidos, dejando diezmado el Batallón 186º de la 47ª Brigada Mixta que lo defendía, y que antes de recibir la avalancha enemiga se encontraba muy mermado con sólo 250 hombres y 6 máquinas (ametralladoras). A las 16:00 horas el Batallón de Zamora avanzó hacia los molinos de Silos, dando por terminada la operación.

Rectificación de la línea del Jébalo. (26/08/1938)[42]

                Tras reconocer el terreno conquistado, con la idea de la construcción de una pista entre Calera-Belvís [Toledo], el mando franquista en la zona decidió rectificar la línea de vanguardia con el fin de impedir infiltración de tiradores y partidas suelta de enemigos. Por ello pidió autorización al general del I Cuerpo de Ejército para ocupar la cota 520 situada al sur del camino de Las Herencias a Corralejo.

                En esta operación participaron el 19º Batallón de Toledo, dos compañías de las Secciones Ofensivas de la 16ª División, el 17º Batallón de Zamora y el “A” de San Fernando de la primera media Brigada de la 107ª División. Estas unidades cumplieron en parte el objetivo. No se cumplió la orden en su totalidad ya que el objetivo último a alcanzar eran varias cotas del camino de La Herencias y, para ello, había que atravesar el llano completamente batido y sin protección. El frente quedó en la zona de Canturías, donde se organizó todo un centro de resistencia. Sí se cumplió el hecho de construir la pista de Calera a Belvís de la Jara[43].

                Por parte republicana se modificaron también los límites de acción del VI y VII Cuerpo de Ejército. Así, el VII Cuerpo de Ejército cubría desde el río Huso a sierra Altamira y las fuerzas de la 46ª y 148ª Brigadas Mixtas, que se encontraban en la zona del VII [Cuerpo]. Los últimos movimientos en éste área los protagonizó el Ejército republicano con la ocupación, el día 29 de agosto, del pueblo de Robledo del Mazo [Toledo] que había quedado abandonado[44].

                El resto de unidades de dicho Cuerpo de Ejército, se trasladaron a Navahermosa a disposición del jefe del VI Cuerpo de Ejército[45]. [Hay dos fotos de planos que tengo que escanear Pág. 309].


Segunda fase de la ocupación y conquista de la Jara toledana[46]

[Los] acontecimientos no se [habían desarrollado] favorablemente para los republicanos al sur, en La Serena. Es necesario detenerse en esos hechos, que, aunque transcurrieron lejos de los límites toledanos afectaron profundamente al Ejército de Extremadura gubernamental, que cubría el frente Sur del Tajo. El 24 de julio los franquistas habían embolsado definitivamente la comarca, atrapando en su interior a dos brigadas republicanas con sus efectivos prácticamente al completo. Los intentos de romper el cerco fueron inútiles, y en las jornadas siguientes los franquistas acabaron con las últimas resistencias. Las cifras ponían de manifiesto el desastre: 3.500 kilómetros cuadrados y un puñado de localidades –entre ellas los importantes núcleos de Don Benito y Villanueva de la Serena-, habían pasado a manos franquistas. El Ejército republicano de Extremadura había sido objeto de un tremendo golpe, sufriendo en las operaciones casi siete veces las bajas de sus enemigos (cerca de 5.500 frente a algo más de 800). Miles de fusiles, 170 ametralladoras, 10 carros, 18 piezas de artillería, así como abundantes transportes, municiones, suministros en general cayeron en manos de los sublevados[47].

Las consecuencias no se hicieron esperar, y, pese a sus justificaciones, el coronel Burillo fue destituido y procesado por Miaja, sustituyéndole el 31 de julio al mando del Ejército de Extremadura el coronel Prada[48]. La situación militar que encontró a su llegada era –de hacer caso a sus informes- ruinosa, cercana a la descomposición moral, y se vio obligado a emprender una profunda reorganización de las fuerzas[49]:

Debo señalar, cumpliendo un deber de lealtad y justicia, que la moral de los mandos de las Grandes Unidades estaba deprimida en tal forma que no sería posible contar con ellos en caso de insistente ataque enemigo, y desgraciadamente la realidad así lo confirmó, obligando a este mando a imponer penas severísimas, que fueron ejecutadas durante los días 11, 12 y 13, en que, ya relevados la mayoría de los mandos de las Grandes Unidades (Cuerpos de Ejército, Divisiones y Brigadas), se logró imponer una verdadera moral de guerra, conteniendo el desordenado retroceso de las tropas en línea.

Las medidas draconianas de Prada se tradujeron en un Ejército de Extremadura renovado. Los cambios comenzaron en su cúpula: el comisario del Ejército, Jiménez Molina, fue sustituido por el socialista Manuel Castro Molina; el jefe de Estado Mayor, Linares Aranzabe, por el teniente coronel Ramón Ruiz-Fornells. Los cambios afectaron al frente de Toledo directamente, pues el VII Cuerpo de Ejército fue desdoblado en dos, el de la misma numeración y el VI. La jurisdicción del viejo VII, entre la confluencia de los ríos Algodor-Tajo y el Guadiana pasó al nuevo VI Cuerpo, que englobaba las Divisiones 36ª, al este (con las brigadas mixtas 47 y 113 148) y 29ª, al oeste (brigadas 46, 109 y 114[50]). Al mando del VI Cuerpo, el coronel de Artillería Manuel Gallego Calatayud[51], que ubicó su puesto de mando en Navahermosa. La 36ª División pasó a estar mandada por el mayor Frías, mientras que la 29ª, que había resistido razonablemente bien el embate franquista de julio, continuó al mando del teniente coronel Monasterio[52]. El sector sur de esta última unidad, entre los puertos de San Vicente y del Rey, en la divisoria sur Toledo-Cáceres, quedó reforzado a mediados de agosto con el envío de la 71ª División (brigadas 73, 198 y 199), procedente del Ejército de Andalucía[53].

El ejército franquista también emprendió sus propios cambios orgánicos, si bien por motivos bien diferentes: el 15 de agosto el frente de la 107ª División quedó ampliado diez kilómetros más hacia el sur, enlazando ahora con la 19ª División en el puerto de Arrebatacapas (Cáceres), entre las sierras de Valdelacasa y Altamira[54]. De esta manera la línea por la que se pretendía efectuar la siguiente fase de las operaciones por el sur del Tajo quedaba unificada bajo un mismo sector de división.

El día 7 [de agosto] el Ejército franquista del Centro había emitido una nota que puso los acontecimientos en marcha para la siguiente etapa de la toma de la Jara. El objetivo era ambicioso: empujar el frente enemigo 20 kilómetros hacia el este, de manera que las comunicaciones entre los Ejércitos del Centro y del Sur, en un momento en el que este último había recobrado una actividad frenética, se facilitasen considerablemente. Los franquistas estaban al corriente del reforzamiento del Ejército Popular de Extremadura, y temían una contraofensiva gubernamental que tratara de recuperar La Serena. Las operaciones en la Jara bien pudieran ser un intento de adelantarse a las intenciones de los republicanos en ese sentido[55].

Los franquistas desplazaron abundantes fuerzas, acordes con los objetivos de la misión: tres brigadas de Infantería (la 11ª División al completo y la 2 brigada de la 14ª), una de Caballería (la llamada “brigada Aldecoa”), sumadas a las agrupaciones de maniobra de las divisiones presentes en la zona (19ª y 107ª). Esos efectivos quedaron bajo el mando conjunto del general Ponte, y se reorganizaron en tres columnas principales y dos agrupaciones auxiliares, distribuidas así[56]:

  • Columna Izquierda: al norte del Tajo, frente a Aldeanueva de Barbarroya. La formaban la brigada de Caballería y el 2 regimiento de la 2 brigada de la 11ª División. Se le agregó una batería de 65 milímetros. La mandaba el coronel Ibáñez de Aldecoa, jefe de la brigada de Caballería.
  • Columna Central: al sur de Azután, en las posiciones conquistadas en julio. Era la columna más fuerte, formada por el resto de la 11ª División y al mando del jefe de la misma, el general Bartomeu. Tuvo agregados tres grupos de artillería.
  • Columna Derecha: en el vértice Aldehuela, también conquistado en julio. La formaba la 2 brigada de la 14ª División y dos grupos de artillería. La mandaba el teniente coronel Fernández Virto.
  • Agrupación de la 107ª División: formada por cinco batallones, tres en Aldehuela y dos al sur de Azután, apoyada por un grupo de artillería. La mandaba el teniente coronel Ingunza[57].
  • Agrupación de la 19ª División: desde el cauce del Guadalupejo, frente a Guadalupe (Cáceres)[58]. Se desconoce su composición y dotación artillera[59].

En reserva quedaba el regimiento sobrante de la 11ª División (el primer regimiento de la 2 brigada) y las unidades de línea de la 107ª que guarnecían el sector. En total los franquistas habían acumulado el equivalente a 32 batallones, así como unas 22 baterías a las que habría que sumar los antitanques y antiaéreos (dos baterías de cada tipo y dos secciones de ametralladoras antiaéreas). El avance contaría también con el apoyo de la aviación[60]. Se trataba de la más importante masa de maniobra vista en el sur del Tajo hasta ese momento de la guerra. El despliegue republicano solo se conoce a grandes rasgos, pero era, en cualquier caso, considerablemente inferior al de sus enemigos: unos 17 batallones[61].

La idea de maniobra franquista consistía en copar las fuerzas republicanas al oeste de los Montes de Toledo. El avance principal lo llevarían a cabo las fuerzas de la 11ª División, marchando en dirección norte-sur a través del Tajo y de las posiciones al este de Azután, hasta atravesar el Puerto de San Vicente y enlazar con la 19ª División. La 14ª, por su parte, dividiría la gran bolsa creada en dos núcleos: el norte, en torno a la Sierra de la Estrella, y el sur en torno a las de Palomera y Altamira. En la operación debía primar la rapidez, esencial para cubrir las largas distancias marcadas en las órdenes de operaciones (más de 30 kilómetros en línea recta entre el norte del Tajo y el Puerto de San Vicente) antes de que los republicanos pudieran desplazar grandes reservas[62].

Entre el 18 y el 20 de agosto se produjo la concentración de las fuerzas franquistas[63]. El inicio de la operación debía producirse de forma escalonada para no levantar sospechas. Las primeras fuerzas en iniciar las operaciones fueron las de la Columna Izquierda, que pasaron el Tajo durante la noche del 20. Los pontoneros tendieron una pasarela sobre pontones[64] en el entorno de la central eléctrica de Ciscarros, ocho kilómetros al este de Azután.  Primero se produjo el paso de la infantería de la columna. Al parecer no solo se empleó la pasarela, sino también el transbordador vecino[65], como recordaban las coplas de la 3 bandera de Castilla, integrada en la 11ª División: Para atravesar el Tajo/pasarelas no queremos/basta el cajón de Ciscarros/y una barca de dos remos[66]. Tras el paso de la infantería se produjo el de la caballería, y antes del amanecer se había completado la maniobra. Los cinco mil hombres de la Columna Izquierda estaban en la orilla sur del Tajo sin que los republicanos les hubiesen detectado.

Entonces llegó desde el oeste el rumor de la artillería. El bombardeo preliminar sobre el río Huso y el vértice Peladilla comenzó a las 6:30, allanando el camino al avance de la Columna Central. Los soldados avanzaron junto al Huso hacia el sur, hasta llegar al lugar de paso, junto a la carretera Azután-Aldeanueva de Barbarroya. En ese punto los republicanos resistían con fuego de ametralladora, por lo que hubo que solicitar una nueva preparación artillera. Los requetés del Tercio de Navarra marchaban en vanguardia[67]:

Nuestras ametralladoras y morteros castigan al enemigo, que defiende la orilla derecha del río Uso (sic) con más espíritu del que cabría esperar tras el duro fuego al que lo ha sometido nuestra artillería.

A partir de ese momento los republicanos se dispersaron, y los franquistas cruzaron el cauce del Huso, prácticamente seco, ocupando Huerta Vieja y el vértice Juan Antón, en la orilla este, a ambos lados de la carretera. Continuaron avanzando hasta tomar el cerro del Lomo, envolviendo Aldeanueva de Barbarroya desde el sur. Desde el pueblo las tropas gubernamentales comenzaron a hacer fuego contra los atacantes cuando se produjo la llegada de la Columna Izquierda que marchaba desde el Tajo. Rodeados por el norte y el sur, los defensores abandonaron la resistencia y se dispersaron[68]. Unidas ambas columnas, continuaron la progresión hacia el sur. A marchas forzadas alcanzaron La Nava de Ricomalillo al atardecer.

Mientras al este la operación se desarrollaba con éxito, al oeste, en el sector de la Columna Derecha, se logró también romper el frente republicano. El jefe se los Servicios de la 14ª División, el capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y Parrella, presenció el avance inicial desde el puesto de mando de la Columna[69]:

A las 9 y 25 en punto iniciaron su avance los Batallones, sobre los que inmediatamente empezaron a hacer fuego las máquinas enemigas, que nos colocaron bastantes ráfagas en el puesto de mando. Rompieron el fuego a tanta distancia que enseguida se vio que no estaban dispuestos a aguantar y efectivamente, en cuanto vieron que nuestros muchachos no se detenían, iniciaron una franca huida que muy pronto se hizo general, permitiéndonos cubrir todos los objetivos señalados […].

En efecto, previo bombardeo de artillería y aviación, la Columna marchó en dos direcciones, este y sur, ocupando el vértice Cumbre, las barrancadas del Huso, el cerro de Las Gregorias y el vértice Guijo, rebasando el pueblo de Fuentes, por una parte, y alcanzando Aldeanueva de San Bartolomé por otra. Las tropas de la Columna Derecha enlazaron en las últimas horas del día con el resto de fuerzas de maniobra, tomando con el apoyo de la aviación La Nava de Ricomalillo y las alturas que lo dominaban a las 21:00[70]. Los republicanos en retirada volaron el puente sobre el Huso de la carretera La Nava-El Campillo. La toma de La Nava de Ricomalillo por los franquistas revistió gran simbolismo, pues durante buena parte de la guerra había sido el puesto de mando del conocido líder sindical y jefe de la 62 brigada mixta Orencio Labrador. Con la toma de la localidad la Sierra de la Estrella había quedado embolsada, y en ella dos batallones de la 46 brigada mixta republicana. Su jefe Siqueiros logró abrirse paso con el resto de la brigada antes del cierre de la bolsa[71]:

En el asalto de las fuerzas de mi brigada, la 46 Brigada Motorizada (sic), por razones tácticas, nuestras fuerzas se vieron obligadas a retirarse precipitadamente y en un momento dado esta retirada se convirtió en desbandada de pánico. Ayudado por el teniente López Silveira […], pretendíamos detener a los soldados que, despavoridos, huían de un fuego graneado de artillería acompañado de sistemáticas ráfagas provenientes de la aviación enemiga. Insospechadamente vi venir corriendo a Manolo Gómez, mi asistente, al cual detuve, como intenté hacerlo con todos, amenazándolos con mi propia pistola. A Manolo, naturalmente, no le quedó más recurso que detenerse y cuando esto aconteció le dije, indignado: “¿Hasta tú vas corriendo, Manolo?” A lo cual me contestó: “Mi teniente coroné, si ujté hubiera estao en el centro exacto donde estaban los autobuse (sic, por obuses), hasta usté mismo hubiera corrío…” Después, corno la línea cerrada de autobuses estaba avanzando implacable hasta nosotros, le dije: “Ahora sí, Manolo, a correr…”

Esa misma noche la agrupación de la 107ª División comenzó sus labores de limpieza en la bolsa, ocupando el antiguo puesto de mando de Siqueiros en el pueblo de La Estrella[72].

La mañana siguiente los republicanos que habían quedado atrapados trataron de romper el cerco, cargando contra las líneas de la 11ª División franquista mientras sus camaradas del exterior de la bolsa atacaban simultáneamente[73]:

El despertar es brusco. Al amanecer del lunes 22 [agosto] somos sorprendidos y atacados, desde unas lomas que a muy poca distancia dominan las eras, por dos batallones rojos que, habiendo partido de la sierra de La Estrella, en donde nuestro rápido avance los dejó aislados, tratan de cruzar nuestra línea para unirse a otro batallón que, procedente de Robledo del Mazo, ataca al tercio por el este. En los primeros momentos sufrimos varias bajas. El enemigo nos ataca con todo lo que tiene, pero el Navarra es una unidad que sabe lo que es la guerra y reacciona inmediatamente; parapetándonos en los muretes que rodean la explanada, detenemos primero al enemigo para someterle a continuación a un vivísimo fuego de fusil y ametralladora que cunde mucho, y que convierte las laderas por las que el enemigo bajaba en un infierno bíblico, ya que éste, obligado a replegarse ladera arriba por los pelados cerros, ofrece un magnífico blanco a nuestras armas.

Tanto el relato del requeté Emilio Herrera como el parte de la 11ª División[74] insistieron en el número de prisioneros hechos –476, según Herrera- y el fracaso absoluto del intento republicano, pero el diario del capitán Fernández de Córdoba, (un relato personal, no destinado a la publicación) reconoce que una cuarta parte de los efectivos de los dos batallones encerrados logró romper el cerco[75].

No fueron los únicos prisioneros de esas jornadas, por supuesto. Los republicanos se habían desbandado en varias direcciones, y el caos es palpable en sus propios partes militares[76]. Los periodistas franquistas destacados en la zona dieron cuenta de ello[77]:

Los prisioneros han sido hechos bajo la impresión de un pánico terrible, pues viéndose acorralados no sabían por dónde tirar y se entregaban a los primeros soldados que encontraban. Así ha resultado que han hecho prisioneros de todas las Armas, hasta la Sanidad y la Intendencia.

Mientras las tropas embolsadas de la 46 brigada mixta trataban de escapar del cerco, los ingenieros franquistas trabajaban contrarreloj para habilitar un paso a través del cauce del Huso en la carretera La Nava-El Campillo. Los republicanos habían volado el puente al replegarse, y era vital restablecer el paso para que una columna motorizada de la 11ª División pudiera alcanzar a tiempo el Puerto de San Vicente y cumplir los objetivos de la jornada. En hora y media el paso estaba habilitado, y los vehículos de los sublevados pudieron atravesar el río. En El Campillo de la Jara, que había sido ocupado poco antes por fuerzas de la reserva general con el apoyo de la aviación[78], se concentró la columna que había de marchar de inmediato hacia el sur. Estaba compuesta por los siete batallones (los primeros regimientos de sus dos brigadas y el 4 batallón de Montaña de Sicilia) y artillería sin precisar[79], que se pusieron en marcha sobre sus camiones a las 23:00. Cuando la columna motorizada estaba a solo 7 kilómetros del pueblo de El Puerto de San Vicente comenzó a ser hostilizada por fuerzas republicanas, teniendo que desembarcar y continuar a pie.

Entretanto la Columna Derecha avanzaba de forma paralela a las fuerzas de la 11ª División, por la carretera que une La Estrella con El Puerto de San Vicente[80]. Ocupó, tras la habitual preparación artillera, Aldeanueva de San Bartolomé y Mohedas de la Jara con escasa oposición. Los únicos aprietos serios los ocasionaba el intenso calor y, en menor medida, la aviación republicana, que había acudido al sector[81]:

En el segundo puesto de mando del día, situado en Vértice Castrejón [entre Aldeanueva y Mohedas], nos bombardeó la aviación roja, colocándonos unas 50 bombas, afortunadamente mal dirigidas, que nos averiaron 5 coches y nos hicieron 4 heridos leves.

En mitad de la noche las fuerzas combinadas de las Divisiones 14ª y 11ª tomaron la localidad de El Puerto de San Vicente, al pie de la Sierra de Altamira. El camino había sido allanado durante la tarde por la aviación[82]. A partir de ese punto, a medida que los atacantes ascendían por la carretera, la resistencia republicana comenzó a hacerse más dura. El coronel Prada había enviado refuerzos: la 81 brigada mixta, procedente de la 41ª División[83], que se hizo fuerte en el puerto, llegando al cuerpo a cuerpo con los franquistas en torno al vértice Fuente Santa[84]. Finalmente, la superioridad numérica de los sublevados se impuso, y, ante el riesgo de quedar envueltos, los republicanos huyeron, habiendo sufrido importantes bajas. En el repliegue volaron los puentes de la carretera e incendiaron el pueblo cacereño de Alía[85]. A las 6:30 los franquistas se adueñaron totalmente del puerto.

Exceptuando los ataques de la aviación republicana[86] y la resistencia de alguna partida aislada de combatientes[87], la jornada del 23 [agosto] transcurrió con tranquilidad. Se enviaron fuerzas para limpiar también la bolsa que se estaba formando al sur, y se repararon los puentes del puerto de San Vicente. Los partes franquistas recogen que en ese momento las fuerzas franquistas provenientes de El Puerto de San Vicente enlazaron con la 19ª División en su avance desde Guadalupe[88]. El capitán Fernández de Córdoba recoge en sus memorias otra versión de los hechos[89]:

El 23 [agosto] a las 7 de la mañana salíamos para Puerto de San Vicente a presenciar la ocupación del Estrecho del Golfo y la unión con la 19. No hubo un tiro en todo el día, se cogieron infinidad de prisioneros de la bolsa formada alrededor de la Sierra de Altamira, pero no llegó la 19. Volvimos a dormir a Mohedas y el día 24 [agosto] venga de esperar a la 19 y viendo que no se sabía de ella, me mandaron con un coche y me lancé por carretera aún sin reconocer ni limpiar a unos 20 Km., hasta que, al fin, en Alía, tropecé con un puesto de mando de la 19 y conseguí averiguar su situación. El 25 llegó la 19 a donde debía y nosotros nos fuimos a El Campillo, en cuyo frente quedaron 3 Batallones de guarnición, dando por terminadas las operaciones.

La discordancia entre las versiones, aceptando como cierta la versión de Fernández de Córdoba en su diario[90], puede entenderse de dos maneras: o bien la comunicación entre los mandos de las Divisiones 11ª y 14ª no era tan fluida como debía y las fuerzas de la 11ª sí lograron enlazar con las de la 19ª, o bien el enlace no se llegó a producir el día 23 [agosto] y esto fue ocultado en los partes, tratando de presentar a la superioridad una operación impecable y un cumplimiento escrupuloso de las órdenes[91]. Esta última opción parece la más plausible, pudiéndose además encontrar una razón para el retraso de la 19ª División: en aquellos momentos se encontraba tratando de contener un ataque en el sector de Casas de Don Pedro que los republicanos habían lanzado en auxilio de sus camaradas más al norte[92].

A lo largo de las jornadas siguientes tuvo lugar algún contraataque republicano sin más consecuencias que contribuir a fijar el nuevo frente alcanzado por los franquistas. Las fuerzas del Ejército Popular, que habían abandonado la Jara de forma generalizada detuvieron su huida y a partir del 28 de agosto reocuparon parte de la tierra de nadie que los sublevados no se habían decidido a tomar[93]. Entre el 26 de agosto y el 1 de septiembre fuerzas de la 107ª División franquista emprendieron un avance adicional limitado en el norte del sector, entre el Tajo y Belvís de la Jara en dirección a Las Herencias, que hizo avanzar la línea cinco kilómetros más y permitió la conquista de Belvís antes de ser contenido por los republicanos. Exceptuando este pequeño epílogo a la ofensiva, las operaciones se dieron por cerradas el 24 de agosto.

Consecuencias e implicaciones de la ofensiva

Al final de los combates los franquistas habían tomado un área de más de 800 kilómetros cuadrados, que comprendía 13 localidades, 11 de ellas en la provincia de Toledo (Azután, Aldeanueva de Barbarroya, Belvís de la Jara, Navalmoralejo, La Estrella, Fuentes, La Nava de Ricomalillo, Aldeanueva de San Bartolomé, Mohedas de la Jara, El Campillo de la Jara y El Puerto de San Vicente) y 2 en Cáceres (La Calera y Alía). Habían capturado cientos de prisioneros y abundante material de guerra.

El terreno ocupado en Toledo, estaba defendido, y, aunque tras las primeras resistencias los republicanos se desbandaron, algunas unidades fueron envueltas y en algunos sectores se combatió duramente, por lo que las bajas se multiplicaron en ambos bandos.

Tradicionalmente se han aceptado los datos aportados por Martínez Bande de 2.814 bajas en total (2.311 republicanas, 503 franquistas, con datos incompletos de estos últimos, en las dos fases de la operación)[94], pero el análisis de la documentación militar obliga a una revisión de los mismos. Durante la primera parte (entre los días 19 y 29 de julio) los franquistas sufrieron un mínimo de 447 bajas (45 muertos, 302 heridos, 15 desaparecidos y 85 enfermos), esto es, las 432 que recoge Bande, extraídas del historial de la 107ª División[95], más 14 enfermos del 2 tabor de Larache que no aparecen recogidos en el cómputo final[96]. Tampoco aparecen todas las bajas ocasionadas por el bombardeo republicano contra el puesto de mando de la agrupación franquista el día 29, siendo la ausencia más reseñable la del propio coronel Sanz de la Garza. Sobre las bajas republicanas se carece de datos generales de su propio campo[97], pero los partes franquistas de la 107ª División parecen contar con minuciosidad en la mayoría de los casos los prisioneros, pasados y cadáveres recogidos. La cifra oscila entre las 222 bajas de los desgloses diarios, que son incompletos (86 prisioneros y 136 muertos) y las 311 de los datos finales (116 prisioneros y pasados y 195 muertos), cifras a las que habría que añadir muchos más muertos y heridos sin recoger[98]. En cualquier caso, no se computan los heridos ni los muertos que quedaron en zona republicana. En cuanto a las bajas franquistas de la segunda fase, Bande dice que ni las Divisiones 11ª, 19ª ni la brigada de Caballería enviaron relación de sus bajas, pero se han podido localizar tanto las de la 11ª División[99] como las de la 107ª[100], cuya participación en el combate ha sido hasta el momento ignorada. En total constan 238 bajas franquistas (25 muertos, 178 heridos, 2 desaparecidos y 33 enfermos)[101], a falta de los datos de la brigada de Caballería y la 19ª División. Las bajas republicanas son mucho más difíciles de estimar. Sumando los datos parciales de prisioneros, pasados y cadáveres recogidos presentes en los partes de las unidades franquistas que lo especifican (únicamente las divisiones 14ª y 107ª) más los capturados por el Tercio de Navarra[102], se obtiene un total de 949 (169 muertos y 780 prisioneros y pasados), que excluye, como en el caso de la primera fase, las bajas evacuadas a zona republicana. Bande, citando documentación del Ejército del Centro franquista, habla de 500 muertos republicanos enterrados y 1.500 prisioneros, aunque parece una estimación más que un conteo detallado, que probablemente nunca se hizo. En resumen, según los respectivos desgloses parciales, se obtendría un mínimo total de bajas cuantificadas de 1.945, de ellas 685 corresponderían a las fuerzas franquistas y 1.260 a las republicanas. Las estimaciones globales son muy difíciles, dada la cantidad de datos que faltan, pero teniendo en cuenta las proporciones de otros combates no resulta descabellado pensar que la cifra mínima mencionada pudiera llegar a doblarse, a razón de unas 900 bajas franquistas por unas 3.000 republicanas.

Entre todos esos datos cabe destacar dos cifras. En primer lugar, la proporción de prisioneros republicanos. Las fuentes franquistas hablan de un doble embolsamiento exitoso ante fuerzas numerosas, pero puede verse que no es así. Si se toman las estimaciones más al alza los franquistas cifraron en un millar y medio los prisioneros, cifra elevada, pero que no equivale más que a tres batallones al completo a lo largo de unas operaciones que se desarrollaron a lo largo de un mes y medio. Los franquistas lograron embolsar a algunas unidades completas, eso está fuera de toda duda, pero cuando los republicanos comenzaron a ser conscientes de lo que podía ocurrir, escaparon mayoritariamente de la bolsa, con cierto orden a juzgar por las numerosas voladuras de puentes que efectuaron en su retirada.  No se trataba ya de las desbandadas sin control de los milicianos que huían ante el Ejército de África en los primeros compases de la guerra.

En segundo lugar, destaca, cuando se dispone de ese dato, lo elevado del número de enfermos. Solo la documentación de la 107ª División franquista lo recoge: 118, lo que supuso el 22% del total de sus bajas. La ofensiva se libró en unas condiciones continuas de calor intenso, amplificado por los incendios, las explosiones y las nubes de polvo y humo que se adueñaron del campo de batalla. Se ha definido la batalla de Brunete en julio de 1937 como “la batalla del calor”, pero la ofensiva de la Jara posiblemente superó a cualquier otra en ese aspecto. La cuenca del Tajo entre Calera y los límites de Monfragüe se encuentra entre las zonas con temperaturas máximas más altas de toda la Península Ibérica, que se dan precisamente en la segunda quincena de julio[103]. El calor afectó especialmente a las tropas atacantes, obligadas a marchar a pie durante horas por caminos y campo a través sin protección alguna contra el sol, por no hablar de los combates. Se dieron casos de insolaciones generalizadas, incluso entre las tropas indígenas de Marruecos[104]. El calor apenas remitía durante las noches, que en muchas ocasiones se emplearon para emprender marchas forzadas bajo el amparo de la oscuridad, lo que dejaba a los combatientes completamente agotados. Las referencias sobre las condiciones ambientales extremas son continuas en los relatos de quienes vivieron esos días. Se recogen algunos testimonios elocuentes al respecto:

[Estábamos] envueltos como todo el tiempo en esa región, por nubes de polvo como no he visto otras […]. Jamás he pasado más calor, sed, suciedad, sueño, hambre, polvo, etc. que en estas operaciones, en las que la falta de enemigo, nos obligaba a desarrollar una velocidad inverosímil[105].

A las muy malas condiciones del terreno se han unido un tremendo calor y una total ausencia de agua potable[106].

Los insolados incrementaron en elevado porcentaje las pérdidas ocasionadas por el plomo enemigo[107].

[…] El día, que debió ser de descanso para las tropas, resultó agobiador bajo el calor que caracterizó aquellos días, llegando a la noche completamente agotados[108].

Sin duda los errores de julio supusieron una lección de cara a la operación de agosto. La maniobra fue más ambiciosa, más imaginativa –resulta más que probable la influencia de la batalla del Ebro en el paso del Tajo en la noche del 20 al 21-, y se resolvió con un acierto considerable. El calor debió remitir en cierta medida, dentro de la intensidad, y una logística más cuidadosa contribuyó a paliar sus efectos. Así reseñó el capitán Fernández de Córdoba su actuación al respecto[109]:

Creo que quedé bien en mi papel de Jefe de Servicios, gracias a los buenos colaboradores que llevaba; conseguí evacuar rápidamente, municionar y suministrar casi en la misma línea de fuego y llevar agua y sandías, hielo y tomates a los muchachos hasta el mismo frente.

En las operaciones tuvieron un papel muy destacado las fuerzas de ingenieros y pontoneros, que desplegaron una actividad frenética tanto en el cruce del Tajo como en la reparación de los puentes volados por los republicanos en el repliegue. Gracias a su labor los franquistas fueron capaces de imprimir a su ofensiva una velocidad que no se había visto en ese frente desde el paso del Ejército de África. La rápida y profunda penetración en la zona republicana causó un desconcierto notable entre sus enemigos, como ejemplifica la crónica de un reportero de la prensa franquista[110]:

[…] Y a mí también se me presentaron hoy unos milicianos rojos que se habían ocultado debajo de un túnel de los del ferrocarril en construcción [de la línea Talavera-Villanueva de la Serena, que nunca llegó a entrar en servicio]. Estos fulanos salieron al coche en que íbamos el jefe del Servicio de Etapas y este modesto servidor de ustedes. Nosotros, que íbamos hablando del excelente resultado de la maniobra, no nos dimos cuenta hasta que no estuvieron frente al coche. Al volver la cabeza nos encontramos con tres hombres que nos saludaban con el puño en alto al tiempo que decían “Salud, camaradas”. Pues nada, que se habían confundido y que seguidamente fueron hechos prisioneros por los […] muchachos de la escolta del coronel.

Los republicanos sufrieron una derrota sin paliativos. En los primeros momentos llegó a haber defensas firmes en algunas posiciones, lo que reconocieron incluso sus enemigos[111]: […] La primera resistencia, que no hay por qué ocultarlo, fue dura y tenaz; pero una vez envueltos esos puntos la retirada fue generalizada, llegando en ciertos escenarios a la desbandada. La única excepción la constituyeron los combates en el puerto de San Vicente, donde los refuerzos enviados por Prada aguantaron el primer asalto con entereza, llegando a combatir al arma blanca antes de ser rodeados y replegarse. Los republicanos fueron expulsados de todo el occidente toledano, pero su derrota no llegó a ser una debacle. Como se ha mencionado, la mayoría de las tropas del Ejército Popular desplegadas en la zona fueron capaces de evitar el embolsamiento, y el botín capturado por sus enemigos no debió ser comparable al logrado semanas antes en La Serena. El entrante de Castilblanco, al sur, no cayó espontáneamente, como pronosticaban los franquistas. La aviación gubernamental actuó con acierto, logrando en dos ocasiones alcanzar relevantes puestos de mando del enemigo, hecho clave en el agotamiento de la primera ofensiva franquista. Tal y como había ocurrido en Aragón y estaba transcurriendo en esos momentos en La Serena con la contraofensiva de Prada, los republicanos demostraron una sorprendente capacidad de recuperación ante los reveses, restableciendo el frente de inmediato y abortando las nuevas tentativas locales franquistas como la de la 107ª División el 1 de septiembre.


[1] Vila Izquierdo, Justo, Extremadura en la Guerra Civil, Badajoz, Universitas, [1ª ed. 1983], 2002. Pp. 146-151.

[2] Las fuerzas de Infantería de esta División estaban formadas en gran parte por escuadras y centurias de Falange de Badajoz y por el Regimiento de Castilla nº 3.

[3] General Cuesta, La guerra de liberación nacional, l.c. por M. Bande en la Batalla de Pozoblanco… pp. 230-231.

[4]Chaves Palacios, Julián, La Guerra Civil en Extremadura: Operaciones militares (1936-1939), Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1997. Pp. 254-258.

[5] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. L. 313.

[6] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. L. 340.

[7] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. L. 340.

[8] Rojo, Vicente, ¡Alerta los pueblos!, Barcelona, Ariel 1974, p. 49.

[9]Engel, Carlos, Historia de las Brigadas Mixtas del Ejército Popular de la República, Madrid, Almena, 1999. Pp. 15; 52; 58; 61; 73; 98; 112-114; 132; 139-140; 144-145; 151.

[10] Engel, Carlos, Historia de las Divisiones del Ejército Nacional. Madrid, Almena, 2000. Pp. 32; 47; 65; 112; 164; 171; 174.

[11] Hinojosa Durán, José. Tropas en un frente olvidado: El Ejército republicano en Extremadura durante la Guerra Civil, Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2009. Pp. 378-385; 401-403.

[12] Según una fuente franquista, ABC (Sevilla), 26-VII-1938, el frente se había reducido 70 kilómetros respecto al existente antes de las operaciones de la segunda quincena de julio de ese año.

[13] Archivo General Militar de Ávila, Documentación Roja, Leg. 473, Carp. 4, Docum. 1, Fol. 19.

[14] En este contexto, el Ejército del Centro franquista realiza un avance en la zona sur toledana que le lleva a tomar varios pueblos de esta provincia y la localidad cacereña de Alía.

[15] Olegario Pachón fue uno de los organizadores del batallón cenetista Pío Sopena en tierra extremeñas y había estado en los frentes extremeños y toledano hasta la primavera de 1938.

[16] Pachón, O., Recuerdos y consideraciones…, op. cit. Pp.61-62.

[17] AHN, Archivo del General Rojo, Caja 2/3-4. Cerraba Rojo su informe con una valoración global de lo sucedido en el Frente del Ejército de Extremadura: “Por lo demás en este frente pueden acusarse los mismos vicios y defectos que vienen acusándose en todos los frentes con ocasión de operaciones activas, a saber: información extraordinariamente defectuosa y falsa en la mayor parte de los casos; ligereza en las determinaciones de los mandos; falta de competencia en la mayor parte de éstos para apreciar y decidir; insuficiencia abrumadora de los medios de combate, vestuario y transporte; Cuarteles Generales pobremente dotados de recursos y personal para dirigir de modo medianamente eficaz a las unidades que manejan; irresponsabilidad de algunos mandos subalternos; persistencias de criterios arbitrarios en materia de organización; falta de compenetración y colaboración entre los mandos militares y comisarios; abandono de posiciones sin combate por falta de iniciativa en los jefes y falta de austeridad en el ambiente general de vida del ejército y población civil”.

[18] AGMAV, D.N., Cuartel General del Generalísimo, L. 55, C.7, D. 4, F.3. En el libro registro de prisioneros y presentados de la 21ª División franquista se apuntaba en una de las columnas de datos referidos a los prisioneros o evadidos “A la J.C.P.P. Mérida”. La Comisión Clasificadora de Prisioneros y Presentados de Mérida elaboró una relación, nominal de unos 1.050 prisioneros y presentados durante la última decena de julio de 1938. En dicha relación además de los apellidos y nombre, se indicaba la edad, el número de expediente y la localidad de origen, AGMAV, D.N., Ejército del Sur, L. 11, C. 33, D. 1, Fs. 22-41. La mayor parte de estos militares corresponden a los señalados registros de prisioneros y presentados de la 21ª División franquista.

[19] Moreno Gómez, Francisco, Trincheras de la República, 1937-1939: Desde Córdoba al Bajo Aragón, al destierro y al olvido. La gesta de una democracia acosada por el fascismo, Córdoba, El Páramo, 2013. Pp. 394-401.

[20] En la contraofensiva republicana de agosto de 1938 actuó como comisario de la Agrupación de Artillería del VIII Cuerpo de Ejército el joven socialista madrileño Carlos Menéndez Viñuela, posteriormente residente en Dos Torres (Córdoba). Este aseguraba que el éxito de la contraofensiva se debió a la pericia de Pérez Salas que, en cuanto llegó a Almadén, sin bajarse siquiera del coche, se presentó en el frente y, poniendo en línea toda la Artillería, desde la primera a la última pieza, lanzó la contraofensiva.

[21] Ramón Salas Larrazábal, Historia del Ejército Popular de la República, 4 vols., Madrid, 1973. P. 2074.

[22] Citado en Anónimo, Crónica de la Guerra de España, Codex, 1966, p. 44.

[23] Francisco Grajera Díaz, La quinta del Pelargón. Oberón-Anaya, Madrid, 2004, pp. 114-115.

[24] Pérez Conde, J.; Jiménez Rodrigo, J.C; Félix García, R., El frente al Sur del Tajo: operaciones militares durante la Guerra Civil en la provincia de Toledo, 1936-1939, Talavera de la Reina, editado por Rodrigo Pérez, 2021. Pp. 298-303.

[25] Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. Pp. 274-278.

[26] Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. Pp. 274-278.

[27] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. R. 83, L. 463, C. 17.Diario de operaciones del 2º Tabor de la Mehal-la de Melilla nº2.

[28] De modo general, esta acción se encuentra recogida en:

 Archivo General Militar de Avila (AGMAV). DN. R. 92, L. 38, C. 9. I Cuerpo de Ejército. Operaciones La Estrella. Agosto 1938.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). DN. R. 92, L. 38, C. 10. I Cuerpo de Ejército. Operaciones al Sur del Tajo. Agosto 1938.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). CGG. R. 80, L. 457, C. 2. Diario de Operaciones de la 107ª División.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). CGG. R. 79, L. 452, C. 3. Diario de Operaciones de la 11ª División.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). CGG. R. 79, L. 452, C. 10. Diario de Operaciones de la 14ª División.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). CGG. R. 83, L. 463, C. 17. Diario de Operaciones de la Mehal-la de Melilla nº 2.

Archivo General Militar de Ávila (AGMAV). CGG. R. 83, L. 463, C. 20. Diario de Operaciones de la Mehal-la del Rif nº 5.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). CG. L. 33. Hoja de Servicios de Julio Ingunza San Domingo.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Francisco Carroquino Luna.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Maximino Bartomeu González-Longoria.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Ángel Martínez Peñalver-Morales.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Manuel Moreno Blanco.

Archivo General Militar de Segovia (AGMS). Juan Ortiz Roces.

Martínez Bande, José Manuel, La Batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida, San Martín, Madrid, 1981. Pág. 274.

Díaz del Pino, José, Historia de Aldeanueva de Barbarroya y Corralrubio, 2003. Pág. 280.

Morey Gralla, Pedro, Memoria de la 3ª Bandera de la Falange de Castilla, Pág. 33.

[29] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). C. 1862, L. 2, Cp. 2. Información de Evadidos y Prisioneros de agosto de 1938. Y en Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca (CDMHS). SM. 5308.

[30] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). CGG. R. 80, L. 457, C. 2. Diario de Operaciones de la 107ª División.

[31] Servicio Histórico Militar (SHM). Galería Militar Contemporánea. Tomo III. Medalla Militar. 1933-1972. Tenientes Coroneles y Comandantes. Madrid, 1973. Página 176.

[32] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). CGG. R. 83. L. 463, C. 20. Diario de Operaciones de la Mehal-la del Rif nº 5.

[33] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. A. 21. C. 142.0 L. 19. Información sobre evadidos y prisioneros 26 al 28 de agosto 1938 (declaración de Salvador Sastre Pérez).

[34] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Roja (DR). A. 62. L. 775, C. 13. Ejército de Extremadura. Estado Mayor.

[35] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). DN. A. 21. L. 18. C. 15. I Cuerpo Ejército, agosto 1938. Y en: Archivo General Militar de Avila (AGMAV). A. 21. L. 21. C. 1423. I Cuerpo de Ejército. Información sobre evadidos y prisioneros de septiembre de 1938. Declaración de Juan Rosillo Vega. Sin embargo, algunos grupos aislados consiguieron escapar del cerco. En el testimonio dado por Juan Rosillo Vega se observa que el capitán de la primera compañía del 590º Batallón, José Gordillo, le ordena que debían romper el frente y éste con 4 compañeros más consiguió escapar por un llano (seguramente por la raña de Jaeña).

También en: AGMAV. A. 21. L. 19. C. 1419. I Cuerpo de Ejército. Información sobre evadidos y prisioneros de agosto de 1938. En dicha documentación se encuentran los testimonios de Antonio Cuenca Soler, que fue hecho prisionero en La Nava de Ricomalillo el 22 de agosto a las 11:00 horas, pertenecía a la 3ª compañía del 184º Batallón que se presentó a las fuerzas franquistas con otros 20 individuos. También Pascual Casanova Prieto pasado el 22 de agosto por la Sierra de la Estrella de la 2ª compañía del 181º Batallón que fueron encerrados junto con otros en la ermita de El Puente del Arzobispo.

[36] AGMAV. CGG. R. 79. L. 452. C. 3. Diario de Operaciones de la 11ª División.

[37] Pérez Conde, J.; Jiménez Rodrigo, J.C; Félix García, R., El frente al Sur del Tajo: operaciones militares durante la Guerra Civil en la provincia de Toledo, 1936-1939, Talavera de la Reina, editado por Rodrigo Pérez, 2021. Pág. 305.

[38] De modo general, estas acciones se encuentran recogidas en:

AGMAV. DN. R. 92. L. 38. C. 10. I Cuerpo de Ejército. Operaciones al sur del Tajo. Agosto 1938.

AGMAV. CGG. R. 80. L. 457. C. 2. Diario de Operaciones de la 107ª División.

AGMS. CG: Y-33. Hoja de Servicios de Julio Ingunza Santo Domingo.

AGMS. S-527. Hoja de Servicios de Andrés Saliquet Zumeta.

Jiménez de Gregorio, Fernando. Historia de Belvís de la Jara. Instituto de Investigaciones y Estudios Toledanos. Toledo. 1991. Pág. 230.

[39] Pérez Conde, J.; Jiménez Rodrigo, J.C; Félix García, R., El frente al Sur del Tajo: operaciones militares durante la Guerra Civil en la provincia de Toledo, 1936-1939, Talavera de la Reina, editado por Rodrigo Pérez, 2021. Pág. 305.

[40]  Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. A. 44, L. 7, C. 25. Información 14ª División. Y en:

AGMAV. Documentación Nacional. A. 10, L. 460, C. 12bis. El 30 de agosto se sacó de la línea del frente en la Cabeza de Puente de Toledo al 76º Batallón del Regimiento de la Victoria nº 28 y se le trasladó a Campillo de la Jara. Después fueron relevados por la 19ª División.

Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. R. 79, A. 10, L. 452, C. 9. Diario de Operaciones de la 14ª División. La 14ª División pasó a la defensiva organizando una serie de centros de resistencia con sus respectivos puntos de apoyo en el área de Campillo de la Jara, trasladando todos sus servicios, intendencia y puestos de combate de la División a dicho pueblo. Poco después fueron relevados por la 107ª División. Y en:

[41] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. R. 92, A. 22, L. 38, C. 10. I Cuerpo de Ejército. Operaciones al sur del Tajo. Agosto 1938. Orden de Operaciones nº 1. 107ª División de 25 de agosto de 1938.

[42] Pérez Conde, J.; Jiménez Rodrigo, J.C; Félix García, R., El frente al Sur del Tajo: operaciones militares durante la Guerra Civil en la provincia de Toledo, 1936-1939, Talavera de la Reina, editado por Rodrigo Pérez, 2021. Pág. 307.

[43] Archivo General Militar de Segovia (AGMS). S-527. Hoja de Servicios de Andrés Saliquet Zumeta. A modo de resumen el general Saliquet describe así las operaciones llevadas a cabo en el mes de agosto: “se cogen 1.500 prisioneros y 500 muertos, devolviendo al territorio nacional diez pueblos y 750 Km2. Liberando la carretera de Puente del Arzobispo a Puertollano (se refiere al vértice Puertollano en Cañamero [Cáceres]). Así como dejar asegurada la circulación por la carretera de Calera” (sic).

[44] Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca (CDMHS). EM (Estado Mayor) 31. Síntesis de Información nº 128 del 30 de agosto de 1938.

[45]  Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 2.

[46] Ruiz Casero, Luis Antonio. Los flancos del asedio de Madrid: un estudio comparado de los frentes estabilizados de Toledo y Guadalajara, [Tesis doctoral] Madrid, Universidad Complutense, 2021. Hojas. 395-420.

[47] Hinojosa Durán, José: Tropas…, pp. 335–407; Martínez Bande, José Manuel, La batalla de Pozoblanco…, pp. 240–242. El estudio de Hinojosa Durán demuestra que los combates no fueron la debacle

republicana que anunció la propaganda franquista, pero está fuera de toda duda que se trató de una derrota

incontestable.

[48] Adolfo Prada Vaquero (1883–1960) era uno de los jefes más prestigiosos del Ejército Popular de la

República. Con fama de organizador duro y eficiente participó al mando de una columna en la batalla de

Madrid, mandó el Ejército del Norte en la defensa de Asturias y retornó a la zona central tras la caída de la

franja cantábrica, mandando brevemente el Ejército de Andalucía.

[49] Informe del coronel Prada, citado en Salas Larrazábal, Ramón: Historia…, II, p. 2068.

[50] Las brigadas 114 y 148 fueron enviadas desde el frente de La Serena (Engel, Carlos: Historia de las

brigadas…, pp. 103, 127). El resto de las unidades eran veteranas del frente de Toledo.

[51] Había sido jefe del disuelto XIII Cuerpo de Ejército, cuyo personal de Estado Mayor lo acompañó en

su nuevo destino (Salas Larrazábal, Ramón: Historia…, II, p. 2069).

[52] Martínez Bande, José Manuel, La batalla de Pozoblanco…, p. 249. Existen fallos en los grados y

nombres de algunos jefes de unidades, subsanados en la medida de lo posible.

[53] Ibíd., p. 276.

[54] Ibíd., pp. 175–176.

[55] Las intenciones ofensivas de Prada eran bien conocidas por los franquistas y es lógico pensar que el

asalto contra la Jara se hubiese planteado como una maniobra de distracción, aunque no se ha localizado

evidencia documental que apoye de forma explícita esta idea.

[56] AGMM, D.N., 44, 2, 28.

[57][57] AGMAV, 2676, 1.

[58] AGMAV, 1186, 13, 1.

[59] Se le pueden suponer un mínimo de al menos dos batallones, dado que tenía que avanzar en dos direcciones.

[60] Los partes republicanos contaron hasta doce aparatos en la zona (AGMAV, 583, 7).

[61] Martínez Bande habla de unos 24 batallones, dos divisiones al completo (Martínez Bande, José Manuel,

La batalla de Pozoblanco…, p. 276), pero la 29ª solo contaba con dos brigadas (la 46 y la 114), ya que

la 109 brigada mixta había quedado atrapada y aniquilada en la bolsa de La Serena (Engel, Carlos: Historia

de las brigadas…, p. 99). De la 71ª División solo existe certeza de que dos de sus brigadas –73 y 197– se

encontraba en el sector (en La Nava de Ricomalillo), cosa que no puede asegurarse de la 198 ni de la 199,

aunque Bande sume que formaban parte de la 71ª. También existen noticias de la presencia en la zona de un

batallón de la 36ª División, el 590 de la 148 brigada mixta (AGMAV, 771, 1).

[62] Resulta expresivo al respecto que cuando la orden de operaciones dictada por el jefe de Estado Mayor

del I Cuerpo de Ejército menciona que la Segunda fase [asalto contra el puerto de San Vicente] no se iniciará sin mi orden expresa, esta oración aparezca rubricada a lápiz con un NO (AGMM, D.N., 44, 2, 28).

[63] Martínez Bande, José Manuel, La batalla de Pozoblanco…, p. 276; Fernández de Córdoba y Parrella,

Gonzalo: Recuerdos

[64] Se preveía la construcción de una segunda pasarela más al oeste en caso de que fuese necesario, pero

parece que no llegó a serlo. Existe una ilustración del paso del Tajo tomada al natural por el comandante

de la 3 bandera de Castilla, Pedro Morey, que participó en el cruce (Morey Gralla, Pedro: Memoria de la 3ª

Bandera de Castilla, Toledo, Imp. Patronato de Huérfanos de Infantería, 1939, p. 31). En ella solo se ve una pasarela, de lo que se deduce que la caballería debió vadear el río por sus propios medios, como disponían

sus órdenes (AGMM, D.N., 44, 2, 28).

[65] En el entorno de la central estuvo uno de los transbordadores que se habían utilizado durante buena

parte de la guerra para el tránsito de fugitivos de la zona republicana a la franquista a través del Tajo, el

llamado “cajón de Ciscarros”. Hoy toda el área está sumergida bajo el embalse de Azután.

[66] Morey Gralla, Pedro: Memoria…, p. 100.

[67] Herrera Alonso, Emilio: Los mil…, pp. 240–241.

[68] AGMM, D.N., 44, 33, 2.

[69] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[70] AGMM, DN, 44, 7, 30; AGMAV, 583, 7.

[71] Alfaro Siqueiros, David: Me llamaban El Coronelazo. Memorias, México D.F., Grijalbo, 1977, p.

317. El relato de Siqueiros en muy inconsistente en cuanto a fechas y datos concretos, pero es lógico pensar

que la escena de la desbandada que describe tuvo lugar el 21 de agosto de 1938 en la desbandada de La

Estrella. De la misma opinión es Pedro Corral (Corral, Pedro: Desertores…, p. 63).

[72] Previamente había apoyado el avance por los flancos de las Columnas Central y Derecha, ocupando

el vértice Peladilla y la casa de Fuentelapio (AGMAV, 2676, 1).

[73] Herrera Alonso, Emilio: Los mil…, pp. 242–243.

[74] AGMM, DN, 44, 33, 2.

[75] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[76] AGMAV, 771, 1.

[77] Diario de Burgos, 25–8–1938.

[78] AGMAV, 583, 7.

[79] AGMM, DN, 44, 33, 2.

[80] AGMM, DN, 44, 7, 30.

[81] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[82] AGMAV, 583, 7.

[83] AGMAV, 771, 1; Martínez Bande, José Manuel, La batalla de Pozoblanco…, p. 277.

[84] AGMM, DN, 44, 33, 2.

[85] Chaves Palacios, Julián: “Actividad militar y represión en la comarca de Las Villuercas: la Guerra

Civil en el municipio de Alía”, Norba. Revista de Historia, Nos 11–12, Cáceres, 1991–1992, p. 318.

[86] Herrera Alonso, Emilio: Los mil…, p. 247.

[87] AGMAV, 771, 1.

[88] AGMM, DN, 44, 33, 2; 44, 7, 30; AGMAV, 1186, 13, 1.

[89] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[90] Carecía de razones para mentir. Además, sus memorias son en muchos pasajes muy clarificadoras y

críticas con ciertas decisiones y mandos de su propio bando, lo que concede al documento una verosimilitud

adicional.

[91] Estas disponían que el Puerto de San Vicente se atacase simultáneamente por las Divisiones 11ª, 14ª y

19ª (AGMM, 44, 2, 28), y, si hay algo en lo que coinciden todas las versiones consultadas sobre los hechos,

es que esto no ocurrió.

[92] AGMAV, 1186, 13, 1.

[93] Fernández Ollero, José Ignacio: La ruptura…, p. 179.

[94] Martínez Bande, José Manuel, La batalla de Pozoblanco…, pp. 246, 277–278. Los datos han sido

asumidos por el estudio de Ruiz Alonso, que sin embargo contabiliza 732 bajas franquistas en total, sin

especificar su fuente (Ruiz Alonso, José María: La Guerra…, p. 366). Pudiera tratarse de un error.

1633 AGMAV, 2676, 1.

[95] AGMAV, 2676, 1.

[96] El jefe de la 29ª División republicana, el teniente coronel Monasterios, aseguró que los franquistas

habían dejado más de 300 cadáveres sobre el campo de batalla, pero parece una exageración (AGMAV,

D.R., 474, 6, 8).

[97] El informe que redactó el general Asensio sobre el hundimiento del frente extremeño (AGMAV, D.R.,

474–1, 2, 1) cifra las bajas totales de la 46 brigada mixta en la primera fase de los combates en 263, pero se

ignoran las de las unidades de refuerzo que combatieron en el sector.

[98] Ibíd.

[99] AGMM, DN, 44, 33, 2.

[100] AGMAV, 2676, 1.

[101] Solo la 107ª División detalla sus enfermos.

[102] Herrera Alonso, Emilio: Los mil…, p. 242.

[103] Datos del SIGA, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

[104] AGMAV, 2676, 1.

[105] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[106] De un parte de operaciones de la 11ª División, citado en Herrera Alonso, Emilio: Los mil…, p. 241.

[107] De un discurso del general Bartomeu, citado en Morey Gralla, Pedro: Memoria…, p. 111.

[108] AGMAV, 2676, 1.

[109] Fernández de Córdoba y Parrella, Gonzalo: Recuerdos

[110] Diario de Burgos, 25–8–1938.

[111] Deglané, Bobby: Crónicas…, p. 223.

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Contraataque republicano y hundimiento de toda la línea de frente de la 21ª División sublevada entre el 22 y 31 de agosto de 1938, según los historiógrafos franquistas.

Síntesis de las operaciones militares de la bolsa de La Serena y del frente Tajo-Guadiana, durante la segunda fase del mes de agosto de 1938 expuestas por el Estado Mayor Central del Ejército en 1968[1]

Operaciones en Extremadura

Del día 21 al 26 de agosto fue también ocupada por fuerzas del Ejército del Centro una extensa zona al sur de Puente del Arzobispo [Toledo], en la que se hallaban incluidos los pueblos de Belvis de la Jara, La Nava de Ricomalillo, El Campillo [de la Jara] y Puerto de San Vicente [todos ellos en la provincia de Toledo].

                En vano intentaron los rojos recuperar el terreno perdido en este ciclo de operaciones, desencadenando a fines de agosto una violenta contraofensiva sobre el saliente de Cabeza del Buey, pues, salvo algún retroceso en el gran codo del Zújar, los nacionales se mantuvieron en las posiciones conquistadas.

Arrollador contraataque republicano que la 21ª División franquista no pudo resistir, desde el 22 de agosto hasta el final del mes de 1938 en la Historia del Ejército Popular de la República de Salas Larrazabal[2]

Ante la peligrosa situación creada, Miaja reacciona con rapidez y de Levante salen con dirección a Extremadura cuatro nuevas divisiones: la sexta, del XX Cuerpo de Ejército a cuyo frente viene Valeriano Marquina, el antiguo jefe de Estado Mayor de Ibarrola en el Norte a cuyas órdenes había también actuado en las campañas de Teruel y Levante, trae las brigadas 107ª, en la que Quijada sustituye a Julio Carreras procesado en Levante por abandono de destino; la 209ª, la antigua de El Campesino que mandó Aparicio Gaya y que ahora tenía por jefe al profesional Hernando Liñán y por último la 220ª que conducía el teniente coronel de Infantería Rogelio López Belda.

Soldado de una Brigada de choque.

Otra de las divisiones que acuden a Extremadura es la 19ª que así regresa a su punto de procedencia; pertenecía en Levante al XVII Cuerpo de Ejército y llegó mandada por Juan Martínez Lignac “Juanín”, el antiguo suboficial de Simancas al que vimos actuar por Asturias. Tiene a su mando las brigadas Sexta, 52ª y 58ª, cuyos jefes son Nemesio Segura, Salvador Alvárez de Toledo y el mayor profesional Esteban Domingo Piña.

La tercera de las divisiones de refuerzo es la 28ª la antigua y famosa División “Ascaso” en que se refundieron las columnas anarcosindicalistas “Ascaso”, “Rojo y Negro”, “Aguiluchos” y “19 de julio”. Trae a su frente a Juan Mayordomo Moreno y conserva sus tres viejas brigadas 125ª, 126ª y 127ª, tenazmente defendidas por el C.N. [Comité Nacional] de la C.N.T. Las mandan Ricardo Meléndez Ramos, oficial de complemento del Ejército y los cenetistas Andrés García y Esteban Serras Colobrán. Procedía del Cuerpo de Ejército “B”, que desde el día 20 de agosto se conocería como XIII Cuerpo de Ejército.

La cuarta y última de las divisiones de refuerzo fue la 52ª, integrada anteriormente en el XVI Cuerpo de Ejército y que mandaba el diputado comunista extremeño, extremeño como diputado, pues él era santanderino, Pedro Martínez Cartón, el antiguo jefe de milicias de Extremadura y miembro del C.C. [Comité Central] del P.C.E. Sus brigadas eran la 43ª, la 175ª y la 197ª. La 43ª llegó mandada por el mayor de milicias Miguel Torruz Palomo suboficial del Ejército y cuyo hermano, José, cabo de la Guardia Civil, fue hombre de confianza del capitán Cortés en el Santuario de la Cabeza, en cuya defensa murió heroicamente el día del asalto final; la 43ª con Rafael Barredo González a quien en octubre sustituyó José Pellisó y la 197ª por Juan Serrano.

No fueron sólo estas cuatro las divisiones que acudieron; la primera en marchar hacia Extremadura fue la 71ª División, reserva del Ejército de Andalucía. La mandaba el teniente coronel de Infantería Carlos Cuerda, que sustituyó al asturiano Bárzana cuando éste se incorporó al curso del Estado Mayor y la componían las brigadas 73ª, 198ª y 199ª, cuyos jefes eran Bartolomé Fernández, José Cirac la Iglesia y Miguel Arriaga Vergara.

Las divisiones 71ª y 28ª llegaron a Extremadura el día 16 de agosto, fecha en que comenzaron a moverse las divisiones 19ª y 52ª, siendo la última en hacerla la Sexta. La 71ª marchó a reforzar al VI Cuerpo de Ejército pues las tropas del general Múgica se habían empezado a mover en aquel terreno y, después de atravesar el Puerto de San Vicente, alcanzaban Campillo de la Jara y llegaban hasta la Nava de Ricomalillo, ya en tierras toledanas. Las restantes quedaron de refuerzo en el sector principal.

Prada dispone en ese momento de 13 divisiones, 38 brigadas mixtas y las consiguientes tropas de cuerpo de ejército, aunque el día 22 de agosto quedan reducidas a 12 divisiones y 35 brigadas, pues una vez detenido el avance del general Múgica, que fue muy considerable, la 71ª División quedó como reserva del G.E.R.C., aunque transitoriamente a disposición del VII Cuerpo de Ejército. Con tan poderosos medios, Prada decide pasar al contraataque una vez que el avance nacional había sido frenado. La nueva línea formaba un largo y estrecho entrante hasta Zarza Capilla y Prada decidió estrangularlo. Para ello dictó el día 22 [agosto] su directiva número I en la que señalaba como misión del Ejército la de envolver y aniquilar las tropas enemigas en el saliente de Cabeza del Buey. Las fuerzas de maniobra las constituirían las cuatro divisiones procedentes de Levante, de las que tres, las divisiones Sexta, 19ª y 28ª se afectarían al VII Cuerpo de Ejército, reforzado también con una compañía de tanques, dos de blindados, un batallón de obras y fortificaciones, tres grupos de Artillería y tres baterías independientes, con un total de 32 piezas. La 52ª División pasaba al VIII Cuerpo de Ejército al que se reforzaba con sendas compañías de tanques y blindados, seis grupos de Artillería y tres baterías pesadas con un total de 50 piezas.

La idea de maniobra era idéntica a la de los nacionales en el mes anterior, pero a la inversa. Dos ataques procedentes uno del norte y con base de partida en la Puebla de Alcocer, y otro del sur, desde el vértice Moros, debían converger en Castuera aislando todas las fuerzas nacionales establecidas en el saliente. El VII Cuerpo de Ejército avanzaría a lo largo de la carretera nacional número 413 hacia el sur y el VIII a lo largo del eje Monterrubio-Puerto Urraco-Castuera.

Trinchera republicana.

Para la explotación del éxito se afectaban con carácter eventual a los cuerpos de ejército sendas compañías de blindados y se mantenían en reserva una de tanques y otra de blindados. En total intervenían tres compañías de tanques y seis de blindados, que eran todos los que componían los tres batallones de la segunda brigada de ingenios blindados. En conjunto más de 100 vehículos.

La ofensiva se inició el día 22 de agosto y como de costumbre tuvo éxito inicial pues el VII Cuerpo de Ejército arrolló las fuerzas de la 21ª División del Ejército del Sur, que desde su constitución cubría el frente de Badajoz, como antes lo hiciera la brigada independiente que la dio origen. Esta División era menos que mediana, tanto en sus mandos como en sus tropas, y “chaqueteó” de lo lindo, abandonando sus posiciones. Su jefe, el coronel Cañizares, que ocupaba el puesto de comandante militar de Badajoz desde el mismo día en que se ocupó esta plaza, entonces con el empleo de comandante, fue destituido y sumariado y un Consejo de Guerra le dio la baja en el Ejército, lo que no fue obstáculo para que posteriormente hiciera una cierta carrera política, a lo largo de la cual ocupó diversos gobiernos civiles durante un largo periodo de tiempo. Le sustituyó el coronel Oliver.

Animado por el fácil desarrollo de la operación, Prada ordenó al VII Cuerpo de Ejército que insistiera en el ataque, reforzando sus medios a costa del VIII Cuerpo de Ejército que no había logrado grandes cosas por su sector. A las tropas de maniobra se une la 37ª División, que cubría el frente anterior, y a la que se confía la misión de flanquear a la Sexta, que era la que más había profundizado y el día 26 [agosto] se incrementan sus medios con la 51ª División y dos nuevos grupos de Artillería.

Prada había confiado al VIII Cuerpo de Ejército la misión de ocupar Zarza Capilla y como fracasó de nuevo el día 25 [agosto], abandona todo intento de acción ofensiva por su sector y concentra todo su esfuerzo en el del VII por donde sus tropas avanzan aún, aunque con mayor lentitud. Para dar solidez al ataque la 52ª División se une a la 51ª y ambas pasan agregadas al VII Cuerpo de Ejército.

El día 27 [agosto] la penetración llega a su fin. Los ataques de las divisiones Sexta y 19ª en dirección a Castuera se debilitan y comienza la reacción enemiga con violentos contraataques de flanco a partir de Campanario. La situación se hace difícil y se ordena al VIII Cuerpo de Ejército que reemprenda sus ataques en dirección Zarza Capilla y Cabeza del Buey, con la misión de conquistar la sierra del Torazo para aliviar la situación del VII Cuerpo de Ejército. En apoyo de los nacionales regresan de nuevo a Extremadura los [aviones] Fiat de Morato y Salas y los Ju 52 de Gallarza. Queipo se siente de nuevo fuerte una vez que los Fiat barren del cielo a los “moscas”, “curtis” y “katiuskas” que hasta entonces eran dueños de él. La ofensiva gubernamental queda frenada y las tropas de Prada pierden toda impulsión. El día 2 de septiembre ceja en su empeño y dirige a sus tropas la directiva número 12, en la que les anuncia que, después de 10 días de ofensiva, el enemigo ha tenido tiempo de organizarse por lo que debe pasarse a la defensiva. Deja en línea las divisiones Sexta, 28ª y 68ª y a la 25ª Brigada de la 51ª División que enlaza con la 38ª ya del VIII Cuerpo de Ejército y mantiene en reserva del VII a la 19ª División, del VIII a la 51ª menos la 25ª Brigada y del Ejército a la 52ª División.

La ofensiva, para la que se habían acumulado medios cuantiosísimos, había dado en hueso y, una vez más se ponía de manifiesto la escasa penetración del Ejército Popular que logró escasas ganancias de un terreno, totalmente estéril que no incluía ni un solo pueblo; sólo algunos pequeños cortijos y aún esto fruto de la sorpresa inicial, de la enorme superioridad local y de la escasa calidad de las tropas en línea de sus contrarios. El lejano frente del Ebro sólo se vio afectado por el traslado a Mérida de las fuerzas aéreas citadas, que lograron resonantes triunfos, entre los que destacó el alcanzado por mi hermano Ángel el día en que concluyó la batalla, que en un solo combate derribó tres bombarderos “katiuskas” y el “mosca” que pilotaba el jefe de la primera escuadrilla del grupo 21. Los cuatro aviones tenían mayor velocidad que la de su caza Fiat.

La contraofensiva republicana tras los combates del cierre de la bolsa de La Serena, 22 al 31 de agosto de 1938 según el Servicio Histórico Militar de 1981[3]

Plan del general Rojo

                Las tropas nacionales son ya insuficientes para la tarea que tienen impuesta, y la marcha al Ebro de las dos divisiones 74ª y 102ª se acusa muy sensiblemente, ya que desde el primer momento se ha operado con el mínimo de fuerzas. Por otra parte, la creencia de que, tras la gran derrota del 24 de julio, el enemigo ya no iba a ser capaz de oponer una futura seria resistencia falla como en tantísimas otras ocasiones de nuestra guerra, lo mismo en un bando que en otro. Esta falta de efectivos nacionales es, además, de sobra conocida por los mandos contrarios, siendo así como el 13 de agosto el general Rojo -que se ha trasladado a Almadén- da una Instrucción de la mayor importancia.

                Vicente Rojo cree que la maniobra del enemigo se dirige a aislar los batallones propios del Tajo de los de Puebla de Alcocer, para romper luego entre Puebla y Cabeza del Buey o entre Cabeza del Buey y Belalcázar, con un ataque final a Almadén. Esta última posible acción la estima de suma gravedad, más como conoce las escasas fuerzas que vienen atacando cree posible imponer “un serio revés” al contrario, si se acumulan rápidamente los medios precisos. De ello debe encargarse el jefe del G.E.R.C., general Miaja.

Puesto de observación de una Brigada.

                Lo primero que se necesita es llevar al frente extremeño un mínimo de cuatro divisiones, cinco o seis grupos de artillería, un batallón de tanques y otro de blindados y toda la caballería que no sea indispensable en los otros ejércitos. Con todos estos efectivos y los del Ejército de Extremadura que sean aún utilizables se podrán formar dos cuerpos de ejército, que se concentrarán al Norte y al Sur de Almadén.

                Con ellos se atenderá, ante todo, a la defensa inmediata de esta plaza, derrotando a las fuerzas que avancen sobre la misma y ocupando posteriormente, por lo menos, Castuera y Monterrubio. Como acciones complementarias se actuará sobre Talavera y Córdoba.

Los difíciles avances nacionales de los días 14 y 15 de agosto

                El día 14 continúa al Norte la acción sobre Sierra de la Chimenea por parte de la 11ª División, en combinación con fuerzas de la 19ª, quedando al final de la jornada rodeada aquella Sierra.

                Al Sur, la 60ª ocupa, no sin vencer fuerte resistencia, las lomas al Oeste y la Sierra al Este del pueblo de Zarza Capilla, que queda prácticamente ocupado; en la operación colabora la Caballería. Las divisiones 112ª y 122ª, superando igualmente duras oposiciones, avanzan en el recodo definido por el ferrocarril de Ciudad Real y el río Zújar, alcanzando el kilómetro 312 de aquel, el cerro Dos Ríos y las dos alturas denominadas Mangada, sufriendo luego las fuerzas violentos contraataques.

                El día 15 queda totalmente limpia de enemigo la Sierra de la Chimenea, hecho lo cual las fuerzas de la 11ª División son relevadas por otras de la 19ª, comenzando seguidamente su traslado a la zona del Puente del Arzobispo, pensando en futuras operaciones.

                La 21ª División se establece en la orilla izquierda del Zújar al Oeste de Los Caserones, enlazando al Norte con fuerzas de la 19ª. La 60ª ocupa las alturas al Norte de Zarza Capilla, y la 112ª y 122ª las alturas enemigas del recodo del Zújar.

                La dureza del terreno favorece su defensa, que cada día resulta más tenaz y positiva.

Refuerzos para el Ejército de Extremadura

                Las primeras divisiones de refuerzo enviadas por el general Miaja en apoyo del coronel Prada llegan al teatro de operaciones extremeño el día 16 [agosto]. Son las divisiones 71ª y 28ª.

                La 71ª [División], reserva del Ejército de Andalucía, está mandada por el teniente coronel Carlos Cuerda, que dispone de las brigadas 73ª, 198ª y 199ª. La 28ª [División], viene de Levante, su jefe es el mayor Mayordomo Moreno y las brigadas, 125ª, 126ª y 127ª. En ese día 16 [agosto] comienzan, además, a moverse las divisiones 19ª y 52ª, también desde el teatro de operaciones de Levante.

                Estas últimas proceden, respectivamente, de los cuerpos XVII y XVI. La 19ª [División] está mandada por el mayor Martínez Lignac, y consta de las brigadas 6ª, 52ª y 58ª; la 52ª [División], del mayor Martínez Cartón, está integrada por las brigadas 43ª, 175ª y 197ª.

                Se podrá contar, además, con la 6ª División, procedente igualmente de Levante (XX Cuerpo), mandada por el mayor Valeriano Marquina y compuesta por las brigadas 107ª, 209ª y 220ª, División que se encontrará también pronto combatiendo en tierras del Zújar y el Guadiana.

                La 71ª [División] reforzará el VI Cuerpo, la 6ª, 19ª y 28ª [divisiones] se afectarían al VII, y la 52ª [División] se integrará en el VIII.

                Apoyo considerable, que pronto desequilibrará acusadamente la balanza, sobre todo si se añade a aquel apoyo tres compañías de tanques, seis de blindados, y seis grupos y seis baterías, con un total de 82 piezas.

                La batalla del Ebro iba a salvar, no sólo a Valencia, como es de sobra sabido, sino también a Almadén.

Los primeros proyectos de Prada. El paso del Zújar

                Respondiendo a esta idea el mando del VII Cuerpo daba una orden de operaciones en la que se señalaban las misiones siguientes: la 37ª División, a la que se agregaba un batallón de la 148ª Brigada (36ª División, situada en el frente del Tajo), más una sección de tanques, efectuará un combate de reconocimiento sobre el kilómetro 27 de la carretera de Puebla de Alcocer a Castuera (tras el cual se encontraba el puente sobre el Zújar y la posición de Los Caserones). Con otro batallón de la misma Brigada 148ª, una sección de tanques y un escuadrón, efectuaría otro combate, también de reconocimiento, siguiendo el eje de la carretera que desde Sancti Spíritus conduce a la de Puebla de Alcocer a Cabeza de Buey y que luego de pasar el Zújar lleva a la casa de la Higuera. La orden decía: “Se entienden que estos [combates] deberán de hacerse con la suficiente energía para obtener un reconocimiento exacto, si bien también con la necesaria prudencia para que tácticamente las fuerzas no queden en ningún momento en situación comprometida”.

Patrulla de Caballería sublevada en el sector de Navalmoral de la Mata. En concreto, se encuentran cruzando el primer ojo del Puente del Arzobispo en la orilla extremeña.

                Son éstos los dos objetivos ocupados por la División 21ª el día 10 [agosto] y por la Caballería el 12 [agosto] y serán los principales puntos elegidos para cruzar el Zújar.

Los duros días de espera

                El diario de operaciones del Ejército del Sur se limita a decir el día 16 [agosto]: “El enemigo atacó fuertemente en el Sector de Zarza Capilla, siendo enérgicamente rechazado”. La 60ª División ha tratado de avanzar sobre el sistema montañoso de Peñalsordo, no consiguiendo vencer la desesperada resistencia contraria. La 112ª y la 122ª no se han movido.

                A partir del 17 [agosto] la combatividad de las fuerzas del Ejército de Extremadura va a acentuarse de modo muy acusado.

                El parte del Ejército nacional del Sur de este día dice: “En el Sector de Cabeza de Buey el enemigo ha contraatacado repetidas veces nuestras posiciones, siendo enérgicamente rechazado y causándole gran número de bajas”. Los puntos más sensibles de las embestidas serían la zona de la unión del Guadalemar con el Zújar y los alrededores de Zarza Capilla.

                El 18 de agosto, al amanecer, Prada ordena que el Cuerpo de Ejército VII se mantenga a la defensiva a toda costa, y que el VIII continúe los contraataques de la anterior jornada; se agrega a las fuerzas una compañía de tanques.

                El 19 [agosto], Prada autoriza al jefe del VIII Cuerpo para “ejecutar golpes de mano donde la situación táctica lo aconseje”, sobre objetivos concretos y sin comprometerse en una ofensiva a fondo. A la tarde pasaban el Zújar unos 150 hombres, que luego lo repasarían, diezmados. ¿Son los de la 37ª División y la 148ª Brigada, de que antes se habló?

Una petición y una negativa

                En estos días el Ejército de Extremadura se ha limitado a “marcar” al contrario, desgastarle y tantear los diferentes puntos del frente, pero existe aquí evidentemente la amenaza larvada de una acción general, totalmente distinta, en la que se tratará de pasar de un modo decidido a la contraofensiva.

                Este cambio sensible del “clima”, que denota un futuro y acusado desequilibrio de fuerzas a favor del coronel Prada, es lo que obliga al general Queipo de Llano, el 19 de agosto, a dirigirse al general Franco en un telegrama que comienza así: “Información enemigo acusa sensibles refuerzos Ejército rojo Extremadura, habiendo aumentado también actividad aviación”. En el telegrama se habla de los bombardeos que sufren sus fuerzas y luego se señala: “Todo ello demuestra atención que enemigo ha prestado a nuestra proximidad Almadén”. Por todo lo cual apunta que cree llegado el momento de que le sean enviadas más fuerzas, “o por lo menos la División 102ª”, cuyo regreso se le ha ofrecido en momento oportuno[4].

                La contestación del Generalísimo es negativa: “Situación general impide envío de fuerzas de otro frente. División 102ª empeñada en acción, no retirada todavía”.

                El 19 de agosto, en el frente del Ebro, languidecía la fuertísima y sangrienta batalla local de la Sierra de Pandols, teniéndose que ser retiradas de línea las dos principales Divisiones contrincantes, terriblemente quebrantadas. “El Ebro” iba a ser así un actor presente y muy importante en tierras extremeñas.

Asegurar el frente y pasar a la defensiva

                Indudablemente los dos días 17 y 18 [agosto], y debido a los fuertes contraataques mencionados, han hecho ver al general Queipo de Llano totalmente cambiada la situación: el enemigo es muy peligroso y lo va a ser más aún, y él sabe, además, que no puede contar, al menos de momento, con más fuerzas que las suyas. Así, pues, lo importante por encima de todo será asegurar el frente, endeble en muchos puntos, pasando a la defensiva.

                En la orden de operaciones dada el 20 de agosto dispone que la 21ª División se extienda desde el río Guadiana, donde enlaza con el Ejército del Centro, hasta el camino de las Minas al río Zújar, arroyo del Piojo; la 60ª, desde dicho camino al arroyo Rencano, situado al Oeste de la altura de Dos Ríos; la 122ª, a partir de dicho arroyo al vértice Loboso; desde el cual desplegará la 24ª División. La 112ª quedará en reserva, aunque eventualmente con media Brigada en las estribaciones del vértice Cabezuela. Y la Caballería concentrará una Columna al Sur de Helechal y otra en las estribaciones Norte del macizo de los Tiros.

La Orden del coronel Prada para la contraofensiva general

                Teniendo ya a su disposición las fuerzas necesarias, Prada firmará el 22 de agosto una Directiva, en realidad Orden de operaciones, en la que señala que, para contrarrestar la acción enemiga, “se desarrollará una maniobra ofensiva”. El objetivo será “envolver las fuerzas que se encuentran en el saliente de Cabeza de Buey, dejándolas aisladas y procurando su destrucción o captura”. Se realizarán dos ataques convergentes sobre Castuera, desde Puebla de Alcocer y desde la loma Morras, en la orilla derecha del Zújar, a cargo, respectivamente, de los Cuerpos VII y VIII, figurando como fuerzas ejecutantes, en el VII Cuerpo, las Divisiones 6ª, 19ª y 28ª, más una compañía de tanques y una de blindados. Como artillería no divisionaria, habrá 29 piezas a disposición del VII Cuerpo y 34 para el VIII; actuando además “toda la Aviación a disposición de este Ejército”, sin que se precise aquí más.

                Referente a la acción del VII Cuerpo, en el que era fundamental el paso del Zújar, dice la orden: “El ataque a las posiciones enemigas del río sobre los ejes indicados se realizará de noche, con núcleos de tropas escogidas, operando por sorpresa y combinando la acción de las direcciones, de modo que las resistencias más fuertes sean desbordadas y envueltas al mismo tiempo que el ataque de frente”. Es claro que el reciente triunfo del paso nocturno del Ebro estaba presente, y bien presente, en la orden del coronel Prada.

                El detalle de las acciones sucesivas al paso del río es de gran interés. Dichas acciones serán en realidad tres, llamadas fases u objetivos”.

                En la primera fase de la operación, o “primer objetivo”, la 6ª División cruzaría el Zújar por la loma Portuguesa, tres kilómetros al Este de la carretera de Campanario a Orellana, marchando hacía el Sur y ocupando entre otros objetivos Malpica, las Tablillas y el vértice Marroquín; la 19ª alcanzaría la línea definida por las lomas Dorado, Pelalobosa, Manotero y El Torilejo, lanzando una vez pasadas las fuerzas el Zújar destacamentos de blindados con la misión de cortar la circulación por las carreteras e informar de las reservas del enemigo; finalmente, la 28ª División pasaría el río por el vado del Canchar, protegiendo el flanco Este de la 19ª División.

                En la segunda fase (“segundo objetivo”) la 6ª División, girando a su derecha, seguiría el camino vecinal de Orellana a Campanario, ocupando este último pueblo, y continuando hacia el Sur, pasando por el vértice Antanillas y quedando 1.500 metros al Oeste de Castuera; la 19ª ocuparía las sierras de Castuera y Benquerencia; y la 28ª se establecería en la carretera llamada de “La Golondrina”, hasta su cruce con la de Puebla a Castuera, esto es, en Los Caserones.

                El detalle del “tercer objetivo” no interesa aquí.

                En el VIII Cuerpo, la 52ª División y todos los efectivos de que se pudiese disponer de la 51ª, más los medios suplementarios, realizarían el ataque principal en dirección a Monterrubio, lanzando un destacamento de blindados que cortase las comunicaciones.

La 21ª División, nacional, y su despliegue

                Puede decirse que esta División era en su origen una de las más antiguas del Ejército nacional, ya que se había formado a base de los destacamentos primeros que fueron jalonando el frente de la provincia de Badajoz, cuando dos años antes el teniente coronel Yagüe la cruzaba rápidamente para marchar sobre Madrid.

                Su mando, el teniente coronel don Eduardo Cañizares, máxima autoridad militar en la provincia, sería nombrado, en abril de 1937, jefe de la, entonces recién nacida “División de Badajoz”, luego División 21ª.

                En agosto de 1938 el ya coronel Cañizares tenía su Unidad dividida en dos Brigadas, I y II, y éstas a su vez en Medias Brigadas, con doce batallones y dos grupos de artillería (tres baterías de 75 y dos de 105, respectivamente). Había, además, dos Agrupaciones de Caballería (II y IV) y tres compañías de Ingenieros. Los mandos de las Brigadas correspondían a los tenientes coroneles Cobián y Fernández Heredia[5] y las fuerzas de Infantería pertenecían a la Falange de Badajoz y al Regimiento número 3 de Castilla de dicha capital [6]. A la Unidad se le habían afectado dos batallones de Trabajadores.

                El espíritu de la División no podía ser alto. Dos años de estabilización suponen una erosión de la moral y una forzosa inexperiencia en táctica de combate. Hay aquí un dato revelador, y es el gran número de bajas por enfermedad, precisamente de oficiales, y más aún de oficiales subalternos, en los días que precedieron a la contraofensiva del Ejército Popular[7].

                El terreno que cubría la 21ª División el 22 de agosto [1938] era muy extenso, inhóspito, con extensas zonas ausentes de toda vegetación y otras en las que esta vegetación era sumamente pobre. Era un terreno muy movido, pero sin alturas destacadas y hacia el Zújar abundaban las barrancadas muy profundas, obra de la erosión. El coronel Cañizares lo describió muy elocuentemente con las siguientes palabras: “La que podríamos llamar planicie de La Serena es un terreno descubierto de vegetación, de monótono y triste aspecto, difícil de identificar por carecer en general de detalles sobresalientes, cruzado por innúmeras veredas y surcos carretables, que forman confusa madeja, en la que el extravío o pérdida del viajero es muy fácil, y donde, sin embargo, hay los suficientes caminos e itinerarios a cubierto de vistas por donde un enemigo audaz puede deslizarse, y en que para ir de un lugar determinado a otro hay necesidad de dar grandes rodeos, recorriendo mucho más camino del que directamente mediara entre ellos”[8].

                Una orden del II Cuerpo de Ejército había precisado el despliegue exacto que deberían tener los batallones de la 21ª División. De su I Brigada habría entre los ríos Guadiana y Zújar dos, uno en primera línea y otro en reserva. Entre el recodo del Zújar conocido por Las Vegas de San Pedro y el camino de la Casa Arroyanillo Alto a la Casa Adelfilla, esto es, al pie del cerro de Cuesta Mala, se situaría dos batallones en primera línea y otros dos en reserva. La II Brigada establecería dos puntos de resistencia cubriendo las carreteras de Cabeza de Buey a Sancti Spíritus y a Puebla de Alcocer, ambos sobre el Zújar; figurando a retaguardia otro batallón. Entre la carretera a Sancti Spíritus y el camino de las Minas al río Zújar (arroyo del Piojo) habría otros dos batallones, con un tercero en segunda línea.

                El espacio, muy grande, comprendido entre las dos Brigadas sería atendido por la Caballería de la División, parte de la cual vigilaría, manteniéndose el resto en reserva.

                De la artillería una batería del grupo de 75 se encontraba al Norte del Zújar y las otras dos un kilómetro al Sur de Caserones; el grupo de 105 se hallaba reunido un kilómetro al Suroeste de Casa de la Higuera.

Avisos de contraofensiva

                En toda la línea del frente, y concretamente en la parte correspondiente a la 21ª División se tenía conocimiento -por pasados y evadidos- del número de Grandes Unidades que se estaban concentrando en la retaguardia, cuyo destino, naturalmente, sería el de atacar. Se sabía, incluso, que procedían, las más, de Levante, lo que garantizaba su experiencia de grandes batallas, y que el mayor número de Divisiones se situaban entre el Guadiana y el Zújar inferior y no al Sur, en torno a Zújar superior, lo que aseguraba que el ataque más fuerte tendría lugar por el frente correspondiente a la 21ª División.

                El día 22 [agosto] los aviones nacionales que se habían recientemente trasladado al cielo extremeño desde el del Ebro dieron información de que entre Puebla de Alcocer y la posición de Caserones se encontraban abundantes carros de combate y piezas de artillería, aparte de nutridos grupos de personal.

Día 23 [agosto]. Rotura de la 21ª División

El ataque esperado se inició en las últimas horas del día 22, esto es, ya de noche. Se recogía así la experiencia del Ebro, de Teruel, de Belchite y de Brunete (documento anexo nº1 al final del texto) [9]. Y se recogía también la buena información que se tenía sobre la debilidad de la División 21ª, porque el ataque se iniciaba por el frente de su I Brigada, y porque además se sabe que allí el terreno no tiene obstáculos defensivos señalados, con un río de fácil paso en esta época del año e infinitos caminos, propicios a un avance en profundidad, con apoyo de carros y blindados. De momento se tantea toda la línea entre el Guadiana y Cuesta Mala, infiltrándose por un punto no precisado un destacamento de unos 150 hombres, que luego se verá obligado a volver atrás, tras sufrir bajas[10].

Con las primeras horas del 23 [agosto], ya con la luz del sol, el combate se corre a las posiciones de la II Brigada.

La mañana de este día 23 transcurrirá en una constante presión en todo el frente, continuando el atacante tratando de encontrar puntos débiles por donde pueda romper la resistencia inicialmente encontrada. Al parecer estos puntos van a ser, en un primer momento, la posición de los Caserones, desbordada por ambos flancos, y el arroyo del Ajo, por donde tendrá lugar una peligrosa infiltración. En la zona correspondiente a la II Brigada la presión será también general y muy fuerte.

En apoyo de las fuerzas de primera línea acuden varios batallones de la reserva divisionaria, y en hora no precisada se envía la IV Agrupación de Caballería (también divisionaria) en apoyo de la II Brigada, prometiendo, además, el general Solans enviar dos batallones (al parecer de reserva de Cuerpo) a la zona de la Casa del Risco[11].

Pasado el mediodía, el jefe de la I Brigada estima la situación muy grave, sobre todo al cesar de volar la Aviación propia y dejar el cielo para la contraria. Cerca de las dos de la tarde el jefe de la II Brigada comunica también que su situación es muy difícil.

A las tres de la tarde quince minutos, los Caserones son intensamente bombardeados por la aviación, y poco después de las tres y media el batallón que lo defiende es arrollado y desalojado de sus posiciones, replegándose[12].

Ya por entonces se tiene también conocimiento de la gravedad de la penetración enemiga llevada a cabo por el arroyo del Ajo, decidiéndose enviar allí -y no en apoyo de la II Brigada, como se pensó en un principio- la IV Agrupación de Caballería, con un batallón de la reserva de cada Brigada de la División[13].

A las cuatro de la tarde cuarenta minutos se inicia lentamente la retirada de la II Brigada[14]. A las seis y media el jefe de la misma comunica que no puede sostenerse más y que el enemigo le envuelve.

En auxilio de esta II Brigada se ha enviado otra Agrupación de Caballería divisionaria, la II, decidiendo a la vez el general Solans que los dos batallones prometidos no vayan a Casa del Risco, sino que marchen directamente hacia los Caserones, quizá con la esperanza de recuperarlos.

Con la llegada de la noche empeora notablemente la situación general. “Todos los batallones daban enemigo en sus flancos, desbordando y rebasando sus dispositivos, y las reservas eran escasas y, sobre todo, no podían acudir a todas partes a la vez”[15].

Pero no solo hay ataques en el frente de la 21ª División. En realidad, y según el parte del Ejército del Sur, se desencadena uno general desde el Guadiana al Guadalquivir (pantano de Guadalmellato). En los sectores de la División 23ª (Villaharta, Córdoba) y 22 (Pueblonuevo, Córdoba) han tenido simple carácter demostrativo, pero en el de la 24ª (Zújar superior) ha revestido gran violencia.

Día 24 [agosto]. Retirada de la 21ª División y Plan de retirada general

Cuando amanecía, ya dentro del día 24, quedó de manifiesto la desesperada situación de todo este frente. Se había hundido, particularmente, por la zona de los Caserones, por el arroyo del Ajo y también por donde no se esperaba, al Norte del Zújar, por las lomas Terrines y Siete Toriles, cuyas fuerzas se retiraban hacia el Norte, buscando el Guadiana y su orilla derecha. La II Brigada de la 21ª División resistía, al parecer, mejor, retirándose en orden. No se había perdido ninguna batería.

Es imposible -por falta de documentación- reconstruir con detalle las vicisitudes de esta dramática jornada, hora tras hora. Se sabe, sí, que la División 28ª [republicana] pasa el Zújar por el vado del Canchar, encontrando una resistencia muy fuerte en la loma Carneril, que domina el amplio “bucle” que forma allí el río, consiguiendo rodearla y avanzar hacia la loma Calderuela, que rebasa; que la 19ª [División republicana] pasa el río por el vado de Cuesta Mala, y que la 6ª [División republicana] ha ocupado la altura de Caserones, luego de desbordarla por ambos flancos y cruzar el Zújar por las inmediaciones de la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer, si no por ella misma, extendiéndose en profundidad. (Ha habido aquí, indudablemente, un cambio en el plan primitivo que fijaba otros puntos de cruce del río).

Este día 24, a una hora no precisada, el general Solans pide al general Queipo de Llano, “urgentísimamente”, la autorización para retirar la 21ª División, señalándole al efecto para su I Brigada una línea de retirada definida por la Casa del Moro y el vértice Marroquín. En cuanto a la División 60ª [sublevada] y la parte de la 112ª que se encuentra combatiendo a su izquierda y las fuerzas de la II Brigada de la 21ª División, en retirada, propone Solans se acojan a una línea definida por los vértices Torozo y Cabezuela, loma Amarillo y vértice Naranjo, pensando en salvar a toda costa Cabeza de Buey, aunque se pierda Zarza Capilla y las alturas que la rodean. Como situación, la 112ª defendería el territorio desde Almorchón a Castuera y la 122ª el comprendido entre Castuera y Campanario.

De la División de Caballería que se encuentra en Monterrubio, una de sus brigadas sale a las seis de la mañana en dirección a Castuera, a donde llega al mediodía. Inmediatamente parte hacia la zona Vértice Marroquín-Casa del Moro, tomando como eje la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer y recorriendo toda esta zona en misión de vigilancia, llegando por el Este hasta la carretera, o camino más bien de Cabeza del Buey a Puebla, llamado de “La Golondrina”. Con ello permite la entrada en fuego de varios batallones de la 122ª [División], llevados apresuradamente a la línea, varias veces repetida, vértice Marroquín-Casa del Moro.El teniente coronel Fernández Martos, de la 122ª, se traslada a Castuera, para desde allí hacerse cargo de la situación y despliegue de las fuerzas. La otra Brigada de la División de Caballería se dirige hacia la loma del Cuervo en misión de proteger la retirada de los batallones de la 60ª y la 112ª Divisiones y los de la II Brigada de la 21ª División, establecidos en un principio al Norte de Casa de la Higuera y que han sido batidos.

Todo este movimiento de fuerzas tendrá lugar en medio de constantes ataques y bajo el fuego incesante de la artillería y los aviones. Queipo de Llano pide al Generalísimo, con insistencia, el envío de aviación.

Día 25 [agosto]. Continúa la retirada

El avance de las Divisiones 6ª, 28ª y 19ª [republicanas] es en esta jornada muy profundo, Mientras en una primera fase del ataque, la 28ª División alcanza la línea Hoyas Altas-El Risco-vértice Ibañez-Casa Palanquilla-Tiesa Cabra-La Cabra y la División 19ª llega a las señaladas por las alturas de Jarante, Cuesta Mala, Ventosilla y Setecientos, posteriormente la 28ª empuja a las fuerzas contrarias hasta las alturas de Siete Toriles, Las Cañadillas, el vértice Naranjo y la loma La Gama, situándose la 19ª en el kilómetro 15 de la carretera de Castuera a Puebla. La 6ª avanza en dirección a la Casa del Moro.

Plano con la situación de los frentes que se estableciero a partir del 10 de agosto de 1938. Diario La Habana 12 de agosto.

La II Brigada de la 122ª División nacional, desplegada convenientemente y apoyada por la Caballería, inicia su contraofensiva en dirección al Zújar desde la zona Casa del Moro-vértice Marroquín, combatiendo sin cesar durante todo el día y avanzando algo al Noroeste de aquella Casa. A la vez, y cumpliendo instrucciones del jefe del Ejército del Centro, fuerzas del mismo realizan una acción de contraofensiva hacia el flanco y retaguardia enemiga, cruzando la línea del Guadiana, desde el vértice Cogolludo al puente al Sur de Orellana la Vieja, y atacando desde esta zona en dirección al otro puente sobre el Zújar de los Caserones. El mando de la operación corresponde al jefe de la División 19ª, que dispone de algunos efectivos propios y de la 11ª, una Brigada de Caballería y cinco grupos y cuatro baterías.

En el flanco derecho del despliegue nacional, las fuerzas son empujadas constantemente. El recodo Sur del Zújar está defendido por la II Brigada de la 122ª, y más al Norte se encuentran las de la 60ª, las quebrantadas de la 21ª y la Caballería. La 112ª se dispone a defender la línea Benquerencia-Buitrera-Almorchón.

En este día 25 llegan los primeros aviones procedentes del Ebro y el general Franco anuncia al general Queipo de Llano que ha ordenado la salida de línea -en ese frente del Ebro- de la 102ª División, cuyo traslado se iniciará al día siguiente con la mayor rapidez.

Día 26 [agosto]. Derrumbamiento total del frente de la 21ª División

El Ejército de Extremadura del general Prada ocupa en esta jornada el vértice Marroquín, llegando al kilómetro 9 de la carretera a Castuera. Otras formas ganan la loma Dorada y presionan fuertemente en dirección Sur, buscando los collados de Godoy (o Mejara) y Almorchón, aún lejanos, mientras que por el Oeste se trata de llegar a la carretera de Campanario a Castuera. La situación es cada vez más grave.

Se intenta detener el avance de esta jornada mediante la maniobra combinada de las dos Brigadas de la División de Caballería, partiendo una de ellas (derecha) de la loma de El Cuervo y sus proximidades, y la otra (izquierda), de la línea Casas del Moro-vértice Marroquín. Ambas deberán envolver y rodear por retaguardia a las fuerzas enemigas en progresión, pero la misión resulta imposible de cumplir, llegando solo los jinetes por la izquierda hasta el kilómetro 13 de la carretera de Castuera a Puebla y teniendo al final que retroceder hasta el kilómetro 9, lográndose apenas por la derecha retardar sólo el avance contrario.

La II Brigada de la 122ª División, por su parte, ha intentado progresar hasta el Zújar, consiguiendo por su ala izquierda en algún punto alcanzar su cauce, pero desbordada primero por la derecha y luego también por la izquierda, el jefe de la Brigada (teniente coronel Fernández Martos) recibe orden de retirarse al río Guadalofre.

Ya puede decirse que se ha fijado la línea general de retirada: es la determinada por los vértices Torozo y Cabezuela -abandonándose Zarza Capilla y sus alturas al Norte-, sierra Almagrera, le llamado Puerto Almorchón -en realidad, una zona imprecisa a vanguardia de este poblado-, el también llamado puerto Buitrera -en rigor, la falda de la sierra de este nombre-, el kilómetro 347 del ferrocarril, El Peñoncillo, el kilómetro 6 de la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer, la mina Miraflores, Pico de Lirio y el río Guadalefra.

La Caballería hace un reconocimiento de la línea del Guadalefra, que cubren seguidamente los infantes. La ocupación de posiciones por estos se lleva a cabo “ordenadamente y con valor extraordinario, haciendo avances en la retirada (sic), con objeto de entretener al contrario”, según consta en el diario de la División. A las nueve de la noche las fuerzas quedan establecidas en sus nuevas posiciones.

La 112ª División, por su parte, va ocupando la línea Benquerencia-Buitrera-vértice Tiros-Sierra Almagrera. “La marcha -dirá igualmente el diario de esta unidad- se efectúa a pie, y a pesar del cansancio de las fuerzas se realiza con extraordinario orden, sin dejar detrás ni una sola caja de municiones, dando muestras todas las fuerzas de su elevado espíritu”.

La visión totalmente pesimista de la jornada sólo tiene un ligero alivio: entre los ríos Guadiana y Zújar se ganan las alturas de Terrines y Siete Toriles, que amenazan de flanco la 6ª División enemiga.

Al terminarse esta jornada del 26 [agosto], el jefe del Ejército de Extremadura [republicano], en una Directiva, ordena que el VII Cuerpo continúe su avance, “procurando imprimir mayor velocidad al mismo, dirigiéndose resueltamente la 6ª División sobre Campanario y la 19ª sobre Castuera”. El VIII Cuerpo deberá realizar acciones locales: su actuación, con frecuentes ataques, algunos muy duros, no ha arrojado ningún resultado positivo.

Días 27 a 31 [agosto]. Hacia la estabilización

                Día 27. Por el Este la División 28ª llega a dos kilómetros del vértice Torozo, y a otros dos del vértice Cabezuela. Por el Oeste, la 6ª División ataca, con tanques, artillería y gran densidad de fuerzas de infantería, la línea del Guadalefra, que no puede romper. La 19ª no se mueve prácticamente. Las divisiones nacionales sufren a lo largo de su despliegue presiones muy fuertes. La 112ª se extiende ya desde el Este de Sierra Almagrera al Pico del Lirio, sobre la línea prevista. El general Solans ha dispuesto sea retirada la maltrecha 21ª División. El coronel Prada dispone que las divisiones 6ª y 19ª prosigan su avance y que las brigadas 25ª (51ª División) y 197ª (52ª División) se trasladen a la zona del Guadiana, vigilando sus pasos entre Casas de Don Pedro y Navalvillar de Pela, e intentando incluso una acción ofensiva para dominar el puente sobre el río de la carretera Campanario-Orellana. En el VIII Cuerpo, la Brigada 114ª (División 63ª) deberá atacar en el Sector de Peñalsordo en dirección Zarza Capilla-Cabeza del Buey, para envolver y hacer caer del revés las posiciones de Sierra del Torozo.

                Día 28. Poco a poco va fijándose el frente, sobre la línea conocida. El cansancio de las fuerzas de uno y otro bando es grande. Prada reitera órdenes anteriores: la 6ª debe ocupar Campanario, la 19ª la Sierra de Benquerencia, y la 28ª extenderse hacia el Sur todo lo posible. Mientras, en el VIII Cuerpo -que ha avanzado muy poco, o nada- la División 52ª (incompleta) y la 38ª deben lanzarse impetuosas sobre Cabeza del Buey. Pero sólo se consigue en este día aumentar más el desgaste de todos.

                Día 29. El general Franco ordena al general Dávila, jefe del Ejército del Norte, que envíe a la zona de Trujillo, a disposición del Ejército del Sur, fuerzas de la División 85ª[16], para reforzar la línea del Guadalofre, vital para defender la parte más codiciada de la tierra de La Serena. Prada, por una parte modera sus ímpetus anteriores, y por otra reitera sus órdenes, bien que modificándolas en algunos puntos. “El ataque en dirección de Campanario -dice- se mantendrá, con objeto de fijar al enemigo, pero sin desgastar las fuerzas propias, que no se emplearán a fondo”. Se tratará, especialmente, de ocupar la Sierra de Benquerencia y cortar las comunicaciones de Castuera con Cabeza del Buey, envolviendo luego Castuera. Una brigada de la 28ª División avanzaría en dirección El Helechal-Monterrubio, con la misión de cortar la retirada de las fuerzas enemigas que se encontraran en Cabeza del Buey, buscando contacto, por la derecha con la 19ª División, y por la izquierda con el VIII Cuerpo (Divisiones 52ª y 38ª) deberían atacar según las preceptivas ya conocidas. Más tampoco se consigue en este día variación sensible de la línea del frente.

Día 30. Las fuerzas nacionales pierden por la mañana la altura de Dos Ríos, que se recupera a la tarde. Una directiva del Ejército de Extremadura, comienza diciendo que “es esencial liquidar rápidamente la situación en el Sector de Cabeza del Buey”. En consecuencia, se dispone que las Divisiones 6ª y 19ª definan y contorneen sus frentes respectivos, “sin empeñarse a fondo más que en el caso de presentarse circunstancias muy favorables”, y que la 28ª División coadyuve a la acción que sobre Cabeza del Buey realice el VIII Cuerpo, avanzando hacia El Helechal y Almorchón. Son las órdenes reiteradas del día 29, y en ellas se delata el afán de liquidar una situación que ya resulta harto incómoda.

La estabilización

                El 1 de septiembre [1938] la orden de Prada señala que la 6ª y 19ª ataquen, pero “con objetivos concretos y limitados”, y que el VIII Cuerpo continúe su maniobra. El 2 parece que el jefe del Ejército de Extremadura vuelve sobre sus pasos y ordena al VII Cuerpo ataque “con toda decisión y energía” en dirección a Campanario y Castuera, y el VIII a Cabeza del Buey, pero en la misma orden se habla de fortificar intensamente el frente y organizarlo defensivamente. El día 3 las órdenes señalan como objetivos los vértices Cabezuela, Almagrera y Torozo.

                Todos estos días hay ataques frecuentes sobre diversos puntos, en ocasiones muy violentos pero que no alteran la situación general. Todavía hay uno, el 7, sobre el vértice Cabezuela, que se repite el 13, el 18 sobre las minas de Miraflores y el 20 sobre la línea Castuera-Benquerencia.

                El 14 de septiembre Prada había ordenado a la 6ª División llevar a cabo un reconocimiento ofensivo sobre Campanario.

Despliegues finales

                El 31 de agosto el Generalísimo disponía que, llegada ya al frente extremeño la 102ª División y media Brigada de la 85ª, se organizara el frente en que tanto se había combatido en los cuatro Sectores siguientes[17]:

-Sector de Guadalefra: Extendido desde la confluencia de este río con el Zújar al Pico del Lirio, estando a cargo de la 122ª División (coronel Redondo), con dos grupos de artillería.

Sector de Castuera-Almagrera: Situado a continuación del anterior hasta Sierra Almagrera, inclusive, bajo mando del coronel Baturone, que contaría con su División 112ª y una Brigada de la División que se estaba organizando en sustitución de la 21ª, ésta al mando del teniente coronel Díaz Olavarría, con tres grupos y tres baterías.

Sector de Cabeza del Buey: Desde Sierra Almagrera al vértice Loboso, inclusive, comprendiendo, pues, la parte del recodo del Zújar no perdida, siendo su jefe el coronel Castejón, con la 102ª División completa, una Brigada de la 60ª y un batallón de Ametralladoras del Ejército, con dos grupos y una batería.

Sector Monterrubio: Limitado por el vértice Loboso y al extremo oriental de Sierra Mesegara, con la División 24ª, completa (coronel Jevenois), un grupo y una batería.

Como reserva de Cuerpo de Ejército figuraba media Brigada de la 85ª, acantonada en Quintana de la Serena, y como reserva de Ejército, la otra Brigada de la 60ª División, situada en Almorchón y Helechal.

En el Ejército (Popular) de Extremadura, el VII Cuerpo, despliega, de Norte a Sur sus Divisiones 37ª, 6ª, 28ª y 68ª, habiendo sido retirada la 19ª. En el VIII Cuerpo figuraban las Divisiones 38ª, 52ª y 63ª. Pero mezcladas en estas unidades había Brigadas de la 41ª y 51ª División y bastantes batallones de mil procedencias.

La segunda gran ofensiva del general Queipo de Llano y sus resultados

                La contraofensiva del coronel Prada tuvo unos resultados muy positivos. Aunque no consiguió su objetivo principal, que era la ocupación del saliente de Cabeza del Buey, tras ser seccionado del resto del frente, detuvo sí, en seco la segunda gran ofensiva de Queipo de Llano, aquella que pretendía reproducir el éxito grande de la primera, llegando a la línea del río Uso-puerto del Rey-río Guadiana-Puebla de Alcocer-Cabeza del Buey-Belalcázar-Herrera del Duque-Pueblonuevo, desde donde se hubiese tratado de llevar a cabo la tercera gran ofensiva, cuyo objetivo principal era, sin duda, Almadén.

                El segundo proyecto sólo podía realizarse con éxito sobre las mismas bases en que tuvo lugar el primero, el del cierre de la bolsa de Mérida: sorpresa (relativa) y superioridad de medios. Pero aquí faltó una y otra. En efecto, desde que se cierra aquella bolsa todo el frente enemigo y su retaguardia se pone en tensión. Prada pide ayuda a Miaja y éste se la suministra, y bien cumplida. Sólo en el terreno de las Grandes Unidades, le enviará cinco. Por contraste las fuerzas nacionales se han visto privadas desde el principio de dos de sus mejores Divisiones. El coronel Prada contará con sus iniciales Divisiones 29ª, 37ª, 38ª, 41ª, 51ª y 68ª, más las cinco de refresco o procedentes de frentes donde se han curtido en duras batallas: 6ª, 19ª, 28ª, 52ª y 71ª. Total: 11 Divisiones, frente a las siete nacionales 11ª, 19ª, 21ª, 24ª, 60ª, 112ª y 122ª. Dejamos a un lado las fuerzas de Caballería, tanques y blindados donde existía, en conjunto, una cierta equiparación.

                Sin embargo, y pese a todo, el fracaso de la operación no hubiese tenido lugar sin el hundimiento de la 21ª División, no tan espectacular como pudiese parecer a primera vista, pues sufrió prácticamente ella sola -poco fogueada- el embite de tres divisiones contrarias de calidad en un terreno con difíciles defensas, donde resistió, aunque retrocediendo, tres jornadas[18].

                El que el avance triunfal de tres Divisiones -6ª, 19ª, 28ª- quedara luego frenado sólo puede explicarse por el rápido y acertado manejo de las fuerzas nacionales en campaña, exiguas y que para tapar el gran boquete han de dejar otros Sectores muy poco guarnecidos. También, por la falta de acometividad -particularmente de la 28ª División-, la frontera topográfica que suponían las sierras de Castuera, Benquerencia, Buitrera, Tiros y Almagrera, y, sobre todo, por el fracaso de la ofensiva al Sur de Cabeza del Buey.

                Como en tantas otras ocasiones, la lucha, después de endurecerse considerablemente el frente, languidece de modo acusado para paralizarse enseguida. Sin embargo, la sangría había sido cuantiosa.

Bajas

                El 27 de septiembre el jefe del Ejército del Sur en el parte diario al Generalísimo diría: “Nuestras fuerzas, muy agotadas después de tantos días operando y con muchísimas bajas en efectivos y cuadros de oficiales, que ordeno reponer con urgencia, rogando ordene al General Jefe de Movilización, Instrucción y Recuperación atienda peticiones he de dirigirle en este sentido por carencia de oficiales y falta de efectivos en unidades depósito” [19].

                El general Cuesta ha señalado que durante el mes de agosto las bajas del Ejército del Sur, en el frente extremeño, fueron de 210 jefes y oficiales y 4.919 de suboficiales y tropas, puede decirse que todas correspondientes a la ofensiva y contraofensiva estudiadas aquí. Este dato es harto vago y necesitado de mayores precisiones.

                Pero la documentación existente es sumamente incompleta y sólo podemos dar algunos datos fragmentarios.

                En el Ejército del Sur[20] se carece de datos relacionados con las bajas propias y respecto a las ajenas se tiene sólo referencias vagas e incompletas. Por ejemplo: “muchos prisioneros” “muchos muertos”. De la fase ofensiva (9 de agosto y jornadas siguientes) los días más completos aquí son el 9 (80 prisioneros, 100 muertos enterrados y 14 presentados) y el 13 [agosto] (147, 144 y 147, respectivamente). El 15 se afirma que desde el principio de dicha ofensiva hay 600 prisioneros. Por lo que respecta a la contraofensiva republicana (día 23 y siguientes), curiosamente sólo se habla en la documentación nacional de los presentados: 5 el día 23 [agosto], 2 el 24, 6 el 25, 35 el 26 y 6 el 27. Evidentemente con esta documentación resulta demasiado aventurado hacer la menor conjetura.

                En el Ejército nacional del Centro (Agrupación Tajo-Guadiana) ocurre algo parecido[21]. De la fase ofensiva tenemos escasos datos. Las bajas propias -muchas veces de una sola División- son 19 el día 10 [agosto], 97 entre los días 13 y 15, y 49, el 14. De la segunda fase, 23 el día 23, 3 el 26, 14 el 28 y 12 el 29. Del enemigo se dan estas cifras entre muertos y prisioneros: 35 el día 10 [agosto]; 640 los días 13 y 15, 9 el 14, 16 el 23, 16 el 28 y 5 el 29.

                Pero si pobre es la documentación nacional, mayor aún es la del Ejército Popular, prácticamente reducida a cero en este aspecto.

Operación complementaria: avance del frente Tajo-Guadiana (21-23 agosto 1938)[22]

                La Sierra de Altamira y sus puertos

                El 7 de agosto el Ejército del Centro había dado una “Nota relativa a la ocupación de los puertos de San Vicente y del Rey”[23]. Se trataba, en rígor de apoderarse íntegramente de la Sierra de Altamira y de las sierras vecinas, hasta alcanzar por el Norte el valle del río Uso, superándole inclusive si las circunstancias eran favorables, y por el Sur al dominio de los valles de Guadarranque y Guadalupe en una extensión suficiente para permitir la libre circulación por la carretera de El Puente del Arzobispo a Cañamero y Logrosán, a través de La Estrella y el Puerto de San Vicente.

                Ocupado este puerto se dominaría una extensa comarca, pudiéndose ocupar entonces el Puerto del Rey, actuando desde el valle del Guadarranque y el del río Fresnedosa.

                Se consideraba, además, que la bolsa de Castilblanco se reduciría casi automáticamente, con lo que la línea se extendería, hacia el Norte y desde la Sierra de Chimenea por el curso del Guadiana hasta el puerto del Rey.

                Se trataba, en definitiva, de una operación complementaria de la del cierre de la bolsa de Mérida [Bolsa de La Serena], pero de cierta importancia, al quedar muy acortado el frente, facilitadas las comunicaciones entre los Ejércitos del Centro y del Sur y robustecidas la situación de las fuerzas de la comarca de La Serena.

Órdenes

                La orden de operaciones número 1 del I Cuerpo de Ejército, de 19 de agosto[24], señalaba como misión “enlazar los frentes del Tajo y del Guadiana por la depresión existentes entre las Sierras de La Estrella y Altamira, procediendo al envolvimiento y ocupación de la Sierra de La Estrella y la posesión del Puerto de San Vicente”.

                La Sierra de La Estrella se envolvería por el Este y por el Sur, y el Puerto de San Vicente se ocuparía avanzando desde la zona Fuentes-La Nava de Ricomalillo y sobre Alía, para atacar la salida occidental de dicho Puerto.

                Se organizarían tres Columnas y una Reserva. Las Columnas serían:

  • la Central, encargada de realizar el esfuerzo principal, con la División 11ª, menos un Regimiento, y tres grupos de artillería, dos divisionarios, todo a las órdenes del general Bartomeu.
  •  la de la Izquierda, con la Brigada de Caballería del coronel Ibañez de Aldecoa y una batería agregada, y
  • la de la Derecha, con la II Brigada de la División 14ª y dos grupos de artillería divisionarios, bajo el mando del coronel Carroquino, jefe de aquella Gran Unidad[25].

Como Reserva, el Regimiento sobrante de la 11ª División y las unidades de la 107ª que guarnecían el Sector.

Previamente, y según orden del I Cuerpo de Ejército, de 15 de agosto, la 107ª División había extendido su frente hasta el Puerto de Arrebatacapas, inclusive, límite con la 19ª División. Con ello se favorecía el despliegue general de las Divisiones 11ª y 14ª[26].

El enemigo

                La 29ª División defendía el frente desde el Tajo al Guadiana, con las Brigadas 46ª, 109ª y 114ª. A mediados de agosto la 71ª División, perteneciente al Ejército de Andalucía, había sido trasladada al frente de la 29ª División. Contaba aquella con las Brigadas 73ª, 198ª y 199ª y la mandaba el teniente coronel don Carlos Cuerda.

                De esta forma la zona correspondiente a los puertos de San Vicente y Rey quedó muy robustecida.

Las operaciones

                En realidad, habían comenzado el propio 19 de julio -según se vio ya- y continuado en la jornada siguiente, llegándose a una línea sensiblemente delimitada por la loma de Fuentelapio, Cerro Gómez, el vértice de Aldehuela y la altura de Foncalada.

                El 20 de agosto se habían concentrado en Villar del Pedroso [Cáceres] las fuerzas de la 14ª División[27].

                El 21, fuerzas de la 11ª División, que han de ejercer el esfuerzo principal, atraviesan el Tajo a viva fuerza, al Este del río Uso, luego de una intensa preparación de artillería y tras vencer la resistencia del enemigo, bien dotado de armas automáticas. Más al Este aún, y aprovechando la sorpresa general producida por el anterior ataque, cruzan el río otras fuerzas de esta División, en unión de la Brigada de Caballería, ocupando los jinetes, fácilmente, Aldenueva de Barbarroya [Toledo], y continuando su avance hacia La Nava de Ricomalillo [Toledo].

Simultáneamente, unidades de la 14ª División, partiendo del vértice Aldehuela, se dirigen hacia el Sureste, entrando en Aldeanueva de San Bartolomé [Toledo], mientras otras fuerzas de la nueva División cortan la carretera de La Nava de Ricomalillo a Campillo de la Jara [Toledo], enlazando luego con las de la 11ª División y aislando así la Sierra de La Estrella, con el pueblo de este nombre, donde se entra.

Continuando la persecución del enemigo, la 14ª División llega a Mohedas de la Jara, y la 11ª alcanza, a las nueve de la noche, Las Navas de Ricomalillo, con el macizo que lo domina.

El 22, y con muy fuerte calor, la División 11ª se apodera al anochecer de Campillo de la Jara, continuando ya de noche cerrada la persecución hacia el Puerto de San Vicente [Toledo], que es ocupado a las tres de la madrugada del 23, en combinación con fuerzas de la 14ª, las cuales han progresado por el Oeste. Se evacúa Sevillaneja de la Jara [Toledo].

Una Brigada de a 29ª División, la 46ª, así como otra de la División 41ª, la 81ª, llevada allí precipitadamente, han sufrido un quebranto considerable, quedando destrozados algunos de sus batallones.

Ya, sin enemigo prácticamente, llega el día 23 la 14ª División al Collado del Manzano, mientras que una unidad motorizada de la 11ª alcanza el pueblo de Alía [Cáceres], donde enlaza con fuerzas de la 19ª.

Estas, que han salido de las proximidades de Guadalupe, ocupan, además, el pueblo de La Calera [Cáceres], limpiando toda la zona de las estribaciones de Sierra de La Palomera.

El día 22 se había dispuesto que, una vez terminadas las operaciones, el frente quedara guarnecido de Norte a Sur, por batallones de la 107ª [División], una Brigada de la 11ª [División] y fuerzas, no precisadas, de la 19ª.

A la noche de este día tropas de Ingenieros establecían un puente provisional sobre el Guadarranque, procediendo a establecer pasos que sustituyeran a dos puentes volados en el Puerto de san Vicente.

Algún contraataque en los días sucesivos carecería de importancia. Tampoco la tendría tal o cual rectificación a vanguardia de la línea nacional.

Más adelante se dispuso que la División 19ª limitase a la izquierda con el I Cuerpo de Ejército, un kilómetro al Norte de los pueblos de Campillo y Mohedas de la Jara, y a derecha con el Ejército del Sur según los ríos Guadalupejo y Guadiana hasta su confluencia con el Ruecas.   

Bajas

                La documentación propia del Ejército nacional del Centro correspondiente al día 23, al hablar de estas operaciones, señala que se hicieron al enemigo 500 muertos, que hubo que enterrar, y 1.500 prisioneros, de ellos 50 heridos, que fueron hospitalizados.

                Las bajas de la División 14ª en dos de oficial, cuatro de suboficial y 65 de tropa. El parte del Ejército del Centro dice que ni la División 11ª ni la 19ª ni la de la Caballería enviaron relación de sus bajas.

                No se conocen datos de bajas en la documentación del Ejército Popular.

La jornada del 22 de agosto de 1938 para la 21ª División (Nacional)

Documento anexo nº1 [28]

II Cuerpo de Ejército. 21ª División

Parte de las Operaciones realizadas por la 21ª División desde el día 22 de agosto de 1938

I. Situación general. La señalada en la Orden del II Cuerpo de Ejército de fecha 20 de agosto de 1938.

Situación particular. La indicada en la Orden de defensa de la División de fecha 21 de agosto de 1938, con la modificación de que el 3º Regimiento por disposición superior y el Grupo de Artillería de 105 no se habían desplazado de sus posiciones.

Hechos ocurridos. El enemigo [los republicanos] desde las últimas horas del día 22, hasta las últimas de la tarde del 24, atacó fuertemente todo el frente cubierto por la División.

                Con cortas pausas en el combate sus esfuerzos se dirigieron principalmente a arrollar y envolver las posiciones ocupadas por los Batallones 2º, 8º, 14º y 13º de Castilla.

                Fue preciso maniobrar constantemente con las reservas de Regimiento para rechazar las constantes infiltraciones que entre Batallones pretendía, en especial por el hueco entre Brigadas.

Los republicanos lograron apoderarse de la posición izquierda del dispositivo del 2º Batallón con lo que amenazaban la carretera Caserones-Castuera. También y al presionar con una masa de gente, Artillería, Aviación y tanques sobre el 8º obliga a la retirada parcial de este Batallón. Con ello hay amenaza a la comunicación Caserones-Cabeza del Buey, por lo que la Artillería queda en apurada situación y en su vista se dispuso reacción ofensiva por los Batallones 4ª Bandera de FET de Badajoz y 12º de Castilla.

A las 12,40 el Jefe de la 1ª Brigada da cuenta que considera muy grave la situación. Que al marcharse nuestra Aviación el enemigo había lanzado un ataque durísimo con mucho fuego de cañón y carros. Que la reacción de los Batallones 4ª Bandera de FET de Badajoz y 12º de Castilla estaba casi paralizada. Expuesta al General Jefe del 2º Cuerpo de Ejército la situación tal y como el Jefe de Brigada la daba a conocer, a las 12 horas 45 minutos, autorizó el repliegue, a condición de que fuera ordenado, poniendo a salvo la Artillería y que se retirase hacia la línea Casa del Moro-Vértice Marroquín.

A las 12 horas 50 minutos, fue textualmente transmitida esa autorización al Jefe de la 1ª Brigada, que aunque telefónicamente, fue oída por el teniente coronel Tord, comandante Artalejo, Cornide y Castresana.

A las 13 h. 10 minutos, se pide al jefe de la 1ª Brigada que antes de iniciar el movimiento de repliegue lo comunique. Con gran entereza y serenidad aquel jefe admite la posibilidad de sostenerse hasta por la noche, pero que precisaría acción de la Aviación por su derecha.

A las 13 h. 15 minutos se comunica al jefe de E.M. del Cuerpo de Ejército esta buena disposición de ánimo del jefe de la 1ª Brigada, así como la solicitud de acción aérea sobre el flanco derecho.

A las 13 h. 40 minutos, el jefe de la 2ª Brigada da cuenta de que el enemigo continúa presionando mucho y combatiendo con Aviación, Artillería y tanques.

A las 13 h. 50 m. Se pierde la comunicación telefónica con el P.C. de la 1ª Brigada. Se llama por óptica y no se obtiene contestación.

A las 14 h. 05 m. Orden a jefe principal Artillería en comprobación de que la Artillería de la 1ª Brigada está en seguridad y con instrucciones para que cambiando de posiciones apoye la retirada de la Infantería.

A las 14 h. 10 m. Vista incomunicación telefónica con 1ª Brigada, se intenta pasar por óptica un mensaje poniendo en conocimiento de aquel jefe que salió la Aviación pedida y que la 4ª Agrupación de Caballería se le reunirá por su flanco derecho, así como que se envían autos blindados por la carretera de Navalpino.

A las 14 h. 25 m. El jefe de la 2ª Brigada comunica le envuelven dos Batallones enemigos por el flanco derecho del 13º Batallón. Se le ordena que lance el 6º Batallón Castilla nº 3 para cortarles el paso tomando posiciones. Que la 1ª Bandera FET Badajoz apoye a la Caballería entre el 14 y el 13 y que después esa Caballería (2ª Agrupación) se revuelva en unión del 6º contra esas fuerzas.

A las 14 h. 40 m. Se comunicó a 2º Cuerpo de Ejército la situación de la 2ª Brigada y medidas adoptadas, así como de la incomunicación con la 1ª, del envío de la estafeta automóvil para tomar contacto con el Grupo de 75 y las instrucciones que se le enviaron. Igualmente, que el teniente coronel jefe 2ª Agrupación Caballería comunicaba que la situación estaba muy mal.

A las 14 h. 40 m. Se llama al jefe de la 2ª Brigada y se le ordena se mantenga a cualquier costa, y el 2º Cuerpo de Ejército comunica que la 112ª División realizará una acción ofensiva sobre Puebla de Alcocer.

A las 15 horas. El capitán de Transmisiones da cuenta de que no sale en óptica la 1ª Brigada por lo que no pudo pasarle el despacho.

A las 15 horas 15 m. El comandante Artalejo del Cuartel General de la División de Caballería, da cuenta de que la Aviación roja ha bombardeado Los Caserones, observándose mucho humo.

A las 15 h. 35 m. El ayudante jefe de la 1ª Brigada comunica de parte de su jefe que arrollado el 2º Batallón, desalojado de sus posiciones y envuelto el P.C. [Puesto de Mando] han tenido que replegarse.

A las 15 h. 40 m. Se da cuenta al 2º Cuerpo de Ejército del repliegue.

A las 16 horas. Al jefe de la 2ª Brigada [se le comunica] que envíe enlace al jefe de la 4ª Agrupación de Caballería para que se repliegue sobre su P.C. y se mantengan. Comunica dicho jefe de la 2ª Brigada que la situación es muy dura.

A las 16 h. 40 m. Comunica el jefe de la 2ª Brigada que el comandante del 13º Batallón ha quedado sin habla y que el Batallón ha iniciado la retirada. Que ordenó al jefe del 6º Batallón tomara el mando de él. El teniente coronel jefe del 3º Regimiento interviene para decir que consideraba un deber hacer constar que la situación no era grave sino gravísima.

A las 16 h. 55 m. Comunica el jefe de la 2ª Brigada que llegó a su P.C. el 13ª Batallón con su comandante en una camilla. Que ha ordenado al jefe del 6º que tome el mando del Batallón y con un escuadrón y una compañía ……….. (en este momento se interrumpe la línea telefónica).

A las 16.55 Se da cuenta de esta incidencia el 2º Cuerpo de Ejército.

A las 18 h. 30 m. Comunica el jefe de la 2º Brigada que no puede sostenerse, que los envuelven, que la Artillería peligra. Previa autorización del 2º Cuerpo de Ejército, se le dan instrucciones para que tome posiciones más a retaguardia, hacia la Casa del Risco, formando con los Batallones 14º, 13º, 6º de Castilla y 1ª Bandera de FET de Badajoz un cuadrilátero defensivo, que a su amparo sitúe el Grupo de Artillería de 105 y que las Agrupaciones de Caballería queden al flanco izquierdo. Que los Batallones 5ª Bandera de FET de Badajoz y 15º de Castilla sigan en sus posiciones.

Por disposición ulterior las fuerzas de la 2ª Brigada pasaron a las órdenes del coronel jefe de la 112ª División, encargado del Sector oriental del frente.

Los de la 1ª Brigada con otras unidades habían de mantener el Sector occidental y en cumplimiento de órdenes se fueron situando las unidades de la 21ª División con dispositivo que cubriera la carretera de Navalpino por las minas de Vista Alegre -Km. 6- y Peñoncillo del Quinto.

Independizadas rápidamente del mando de la 21ª División las otras fuerzas quedaron solo los de la 1ª Brigada con algunas compañías de los Batallones 14º de Castilla y 1ª Bandera de FET de Badajoz, Tabores 3º de Larache y 6º de Ceuta y 5º Batallón de Pavía a las órdenes del jefe que suscribe, hasta que con fecha 27 de agosto acordaba la reorganización de las unidades de la División, recibía orden de trasladar el Cuartel General a Zalamea.

Las dificultades y seguras inexactitudes que se cometerían al pretender repasar las incidencias día a día, debidas a los constantes cambios, movimientos, extraordinarias vicisitudes, accidentes en los mandos y extravíos incluso de documentaciones, vedan al jefe que suscribe a realizar la exacta separación, por lo que rinde al parte del ciclo intenso, aunque haciendo constar que los días de más duro combatir y mayor esfuerzo fueron del 22 al 24 [de agosto], a pesar de que durante ellos por su situación y extensión cubierta por sus fuerzas no pudo tener la conducción directa de las tropas que estaban con sus jefes naturales de Brigada. No así ya los días 26 y 27 [de agosto], en que personal y directamente hubo de embeberse en el frente para con el mando y ejemplo personal tomar parte en los combates que el enemigo lanzó y que fueron rechazados.

Los demás puntos comprensivos del parte de operaciones serán cursados sucesivamente, pues el traslado de algunos Batallones a otros frentes, dificultando las comunicaciones con ellos, imponen retraso para la comprobación de extremos tales como número de bajas y material inutilizado o perdido.

Zalamea de la Serena, 10 de septiembre de 1938.

El coronel jefe 21ª División

(Hay un sello en tinta violeta que dice: Cuartel General 21ª División. Estado Mayor)

Excmo. Sr. General jefe del II Cuerpo de Ejército.

Villanueva de la Serena.


[1] Estado Mayor Central del Ejército, Síntesis histórica de la Guerra de Liberación 1936-1939, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1968, Pp. 122-124.

[2] Ramón Salas Larrazabal, Historia del Ejército Popular de la República, Madrid, Editora Nacional, 1973, pp. 2068-2077.

[3] Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. Pp. 254-274; 357-360.

[4] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional  Ejército del Sur. L. (Legajo) 26, C (Caja) 14.

[5] La documentación sobre la División es incompleta. (Véase España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. 21ª División. L. (Legajo) 1. Del mes de agosto solo existe documentación de la II Brigada, mandada por el teniente coronel Fernández Heredia. El teniente coronel Gómez Cobián mandaba en julio la I Brigada, pero al hablar de la lucha que dio origen a la retirada de la División (España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Ejército del Sur. L. (Legajo) 26, C (Caja) 15) no se menciona y sí a otros tenientes coroneles, que pudieron mandar dicha Brigada, las Medias Brigadas, o tener otros cometidos: López Montijano, Olavarría y Fernández Cordón.

[6] Con todas las probabilidades podemos afirmar que las unidades de Infantería eran las siguientes: I Brigada, batallones de Castilla II, IV, VIII y XII y banderas de FET II y IV; II Brigada, respectivamente, VI, XIII, XIV y XV, y I y V.

[7] El coronel Cañizares redactó un informe autojustificativo. En él, aunque pondera las virtudes de su unidad, es donde se cita este detalle de las bajas por enfermedad (España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional  Ejército del Sur. L. 26, C 15).

[8] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional  Ejército del Sur. L. 26, C 15.

[9] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. 21ª División. L. 3, C. 65.

[10] En el Boletín Informativo de la 21ª División, correspondiente a este día 23, se da un a modo de parte que dice así: “Esta madrugada el enemigo inició ataque sobre nuestras posiciones de la margen del Zújar, comprendidas entre Casa de las Vegas de San Pedro y las propias de frente a Casa la Adelfilla, logrando atravesar el río y llegar a nuestras alambradas, que cortaron”. Apoyaba la acción el fuego de una batería ligera y cuatro blindados. Se agrega que las fuerzas fueron rechazadas, sufriendo gran número de bajas. España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. 21ª División. L. 2, C. 24.

[11] En torno a las posiciones de Caserones combatieron particularmente los batallones de Castilla II y VIII; y los enviados de la reserva XII de Castilla y IV Bandera de FET de Badajoz. En el campo de la II Brigada los batallones más comprometidos fueron el XIII y el XIV de Castilla, en cuyo apoyo acudieron el VI de Castilla y la I Bandera de FET de Badajoz.

[12] El II de Castilla.

[13] Eran el XII Batallón de Castilla (I Brigada) y el I de FET de Badajoz (II Brigada).

[14] La inicia el XIII Batallón de Castilla.

[15] Del Informe del coronel Cañizares que figura en: España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. 21ª División. L. 3, C. 65.

[16] El día 26 se recibió la orden urgente para que se incorporaran al Ejército del Sur los batallones 25º de Burgos, 3º de Simancas y 191º de Zamora. La permanencia de estas fuerzas en el Ejército del Sur sería puramente circunstancial. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 456, C. 21.

[17] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 370, C. 45.

[18] Un informe del día 25, del Cuartel General del Generalísimo, dice: La División 21ª, que es la que aguantó el ataque lo hizo muy bien, pero se vio desbordada por filtraciones por distintos puntos y cada batallón se encontró desbordado de flanco y fijado de frente; pero no ha habido repliegues inmotivados”. España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 7.

[19] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 7.

[20] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Ejército del Sur. L. 26, C. 60.

[21] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Ejército del Centro. L. 14, Cs. 7 y 8; y Agrupación Tajo-Guadiana. L.2, Cs. 24, 25 y 26.

[22] Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. Pp. 274-278.

[23] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 2.

[24] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 6.

[25] La II Brigada de la 14ª División estaba a las órdenes del teniente coronel don Eulogio Fernández Virto, con las siguientes unidades: VI y VII tabores de Alhucemas, VII tabor de Tetuán, batallón XVII de Zamora, “A” de San Fernando y XIX de Toledo, y dos grupos ligeros de artillería.

[26] Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, C. 5.

[27] Para el estudio de esta operación véase: Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. Cuartel General del Generalísimo. L. 379, Cs. 1 al 10; L. 370, C. 41; L. 452, Cs. 3, 10 y 20; L. 457, Cs. 1 y 3. D.N. Ejército del Sur. L. 26, C. 6. D.N. Ejército del Centro L. 14, C. 20; L. 17, C. 1. Documentación Roja. Grupo de Ejércitos de la Región Central. L. 573, C. 22. D.R. VII Cuerpo de Ejército. L. 951, C. 1. 

[28] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Nacional. 21ª División. L. 3, C. 65.

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En torno al 83ª Aniversario de los Fusilamientos de 1939 en el olivar del cortijo de La Boticaria (Casas de Don Pedro, Badajoz)

Complejo concentracionario / Campo de concentración provisional de Zaldívar

La memoria es “topófila”: se vincula a territorios, itinerarios, espacios públicos, fronteras, etc[1]. La noción de “lugar de memoria” fue popularizada por Pierre Nora. Este autor ha tratado de dotarla de un sentido referido al locus memoriae de la retórica romana, artificio con el que el orador se fija una idea o un lugar, un punto de apoyo, para hilvanar su discurso. Los lugares de memoria nacen y viven del sentimiento de que no hay una memoria espontánea, y que es necesario mantener aniversarios, celebraciones, archivos para que la memoria no se pierda.

Con la crisis de la memoria tradicional y espontánea surge un nuevo tipo de memoria “moderna”, que ya no es espontánea, sino indirecta: es múltiple, descentralizada y democrática, y ya no está controlada por la familia, la Iglesia o el Estado; se basa más en la rememoración que en la repetición; tiene componentes más psicológicos, individuales y subjetivos que colectivos y se experimenta más como un deber que como una rutina[2].

Hablar de lugares de memoria en la España contemporánea en relación a la guerra civil, implica dirigir la atención a una clase especialmente controvertida de lieux, aquellos referidos al pasado traumático y a la sucesión histórica de políticas públicas de memoria y movimientos memorialistas de diversa índole relacionados con él.[3]

Entorno del olivar del cortijo de La Boticaria donde fueron fusilados un número indeterminado de prisioneros republicanos. Foto cedida Zoe de Kerengat. 15 de mayo de 2015.

En este epígrafe, nos estamos refiriendo a dos cortijos extremeños, habilitados como campos de concentración; uno fue el que dio nombre al complejo concentracionario, “el cortijo o casa Zaldívar […] que en realidad pertenece al término municipal de Puebla de Alcocer [Badajoz], […] polígono 7, parcela 336”[4], y el otro contiguo al primero y, también en el mismo término que el primero “[la casa o cortijo] “La Boticaria”, polígono 7, parcela 432”[5]. Ambos sitos a escasos tres kilómetros de la localidad de Casas de Don Pedro, estaban orientados a la explotación y transformación de los recursos agropecuarios, función con la que continúan en la actualidad.

Cuando las autoridades militares decidieron que, para dar un escarmiento ejemplarizante, había que ejecutar una cantidad indeterminada de prisioneros, necesitaron un lugar apropiado para llevar a cabo la salvaje acción. El dueño de la finca Casa de Zaldívar, aunque inicialmente concedió que fuera empleado el cortijo como lugar de reclusión, más tarde se negó a que en sus campos fueran asesinadas y enterradas un considerable número de personas. Pero Doña ‘Natis’, la registradora, propietaria de la casa de “La Boticaria” no era del mismo parecer. “Le dijo a la Guardia Civil: «Traigan aquí a todos los rojos de España para matarlos»”[6].

El cortijo de Zaldívar y el cortijo de “La Boticaria”

Nosotros vamos a fijar el foco de atención en un punto de apoyo, un lugar, alrededor de un hecho trágico, un asesinato en masa, que podríamos tipificar como genocidio, acaecido en el olivar de uno de los cortijos a los que nos venimos refiriendo a lo largo de la exposición, el denominado casa de “La Boticaria”, habilitado como campo de concentración provisional.

Al acabar la guerra, la unidad militar republicana que estaba luchando en el frente extremeño en aquella comarca, la 109ª Brigada Mixta, se encontraba en las cercanías de la localidad de Talarrubias (Badajoz). Sus hombres se entregaron en masa a las fuerzas militares de Franco, el día 27 de marzo de 1939, en el vado del río Guadiana denominado Barca. De allí los trasladaron al pueblo de Casas de Don Pedro (Badajoz), donde fueron encerrados en un local. Ese mismo día, otras fuerzas de la 81º Brigada Mixta, también se rindieron a los hombres del 185º Batallón del Regimiento La Victoria, mandado por el comandante Antonio Rivera Alted; estos prisioneros atravesaron el Guadiana más al norte, frente al Valle de Casarente, en la zona de Valdecaballeros.

La 109ª BM marcha hacia las líneas enemigas para entregarse

Prisioneros republicanos recorren el trayecto desde sus posiciones al lugar de entrega.

Al día siguiente, los 2.000 o 3.000 prisioneros, fueron conducidos caminando, durante tres kilómetros, a un cortijo llamado Casa de Zaldívar, acondicionado como Campo de concentración, ya dentro del término de Puebla de Alcocer, aunque a quince kilómetros de su núcleo urbano.

Oficialmente el Campo de concentración o Complejo concentracionario de Zaldívar, pasó bajo la jurisdicción del Ejército del Sur, el 26 de abril de 1939,[7] y la mayoría de los 2.284 prisioneros que continuaban todavía allí, fueron trasladados al Campo de concentración de Castuera (Badajoz), y, otro grupo más reducido, al cercano cortijo de “La Boticaria” que formaba parte del complejo, donde se unieron con el resto de los que ya se encontraban en él, en total unos 200 cautivos, mientras “se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora”.[8]

Ermita de “Nuestra Señora de los Remedios” (Casas de Don Pedro)

Junto a los dos cortijos de las inmediaciones de Casas de Don Pedro, la ermita que se encontraba en el mismo pueblo, llamada “Nuestra Señora de los Remedios”, también albergaba presos civiles y algunos vecinos militares que habían retornado a su localidad de origen. El 15 de mayo de 1939 por la mañana, en un camión militar, transportaron parte de estos prisioneros desde la ermita hasta el cortijo de “La Boticaria”, donde se unieron a decenas de cautivos de las 81ª y 109ª Brigadas Mixtas republicanas que se habían clasificado y seleccionado en los Campos con anterioridad.

Ángel Mansilla, que se encontraba inicialmente en la ermita, fue fusilado en el olivar de la “La Boticaria”, junto al resto de civiles y militares aquel mismo día. Cuando Inés, su hija, fue a llevarle tabaco al templo, donde estaba encerrado, escasas horas antes de los hechos que acabarían con su vida, uno de los guardias le dijo: “vete niña, donde va tu padre le van a dar tabaco y lumbre”. Ella vio cómo subían a su padre y al resto de los hombres al camión que les conduciría a “La Boticaria”[9].

En este amplio grupo se debía encontrar también el hermano pequeño de Felisa Casatejada, promotora de las primeras exhumaciones de fosas que se realizaron en Extremadura durante el año 1978, Alfonso, de 17 años de edad, que también sería ejecutado junto a su otro hermano, Julián de 19 años; sucedió poco antes de las doce del mediodía del 15 de mayo de 1939. Durante el recorrido, pasaron junto a la casa de su hermana y, aunque esta no llegó a ver a Alfonso (pensó que se agacharía para que no viera que se lo llevaban), se imaginó que los transportaban para fusilarles[10].

Los conducían atados de a dos, con los cables de la luz. En las conversaciones vecinales posteriores siempre se habló que aquel día se habían ejecutado a más de cien hombres, sumando los militares de las brigadas clasificados durante las semanas previas en los propios Campos, más los que habían sido trasladados desde la población, pero a ninguna mujer.

La mayoría de los ajusticiados de la localidad eran civiles, aunque, como ya hemos dicho, había algún militar que, después de acabar la guerra, regresó a su pueblo, como Ángel que debía tener el empleo de sargento. Durante la contienda se había presentado como voluntario al no ser movilizada su quinta, y había estado en la retaguardia del frente de Madrid. Al volver Ángel, le denunció “el Rabiche”, uno de los ricos del pueblo. Por lo visto, al hijo de este último, llamado Arturo, le mató un compañero en el frente de un tiro, antes de terminar la guerra, por lo que su padre, a todo vecino que había pertenecido al ejército y volvía al pueblo desde el frente, lo culpaba de su muerte. Se sabía que era un infiltrado en el Ejército republicano, que enviaba mensajes al bando fascista[11].

Las reuniones donde se denunciaban y seleccionaban a las personas de la localidad que al final serían fusiladas, se realizaban por la noche en casa de Francisco López “el Morco”, donde se había constituido una junta local de depuración. Allí seguramente denunciaron a Ángel y a su mujer, aunque estos ya habían tenido pleitos con “el Rabiche” desde el año 1933, por lo que ya, solo por ello, podían considerarse señalados.

Los jóvenes fascistas de Casas de Don Pedro, nada más acabar la guerra, salían por la noche para golpear a la juventud de izquierdas que había retornado. Julián Casatejada de 19 años de edad, se encontraba prisionero en “La Boticaria” desde que una esas noches, tomó la decisión de que no correría para escapar de los jóvenes violentos. Al verse sorprendido, cogió un madero y golpeó a uno de ellos con él, rompiéndole el brazo. Al día siguiente, mientras estaba cenando, fueron a la casa donde vivía su familia a por él. Mientras se lo llevaban, advirtieron a su padre que se despidiera de él porque no lo volvería a ver con vida.

El militar casareño Ángel Mansilla destinado en Madrid.

Durante los hechos narrados más arriba, la esposa de Ángel, Tomasa Espinosa, también se encontraba en la cárcel de mujeres, en la ermita, al lado de los hombres, pero porque por ella abogó Pilar “la Chiveña”, una amistad de juventud, que dijo que con la muerte su marido Ángel, los miembros de la familia ya habían pagado bastante, no la fusilaron, aunque aquella amiga fue responsable de otras denuncias. Estando encerrada, a Tomasa, le dio una peritonitis y no llamaron ni a un médico ni tampoco la atendieron. Calmaba su dolor tumbándose sobre el suelo frio y, como contrajo una infección, tampoco la operaron. Tras cuarenta días, la soltaron y la enviaron a su casa para que muriera allí, pero sobrevivió, hasta que falleció poco antes de que se llevaran a cabo las exhumaciones de 1978[12].

Los días previos a la desmovilización general del Ejército Popular, Santiago Mijarra volvió a su pueblo desde la zona republicana. Venía con su esposa Cecilia Emilia, que estaba embarazada de siete meses y quería instalarse en el pueblo para dar a luz. Tras cruzar el Guadiana por el paso de la Barca, Cecilia le aconsejó que se volviera porque su vida corría peligro en el pueblo a pesar de las promesas de que no habría represalias, pero Santiago eligió quedarse. No tardaron en ser detenidos y encarcelados al haberse significado ambos como militantes de las Juventudes Socialistas Unificadas. Por otra parte, contra Santiago y toda la corporación republicana existía una denuncia interpuesta por el teniente retirado de la Guardia Civil, Manuel Carracedo Otero, el 20 de agosto de 1938, que hacía responsables a los 16 denunciados del robo de los muebles y bienes de su casa y la colectivización de la misma cuando el 19 de julio del 36 la dejó cerrada, antes de huir a Villanueva de la Serena a unirse a las tropas sublevadas.

Con los detenidos de izquierdas las humillaciones fueron constantes. Para conseguir este objetivo supremo se llegó incluso a la perversión de la liturgia católica de la Semana Santa. Así, Santiago Mijarra fue trasladado a la ermita en procesión nocturna simulando el víacrucis de la pasión de Cristo. En medio de los insultos, pellizcos y patadas, las beatas conocidas como las “Filipinas”, las “Perdigonas” y la “Bubilla”, que le acompañaban desde la iglesia, se acercaban al reo por turnos para quemarle los brazos y las piernas con velas encendidas.

Las mujeres encarceladas eran peladas al cero inmediatamente y tenían que abonar una peseta al barbero por el servicio prestado. En el mismo día eran paseadas por las calleas del pueblo acompañadas y abucheadas por las que se consideraban cristianas. Esta era una fiesta aguada, mientras unas lloraban peladas y humilladas, otras reían, cantaban y bailaban alrededor de ellas[13].

Entre los días 24 al 26 de abril de 1939, los Campos de Concentración y la Comandancia militar de Casas de Don Pedro, pasaron a ser administrados por fuerzas del 4º Batallón de Falange y de las JONS de Badajoz del Ejército del Sur, al mando del capitán Faustino Múñoz Paniagua.

En capilla, preparando su encuentro con la muerte.

Antes de los hechos del mes de mayo relatados más arriba, durante abril, se llevaron a cabo varias sacas que se iniciaban en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios que, con el beneplácito de la Iglesia, era utilizada como cárcel para los detenidos republicanos. Una de ellas se produjo a primeros: “El 4 de abril, Juan Cabanillas entra en la ermita con un farol y lee los nombres de los once prisioneros sentenciados. Solo morirán nueve porque Santiago Mijarra y Julián Arroba, a pesar de estar atados, huyen aprovechando la oscuridad[14]”. El propio Santiago afirma en su sumario que la saca se produjo el 25 de abril, y no el 4, como recoge el artículo de la revista Interviú. De madrugada, paisanos del pueblo y guardias civiles los montaban en un camión, esposados, en parejas atadas con cuerda por el codo, y los conducían a las afueras de la población en dirección a las fincas de Montecillo, las Caleras, las Parideras, los Palillos o La Boticaria.

La saca del 25 de abril estaba compuesta por Juan Arroyo Prieto, Guillermo Cano Fernández, Gregorio María Mijarra Gallego y Celestino Talaverano Ramos, además de Santiago Mijarra Gallego y Julián Arroba Múñoz, oficial del Ejército Popular. Durante el día anterior, Santiago, que sospechaba lo que iba a ocurrir por la noche, elaboró un plan de fuga que propuso a su hermano Gregorio, pero este rechazó unirse a él porque estaba derrotado física y anímicamente por el hambre y las palizas. El resto de sus compañeros se negaron a seguirle por lo arriesgado de la acción; solo Julián aceptó y en el momento de la saca se ofreció para ser amarrado con él.

De camino hacia el lugar de la ejecución, los dos hombres llevaron a efecto lo previsto: se tiraron del camión y se arrojaron por un barranco dando vuelcos hasta perderse en la oscuridad. Mientras tanto, les dieron el alto y a la vez disparaban sobre ellos desde arriba. Los fugitivos cruzaron el arroyo que estaba al fondo de la hondonada y consiguieron subir indemnes la pendiente del otro lado. No pararon de correr hasta llegar a la sierra.

El sacerdote que los acompañaba para darles la bendición antes del fusilamiento fue el que más persiguió a los dos fugitivos con una linterna en una mano y en la otra una pistola con la que no paraba de disparar.

Desde aquella noche del 25 de abril, cuando Santiago Mijarra y Julián Arroba, que iban atados juntos, amparados por la niebla, escaparon con vida mientras los llevaban a la finca del Montecillo, para cometer el primer fusilamiento de los que vendrían posteriormente, determinaron que a partir de entonces se ejecutaría siempre de día.

Cecilia Emilia García y Santiago Mijarra. «Mujeres y hombres de la sierra», pág. 112.

Como represalia por lo ocurrido aquel día, un mes más tarde de aquellos hechos, el 27 de mayo a las cuatro de la tarde, paró un camión delante de una casa habilitada como cárcel donde se encontraban varios presos republicanos. Hicieron subir a tres mujeres: Rita Moñino Gómez, Cecilia Emilia García Rubio, de 24 años, esposa de Santiago; Petra Eloísa Talaverano Soto, de 23 años, esposa de Julián Arroba y además a Ángel Serrano Gallego y a Pedro Talaverano Soto. A dos kilómetros del pueblo fueron ejecutados cerca del río Guadiana en el sitio llamado las Parideras, después de haber sido torturados. Dejaron los cadáveres abandonados y un retén de dos paisanos que impedía a los familiares ir a darles sepultura bajo la amenaza de recibir el mismo tratamiento. A pesar de las voces de petición de auxilio de Eloísa, embarazada de meses, que estuvo agonizando durante horas, no se permitió el paso ni a la joven Elvira Jiménez Moñino ni a un campesino que intentó dar de beber a los moribundos. Los cuerpos quedaron varios días abandonados a merced de las alimañas, hasta que ya las autoridades ordenaron al enterrador que los sepultara en las trincheras cercanas.

Una vez libres en el monte, Santiago Mijarra y Julián Arroba consiguieron romper a mordiscos la cuerda que unía a ambos por los codos y, aunque Santiago se dejó un diente en el empeño, quedaron separados el uno del otro, pero seguían esposados. Así aguantaron algún tiempo, temerosos de presentarse a los campesinos por miedo a ser descubiertos, pero la necesidad los obligó a abordar a un trabajador que encontraron en el campo y este con un pico sobre una piedra les rompió las esposas, que ya tenía hundidas en las muñecas hinchadas y amoratadas. Iban en un estado lamentable, con el estómago vacío tras llevar varios días comiendo hierbas del campo y durmiendo a la intemperie de la noche, a la espera de poder unirse a un grupo organizado de huidos.

Santiago y Julián no tuvieron más remedio, para sobrevivir, que permanecer huidos en las sierras del entorno. A Santiago Mijarra la Guardia Civil, con el tiempo, le consideró jefe de una partida y se hicieron numerosos intentos para capturarlo. Por un lado, extendieron el bulo de que era el terror de la comarca para restarles apoyos amedrentando a los campesinos, y por otro idearon la trampa de enviar a Santiago Arroba Múñoz “Santiaguillo”, hermano de Julián, a buscarlos al monte bajo la amenaza de matarle si no regresaba con ellos. Pero la operación le salió mal a la Guardia Civil, pues Santiago decidió quedarse con su hermano en la sierra. Formaron entonces un grupo de tres huidos que deambularon por las inmediaciones de Casas de Don Pedro durante dos años, recibiendo la ayuda de campesinos que los conocían y que por lo general también habían sufrido la represión de los vencedores sobre ellos mismos o sobre sus familias[15].

Santiago Mijarra, guerrillero experimentado durante la guerra, y Julián Arroba, capitán del ejército republicano, constituyeron una jefatura conjunta por ser combatientes que contaban con instrucción militar en la guerra de guerrillas y, pudieron, por lo tanto, ocupar el mando, a la espera de la recuperación del jefe de la partida a la que, a finales de 1940, se habían unido, Valentín Jiménez “Sabina”, que actuaba en la comarca de La Siberia, y que resultó herido durante un asalto. Además, llevaban en la sierra desde abril de 1939, cuando escaparon de la saca del día 25 en Casas de Don Pedro, mientras que Valentín se incorporó el 3 de julio de 1940, después de una gran evasión de la cárcel de Puebla de Alcocer[16].

Santiago Mijarra nació el 30 de diciembre de 1911 en Casas de Don Pedro. Hombre de izquierdas, al inicio de la Guerra Civil fue nombrado jefe de la guardia por el comité local del Frente Popular. Se destacó por oponerse a la saca que los milicianos de la columna del capitán Medina quisieron llevar a efecto en su pueblo el 3 de septiembre de 1936. Sabedor de que la columna se acercaba, consiguió arrebatar las llaves de la iglesia a la guardia del comité y liberó a una veintena de desafectos allí encerrados, recomendándoles que se ocultaran donde pudieran. Era experto en el campo y militar curtido, movilizado durante toda la guerra en el frente de Extremadura, en la 91ª Brigada Mixta; pronto pasaría a una unidad de guerrilleros, dedicada a operaciones de sabotaje, que causó varios estragos en la retaguardia del enemigo. Durante un golpe de mano cayó prisionero en zona franquista en tierras de Logrosán (Cáceres); acto seguido fue condenado a muerte; esposado, le subieron a un camión para su ejecución, pero cuando el vehículo circulaba por la carretera, al tomar una curva se lanzó al suelo y logró huir. Le quedaba la difícil prueba de escapar de la zona enemiga. Maniatado y magullado tras la caída, consiguió alcanzar las posiciones republicanas[17].

Fusilamientos en el olivar del cortijo de “La Boticaria”

Manuel Ruiz Martín, sobreviviente de los Campos de Concentración Zaldívar-La Boticaria y Castuera. Noviembre 2004. Foto cedida por José Ramón González.

Retornando a la narración de los hechos que iban aconteciendo en el interior de los Campos de Concentración, podemos comentar que los militares prisioneros en la Casa de Zaldívar fueron seleccionados, evacuados y reunidos con los que estaban en el cortijo de “La Boticaria”. El relato de Manuel Ruíz Martín, que había sido uno de los primeros incomunicados en el doblao de este último cortijo, recinto donde se encontraba desde el 14 de abril de 1939, menciona la llegada de su hermano Anselmo, comisario de la 109ª Brigada Mixta, seguramente el 26 de abril, junto con el resto de militares republicanos apartados en Zaldívar, y nos añade una pincelada de su interior, aquellos días postreros, para conocer los pormenores ocurridos:

“Hasta que llegó la hora de que ya esto se desalojó, y nos quedamos todos aquí [los prisioneros de Zaldívar junto a los de “La Boticaria”]. [Consideraron que ya habían hecho la clasificación]. Sí, éstos [los prisioneros de Zaldívar] fueron todos allí [a “La Boticaria”]. [Anselmo] venía de Zaldívar, [contaba] que él creía que los que tenían metidos -yo no me fiaba-, que los tenían que hacer un juicio de guerra. Pero no hay juicio de guerra, no hay más que, que nos van a matar a todos de punta a punta. Digo: “Vámonos a la sierra. Nos tiramos a ellos una noche, los matamos, cogemos el armamento y nos vamos”. Dice: “No hables, que te van a matar”. Digo: “Sí, que me van a matar, lo sé yo”. Yo [cuando me entregué] estaba [con] mi madre y dos hermanas mías en el pueblo [Orellana la Vieja]. Y dice mi hermano: “Que, si nos vamos, a madre y nuestras hermanas las matan”. Digo: “Voy al pueblo y le pego fuego, de punta a punta”. Cuando llega la hora, mientras más duro eres, más tranquilo me quedo. [Mi hermano intentó convencerme]: “Que te matan”. “Que lo sé que me matan. Si es que nos van a matar, a ti y a mí”. Y claro, no me podía mover.

“Yo en Zaldívar no estuve, estuve en “Las Boticarias”. Todos los que [vinieron de Zaldívar y llegaron a “Las Boticarias”] los fusilaron. [Cuando los fusilaron, se los llevaron] a “Las Boticarias”. De Zaldívar a Las Boticarias. Mi hermano [Anselmo] estuvo en Zaldívar, y luego lo pasaron a “Las Boticarias”[18].

El 14 de mayo, víspera de la ejecución, los hicieron formar dentro del cortijo, para separar a los que habían de permanecer allí. Había reunidos alrededor de 200 prisioneros, de los cuales, los nombrados, iban saliendo de la formación para quedarse para siempre. Uno de los señalados fue Anselmo, hermano de Manuel:

Entonces fue cuando hicieron la clasificación. Ellos iban leyendo: “El que vaya leyendo, ¡venga a formar todos ahí, todos formados!”. Y yo estaba detrás de mi hermano. Y al salir, digo: “Tira para allá, que voy yo”. [Pensando que también me iban a llamar a mí]. Dirían: “Bueno, a éste, no lo matamos, pero, aunque sea, lo matarán más adelante. Para que les vamos a matar a los dos antes”, dirían. Aquí estaba él, allí estaban de militar, los fascistas, estaban de militar. Escoltando, escoltando a la gente. [Allí había] una compañía [militar].

Yo estaba detrás de mi hermano formado. Cuando nos sacaron [a Castuera], íbamos tres camiones, los llenaron, y los demás se quedaron allí, y entonces yo iba… Estaba formado detrás de él, y al nombrarle, digo: “Tira para adelante que ahora voy yo”. Y entonces, al ver yo algo… Yo sabía para lo que era [para fusilarlo], a ver. Entonces yo, a un sargento llamado Benito, del cuartel, digo: “Mi sargento, mire usted, que tengo una toalla aquí, de un muchacho, que ha entrado [que la ha metido] aquí, en mi macuto, y como se queda aquí, quería entregársela”. Dice: “Tira para allá si no te quieres quedar aquí”[19].

El 15 de mayo de 1939, se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora, los fusilamientos, bajo la custodia y organización de la 4ª Cía del 4º Batallón de Falange Española de las JONS de Badajoz del Ejército del Sur. Lucía fuerte el sol cuando, a los prisioneros incomunicados en el cortijo de “La Boticaria”, los vieron por última vez, cavando sobre la tierra en el olivar, lo que se suponía iba a ser su tumba.

Croquis del Campo de Concentración «La Boticaria», realizado por Benito Robles prisionero en el recinto.

Ese mismo día, el padre y el hermano pequeño de los dos jóvenes de la familia Casatejada, uno de los cuales estaba detenido en la finca de “La Boticaria”, se habían acercado para llevarle el almuerzo. Alcanzan a verle junto a otros incomunicados abriendo dos zanjas paralelas en medio del olivar:

“- Yo qué sé, yo qué sé, eso no se sabe… pero allí en el pueblo se decía que unos ciento y pico, sus ciento y pico… Ellos los sacaron por allí, cuando vino mi padre aquí; y aquí se paró la bestia. Había un guardia, aquí, en la puerta y otro guardia allí; y aquéllos les decían a éstos: ‘que se vaya ese señor de ahí, y si no se quiere ir le disparáis’.

– Y mi padre pedía por favor: ‘que salga mi hijo, aunque sea a la puerta que yo lo vea’. Y los muchachos le decían: ‘pero señor, si le estamos diciendo la verdad; ellos no están, no están ninguno ahí; ellos están en el olivar, allí detrás de la casa; que están abriendo una fosa para orinar y cagar allí; porque ellos meaban y cagaban’.

– Era en los trojes de aquellas paredes [donde] ya no hay nada (Felisa señala el vacío de un terreno adosado a las casas actuales), los trojes para echar las aceitunas; y claro, eso olía muy mal. Lo que estaban era abriendo las fosas de ellos que iban el otro día a matarlos; y entonces áquellos dijeron: ‘¡Eh, o le disparáis o le disparamos!’ Y se salieron ahí para fuera y se echaron el fusil a la cara para dispararles.

– Entonces la guardia civil le dijo: ‘por favor, aquí hay muertes, márchese usted’; y mi padre dijo: ‘pues mátenme a mí porque van a matar a mi hijo’.

– Y entonces mi hermano, el de 12 años, se abrazó a mi padre y se echó a llorar. Los muchachos le dijeron: ‘abuelo, por Dios, que nos parte el alma; márchese con este niño, siquiera por este niño’. ‘Padre, por favor, que lo matan. Qué voy a hacer yo sólo con las bestias’.

– Mi padre siguió para adelante, pero llevaba un temblor de piernas que ya no pudo hacer nada en su finca.

– Los sacaron por allí y los mataron… sí. Llegabas aquí y estaba todo lleno de soldados… y los que eran del pueblo recibieron la visita de los familiares [el día 14] porque los iban a trasladar; y sí que los trasladaron, pero al olivar, para toda la vida”[20].

Un poco antes de mediodía, el padre y el hermano, mientras están trabajando en unas tierras cercanas, escuchan las primeras descargas. Los piquetes encargados de los fusilamientos dispararon sus ametralladoras, seguramente las conocidas Hotchkiss. Para asegurar el orden en los alrededores de la campiña, se habría montado un servicio de vigilancia, que evitaría el paso a extraños que pudieran ser testigos del crimen genocida.

“- A las doce de la mañana, pa-pa-pa, porque mi madre lo estuvo sintiendo todo; aquí, aquí estaba la primera guardia, señalando desde el camino un lugar próximo al cortijo de ‘Las Boticarias’ “[21].

Manuel Ruiz, acumula en el siguiente testimonio, con extrema rapidez y brevedad al nombrarlos y describirlos, tremendos datos, un tanto desordenados, rasgos que se adecúan a los hechos relatados que confiere una fortísima intensidad a este trágico final donde son eliminados tantos hombres.

[A Anselmo le llamaron estando en el Campo de “La Boticaria”, hicieron un llamamiento], una lista, a los que se iban a quedar allí. A los que no nombraron, esos a los camiones, y a los que nombraron para fusilarlos.

Entonces mi hermano, al sacarlo(s) [a los primeros que llevaron al olivar], quedaron a él y a otro comisario, a un comisario, -que fue el primero que detuvieron [en el doblao] a él, y luego detuvieron a un comandante y luego a mí, en la casa, al doblao. Entonces, [a] mi hermano -que es a lo que iba-, cuando sacaron a los primeros [para fusilarlos], a mi hermano, lo dejaron, los del pueblo, para divertirse un poco con él. [Lo dejaron allí en la prensa]. A él y al comisario, a los dos. Entonces mi hermano abrió un boquete en la prensa, para darse a la fuga, pero el escombro cayó para el lado de fuera, y entonces al estruendo de caerse el escombro, pues un centinela, le vio, y entonces, le pegó un tiro. [Se dio cuenta]. Y luego le llevaron [donde los estaban fusilando], y uno de aquí, le pegó un tiro en un muslo, conforme llegó, allí, donde los estaban matando. Sí, donde les habían fusilado ya a los otros. [Anselmo fue en una segunda tanda]. Pero fue el mismo día. Al comisario y a mi hermano los dejaron para los últimos. Y entonces a mi hermano, pues ya digo, le pegaron un tiro en el muslo, ya que llevaba al otro [comisario, atado], para que no se pudiera mover, escapar, le pegaron en el muslo y [así] salía. [Ese destrozo que armó cuando intentó fugarse, fue] cuando lo sacaron, habían sacado a los otros ya [para fusilarlos]. Y él y el comisario los quedaron allí para divertirse[22].

Los soldados que salieron voluntarios para realizar los fusilamientos en el olivar presuntamente fueron gratificados con permisos de quince días. Hemos constatado que, al capitán y al teniente del 4º Batallón de Falange Española de las JONS de Badajoz, Faustino Múñoz Paniagua y Emilio Temprano Fernández, respectivamente, les fueron concedidos ambos permisos tras aquella fecha. Por lo visto, junto a los prisioneros, son también fusilados dos soldados nacionales que formaban parte del pelotón de ejecución, por negarse a disparar sus ametralladoras contra los republicanos, después de oír las súplicas del oficial militar Pedro Moreno Moreno, ante el mismo piquete.

Prisioneros esperando a ser fusilados.

Las versiones sobre el número de asesinados ese día varían. Una, habla de “51 soldados del ejército republicano”[23], otra como la que se recoge en la Causa General habla de los 70 “paseados” de Casas de Don Pedro (Badajoz)[24], por último, fuentes también cercanas a los sucesos hablan de “Yo qué sé, yo qué sé, eso no se sabe… pero allí en el pueblo se decía que unos ciento y pico, sus ciento y pico…”[25]. El caso es que los civiles y soldados derrotados caen entre lamentos y gemidos, unos encima de otros, mientras agonizan, con los brazos atados con alambres, en el hoyo que, un rato antes, habían cavado. Debemos tener en cuenta que, durante esa misma mañana, se condujo un camión repleto con los vecinos y paisanos que había encerrados en la ermita del pueblo, hasta el olivar donde se unieron más tarde con el contingente militar que ya estaba esperando allí el trágico final.

La dignificación de los caídos en las fosas comunes

La dictadura franquista que dio comienzo el 18 de julio de 1936, fue la más grande tragedia de nuestra historia contemporánea. Es un agravio que continúa trascendiendo y cerrándose, ya que aún persiste en la memoria de varias generaciones, el terror y la violencia desarrollada en aquella época, así como también el tratamiento insatisfactorio que se la dio durante la Transición.

El Ejército franquista con todos los medios represivos a su alcance, impuso el silencio, ejecutó mediante procedimientos sumarísimos y encerró en cárceles y batallones disciplinarios a miles de hombres y mujeres, ocultó a otros tantos miles de desaparecidos que aún, hoy en día, siguen en fosas y cunetas.

Ni en nuestra primera etapa democrática, ni aún ahora, la defensa de los Derechos Humanos se ha manifestado de forma contundente por parte del Estado español.

Su mayor fracaso ha sido su incompetencia para arropar a todo el país, alejar a todos los españoles del régimen franquista y llevarlos a la democracia. Para muchos supervivientes, la transición no llegó a tiempo. Solo a las fosas comunes exhumadas ha entrado la democracia. El resto permanece, fuera del tiempo y, contra todo sentido común, en la oscuridad franquista.

Los detenidos en la finca «La Boticaria», fueron ejecutados en el olivar el 15 de mayo de 1939.

Pero ni siquiera las exhumaciones traen la libertad anhelada por la democracia a las víctimas. Muchos familiares cerraran su ciclo de aflicción y deshonra solo cuando estén convencidos de que la verdad sobre sus anónimos allegados sea conocido. Necesitan sentir que aquellos crímenes que acabaron con la vida de sus seres queridos han sido reconocidos y que el carácter injusto e ilegítimo de los mismos es incontestable. En ausencia de una verdadera justicia transicional y restaurativa, sin una Comisión de la Verdad, las víctimas han tenido que construir sus propios espacios de comunicación de la verdad y restitución en el imaginario nacional.

La historia de la familia Casatejada, que reflejaremos en esta conclusión, cuyos dos hermanos fueron asesinados y enterrados en la fosa del olivar del cortijo de “La Boticaria” (Badajoz) en 1939, nos servirá para comprender la utilidad social que una investigación tiene. La recuperación de sus cuerpos, sepultados junto con el resto de los soldados republicanos de la 109ª Brigada Mixta, entre 51 y 100 personas, se hizo en la primavera de 1978, fue la primera exhumación de la guerra realizada en Extremadura, durante la inmediata Transición. Felisa Casatejada, hermana de los muchachos desaparecidos, gestionó, con el resto de familias, el desenterramiento, la construcción del panteón con la lápida en el cementerio de Casas de Don Pedro, el funeral en la iglesia del pueblo y la nueva inhumación de los restos recogidos.

Por los testimonios de algunos supervivientes que lograron salir de allí, sabemos que, en general, fueron ofendidos y humillados, mientras permanecieron cautivos. El trato fue en todo momento vejatorio, e incluso las palizas fueron algo habitual. Les despojaron de sus documentos oficiales que les hicieron entregar para su identificación inicial, pero también les saquearon las pocas pertenencias que poseían. A los militares que fueron seleccionando para formar parte del paredón, les incomunicaron durante las semanas que permanecieron allí. La comida que recibían era a todas luces escasa, y era algo habitual contraer el paludismo y el tifus, por lo que muchos perecían en los hospitales a los que eran conducidos. La posibilidad de correspondencia con el exterior, estaba limitada a la posesión de medios materiales para disponer de papel y pluma, así como a unas normas epistolares formales, donde no cabían las quejas ni denuncias, sino todo lo contrario, la exaltación y el buen trato que recibían, además estaba supeditada a unos determinados días de envío.

El escarnio fue permitido hasta la hora de su fusilamiento, momento durante en el que también se ensañaron con los prisioneros que iban a morir, aplicando durante esos precisos instantes el máximo rigor y violencia. Previamente, durante las horas anteriores, les hicieron acudir al olivar donde iban a ser ejecutados, con la excusa de la construcción de letrinas para sus necesidades, donde cavaron sobre la tierra lo que se suponía iba a ser su tumba.

Exhumación de las fosas en el olivar del cortijo “La Boticaria”: 13 y 14 de mayo de 1978

La losa del miedo incrustado en el cerebro de todos y cada uno de los familiares de los represaliados durante el franquismo, comenzó a abrirse durante los primeros meses de 1978 en Casas de Don Pedro. La familia de los hermanos Casatejada ejecutados aquel 15 de mayo de 1939, inició las acciones para buscar los restos de todos los fusilados y “darles un entierro como a seres humanos” [26]. Pierre Nora, ha acuñado el término “lugares de la memoria”, para explicar cómo se transforma la relación entre los grupos sociales, la memoria y la historia bajo el impacto de la globalización y el desanclaje de los procesos locales con su pasado[27].

Fosas abiertas en el olivar del cortijo «Casa de la Boticaria».

Los Casatejada, se dirigen en primer lugar al ayuntamiento del pueblo para dar a conocer al entonces alcalde, Juan Grande, sus intenciones. Éste no les pone ningún tipo de objeción, remitiendo el caso al Gobernador Civil de Badajoz para que fuese él quien diese su consentimiento en última instancia[28]. De esta manera, pasado un tiempo, Felisa Casatejada, en calidad de representante del grupo de familiares, es llamada a declarar ante el Gobernador. Inicialmente es instada a hacerlo sola, sin testigos, a lo cual se opone con vehemencia su marido, que la acompañaba. Este hecho refleja el miedo y el recelo que por aquel entonces seguían aún muy presentes en la sociedad[29]. El Gobernador le preguntó a Felisa por sus intenciones a lo que ésta respondió que su única intención era desenterrar los restos de sus familiares para darles cristiana sepultura, tras lo cual dio su permiso, no sin antes hacer una clara advertencia a Felisa: “quedarán prohibidas banderas, vítores y cualquier otro tipo de manifestación política”[30]. En caso de que esta advertencia fuera incumplida, Felisa fue amenazada con el encarcelamiento inmediato. Incluso, se la advirtió de la presencia durante los actos de personas que vigilarían su cumplimiento.

Una vez obtenido el consentimiento del ayuntamiento y de Gobernación, solo quedaba el permiso de la dueña de la finca, una descendiente de la terrateniente contemporánea de los hechos, la cual no pone objeción, imponiendo como única condición que, tras finalizar los trabajos, los terrenos queden repuestos[31].

Superados con éxito todos los escollos, aún quedaba reunir los medios materiales necesarios para realizar la exhumación. A pesar de que la iniciativa se acogió favorablemente en el pueblo, nadie en el lugar estaba dispuesto a ceder una excavadora, debido probablemente a posibles represalias posteriores. Por ello se tuvo que acudir a una localidad vecina para conseguirla. Fueron los propios familiares quienes solidariamente se hicieron cargo de los gastos ocasionados por los trabajos necesarios.

Acordaron que la exhumación de los restos y el funeral religioso, de manera simbólica, habrían de ser celebrados durante los días 13 al 15 de mayo, éste último día además festividad local de san Isidro. Durante el primer día se reunieron en el olivar de Casa de “La Boticaria” el grupo de familiares, acompañados por un elevado número de vecinos, algunos de los cuales acudieron para ayudar.

La forma de llevar a cabo la exhumación tuvo muy poco que ver con los sofisticados métodos actuales de excavación, documentación y tratamiento de los restos humanos[32]. La excavadora hundía la pala en el terreno, extraía montones de tierra y los allí presentes se encargaban de remover a mano la tierra extraída en busca de restos óseos. No tardaron en aparecer los primeros objetos, la suela de una alpargata, que produjo entre los familiares las primeras reacciones emotivas y de dolor. Conforme fueron avanzando los trabajos, los restos aumentaron. Entre los objetos recogidos se reconocieron efectos personales de sus seres queridos. Aparecieron los alambres con los que habían sido atados por los antebrazos los hermanos de Felisa y unas cananas de los militares franquistas que se habían negado a disparar contra los prisioneros y que, por ello, fueron también fusilados. El hedor que desprendía la fosa se hizo insoportable. Los huesos y objetos encontrados fueron ordenados pulcramente sobre unas sábanas blancas que, más tarde, se colocaron en varios féretros.

A pesar de las advertencias gubernativas, viendo que no se ejercía ningún tipo de vigilancia en el lugar de los trabajos de excavación, no faltaron las manifestaciones de índole político, se cantaron himnos izquierdistas y se mostraron banderas con los emblemas comunistas, socialistas y republicanos, dando así paso a la exaltación contenida que flotaba en el ambiente.

Inés Mansilla, en primera fila, la cuarta persona desde la izquierda.

Tras la primera jornada, que bastó para realizar la exhumación, emplearon los otros dos días hasta la fecha del traslado al cementerio, para velar en la misma finca, durante el día y la noche, los restos encontrados. Inés Mansilla Espinosa, hija de uno de los represaliados, Angelillo Mansilla, fue una de las dos mujeres trovadoras que compuso una serie de romances, versos recogidos por el acervo popular, y que recitó, durante los actos que tuvieron lugar. Por aquel entonces Inés tenía 50 años de edad. A diferencia de la otra repentizadora, Herminia Gallego Martín que, como ella misma nos dice, era una “señora analfabeta de setenta y cuatro años”, y que debió elaborar las coplas y seguidillas del audio recogido, Inés sabía leer y escribir[33]. Estos poemas sobre hechos truculentos y emotivos conectaban fácilmente con la sensibilidad popular, y supusieron un auténtico grito de indignación ante la injusticia que se había cometido en Casas de Don Pedro y sus alrededores.

Inés también había padecido la represión en su propia carne. Una noche del año 1947, tras haber aparecido en el cortijo donde vivía junto a otras personas, el grupo de maquis de Joaquín Ventas Cita “Chaquetalarga”, y haberles acusado de entregarles comida y ropa sin haberlo denunciado, la detuvieron junto al resto de las personas que convivían allí. Tras prenderla y torturarla, le cayó una condena de siete años que, por un conocido que intercedió, se la redujeron. Estuvo presa alrededor de siete meses en la cárcel de Badajoz, teniendo que ir, tras salir de la prisión, cada quince días a firmar al cuartel de la Guardia Civil de la localidad.

Gracias a las nuevas tecnologías de hoy en día, conocemos con precisión las coordenadas de referencia donde se encuentra la fosa, situada en 39º08´23.1”N y 5º20´23.6”W, en el término municipal de Puebla de Alcocer (Badajoz).

Siempre quedará la duda de si esta exhumación se realizó íntegramente o quedó alguna sección sin excavar, ya que el volumen de los restos encontrados (tres féretros llenos de huesos) no coincide con el número mínimo de personas que pudieron ser ejecutadas aquel día, cuyas fuentes hablan siempre de cifras por encima de 51 individuos.

Benjamín Rubio que, durante la guerra, había sido teniente en el Batallón de la 81ª Brigada Mixta que se había entregado en el valle de Casarente, y cuyas fuerzas se encontraban detenidas en el Campo de Concentración de Zaldívar, aunque por aquellas fechas se encontraba lejos de allí, realizando un curso de capacitación en la Escuela Militar de Paterna (Valencia), una vez de ser detenido en su localidad natal de Borriol (Castellón), tuvo ocasión de contactar con José Vinuesa, otro oficial de la misma unidad, que ya estaba juzgado y condenado a muerte, a pesar de que, por esta última razón, se hallaba incomunicado. En esa situación, tuvo la oportunidad de hablar un par de minutos con él, en el desarrollo de los cuales le pudo informar de lo acaecido en Casas de Don Pedro al entregarse a las fuerzas fascistas las unidades republicanas de aquel sector. Benjamín quedó horrorizado al saber lo que había ocurrido con un extenso número de compañeros. Se enteró que cayeron bastantes más, tanto comisarios como oficiales, “fue por lo visto una masacre”. José Vinuesa Sorli, no tardó mucho en caer junto con otros en el cementerio de Castellón.

Inmediatamente después de que, la hermana de otro comisario castellonense que se había enterado de los sucesos de Casas de Don Pedro enviara una carta a la familia Casatejada, el 26 de junio de 1978, remite otro escrito a Benjamín Rubio, que tras penar por cárceles y colonias penitenciarias hasta 1945 y formar parte del maquis y quedar libre de toda responsabilidad en 1949, sobrevivió a aquellos años nefandos del franquismo. Supo de este a través de otro familiar, y como conocía también que había sido compañero en la misma unidad militar que su hermano, le escribió para indicarle que se había publicado la información referida en la revista “Interviú”, por si sabía y le podía contar algo más. Benjamín le detalla que la referencia que había leído sobre lo ocurrido en Casas de Don Pedro “solo mencionaba las represalias de la gentuza fascista contra la población izquierdista”. El texto no aclaraba nada respecto de los militares de las fuerzas republicanas[34].

Traslado, misa y entierro de los restos en el panteón construido exprofeso para las personas sepultadas: 15 de mayo de 1978

La exhumación se realizó con gran acompañamiento de familiares, reuniéndolos en varios féretros y trasladándolos al cementerio, tras el debido luto que exige la dignidad humana, el 15 de mayo.[35] Tampoco, en plena Transición como nos encontrábamos, se contemplaban políticas de memoria que pudieran recoger los valores que los Derechos Humanos universales, preconizaban ya por aquel entonces de verdad, justicia y reparación.

Como colofón a una de las primeras exhumaciones de fosas organizadas de represaliados republicanos de la Guerra Civil, mencionaremos que el párroco de Casas de Don Pedro, en representación de los familiares, solicitó al Arzobispado de Toledo la concesión de la sepultura perpetua en el cementerio parroquial, “a favor de los muertos en acción de guerra en dicha localidad”[36]. Le fue concedida la propiedad del panteón nº 220, compuesto de cuatro nichos, el 7 de noviembre de 1978 “en favor de las personas cuyos restos mortales están sepultados en el mencionado panteón”[37].

Allí, desde entonces, cada 1 de noviembre, día de “Todos los Santos” y cada 15 de mayo, fecha de la terrible tragedia, podían visitar a sus familiares desaparecidos, y hacer uso de la memoria, recordarles. Eso quien conocía lo que había sucedido, que principalmente se trataba de personas de los pueblos de los alrededores, o que habían visto publicado el reportaje en la revista Interviú y lo relacionaron con la última referencia del lugar donde sabían que había estado su ancestro, que fueron muy pocas. Para muchas otras, el hecho permaneció y permanece ignorado. Ha sido investigando, entrando en los foros que las nuevas tecnologías han posibilitado, cómo se han ido conociendo nuevos familiares de aquellas personas asesinadas.

Felisa Casatejada junto con la hija de otro represaliado con el autor de este trabajo.

La familia del soldado Andrés Barrero, no pudo dignificar su memoria aquel año de 1978, porque la desaparición de su cuerpo impidió localizar su rastro. Fue veinticinco años más tarde, una vez descubierta la trama del suceso, cuando el 15 de mayo de 2003, se desplazaron diez miembros de la misma hasta la localidad, para visitar el panteón del cementerio, donde reposan sus restos y, en cuyo lugar, inscrito en la lápida, se hallaba su nombre que se había mandado grabar. Con ellos, se encontraba Felisa Casatejada, una de las activistas que propició la exhumación, ya anciana, igual que los hijos de Andrés, quien les explicó los hechos y los acompañó por los alrededores de la localidad, para mostrarles los “lugares de la memoria”.

Por último, el 2 de noviembre de 2019, en el cementerio municipal de Casas de Don Pedro, se celebró un Acto Conmemorativo por el 80º Aniversario de los Fusilamientos de 1939. Al mismo asistieron una extensa representación de familiares y personas sensibilizadas con aquellos asesinatos cometidos en torno a la localidad. Se expuso la posibilidad de que aquel homenaje fuera el germen y el origen que favoreciera la creación de una Asociación o Memorial encargada de velar y recordar la memoria de aquellos trágicos acontecimientos.

 

Romances, coplas y seguidillas compuestos durante los actos celebrados durante la exhumación de mayo de 1978 en Casas de Don Pedro.

Escucha los romances, coplas y seguidillas con la voz de las propias autoras:

https://www.ivoox.com/3960283

Romance: Veinte hombres

Autora: Inés Mansilla Espinosa[38]

Un día quince de mayo

en las Casas de Don Pedro,

fusilaron veinte hombres

sin darles un juicio previo.

Hoy día quince de mayo,

día de duelo y alegría,

carrozas van pa la ermita,

coronas pa el cementerio.

Unos cabalgan cantando

y otros lloran el recuerdo,

que hoy se cumplen muchos años,

se vistió de luto el pueblo.

Fusilaron veinte hombres,

veinte hombres indefensos.

Con los cables de la luz

les amarraron sus remos,

hasta derramar su sangre

lo mismo que nazarenos.

¡Ay si los campos hablaran

y dijeran lo que vieron!

Lloraban los labradores,

lloraban los ganaderos,

que sintieron las descargas

y escucharon sus lamentos.

 ¡Qué asesinos, qué traidores,

fue la autoridad del pueblo!

Robar leyes al letrado

y justicias al supremo.

Que haga con ellos justicia

el magistrado del cielo,

que les de su merecido

a esos leones sangrientos,

que otro nombre no merecen

por tanto daño como hicieron.

Que no canten cara al sol

los falangistas del pueblo,

que el pueblo viste de luto

mientras que viva el recuerdo.

Que no icen su bandera

que da suspiros al viento,

porque la llevan manchada

con sangre de los obreros.

Que un día 15 de mayo

en las Casas de Don Pedro

fusilaron veinte hombres

sin darles un juicio previo.

 

Romance: A la memoria de los fusilados por el fascismo en Casas de Don Pedro

Autora: Inés Mansilla Espinosa

En honor a la bandera,

levanto yo el puño izquierdo,

y voy a hablarles muy claro

a los fascistas del pueblo.

Donde tienen por patrona

la Virgen de los Remedios,

yo como Virgen la admiro

como Santa la venero.

Que utilizaron su ermita

para encarcelar al obrero,

y sacarles maniatados

como si fueran corderos.

Y llevarlos a los campos

y sacrificar sus cuerpos

y después “afusilarlos”

y tirarlos como perros.

Eso ha sido lo que hicieron

los fascistas de mi pueblo

que mataron a mi padre.

 

¡Sólo mataron su cuerpo,

que la sangre de sus venas

en las mías va corriendo!

Y también sus ideales

quedaron en mi cerebro.

Sé que descansa en la Gloria

junto con sus compañeros,

donde irán también sus hijos,

que los dejaron pequeños.

Sé que, debajo tu manto,

tú, Virgen de los Remedios,

ocultas lazos de luto,

tú llevas lazos de duelo;

que te mataron tus hijos

a los hijos de tu pueblo.

Tú, que tanto poder tienes,

castígales desde el Cielo.

 

Romance: La finca de las Boticarias

Autora: Inés Mansilla Espinosa

En la pintoresca vega

que está el pueblo de las Casas,

tienes tu campiña verde

en la finca (de) Las Boticarias.

Debajo de tus olivos,

quedó grabada una mancha,

que grabaron los fascistas

con sangre republicana.

A los treinta y nueve años,

la ley nos autorizaba

para recoger los cuerpos

de los hombres inocentes

que el fascismo «afusilaba».

Hay una mujer que dice(n)

Felisa Casatejada:

¡Adelante, compañeros!

¡Adelante, camaradas,

que envuelta está con su sangre

la tierra que se levanta!

Que aquí se pudrió su cuerpo,

se pudrieron sus entrañas

y se pudrieron los senos

que los tuyos encontraban.

Ya se recogen los restos

y se llenaron tres cajas;

con banderas socialistas,

banderas republicanas,

con banderas comunistas

mujeres los ataviaban.

Con muchos claveles rojos

y con rosas encarnadas;

con coronas de laureles

en descanso de su alma.

Con lágrimas de sus hijos

aquel suelo se regaba

y al grito de libertad

que aquellos restos levantan

para darles sepultura,

en tierra cristiana descansan.

Cuando llegamos al pueblo,

redoblaban las campanas;

nuestros pasos en silencio

la Internacional marcaban.

Y, en la iglesia de San Pedro,

una misa se oficiaba;

en donde sus enemigos

a diario comulgaban.

Camino del cementerio

que os llevan tus camaradas.

Con lágrimas en los ojos

todo el pueblo te acompaña,

menos aquellos villanos

que hicieron esta matanza.

 

Hijos que nacen del pueblo

los llevan a fusilar;

su delito sólo ha sido

luchar por un ideal.

Llegamos al cementerio

de nuestro pueblo natal,

donde los restos descansan

para toda una eternidad.

El pueblo volvió llorando

porque el recuerdo está atrás;

porque su sangre y su cuerpo

se quedó en el olivar.

 

Seguidillas y coplas varias (De diversas métricas y rima asonante)

Autora: Herminia Gallego Martín[39]

Habrá quien, al oírme,

tranquilo diga

que yo me invento historias

y biografías.

 

De esas que en las novelas

todo es mentira.

Y digo que es verdad

si cuento mi vida.

 

¡Lo que he sufrido

en treinta y nueve años

con tantas mentiras

y tantos engaños!

 

Escuchad un momento,

que voy a explicar

y ya veréis

que todo es verdad.

 

Compañeros, la Falange

estaba en Casas de Don Pedro;

al terminar la guerra

empezaron por los encierros.

 

A todos los rojos

los metían en la jaula

y los sacaron un día

al Campo (de) las Boticarias.

 

A muchos, allí mismo

«afusilaron»

y a otros, a Castuera

se los llevaron.

 

En el Campo de Castuera

los tenían entre alambres;

los tenían sin comer

y estaban muertos de hambre.

 

Estaban muertos de hambre

y no se podía decir;

los sacaron sin comer

a un batallón de Madrid.

 

Ya llegaron, ya, a Madrid

tranquilitos como perros;

los cogieron maniatados,

los llevaron a Marruecos.

 

Y a nosotras, las mujeres,

no sabían dónde meternos;

como éramos muchas,

nos metieron en la Casa del Pueblo.

 

No consientas tantas injusticias

con los hijos de tu pueblo:

Un dieciséis de Abril…

¡No me quiero ni acordar!

 

A treinta y una en la cárcel,

a veinte y una peladas.

A todas horas, más derechas que un gamón,

todas, con la mano alzada,

cantando el Cara al Sol.

 

Nosotras, las rojas,

con mucha serenidad:

¡Compañeras, no asustarse,

no tengáis que acobardar!

Que nos metan en la cárcel,

presas por un ideal;

(que) nos meterán por rojas,

no por robar ni matar.

Ahora dicen que es mentira

y yo digo que es verdad.

Y yo, por ser roja,

seis años en el penal.

 

En el penal de Saturrarán,

las santiaguitas que había,

que yo tenía por compañeras,

muchas perdieron la vida

de sufrimiento y de pena.

 

Las monjitas que había,

que eran todas tan cristianas,

en vez de darnos comida,

nos daban un cazo de agua.

 

¡Virgen de la Merced,

patrona de los presos!

Tú sabes que es verdad lo que digo.

Por el Niño que tienes en brazos,

que no nos den tanto castigo.

 

Ten paciencia, Dorotea;

ten paciencia y no llores más,

si han matado a tus hijos

y besarlos no podrás.

 

Hay que tener paciencia

y vivir con más valor,

que a mi hermano le mataron,

este fascismo traidor.

 

Cortaron el árbol,

martirizaron su cuerpo,

pero hay raíces muy hondas,

que son las que están doliendo.

 

Y yo si muriera

moriré diciendo:

¡Arriba el Partido Comunista

y las raíces de los que murieron!

Aquí todo son penas

y sufrimientos.

El que no esté en la cárcel

no sabe lo que es infierno.

Pinté el sol, pinté la luna,

pinté la cárcel Modelo,

pero no pude pintar

las penas de un prisionero,

en una celda metido,

entre rejas y hierro.

 

Al pobre preso en la cárcel,

nunca le falta una pena:

o no le entregan las cartas,

o no le entregan las cestas.

 

¡Compañeros! De corazón os pido

que hay que tener valor

y luchar, todos unidos,

hasta triunfar nuestro partido.

 

Varias coplas y romances

Autora: Herminia Gallego Martín

Todo el pueblo sabe

que es verdad lo que digo,

que a otros pocos los mataron

en el Millar del Montecillo.

 

¡Compañeros!, esto es parte de la novela,

que a otros cuatro los mataron

y a tres mujeres,

en las Trincheras de la Paridera.

 

Una mañana temprano,

a dos compañeros sacaron

y, al pasar el arroyo,

en una pechera los mataron.

 

Después de hacer el hecho,

no echaban ni tierra,

que los dejaron tirados,

que los perros se los comieran.

Y aquel pobrecito que siempre

le tendré en mi recuerdo,

que lo quemaron en un chozo,

lo mismito que a un perro.

 

¡Ay, hermanito, hermanito del alma!

Esta historia es muy grande,

que siempre recordaré el día

que mataron a nuestros queridos padres.

Y aquel hermanito que llevaba

en las entrañas nuestra querida madre,

sin haber venido al mundo,

¡qué ofensa había hecho a nadie!

 

Nosotros éramos pequeñitos

cuando este caso pasó;

cuantos más años pasan,

más presente lo tengo yo.

 

Coplas

Autora: Herminia Gallego Martín

A los treinta y nueve años de dictadura,

han reconocido los partidos.

Y ahora estamos en Democracia

y hemos podido conseguir sacar los restos

de los que «afusilaron» en Las Boticarias.

 

Decían que no había nada,

que era una calumnia del pueblo.

Y lo hemos podido comprobar

con tres cajas de restos.

 

No querían decir

dónde estaban sepultados.

Trajimos una excavadora

y enseguida los encontramos.

Recogimos los restos

y se les hizo un entierro.

Se les hizo a su gusto,

que no se hizo al nuestro.

 

Nosotros tenemos paciencia

y con todo nos conformamos:

sólo con recoger los restos

de nuestros padres, hijos y hermanos.

 

Coplas

Autora: Herminia Gallego Martín

Hoy, día 8 de Julio de 1978,

todos los familiares nos juntamos

para recoger los restos

de los que, por un ideal, mataron.

 

Para recoger los restos,

uno de cada familia ha tenido que firmar.

Que el franquismo, para fusilarlos,

no precisó nada.  (Pronúnciese «ná»).

 

Ahora ninguno ha hecho nada,

todos a una boca diciendo.

Pero, si es verdad que creen en Dios,

derechitos irán al infierno.

Por la noche, a los falangistas

se les soltaron los nervios

porque cantamos los rojos La Internacional

en el cementerio, después del entierro.

 

Y ellos, que cantan el Cara al sol

y nosotros, con ellos no nos metemos.

Ellos, que canten lo suyo,

y, a nosotros, que nos dejen cantar lo nuestro.

 

Copla y romance

Autora: Herminia Gallego Martín

Hoy, día quince de Julio

de mil novecientos setenta y ocho,

todos los compañeros y compañeras nos juntamos

para recoger los restos

de los que en La Calera mataron.

 

 

 

En Casas de Don Pedro,

por todos los caminos hay un cementerio;

los franquistas los fusilaron

y nosotros recogemos los restos.

Ahora dicen que son de burro,

ahora dicen que son de perro.

¡Son de personas cristianas

y de mejor corazón que ellos!

Porque lo llevamos

al lado izquierdo.

Ellos, como lo tienen tan malo,

lo tendrán al lado derecho.

¡Ni con cien vidas que tuvieran cada uno

pagarán los crímenes que han hecho!!

 

Copla final. Despedida de la autora

Autora: Herminia Gallego Martín

Éste está recitado por una señora

analfabeta de setenta y cuatro años.

Pero tengo heridas tan hondas

que ¡¡jamás podré olvidarlo!!

 

 

[1] Candau, Joel. Antropología de la memoria, Buenos Aires, Nueva Visión, 2002.

[2] Ferrándiz, Francisco (2011), “Lugares de memoria”, en Rafael Escudero (coord.), Diccionario de la memoria histórica, Madrid, Catarata, p. 27.

[3] Ibid. P. 28.

[4] Comunicación mediante correo electrónico. Archivo Histórico Municipal de Puebla de Alcocer. 4 de marzo de 2016. Sigpac.gobex.es

[5] Ibid.

[6] López, Olga. “Felisa Casatejada: dos de sus hermanos fueron fusilados en Casas de Don Pedro”, “Hoy digital”, (15 julio 2005).

[7] Archivo General Militar de Ávila, DN, “Información. Prisioneros. Estados del movimiento de prisioneros en los Campos de Concentración dependientes de esta Agrupación, en los días 13 al 30. Abril 1939”. A.23/L.1/C.36, D.1.

[8] Barrero Arzac, Fernando (2009), Historia y tragedia de la 109ª BM en el Campo de Zaldívar (Badajoz). http://www.todoslosnombres.org/content/materiales/historia-tragedia-la-109a-bm-en-el-campo-zaldivar-badajoz.  Consultado el 25 de noviembre del 2019.

[9] Testimonios recogidos a A.B.M. durante los días 6 al 13 de noviembre de 2019 a través de las redes sociales.

[10] Testimonio recogido por el autor, a través de la conversación telefónica con Felisa Casatejada, el 23 de mayo del 2016.

[11] Testimonios recogidos a A.B.M. durante los días 6 al 13 de noviembre de 2019 a través de las redes sociales.

[12] Ibíd.

[13] Benito Díaz Díaz, José Ignacio Fernández Ollero. Mujeres y hombres de la sierra: La guerrilla antifranquista en La Siberia y La Jara toledana (1939-1950), Talavera de la Reina (Toledo), Colectivo de Investigación Histórica Arrabal, 2017.

[14] J. Catalán Deus, “El pueblo desentierra a sus muertos…”, p. 87, nº 109, 15-21 junio 1978.

[15] Benito Díaz Díaz, José Ignacio Fernández Ollero. Mujeres y hombres de la sierra: La guerrilla antifranquista en La Siberia y La Jara toledana (1939-1950), Talavera de la Reina (Toledo), Colectivo de Investigación Histórica Arrabal, 2017. Pp. 111-115.

[16] Ibíd. Pág, 117.

[17] Ibíd. Pág, 111.

[18] Extracto de la entrevista realizada a Manuel Ruiz Martín, superviviente de los campos de concentración de Zaldívar-La Boticaria y de Castuera, en Orellana la Vieja (Badajoz), por José Ramón González Cortés el 27 de noviembre del 2004. Transcripción magnetofónica por Fernando Barrero Arzac.

[19] Ibid.

[20] Testimonio de Felisa Casatejada, recogido en septiembre de 2003. En: Memoria histórica y Guerra Civil. Represión en Extremadura. Julian Chaves Palacios, coord. Diputación de Badajoz, 2004.

[21] Ibid.

[22] Extracto de la entrevista realizada a Manuel Ruiz Martín, superviviente de los campos de concentración de Zaldívar-La Boticaria y de Castuera, en Orellana la Vieja (Badajoz), por José Ramón González Cortés el 27 de noviembre del 2004. Transcripción magnetofónica por Fernando Barrero Arzac.

[23] Catalán Deus, José.El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza”, en Interviú; n.109 (15/21-VI-1978), pp. 86-88.

[24] Juliá, Santos (Coord.). Víctimas de la guerra civil. Madrid, Ed. Temas de hoy, 2004, p. 334.

[25] Chaves, Julián (Coord.). Memoria histórica y Guerra Civil: Represión en Extremadura. Diputación de Badajoz, 2004, pp. 301-303.

[26] Catalán Deus, José.El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza”, en Interviú .109 (15/21-VI-1978), pp. 86-88.

[27] Ferrándiz, Francisco (2011), “Lugares de memoria”, en Rafael Escudero (coord.), Diccionario de la memoria histórica, Madrid, Catarata, pág. 29.

[28] VV.AA. (2012). Pioneros de la memoria: Excavación de la fosa de represaliados republicanos en la finca “Las Boticarias” en Casas de Don Pedro (Badajoz) en la primavera de 1978.

[29] Ibid.

[30] Ibid.

[31] Ibid.

[32] Herrasti Erlogorri, L.; Jiménez Sánchez, J.M. “Excavación arqueológica de los enterramientos colectivos de la Guerra Civil”, Boletín Galego de Medicina Legal e Forense, nº 18, 2012, pp. 29-45.

[33] Testimonios recogidos a A.B.M. durante los días 6 al 13 de noviembre de 2019 a través de la redes sociales.

[34] La mayor parte de la información local de Traiguera (Castellón), ha sido una aportación de Rosa Compte Esteller, a quien agradecemos su colaboración y cesión de la documentación y fotografías.

[35] Barrero Arzac, Fernando (2009), Historia y tragedia de la 109ª BM en el Campo de Zaldívar (Badajoz). http://www.todoslosnombres.org/content/materiales/historia-tragedia-la-109a-bm-en-el-campo-zaldivar-badajoz

[36] Documentación generada durante la construcción del panteón para depositar los restos de los fusilados en la localidad durante el año 1939. Octubre-noviembre de 1978.

[37] Ibid.

[38] Estos versos que insertamos a continuación forman parte de la colección de romances recitados por la trovadora Inés Mansilla Espinosa, durante los desenterramientos en el olivar de “La Boticaria” y en otros lugares de Casas de Don Pedro durante la primavera-verano de 1978. Romances y coplas cedidas por Felisa Casatejada. Transcripción de Fernando Barrero Arzac. Adaptación y arreglos métricos de los versos de Paco Buj Vallés.

[39] Estos versos que insertamos a continuación forman parte de la colección de coplas y seguidillas recitados por la trovadora Herminia Gallego Martín, durante los desenterramientos en el olivar de “La Boticaria” y en otros lugares de Casas de Don Pedro durante la primavera-verano de 1978. Romances y coplas cedidas por Felisa Casatejada. Transcripción de Fernando Barrero Arzac. Adaptación y arreglos métricos de los versos de Paco Buj Vallés.

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Actas de dos de las reuniones celebradas por los Comisarios y Delegados Políticos de la 109ª Brigada Mixta, y breves biografías de algunos de sus comisarios

Breve comentario del Acta de la reunión celebrada en el Comisariado tras el día 13 de abril y antes del 20 de julio de mil novecientos treinta y ocho, entre Comisarios y Delegados Políticos de la 109ª Brigada

La primera acta de la reunión de comisarios que transcribimos a continuación y cuya primera hoja no pudo ser recuperada, está elaborada con anterioridad al 20 de julio de 1938, ya que se describe la relación que mantenían las unidades militares republicanas con la población civil de Acedera (Badajoz) donde estaban acantonados, siendo ocupada esta localidad por las tropas franquistas durante la fecha indicada, por lo que no pudo ser redactada posteriormente.

En este documento se indica también, que el 434º Batallón de la 109ª Brigada Mixta, durante las operaciones desarrolladas en el Sector del Puente del Arzobispo (Toledo), que tuvieron lugar entre el 3 y 13 de abril de 1938, intervino agregado a la 63ª Brigada Mixta. Por lo tanto, debemos pensar que esta reunión de comisarios de las unidades de la 109ª Brigada, tuvo lugar en una fecha posterior al 13 de abril de 1938, una vez terminadas dichas operaciones.

Combatiente y bandera republicana.

Como un destacado incidente de la batalla en la que tomó parte el 434º Batallón, el comisario que narra los hechos comenta que “temió que la moral se derrumbara después de la retirada del pueblo de Carrascalejo”.

El 434º Batallón que se encontraba inicialmente en el pueblo de Navalvillar de Pela (Badajoz), se trasladó al sector donde operó a pie, realizando una marcha de más de cuarenta kilómetros, y entrando seguidamente en fuego, sin que, por ello, disminuyera su capacidad combativa ni tampoco su moral.

A los soldados se les aseguró que las líneas exteriores del pueblo en Carrascalejo eran fuertes y no podía romperlas el enemigo, y no fue así, los mismos soldados de su batallón, tuvieron que salir a las líneas del exterior para reforzarlas, puesto que el batallón de la 63ª Brigada que las ocupaba se estaba retirando, tanto es así que los últimos reductos de los facciosos se tomaron por un tanque y dos escuadras de soldados nada más.

Estas operaciones se llevaron a cabo porque apenas se hizo cargo de su nuevo puesto, la jefatura del VII Cuerpo de Ejército, el teniente coronel Rúbert, ordenó la ejecución de una nueva acción ofensiva de carácter local. Una orden particular del 3 de abril, encomienda a la 29ª División, a cuyo mando con carácter accidental había sido nombrado el mayor Antonio de Blas, hasta entonces jefe de la 109ª Brigada, la misión de romper el frente en la cabeza de puente del Puente del Arzobispo (Toledo) y ocupar Villar del Pedroso (Cáceres), Carrascalejo (Cáceres) y Navatrasierra (Cáceres). Intervendrían como fuerzas de maniobra tres batallones de la 63ª Brigada, uno de la 46ª y otro de la 109ª (el 434º), una sección de guerrilleros, un escuadrón de Caballería y tres baterías. Se daba libertad de acción al jefe de la 29ª División quien debía cubrir sus objetivos antes del día 5 de abril.

A petición de Suárez Planerías, el comunista asturiano jefe de la 63ª Brigada Mixta que sustituyó en el mando a José Bertomeu cuando éste pasó como jefe de Estado Mayor de su hermano, el ataque, que debía iniciarse el día 5 de abril, se aplazó para el 6, pero el 250ª batallón que había de ocupar la vanguardia no se enteró del aplazamiento y atacó en la fecha inicialmente prevista situándose a retaguardia de Carrascalejo entre el puerto de Navatrasierra y La Serrana. Ello obligó a empeñar el 182º Batallón de la 46ª Brigada y posteriormente al resto de las fuerzas y a otras que vinieron en su auxilio, dos batallones de la 216ª Brigada y uno de la 217ª de la 67ª División. El día 8 de abril alcanzan Carrascalejo que ocuparon sin más excepción que la casa cuartel de la Guardia Civil, pero un contraataque les obligó a desalojar el pueblo y regresar a las bases de partida.

De Blas volvió a su Brigada, la 109ª, y entregó el mando de la 29ª División al teniente coronel de la G.N.R. (Guardia Nacional Republicana), Fernando Monasterio Bustos que había sido nombrado el día 30 de marzo pero que no se incorporó hasta el 10 de abril. Rúbert destituyó a los jefes de la Brigadas 63ª (Suárez Planerías) y 46ª (Acracio Gómez) y nombró para sustituirlos a Pérez Martín Parapar y Juan Guijarro Iniesta. Parapar había mandado por Guadalajara la 66ª Brigada Mixta y era hombre del Quinto Regimiento; Guijarro era un antiguo sargento legionario, mayor de milicias y del que el comisario del Ejército opinaba que era inmoral, despótico y odiado por sus soldados, lo que me inclina a creer que también sería comunista, gente que era particularmente antipática al comisario.

Nuevo comentario del Acta de la segunda reunión celebrada en el Comisariado el día dieciséis de agosto de mil novecientos treinta y ocho, entre Comisarios y Delegados Políticos de la 109ª Brigada

La segunda acta, de la reunión del 16 de agosto de 1938 en Talarrubias, recoge los comentarios y análisis que los comisarios de los batallones exponen tras los primeros combates de los últimos días de julio, durante el cierre de La Bolsa de la Serena, y la ofensiva que tuvo lugar sobre la localidad de Casas de Don Pedro, y cuyas líneas cubría casi en su totalidad la 109ª Brigada. Se habían desarrollado también los combates en la sierra desde Pico Rostro hasta el cortijo de San Simón, pasando por la posición de Atalaya, que culminó con la ocupación de Valdecaballeros (Badajoz), el día 14 de agosto, pero por estar el 435º Batallón de la 109ª Brigada, quien participó en los mismos, incorporado a la 29ª División, no había llegado todavía la noticia de la derrota republicana.

Prada, jefe del Ejército de Extremadura republicano, trató de establecer a sus combatientes a cubierto, tras una línea fijada sobre las localidades de Casas de Don Pedro, Puebla de Alcocer y Almorchón y la estación de Zújar, proyectando crear tres nuevos escalones fortificados. Una orden de 29 de julio disponía la intensificación de los trabajos por parte de todos, junto con la recuperación de unidades y la reorganización de los servicios tras el embate de la ofensiva de la bolsa de La Serena. En los trabajos se emplearía el máximo de personal.

El frente defensivo que tenían asignado las fuerzas de la 109ª Brigada republicana que defendían la línea del Guadiana, comprendía de Norte a Sur, desde la posición La Gargantilla, hasta el Arroyo del Rubial, pasando por La Trinidad, Vértice Calderona, la Cota 506, la Curva de nivel 500, la posición de Atalaya, Puerto de Carrascal, Pico Rostro, camino de Guadalupe a Casas de Don Pedro, Campo Frío, Casa de Chiva, Laguna de la Dehesa, cota 346, Casa de Galapagueros, margen izquierda del Guadiana hasta Peñaflor, siguiendo por cerro de la Casa Bodeguilla, Cerro del Cardo, Vértice 430, hasta Hernán Cabrera y Chozas.

La Agrupación Múgica, del Ejército del Centro sublevado, rompió el 10 de agosto la línea del frente por el sector de Casas de Don Pedro (Badajoz). A las 6´15 de la mañana su artillería inició un intenso fuego sobre las posiciones de la localidad.

Casi una hora después, a las 7 de la mañana, tras ser batido y despejado el terreno de la ofensiva, las patrullas de exploración franquistas, de la 1ª Brigada de la 11ª División al mando del teniente coronel Casto González-Rojas, partiendo de Navalvillar de Pela, apoyada por fuerzas de Caballería y de la 2ª Brigada de la 19ª División, tomaron contacto con las fuerzas del 434º Bón, generalizándose el fuego, siendo el primer punto de choque las posiciones comprendidas en la dirección del eje de la carretera que conducía desde Navalvillar de Pela a Casas de Don Pedro en el kilómetro 14, defendida por una sección procedente de la 3ª Brigada Divisionaria pero afecta al 434º Bón, que sin resistencia alguna se replegó para protegerse como unos 200 metros a unas paredes de piedra que allí había.

Enterados de este hecho, el capitán Jesús Rives Martínez y José Huertas, jefe y comisario respectivamente del citado batallón, se trasladaron a este lugar, colocando nuevamente las fuerzas de esta sección en su sitio. Este mismo jefe, dio órdenes para que la compañía del 436º Bón que se encontraba de reserva en Casas de Don Pedro contraatacara, pero el enemigo obligó por medio de su numeroso fuego de armas automáticas a desplegar las fuerzas republicanas, impidiendo que pasara más adelante de las paredes de piedra antes citadas.

Simultáneamente a esta arremetida, tres o cuatro compañías de un batallón de la 11ª División nacional a la vanguardia, acometen el emplazamiento defensivo de Atalaya, las tropas atacantes abrieron fuego con morteros y artillería sobre esta posición, consiguiendo su infiltración por las inmediaciones de la carretera para entrar de frente y de costado, logrando desbordarla, tras la intensa refriega, por el flanco izquierdo en dirección a  El Risquillo,

La avanzadilla sublevada, una vez ocupada aquella última posición, prosiguió su avance metódicamente, entre el río Guadiana y Atalaya tomando las alturas y adelantándose en profundidad por la parte izquierda, tratando de envolver el municipio de Casas de Don Pedro. Las fuerzas de la compañía del 436º Bón agregados al 434º Bón son trasladadas a dicha localidad con objeto de organizar su defensa. Esta compañía resiste de tal forma que el enemigo tiene que emplear toda clase de armas y efectivos para tratar de conseguir la conquista del mencionado pueblo.

Al mismo tiempo que se operaba dentro de esta población, las unidades franquistas atacan las posiciones gubernamentales de Casa Chiva con dos batallones y un escuadrón de caballería, amenazándolas además con un nutrido fuego de morteros, a pesar de lo cual las fuerzas republicanas les causaron buen número de bajas.

Conseguido este último objetivo, las tropas de la 11ª División, se dirigieron a otra avanzada, la de Campofrío, cogiendo de revés estas posiciones republicanas, aunque los soldados que las guarnecían pudieron salir de allí y retroceder a sus ubicaciones en el río Guadiana.

Una vez ocupados por parte de la División franquista los anteriores objetivos, concentraron su esfuerzo hacia Pico Rostro, a cuyos hombres se unen más tarde otras seis compañías, que partiendo de Casas de Don Pedro continúan en la misma dirección, con cuyas fuerzas atacan entre dos luces las defensas republicanas del citado pico que, tras intenso combate, estas últimas se ven obligadas a abandonar y replegarse sobre la cresta Atalaya.

Durante la primera fase de estas operaciones en La Siberia, las fuerzas del Ejército del Centro franquista llevaron a cabo un brillante avance entre los ríos Gargáligas y Guadiana, en un frente de 16 kilómetros y de una profundidad de 12, venciendo las resistencias de su enemigo republicano, ocupando y rebasando el pueblo de Casas de Don Pedro y otros lugares como Los Moñinos, Los Rosales, Media Legua, Losas Grandes y Las Lobillas, así como el resto de las posiciones señaladas más arriba.

Aunque al final de la jornada bélica, las fuentes republicanas desconocían el número exacto de bajas que habían tenido, estimaban las mismas en unos 25 heridos y 150 desaparecidos. Hay que suponer que la mayor parte de estos desaparecidos fueron víctimas de los combates. Las bajas franquistas debieron ser todavía más elevadas, sobre todo soldados moros que integraban los batallones y compañías que actuaron a la vanguardia de la ofensiva.

Al día siguiente, por haberse hecho el corte del límite del Sector que guarnecía la 109ª Brigada, por la parte Norte, a partir de la Casa de Pacha, el 435º Bón quedó afecto a las órdenes de la 29ª División. Así que, tres días más tarde, cuando las fuerzas nacionales reanudan las operaciones desde las últimas posiciones conquistadas de Pico Rostro, es este batallón quien tiene que contener la fuerte embestida que, a través de la zona más montañosa, acomete su enemigo.

El día 13 agosto la 11ª División, partiendo de la zona Norte del despliegue, conquista el Vértice Atalaya y las primeras estribaciones del macizo de la Chimenea, venciendo la enorme resistencia del 435º Bón. A las dos y media de la tarde ocupa Valdecaballeros y todas las alturas serranas en que se encuentra enclavado el pueblo, causándose gran número de bajas al adversario.

Las tropas de las brigadas del Ejército Popular opusieron una tenaz resistencia, aunque vencida, con escasas bajas por parte de los franquistas, gracias a una hábil maniobra y al empuje de las unidades militares que se sobrepusieron a la fatiga producida por la rapidez con la que se llevó a cabo la operación y al desmesurado calor.

Comentarios de las biografías de algunos Comisarios y Delegados Políticos de la 109ª Brigada Mixta que aparecen en el texto

Eugenio Humanes era el Comisario accidental de la Brigada, sustituía al titular, Ernesto Herrero, cuando este se encontraba fuera de la misma realizando alguna tarea debido a su cargo o disfrutando de algún permiso. Aunque, al final de la contienda, el día 26 de marzo de 1939, cuando la 109ª Brigada emite la que será la última Orden General de la Guerra desde su Puesto de Campaña de Talarrubias, y Ernesto Herrero, Comisario de la Brigada, excusa su ausencia de la misma a partir de esa fecha “para proceder a la curación de una dolencia crónica agravada desde hace algún tiempo […]”, tampoco será el Comisario Humanes quien firmará dicha disposición, sino el Comisario Cándido Méndez Núñez.

Comisarios Políticos del Ejército Popular.

Gonzalo Sarrió Gandia, Delegado Político de la 2ª compañía del 433º Bon de la 109ª Brigada Mixta, debió ser ejecutado el 15 de mayo de 1939, en el olivar del cortijo La Boticaria, habilitado como Campo de Concentración, ya que se encuentra incluido en un listado de trece comisarios detenidos en el Campo de Concentración de Zaldívar, que junto con el de La Boticaria, formaban un único complejo concentracionario bajo el nombre del primero.  Era natural de Onteniente (Valencia).

De Anselmo Ruiz Martín, Comisario 1ª Compañía del 435º Bon de la Brigada, presentamos una relación epistolar que mantuvo con sus paisanos compañeros comunistas y de la Unión General de Trabajadores de Orellana la Vieja (Badajoz) de donde era oriundo, y con su familia, durante el mes de julio de 1938.

El Comisario de la Brigada, Ernesto Herrero Falagan, era vecino de Madrid. Estaba empleado en el Banco Internacional de Industria y Comercio, y afiliado a la UGT Sindicato de Crédito y Finanzas. Debía ser una persona de complexión alta y gruesa. Como se verá, contra todo lo que se podría pensar a priori, sobrevivió al proceso Sumarísimo de Urgencia que se le instruyó. Bajo el amparo de un Decreto del Ministerio de Justicia y otra Orden Circular del Ministerio del Ejército, se le concedió un indulto sobre la pena de Treinta Años de la Reclusión Mayor por un delito de Adhesión a la Rebelión que le había sido impuesta. El 26 marzo de 1946, la Secretaría de Justicia de la Capitanía General de la Primera Región Militar, acuerda indultarle la pena impuesta, y el 5 abril de 1946 quedó en libertad.

Emilio Vivanco Luengo, Delegado Político de la compañía de Ametralladoras del 434º Bon de la 109ª Brigada Mixta, era vecino de Villaverde, población cercana a la capital de Madrid, y trabajaba como empleado municipal de ceramista. Antes de comenzar la Guerra, ejercía de enlace entre los distintos partidos del Frente Popular, lo que le obligaba a desplazarse hasta distintas poblaciones. Pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas, aunque era socialista, afiliado a la UGT.

A la vista de los informes aportados y las diligencias practicadas, el juez instructor consideró que Emilio Vivanco no había tomado parte en ningún hecho delictivo y, por lo tanto, elevó el procedimiento contra él sin dictar declaración alguna de responsabilidad. La Causa quedó sobreseída por la Auditoría de Guerra del Cuerpo de Ejército del Guadarrama de Madrid, y el 4 de junio de 1941, el reo que se encontraba en la Prisión Central de Yeserías de Madrid, fue puesto en libertad.

[109ª Brigada Mixta]

[Comisariado]

Acta de la reunión celebrada en este Comisariado el día [posterior al 13] de abril de mil novecientos treinta y ocho, entre Comisarios y Delegados Políticos de esta [109ª] Brigada[1]

[Da comienzo la reunión con la lectura del Orden del día que es el siguiente:

1º Informe de los comisarios de Batallón y Brigada sobre

                                a) Situación de las líneas.

                                b) Fortificación.

                                c) Material y armamento.

                                d) Comportamiento de la Unidad.

                                e) Estado moral de jefes, oficiales, clases y soldados.

                                f) Trabajo político realizado.

2º Estado moral de jefes, oficiales, clases y soldados.

3º Trabajo político y cultural.

[4º Servicio de investigación]

[Por orden de numeración se trata del Comisario del 433º Batallón]

[…] alambradas. En la posición el “Pasarón” se está fortificando. Desde luego dada la distribución de las fuerzas, establecidas por destacamentos de pelotones, distanciados unos de otros en bastante longitud, hace que no pueda enlazarse ni por el fuego de las armas, y por tanto posible cualquier filtración. Ni que decir tiene que esta línea dadas sus condiciones anteriormente expuestas, ante un ataque enemigo, no podía responder de otra forma que la misión que tiene encomendada de vigilancia.

En cuanto al segundo apartado del orden del día debe hacer constar que la moral de la fuerza y mandos de la misma es bastante bueno, particularmente la de los mandos. El aumento de la moral de sus fuerzas obedece principalmente al cuidado constante de preocuparse por resolver sus necesidades de ropa, calzado, etc. y la alegría con que ven la gran movilización de toda la retaguardia.

Sobre el tercer inciso del orden del día manifiesta:

Que todo el trabajo político que se realiza en la actualidad es el de hacer comprender a los soldados que no luchan por el predominio de ninguna idea política, sino que luchan por la Independencia de España contra los invasores extranjeros, y la conquista de sus libertades. El trabajo político para desarrollarlo, dadas las características de la situación de las fuerzas expuestas anteriormente, donde existen tan enormes distancias, se hace difícil y en parte no todo lo productivo que debiera ser. La compañía que se encuentra en reserva es la que de una manera intensiva se la atiende tanto en la forma cultural como políticamente, sin abandonar las cuestiones militares que se coordinan con estas materias. En esta compañía existe un Hogar, donde se dan las clases de teoría militar, analfabetos, cultura general y charlas políticas. Las clases militares corren a cargo del Jefe de la Compañía y un oficial de la misma, y las políticas a cargo Comisario del Batallón ayudado por el Comisario de la Compañía.

Últimamente se ha reforzado la propaganda a base de las proclamas repartidas entre las fuerzas del Comisario del Ejército de Extremadura y del Comisario de esta Brigada y del Comisario del Batallón. Esta agitación hecha por los Comisarios de Compañía y personas que constituyen los grupos de lectores y prensa de un marcado carácter antifascista, dio buenos resultados; pero que no obstante para comprobar ciertamente la impresión que producían en los soldados, se avisó al servicio de inteligencia para que pulsara diestramente la opinión de los soldados y comprobara si los soldados ante sus amigos de confianza o a espaldas de los Comisarios o personas conocidas como antifascistas, hacían algunos comentarios desmoralizadores, o entreveían algún recelo en la victoria de nuestro Ejército Popular, y estos individuos a quienes se les encomendó esta misión no han registrado tan solo ni un caso que les mereciera ninguna desconfianza.

En la cuestión cultural se realiza un gran trabajo perfectamente organizado, se dan clases de analfabetos por individuos que voluntariamente se prestan a ello y que son capaces de realizar esta misión. Se dan clases de cultura general en todas las compañías por otros individuos -grupos constituidos- con la suficiente capacidad para desarrollar esta labor, y en la Compañía de reserva por el Miliciano de la Cultura se dedican todas sus actividades de enseñanza. Como ya he hecho constar en otras ocasiones, debido a la labor realizada cerca de los soldados se ha impuesto a los mismos un interés por capacitarse verdaderamente asombroso.

En cuanto a los periódicos murales, y que desde luego en esta unidad han funcionado siempre, a raíz del oficio remitido a los oficiales de información, estos colaboran con alguna más intensidad.

Por los grupos de lectores de prensa se comenta la misma de los artículos que se le marcan.

Las relaciones con la población civil, han sido en todo momento buenas, habiéndose realizado un buen trabajo, prueba de ello es el haber conseguido de los campesinos que deben fortificar sus pueblos, habiéndose prestado voluntarios un grupo de ellos para fortificar diariamente en el sitio que por el Oficial de Operaciones de esta Brigada se ha marcado y bajo un plan dirigido. Otro dato también que probaba las buenas relaciones que se mantienen con los campesinos y de ayuda a sus trabajos, es que a sus reuniones de la Colectividad han citado al Comisario del batallón que informa por creer necesaria su asistencia para ayudar a resolver sus problemas. Han conseguido también de ellos en que voluntariamente y sin interés alguno se presten a arreglar aquellos trozos de carretera que se encuentran intransitables.

Desde luego en el pueblo de Acedera hay muchos campesinos que se dedican a la pesca y caza, por encontrar este oficio más remunerador. Se han fijado proclamas en esta población conteniendo el significado, que nuestro esfuerzo y nuestras energías deben emplearse produciendo para la guerra, y la cosecha y el cultivo de los campos es un producto de guerra.

En cuanto al servicio de investigación funciona bien y se desarrolla un buen trabajo, tratando de averiguar quiénes son los individuos que no pueden merecer confianza alguna, este servicio desde luego constituye en la actualidad la mayor preocupación de todos los Comisarios. Hace constar tan solo como dato informativo, que todos los datos que se piden a los pueblos de los individuos contestan invariablemente con el mismo formulario, que son buenos antifascistas.

Se concede la palabra al Comisario del 434º batallón, quien empieza diciendo: Que durante las operaciones desarrolladas en el sector del Puente del Arzobispo donde intervino su batallón agregado a la 63ª Brigada, no pudo mandar ningún parte diario, semanal, ni tan siquiera de información de las operaciones realizadas puesto que no existía ninguna comunicación por los escasos medios de locomoción, como tampoco telefónicamente por estar siempre la línea averiada.

Combatientes marchan a pie para recorrer una larga distancia.

Debido a que se encuentra agregado a otra Brigada y en sector diferente al nuestro no contesta en cuanto al primer apartado del orden del día, manifestando sobre el segundo lo siguiente: Ha visto que unidades de su batallón, que por la mañana estaban poseídas de una alta moral, y de un espíritu combativo inmejorable, por la tarde se encontraban sin esa moral, que contrastaba notablemente con su anterior moral. Desde luego en los soldados se reflejan los incidentes de la batalla. Temió que esta moral se derrumbara después de la retirada del pueblo de Carrascalejo, porque a los soldados se les aseguró [que] las líneas exteriores del pueblo eran fuertes y no podía romperlas el enemigo, y no fue así, los mismos soldados de su batallón, tuvieron que salir a las líneas del exterior para reforzarlas, puesto que el batallón de la 63ª Brigada que las ocupaba se estaba retirando, tanto es así que los últimos reductos de los facciosos se tomaron por un tanque y dos escuadras de soldados nada más. El enemigo hostilizó duramente las posiciones que ocupa este batallón, a base de fuego de mortero y artillería, sin que emprendiera ninguna ofensiva hacia ellas por no tener la suficiente fuerza para desarrollarla. Por el Comisario que informa, en todo momento se tuvo principal cuidado de mantener la moral de sus soldados, haciendo el trabajo que era más adecuado a cada circunstancia. Hace constar que su batallón que se encontraba en el pueblo de Navalvillar de Pela, se trasladó al sector donde operó a pie, realizando una marcha de más de cuarenta kilómetros, y entrando seguidamente en fuego, sin que, por ello, disminuyera su capacidad combativa ni tampoco su moral. Posteriormente, y después de haber realizado una marcha a través de la sierra de Altamira para ocupar las posiciones que guarnecen hoy en primera línea, en cuando en los soldados se observa las muestras de cansancio y agotamiento físico, disminuyendo por esta causa su combatividad. Estima que, por estos motivos, tanto para elevar su capacidad combativa y reforzar su moral, debía sacarse a este batallón de primera línea y darle un pequeño descanso.

El trabajo político desarrollado en estos días de combate, ha sido el eminentemente político de agitación en los soldados, para mantener elevada en todo momento la moral de los mismos.

El servicio de investigación ha funcionado también en estos días, habiendo estado toda la fuerza perfectamente controlada.

Seguidamente se concede la palabra al Comisario del 435º batallón, que interinamente viene ocupando este cargo, manifestando en cuanto al primer apartado del orden del día: que las garantías de defensa de sus líneas son malas, debido a que su batallón ocupa un frente de cuarenta y ocho a cincuenta kilómetros de extensión. Los destacamentos de pelotones están por este motivo tan retirados que el enlace de las armas por el fuego se hace imposible, si se tiene en cuenta además que existen pocas posiciones dominantes y en su mayoría son grandes llanadas. Las armas automáticas no juegan ningún papel importante y las fortificaciones son deficientes. La mejor construida es la que hay en “Picorrostro”.

En esta semana se ha ocupado la posición denominada “La Atalaya” y, es tan importante su ocupación, que solamente dirá que, en caso de algún ataque enemigo, por encontrarse desguarnecida, [el enemigo] podía llegar fácilmente a la carretera de Talarrubias a Peloche, cortando su comunicación.

Desde luego, y ante la insistencia con que la Caballería enemiga viene practicando descubiertas, y el movimiento observado en las líneas enemigas, a las cuales, el enemigo, antes, las tenía consideradas como de poca importancia, se ha repartido entre las fuerzas de su unidad [435º batallón republicano] una proclama, en la que se exhorta a los soldados a defender la línea que se les tiene asignada, hasta agotar el último cartucho, llegando incluso a emplear el arma blanca, que no hay ninguna idea de repliegue y que si bien es una línea de vigilancia, se verían prontamente cubierta por soldados nuestros dispuestos a rechazar al enemigo.

El estado moral de los mandos de su unidad es bueno, y la de los soldados también bastante bueno, pero verdaderamente donde se aprecian estos hechos, así como su capacidad combativa es en los combates.

El trabajo político que se desarrolla con grandes dificultades por lo extenso de la línea, se hace a base de elevar la moral de los soldados por medio de proclamas, charlas, etc.

Los periódicos murales que recorren toda línea, a fin de que todos los soldados se puedan enterar, funcionan también, y con unas buenas ediciones.

La prensa se lee y comenta por los grupos de lectores de prensa, haciéndose, por la misma, un buen trabajo de agitación.

En Valdecaballeros funciona un rincón, que es aprovechado para todos los trabajos culturales y políticos.

El miliciano de la cultura, para que su labor sea todo lo eficaz posible en este frente, está durante cuatro días consecutivos en una compañía dando clases, a fin de que estas sean aprovechadas por los soldados en más alto grado. Desde luego, en todas las unidades existen grupos culturales a base de individuos capacitados, que se encargan de continuar dando las clases hasta tanto le corresponda al Miliciano de la Cultura dar otra vez clase y apreciar los adelantos realizados. En la pasada semana, dos soldados han aprendido a leer cartas y escribir a sus familiares. Hace constar la falta de material con que se cuenta.

Después de ocurrir las últimas evasiones, se han dado enérgicas órdenes al servicio de investigación, los cuales son chicos de absoluta confianza, pero en sí faltos de la perspicacia para descubrir a aquellos elementos sospechosos. Estos individuos se pasan la noche en vela vigilando constantemente y organizando patrullas por delante de las líneas; y repite, son chicos de buenas cualidades antifascistas, pero como para el caso, no existen otros, necesariamente a estos tiene que encargarles este servicio de inteligencia.

Comisario de Batallón de una Brigada Mixta.

El Comisario accidental del 436º batallón, empieza informando, que sin duda alguna las posiciones mejores fortificadas y que menos extensión de frente ocupan, son las fuerzas de su unidad; únicamente la posición de Torrevirote, es la que peor se encuentra fortificada, pero en la actualidad se trata de fortificarla, si bien no cuenta con ninguna clase de material para ello.

El estado moral entre los mandos de su unidad es bastante alto y cumplen disciplinadamente todas las órdenes que emanan de la Superioridad, precisamente desde aquel momento en que fue arrestado un capitán por algunas faltas cometidas como igualmente a otro Oficial por las mismas causas. El Jefe de su unidad, ha rectificado de algunas de las debilidades que venían observándose en su trabajo. El estado moral de los soldados es igualmente bastante elevado.

Hace constar que medio batallón está compuesto por soldados de Aragón, teniendo sus familiares con los fascistas por haberse quedado en ella ante el avance de estos, y se observa en ellos la natural preocupación por la suerte que hayan podido correr, entablándose entre los mismos pequeñas discusiones. Todos los momentos y ocasiones son aprovechados para decirles que, hoy más que nunca, debemos redoblar nuestro esfuerzo para dar la gran batalla al enemigo, y que pronto, nuestro Ejército, que contará con el material suficiente, reconquistará sus pueblos. Se hace un trabajo político intenso para enardecerles e intensificar su odio al fascismo.

Se comenta la prensa y los partes de guerra, y funcionan cinco periódicos murales.

El servicio de investigación que viene funcionando en su unidad con toda normalidad, se ha intensificado en estos momentos para evitar surjan provocadores que desmoralicen a los soldados.

El Comisario de la Brigada, por último, emite su informe y empieza diciendo: que a fin de que en todo momento se recuerde por los Comisarios asistentes a esta reunión, los acuerdos en ella tomados, y en lo sucesivo no pueda alegarse ignorancia en el cumplimiento de los mismos, se hará entrega a cada uno de ellos, una copia del acta que se extienda.

Con motivo, de que las instancias de los Comisarios de Compañías no venían, la mayoría de ellas, de acuerdo de la disposición legal, ya que el certificado expedido por el mando militar no abarcaba los requisitos exigidos, han sido devueltas a los mismos para que con toda urgencia sean remitidas a este Comisariado.

Dice, que es necesario se vuelva a leer las instrucciones, para la confección de los partes diarios y de información semanal, ya que, muchos de ellos, no reúnen ni llenan la misión propia a que están destinados. No debe dejarse incontestado ningún apartado, y tiene que expresarse con detalle cuanto dato informativo sea necesario para que la Superioridad pueda en todo momento con absoluta precisión calibrar el trabajo que se realiza en esta Unidad. Hay que intensificar la campaña de agitación emprendida como igualmente la de fortificación, expresando en los partes los trabajos que se hagan, material con que se cuenta y elementos de que se disponga, haciendo semanalmente un resumen del realizado.

Debe también repasarse todas las órdenes circulares dadas por el Comisariado, para cumplir lo en ellas dispuesto, dando cuenta en los partes diarios del cumplimiento de las tareas adaptables a la situación del frente en que nos encontramos.

Debe también, repasar los oficios pendientes, dando cumplimiento a los mismos, pues sabe que aún quedan algunos informes interesados por la Superioridad sin contestar.

No puede seguirse poniendo en los partes, que las clases de analfabetos se continúan dando con asistencia de los mismos. Hay que decir cuántos figuran inscritos, cuántos asisten a las clases y el interés que demuestran y materiales con que cuentan para desarrollar cada cual su labor, y los que sean necesarios. En los partes de información semanal, hay que hacer constar los progresos realizados por los alumnos, deficiencias observadas y sugerencias para hacer más efectivas dichas clases.

No puede tampoco decirse en los partes, “se ha comentado la prensa”, sin expresar qué artículos y de cuáles periódicos, ya que recibiéndose en esta Brigada toda clase de prensa de los diferentes partidos que constituyen el frente popular representados en el Gobierno, necesariamente han de comentarse aquellos que resalten la política de nuestro Gobierno de Frente Popular. Los Comisarios deben inmediatamente que reciban la prensa, el leerla, para indicar los artículos que han de ser comentados. Los partes de guerra tienen que ser necesariamente comentados, puesto que los soldados, muchos de ellos, no aprecian en su justo valor la sinceridad puesta por nuestro gobierno, y pudieran darle interpretaciones falsas.

Comisariado Popular y Milicias de la Cultura

Hay que hacerles ver, que la guerra se compone de una serie de batallas adversas y favorables, tanto pronto para uno, como para otro bando, pero que la batalla final la ganará la clase trabajadora, porque al mismo tiempo que lucha por sus libertades, no consiente que su independencia le sea arrebatada por alemanes e italianos. Un pueblo que jamás pudo ser esclavizado por naciones extranjeras, jamás puede ser vencido precisamente ahora que cuenta con la solidaridad y ayuda de todos los antifascistas del mundo.

Hay que dar a conocer hábilmente a los soldados la noticia del aislamiento de la región Catalana con la Central, y de haberse hecho cargo el General Miaja de este Grupo de Ejércitos. Hay que hacerles saber que el Gobierno ha asegurado que este aislamiento será corto, pues cuenta con infinidad de voluntarios que se aprestan a empuñar las armas para defender la independencia de su Patria en peligro, que el Ejército Popular contará en breve plazo con el material suficiente para hacer frente a los ejércitos mercenarios del fascismo internacional. La propaganda ha de hacerse a base de la composición política y social de los soldados que forman esta Brigada.

A los periódicos murales en todo momento se ha tratado de darles el impulso que era necesario, y desde que el informante se hizo cargo de esta Brigada funcionaron perfectamente desempeñando la labor específica que tienen asignada, por lo cual, el oficio recibido por el Oficial de Información, no ha surtido otro efecto, el que colaborasen estos en los periódicos, ya que antes no lo hacían. Desde luego en los periódicos murales no han de ponerse todos los recortes de periódicos que se encuentren a mano, sino aquellos que respondan a las necesidades del momento, debe cada periódico ser el exponente del pensamiento de su unidad, en una palabra, como nadie ignora a estas alturas lo que debe ser un periódico mural, no insiste sobre este tema, pero recuerda que debe ser también aprovechado para estímulo de los soldados donde se hagan constar sus buenos hechos de heroísmo o disciplina. Es necesario por los mandos, que los periódicos murales hagan dos ediciones semanales, y recorran toda la línea, estando en constante movimiento para que todos los soldados puedan enterarse de su contenido.

El trabajo de vigilancia en los momentos actuales, en que muchos que poseen una débil formación política se derrumba, ante los continuados avances del enemigo por el frente del Este y Sur del Ebro, hay que reforzarlo e intensificarlo, para evitar que, con una falsa apreciación de nuestras fuerzas, se desmoralicen y crean que la guerra se haya perdido por parte nuestra, y se traduzca en actos de evasiones. Todos los Comisarios han recibido dos modelos a) y b) que serán utilizados tan solo para régimen interno: el primero será utilizado para los sospechosos y, simultáneamente que se remite a este Comisariado, deberá proponerse por el mando de la unidad su ingreso en la sección de arrestados hasta tanto se hacen las averiguaciones pertinentes sobre su lealtad al régimen republicano. El modelo b) para evadidos, hay que rellenarlo con todos los datos que en el mismo se hacen constar y a continuación el informe del Comisario sobre los motivos de la evasión y medidas tomadas, trabajos de captura, etc. Inmediatamente de conocido este hecho se dará conocimiento por clave cifrada por comunicación telefónica, y posteriormente el parte por escrito.

Recuerda que los partes diarios hay que darlos con regularidad, precisamente antes de las 19 horas, para seguidamente darlo a conocer telefónicamente al Comisario de la División.

Resalta la necesidad de que se capacite a un Comisario de Compañía en todos los batallones, e incluso asista con frecuencia al P.C. para ayudar al Comisario del Batallón en todos sus asuntos, a fin de que por cualquier caso imprevisto, pueda suplir al Comisario del Batallón con todas las seguridades de éxito y, principalmente, para que el mando militar se vaya acostumbrando y compenetre con la colaboración de un Comisario de Compañía, pues hasta la fecha, la práctica ha demostrado que, faltando el titular del Batallón, no tan solo se ha notado el hueco dejado por éste por la labor realizada, sino que han surgido infinidad de problemas y contratiempos que, de haber estado, se hubieran evitado, y todo ello debido a la falta de colaboración entre mando militar y Comisario de Compañía.

El estado moral, que reflejan en los partes semanales, no tan solo debe extenderse a los soldados, sino también a los oficiales y comisarios, pues cualquier vacilación de éstos en los momentos actuales puede suponer un gran peligro para la unidad en que se encuentran encuadrados. Deben celebrarse reuniones con los oficiales para tratar conjuntamente problemas que de forma general interesan a la unidad.

Las relaciones con la población civil, no debe limitarse a lo que expresan los partes, sino a los trabajos que se hacen y las relaciones con las autoridades de las localidades, como así mismo la campaña, para interesar a la mujer en la sustitución al hombre en su trabajo, la intensificación de los cultivos, y la necesidad de que sean los campesinos voluntariamente y en días libres los que fortifiquen las segundas líneas de resistencia de nuestros frentes.

Por último, dice, espera que la agitación entre los soldados se intensifique cada día más para que la moral de los mismos se refuerce más aún, llevando al convencimiento de los mismos, que el General Miaja que dirige todos estos Grupos de Ejército, sabrá forjar, igual que de Madrid, la victoria de nuestras armas sobre las del enemigo.

No habiendo otra cosa que tratar se dio el acto por terminado, extendiéndose la presente que leída a los asistentes la encontraron de su conformidad, de todo lo cual certifico.

Vº Bº

[Firma autógrafa:] Ernesto Herrero

[Firma autógrafa:] José Huertas

Sello impreso a tinta: 109ª Brigada Mixta. Comisariado.

109ª Brigada Mixta

Comisariado

Acta de la reunión celebrada en este Comisariado el día dieciséis de agosto de mil novecientos treinta y ocho, entre Comisarios y Delegados Políticos de esta [109ª] Brigada[2]

                Asisten a la misma los camaradas siguientes: Ernesto Herrero, Comisario de la [109ª] Brigada; Eugenio Humanes, Comisario accidental de la [109ª] Brigada; Francisco Gutiérrez, Comisario accidental del 433º Bon; José Huertas, Comisario accidental del 434º Bon; Juan Sánchez, Comisario accidental del 436º Bon; Gonzalo Sarrió, Delegado Político de la 2ª compañía del 433º Bon; Emilio Vivanco, Delegado Político de la compañía de Ametralladoras del 434º Bon; Terencio Rández, Delegado Político de la compañía de Ametralladoras del 436º Bon; Andrés Barrero[3], Delegado Político de la compañía de Zapadores; Juan López Artés, Delegado Político de la compañía de Transmisiones y José Orts, Delegado Político de la compañía de Sanidad.

                No asisten a la reunión los camaradas Antonio Rodríguez, Comisario accidental del 435º Bon y Victoriano Sáez[4], Delegado Político de la compañía de Intendencia, el primero por encontrarse su unidad en combate, y el segundo por hallarse ausente debido al traslado de su unidad.

Victoriano Sáez Herrero, Comisario de Intendencia de la 109ª Brigada. Foto cedida por su nieto José Luis Sáez.

                A las diez y seis treinta, da comienzo la reunión con la lectura del Orden del día que es el siguiente:

                1º Informe de los comisarios de Batallón y Brigada sobre

                                a) Situación de las líneas.

                                b) Fortificación.

                                c) Material y armamento.

                                d) Comportamiento de la Unidad.

                                e) Estado moral de jefes, oficiales, clases y soldados.

                                f) Necesidades.

                                g) Funcionamiento de los Servicios.

                                h) Trabajo político realizado.

2º Informe resumen del Comisario accidental de la Brigada

3º Informe del Comisario de la Brigada y tareas a realizar

                Empieza diciendo el Comisario de la [109ª] Brigada [Ernesto Herrero Falagan] que la presente reunión pensaba celebrarse con la asistencia de todos los comisarios y delegados políticos de las diferentes unidades de la Brigada, pero no habiéndolo permitido las actuales circunstancias, determinó que asistiera solamente un delegado político en unión del Comisario de cada Batallón, más los de las unidades d.e Servicios. Expresa el deseo de que esta reunión sea provechosa, indicando que se señale lo más esencial y se dejen las cosas que no tengan una gran importancia, esperando que todos se ajusten a esta norma.

                Concedida la palabra al Comisario de 433º Bon [Francisco Gutiérrez] informa de la siguiente manera: El frente que cubre esta unidad, ocupa una extensión de nueve kilómetros, enlazando con el flanco izquierdo con fuerzas de la 91ª Brigada, posición Peñaflor, y por el derecho con fuerza del 436º Bon de esta Brigada por la posición Palacio. Indica que tiene agregada a dicha unidad la 2ª compañía del 434º Bon, cubriendo esta y las demás compañías del mismo, las posiciones en el siguiente orden: 4ª compañía, 2ª del 434º Bon, 1ª, 3ª y 2ª. La fuerza está distribuida por pelotones, ocupando los montículos más salientes del terreno, existiendo enlace de una a otra compañía. Dice que hay una sección del Batallón destacada en Puerto Peña, agregada al Batallón Disciplinario del VII Cuerpo de Ejército.

                Las fortificaciones son escasas en todas las posiciones que ocupa, existiendo solamente 32 metros de trinchera sin camino de evacuación, 2 nidos que se encuentran en malas condiciones. En la 1ª compañía existen algunos pozos de tirador. Por lo tanto, cree que se debe de intensificar el trabajo de fortificación, dada la deficiencia de la misma, que dificulta enormemente la defensa en caso de ataque.

                El material y armamento de que se dispone es el siguiente: 300 fusiles individuales, 9 fusiles ametralladores y 4 ametralladoras. Dispone de bastante cantidad de bombas de mano, pero carece de mecha para poder utilizarlas, habiendo recomendado a los soldados que se valgan de medios rudimentarios para su uso. Este es un inconveniente para poder emplearlas en caso preciso. Señala la gran falta de material, especialmente de fusiles individuales, pues hay numerosos soldados que carecen de ellos. De municiones está suficientemente abastecido. También indica la gran necesidad de cintas para las armas automáticas.

                El comportamiento, en general, de la unidad ha sido buena, especialmente en los primeros días de los anteriores combates, en los que se contuvo al enemigo, a pesar de su impetuoso ataque. Después, aunque un poco cansado el personal, también se comportó bien, tanto reclutas como veteranos, siendo también digno de mencionar el buen comportamiento de un batallón de la 25ª Brigada que operó conjuntamente con esta unidad. Después de rechazar los primeros ataques del enemigo, se replegaron, por orden de la Superioridad a la Sierra de Pela y El Jaroso, donde tenían que enlazar con fuerzas de la 25ª Brigada y 434º Bon no existiendo dichas fuerzas en las posiciones que se habían señalado. Debido al intenso cañoneo, perdieron el contacto con la Brigada, por haberse averiado la línea telefónica, estableciendo nuevamente la comunicación a los dos o tres días.

                El estado moral de la fuerza ha sido bueno, teniendo que señalar el excelente comportamiento de los sargentos que demostraron en todo momento una voluntad de resistencia y un ferviente amor a la causa. Los oficiales, aunque no de una forma muy elevada, también observaron buena moral, a excepción del teniente Reyes, quedado en campo enemigo por agotamiento. Se han impuesto arrestos a soldados por demostrar miedo y abandonar las posiciones, aunque esto ha sucedido muy pocos casos. Se ha enviado a la Jefatura de la Brigada las correspondientes propuestas de ascenso para todo aquel que se lo merezca.

                Las necesidades que encuentra en la unidad, son la falta de calzado, aunque esta ya está mejorada en parte, mantas, ropa, papel para escribir los soldados y, también, en el suministro, dice, que este se debe mejorar en lo posible, particularmente en el rancho en frío que es insuficiente para la regular alimentación de un soldado.

                Sobre los Servicios auxiliares indica, que Transmisiones funcionó bien, a pesar del escaso material; Intendencia bien; Información bien; Sanidad, durante las operaciones se portó mal, los heridos tenían que ser evacuados por los mismos soldados, aunque el personal sanitario se comportó bien.

                El trabajo político realizado ha consistido en prestar ayuda a los mandos para el mejor desenvolvimiento de estos, colaborando con los mismos en todo momento preciso. Se ha desarrollado una labor constante de hablar con los soldados y darles ánimo e inducirles para la resistencia, procurando que la moral de estos fuera lo más elevada posible. Los delegados [políticos] han cumplido bien con su cometido, estando todos en su sitio y dando muestras de valor y sacrificio. Señala el caso heroico del Delegado Moreno, que fue muerto por fuego enemigo. El trabajo actual consiste en ir recorriendo las posiciones, comisarios y delegados, quienes conversan con los soldados sobre la situación actual y temas que tienden a levantar su moral. Por medio de la prensa se comentan los partes de guerra y también lo más interesante de la misma, haciéndoles presente los triunfos nuestros en el Centro, Levante y el Este, y exhortándoles a que hemos de igualar a estos héroes. Hace constar la escasez de delegados que hay en la unidad, siendo preciso que se cubran las vacantes de estos lo antes posible.

                Informa el Comisario del 434º Batallón [José Huertas], e indica que la línea que cubre su unidad es de una extensión de 5 a 6 kilómetros enlazando por la parte izquierda, posición Casa la Ermita, con fuerzas del 436º Bon de esta Brigada, y por la derecha, posición La Barca, con fuerzas de la 20ª Brigada. Guarnecen estas posiciones tres compañías del Batallón, y en total este tiene 300 hombres, estando las compañías distribuidas a lo largo de la línea de la siguiente forma: 1ª, 2ª y 4ª. La 2ª compañía de este Batallón como ya se ha indicado, está agregada al 433º Bon.

                La fortificación que hay es deficiente, existiendo unos tres kilómetros sin fortificar, dándose el caso de que en la posición La Ermita no pueden salir los soldados durante el día por no haber fortificación, estando batida dicha casa por el enemigo. Se está fortificando por la Compañía de Zapadores, pero estos trabajos no llevan el ritmo necesario que el caso requiere, pues, de esta forma no se puede pedir a los soldados una gran resistencia cuando no tienen donde ampararse del fuego enemigo. Señala la necesidad de que se debe fortificar con más rapidez para la mejor defensa de las posiciones. En la unidad no dispone de material de fortificación.

                El material y armamento que posee el Batallón es escaso, solamente tienen unos 200 fusiles individuales, quedando por lo tanto unos 100 hombres sin fusil. Dispone de 11 armas automáticas, 2 de ellas del VII Cuerpo de Ejército y para cada una de estas solamente tiene una cinta, siendo imprescindible el envío inmediato de más. También existen en el Batallón dos morteros del 50, pero no dispone de suplemento. Sobre municiones indica tienen suficientes.

                Respecto al comportamiento de la unidad hace constar que este en general ha sido bueno, especificando que en los primeros días de los combates se portaron admirablemente en las proximidades de Madrigalejo [Cáceres] y luego en la defensa de Acedera [Badajoz], como también en el resto del tiempo que duraron los anteriores combates, pero en estos últimos [combates de Casas de Don Pedro], la 2ª y 3ª compañías iniciaron retirada sin conocimiento del mando, pues los soldados de estas compañías al ver que abandonaron las posiciones una Sección de la Base Divisionaria de la 37ª División, se replegaron sin esperar órdenes, creyendo que la principal causa de esto fue debido a la mencionada retirada de dicha Sección. Repite, aún a pesar de esto, el comportamiento de la unidad ha sido en general bueno.

                El estado moral tanto de jefes, oficiales, clases y soldados, ha sido bueno. Haciendo resaltar el del jefe del Batallón que es excelente. En la actualidad ha decaído un poco esta buena moral, debido al desgaste que se nota en la tropa y por las muchas necesidades que sienten y de las que se ha dado cuenta a este Comisariado. Estima que el Batallón respondería en caso de ataque enemigo, pero, también considera que sería un gran aliciente para esta moral, pudiéndoseles pedir más rendimiento a la tropa, si las relevaran, y también si se las pudiera dar rancho en caliente, pues llevan ya bastante tiempo comiendo este en frio y no es suficiente para el soldado el rancho que corresponde, estando por esta causa algo más debilitada que anteriormente.

                Las necesidades más perentorias en el Batallón son: jabón para la tropa, pantalones, camisas, etc. Suministrar con más abundancia y si es posible mandar la comida en caliente; descanso para los soldados con el fin de poder reorganizar el Batallón. Una buena fortificación, señalando también la gran falta de material y armamento, completar los cuadros de mandos y cubrir las vacantes que existen de delegados en el Batallón. Es necesario asimismo material sanitario y un médico.

                Los servicios en su mayoría han funcionado bien dentro de las características de los combates, estando en la actualidad el servicio sanitario algo deficiente por la falta de lo anteriormente indicado.

                El trabajo político realizado ha ido encaminado a elevar la moral de las fuerzas y a que en todo momento resistieran hasta lo último los violentos ataques del enemigo. También este ha consistido en prestarle la ayuda a los mandos durante el transcurso de las operaciones, estando a toda hora en contacto con ellos.

                Los delegados políticos han cumplido a la perfección con su deber y se han portado admirablemente en los combates.

                El trabajo político actual consiste en ir recorriendo las posiciones conversando con los soldados dándose cumplimiento a todas cuantas tareas se nos marcan, hacer que la moral de la fuerza sea la que se requiere en estos momentos. Se habla a los soldados sobre la situación actual; los partes de guerra son comentados, como asimismo los artículos más interesantes de la prensa. Al mando se le sigue prestando una buena colaboración por nuestra parte. Se está haciendo una estadística para recompensar sobre el buen comportamiento, y para la clasificación de los soldados.

                Hace señalar que una de las causas, también, del descenso de la moral de la fuerza, es el no castigar como se merece, a los que incurren en falta que así lo requiera, y si alguna vez se ha castigado, ha sido el castigo leve, siendo esta la causa para que muchos hicieran lo propio, creyendo no se les haría nada. Por ello, es necesario que al soldado que abandone las posiciones, se le imponga un castigo ejemplar para que sirva de ejemplo a los demás. También hace constar que ha perjudicado grandemente que volviesen a la unidad los elementos indeseables, pues estos no pueden hacer buena labor dentro de la misma, siendo necesario que todos ellos sean destinados a unidades especiales creadas a este fin. Como también el caso de que haya sido agregada al Batallón, la Sección de la Base de Instrucción de la 37ª División, que operó conjuntamente con esta fuerza en los últimos combates, y que por su gran desmoralización se retiraron de las posiciones que tenían encomendadas, dando esto lugar a que dos compañías de este [434º] Batallón se replegaran sin orden expresa, como antes se ha indicado. Considera no debe estar esta clase de elementos conviviendo con el resto de la fuerza, siendo necesario su traslado a otra unidad.

                El Comisario del 436º Batallón [Juan Sánchez] empieza diciendo que la situación de la línea que cubre el Batallón es la siguiente: Por el flanco izquierdo, posición Sierra Integral, con fuerzas del 433º Batallón, y por el derecho, posición Casa Ermita, con el 434º Batallón; siendo la extensión de esta línea de cinco a seis kilómetros. Las compañías están situadas de la siguiente forma: 4ª (con 37 hombres) y una Sección de la 1ª [compañía] en Sierra Integral; 1ª (excepto la Sección antes mencionada) en Cota 836; la 2ª [compañía] en Cota 348 y la 3ª [compañía] en cotas 320 y 328. Existe una pareja de enlace con el 433ºBatallón. La fuerza que en la actualidad hay en el [436º] Batallón es de 309 hombres en total.

                Esta línea es algo deficiente por carecer de fortificación. Se hacen trabajos de fortificación en la 2ª y 3ª compañías y en algunos puntos más en las posiciones del Batallón, pero estos trabajos van con lentitud debido a que el terreno es rocoso y cuesta mucho hacer las zanjas. El personal del Batallón no puede dedicarse a ese trabajo a pesar de su gran voluntad para ello, por no disponer de herramientas; los soldados están dispuestos a fortificar todo lo que sea necesario, y cree preciso se le faciliten algunas herramientas, pues ellos lo que desean es tener las posiciones fortificadas para poderse defender del fuego enemigo ya que la escasa fortificación existente no es suficiente, estando por esto batidos por el enemigo, dándose el caso que en la Sierra Integral hay una trinchera corrida y por su forma vertical no puede emplearse.

                El material y armamento que posee el Batallón es el siguiente: 200 fusiles individuales, 4 ametralladoras, una de ellas inutilizada por no tener carro, cinco fusiles ametralladores, 18 cintas para estas armas, alguna de ellas en malas condiciones. De munición están bien.

                Sobre el comportamiento de la unidad en las anteriores operaciones no puede informar por encontrarse en el Batallón desde hace unos días; puede indicar que desde el día 10 del presente hasta la fecha, los soldados han cumplido bien, pero los oficiales muy deficientes casi en su mayoría, exceptuando el jefe del Batallón actual [Marcos García Romero] que cumple perfectamente las órdenes que se le dan. Señala que hubo un repliegue injustificado en los últimos combates siendo preciso tener que hacer volver a los soldados a las posiciones, debiéndose esto a algunos elementos desmoralizados que ya en su día se dio parte a la Superioridad. Con todo esto, señala, que el comportamiento en conjunto de la unidad ha sido bueno, y más rendimiento hubiera dado si los oficiales cumplen con su deber y dar el ejemplo necesario en estos casos, pues esta falta de comprensión de los mandos perjudica considerablemente a combatividad que se requiere de los soldados. Indica que el sargento Guín se destacó en hacer que los soldados volvieran a ocupar posiciones.

                La moral de esta fuerza está a la par de su comportamiento. Desde luego, este es un Batallón que ha sufrido bastante en los anteriores combates, saliendo de estos casi destrozado por completo debido a los intensos ataques del enemigo y resistiendo estos hasta última hora. Por este desgaste la moral de esta fuerza en la actualidad no es todo lo buena que debiera ser y aparte influye también en esto que la moral de los oficiales es bastante deficiente. Cree que la fuerza respondería en caso de ataque del enemigo, pero que, desde luego, hay que tener en cuenta la escasa cantidad de material de que dispone, y la poca fortificación que existe en la línea que cubre. Si se le diera descanso se elevaría mucho su moral y responderían como lo hicieron en los combates anteriores en las posiciones del Aceuchal [macizo al Noreste de Villanueva de la Serena, Badajoz, cercano al Castillo de la Encomienda].

                Dice que las necesidades de este Batallón son idénticas a la de los demás; falta de calzado, ropa, mantas, material y armamento, como asimismo elementos sanitarios. Indica que es deplorable la situación que se encuentra el estado sanitario en el [436º] Batallón, pues hay bastantes enfermos, en su mayoría palúdicos y que estos tienen que estar en un cortijo próximo a la primera línea por no poder ser evacuados a la enfermería de la Brigada. Hace unos días se empezó a dar quinina, no pudiendo apreciar hasta la fecha los resultados obtenidos de este medicamento. Hace constar, deben ser evacuados los enfermos, ya que en la unidad no hacen sino desmoralizar a los demás soldados.

                Los Servicios han funcionado bien; Transmisiones a pesar de la falta de material cumplió. Intendencia únicamente hay que hacer señalar que es insuficiente la cantidad que se suministra de rancho en frío. Anota las deficiencias de Sanidad por la falta de material y [un] médico.

                Hace constar que el trabajo político desarrollado ha sido encaminado a los mismos fines que el de los informantes anteriores. El trabajo que se realiza en la actualidad es de ayuda al mando, recorrer las posiciones, conversar con los soldados dándoles algunas explicaciones sobre los momentos actuales, animarles para que resistan hasta lo último, y que aún a costa de sus vidas no permitan que el enemigo avance ni un solo paso más.

                Informa el Delegado Político de Sanidad [José Orts] y dice que la fuerza está distribuida a una Sección por Batallón. Esta carece de mando, teniendo que estar al frente de cada Sección un cabo.

                Indica [que] dispone de 16 camillas, 4 por batallón, más un cestón por cada uno de estos. No tiene ambulancia. Hoy han mandado una pero que no sirve para hacer los servicios necesarios para los batallones, por su gran tamaño no es a propósito para esto.

                El comportamiento de la unidad se puede calificar de bueno, aunque en algunos momentos no ha estado a la altura de las circunstancias, haciendo constar que la mayoría del personal que tiene asignado en los batallones es deficiente por su estado físico y no reúne condiciones para este servicio.

                El estado moral, en general, lo califica de bueno.

                Últimamente ha decaído un poquito esta moral por los mismos motivos expresados por los comisarios de los batallones, en cuanto a los soldados.

                Las necesidades de esta unidad son las ya conocidas: médicos, material sanitario y calzados y ropa para los soldados.

                El trabajo político realizado ha consistido en recorrer las secciones destacadas en los batallones, dando algunas charlas sobre la misión de un buen sanitario, hacerles presente la necesidad del fiel cumplimiento de cuanto se les ordene por la Superioridad, y, en conversaciones, hacerles ver los hechos heroicos de muchos camaradas en las anteriores operaciones, y también del heroísmo de los combatientes de los frentes del Este y Levante, a los que acompañan los sanitarios en arrojo y valor atendiendo debidamente a los heridos caídos en lucha, en todo el fragor del combate. Se les reparte prensa siendo leída y comentada.

                El Delegado de la compañía de Transmisiones [Juan López Artés] expone que el comportamiento de la unidad ha sido excelente en todo momento y circunstancias, que si no ha dado más rendimiento ha sido por la carencia de material. Dice que en las operaciones se ha perdido mucho de este, teniendo en la actualidad que valerse de material bastante deteriorado para dar comunicación a los batallones, teniendo solamente teléfono los jefes de estos y [el] observatorio, no pudiendo dar aparatos a las compañías por no disponer de ellos. Especifica que en los primeros momentos de los combates era deficiente la comunicación por el mal estado del material de que se disponía, pero a pesar de esto, los transmisionistas (sic) dieron todo el rendimiento posible, siendo felicitados por ello, por la Superioridad.

                El estado moral, en general, ha sido y es bueno en este personal, demostrado en cuantas ocasiones ha habido para ello.

                Las necesidades son las mismas que en las demás unidades de la Brigada en cuanto a calzado y ropa, teniendo que señalar en esta la gran falta de material para poder dar un gran servicio.

                El trabajo político ha consistido en cumplir cuantas órdenes ha recibido del Comisariado de la Brigada: conversar con los soldados sobre los diferentes temas de actualidad, dar difusión al parte de guerra por medio de la prensa y comentar entre los soldados algunos artículos de la misma. Siempre que ha sido oportuno ha insistido sobre la necesidad de cumplir hasta el máximum con la labor que cada uno tiene encomendada.

Comisarios y escribientes de la 109ª Brigada. En el centro con abrigo y cartera el Comisario Andrés Barrero.

                El camarada Barrero, Delegado de la compañía de Zapadores [Andrés Barrero Rodríguez] dice: que por el poco tiempo que lleva en esta unidad no puede fijar bien el comportamiento de la misma, pero lo que ha podido apreciar en los escasos días que está en ella, puede decirse que su comportamiento ha sido bueno. Desde el 10 al 14 del actual [agosto] han construido 392 metros de trinchera, 91 metros de camino de evacuación, 3 emplazamientos para ametralladora y 14 pozos de tirador; haciendo constar que el terreno en que se ha trabajado era muy duro por ser bastante rocoso. En la actualidad dispone de suficiente material, picos y palas para efectuar estos trabajos.

                La moral de la fuerza, aunque no de una forma muy elevada en general se puede conceptuar de buena.

                La falta de calzado, ha impedido que muchos días fuesen a trabajar muchos soldados, pues se encontraban descalzos, esta falta ha sido remediada ya algo en parte, pero aún continúa esta necesidad, como también de las demás prendas de uso y vestido. Cree que, si se les diera algún descanso a los soldados, trabajarían después con más fe y mejoraría notablemente su moral.

                El trabajo que ha realizado en el aspecto político ha consistido en dar alguna charla, haciéndoles comprender la misión de esta unidad, y que todos han de trabajar con interés para hacer una fortificación buena, para así tener más defensa nuestros hermanos que empuñan el fusil y defienden el terreno palmo a palmo. Dice que está organizando grupos de activistas, para que den más rendimiento en el trabajo los soldados de esta unidad.

                Interviene el camarada Sarrió [Gonzalo Sarrió Gandía], Delegado Político de la 2ª compañía del 433º Batallón, y expone: que el motivo principal del descenso de moral entre los soldados de su compañía, es debido, una de las causas, a la poca fortificación que existe, pues están batidos por el enemigo; [otra] el desgaste producido en los soldados por su larga permanencia en las trincheras y agotamiento después de los últimos combates; la falta de material y de las necesidades más perentorias que personalmente requieren; lo insuficiente que es el suministro en frío que en la actualidad se les da; también influye mucho, no haber tenido descanso después de las anteriores operaciones, pues muchos soldados dicen que otras unidades lo han tenido, y las de esta Brigada no, que ellos están dispuestos a todo lo que sea, pero estima que en la forma que ahora están no podrán continuar dando mucho rendimiento sino se les atiende en todas estas necesidades. Expresa también varios detalles insignificantes, como el de algunas quejas formuladas por los soldados, indicando que todo esto ha ido persuadiendo a los que las formulaban que hay que tener un espíritu de sacrificio en esta lucha y al que todos debemos estar dispuestos por el bien de nuestra causa. Termina diciendo que todos estos razonamientos llegan a la comprensión de la tropa, pero sigue estimando que podrían concedérsele y atenderles de todo cuanto necesitan. Indica que así es la actual situación del estado de ánimo de los componentes de esta compañía, y espera que estas necesidades sean cubiertas lo antes posible, para que al soldado se le pueda pedir un mayor esfuerzo y el rendimiento deseado.

                Hace uso de la palabra el camarada [Eugenio] Humanes [Comisario accidental de la 109ª Brigada], e indica que va a hacer un breve resumen de los expuesto por los comisarios y delegados que anteriormente han informado, señalando primeramente que la línea que hoy cubrimos sería buena si esta estuviera bien fortificada como las circunstancias requieren, y a este fin tenemos que realizar todos un buen trabajo político para que se consiga que esta fortificación se active todo lo posible y se rinda en este trabajo lo máximo, pues, nadie debe ignorar la gran importancia que esto tiene para nosotros, y hay que hacer que los soldados tomen esto con cariño y pongan de su parte lo necesario, ya que también es un resguardo para su vida y una muralla segura contra el enemigo, donde vayan a estrellarse todos los ataques que este inicie a nuestras posiciones. Hay que fortificar a toda hora, y con todos los elementos que para este fin se puedan disponer.

                Hace presente la escasez de material y armamento que por estos momentos pasa la [109ª] Brigada, y es necesario que la Superioridad haga lo posible para que esta sea remediada en un corto espacio de tiempo, pues, estar bien dotados también es un buen aliciente para que los soldados sientan más seguridad ante el enemigo. Ya en varios informes emitidos a la Superioridad he hecho constar estas faltas y la gran necesidad de cubrirlas esperando que próximamente nos entreguen el material y armamento necesario.

                Sobre el comportamiento de la Brigada puede decirse que este, en general, ha sido bueno, pero que en estos últimos combates se han producido algunos casos desagradables que a toda costa hay que conseguir no vuelvan a repetirse, pues, desvirtúa el buen comportamiento que antes se ha tenido por todos. Hay que hacer que cada uno esté en su sitio y no se mueva un paso hacia atrás, se clave en el terreno y espere al enemigo para aniquilarle, y si es preciso morir se muere defendiendo la posición que le han asignado a uno. Alienta a todos los comisarios y delegados para que sirvan de estímulo entre la tropa, y con su ejemplo hagan que esta responda como es debido. Indica que hay que rehabilitar a la Brigada y demostrar que vale y que sus componentes están dispuestos a sacrificarse en defensa de la causa, como hasta ahora lo han hecho. Aunque, desde luego, es sabido que siempre, y en todas las unidades hay algunos elementos que perjudican por su estado desmoralizador; a estos hay que clasificarlos y hacer que sean trasladados a las unidades de indeseables.

                Continúa diciendo que hay que decir las cosas, si es preciso, con crudeza, pero que estas siempre se ajusten a la verdad. Todo buen comisario debe informar a sus superiores con la realidad del momento, para que estos conozcan fielmente la situación de las fuerzas y lo que se puede esperar de su rendimiento. Se refiere a lo indicado por el camarada Sarrió y, dice, que verdaderamente es así, como dicho camarada lo ha indicado, la situación de nuestros soldados respecto a la moral, pues, en estos últimos días, se ha notado en ellos que no poseían la [moral] que peculiarmente tenían, siendo, la causa de esto, principalmente, culpa de los jefes y oficiales, que no han sabido imponerse como han debido en estos casos de desmoralización, siendo ellos los primeros desmoralizados que había en la unidad. Los soldados pueden cumplir como lo han hecho en cuantas ocasiones han tenido, pero, repito, que hay que hacer un trabajo intensivo sobre los mismos, para que se eleve la moral hasta lo máximo, y sean los combatientes que se sacrifican y resisten hasta lo último. Expresa que, como ya han dicho los anteriores informantes, hay que hacer a toda costa que esta moral alcance el nivel deseado, y que todos trabajemos con fe sobre este asunto de capital importancia para el buen rendimiento de la Brigada.

                Sobre necesidades explica, que ya en esta reunión, ha quedado patente las que son precisas en esta unidad. Pues existiendo una gran falta de armamento y material, no se puede esperar tampoco un gran rendimiento de la fuerza cuando no dispone de los elementos necesarios para su defensa. Cree que la mayor necesidad en la Brigada es su reorganización, pues si no se hace esto rápidamente, lo que se conseguirá con ello, es su total agotamiento, y ahora podrían aún recuperarse en la misma, con un descanso y un plan de reorganización se rehabilitará en toda la línea. Es preciso que los cuadros de mandos se completen y se reorganicen también.

                El funcionamiento de los Servicios en conjunto ha sido bueno; Intendencia, Transmisiones, Sección Tren y Municionamiento, han prestado buen servicio en todo instante con arreglo a los medios con que cuentan. Únicamente, Sanidad, es en la que se ha notado deficiencias y no ha dado el rendimiento que es preciso en los combates. Ya es sabido la falta de material y personal técnico en la misma, pero aún con todo se puede mejorar en algo el que estas clases de servicios estén lo mejor atendido posible. Señala la necesidad de que próximo a las posiciones que ocupan los batallones se habiliten los cortijos para enfermerías de estos, con el fin de que los enfermos fueran a restablecerse a ellos y no estar en unión de las demás fuerzas, pues esto lo que tiende es a resquebrajar la moral; y ya en los casos rebeldes de paludismo, de estos sitios, se podrían evacuar al hospital de la Brigada.

                El trabajo político realizado en la Brigada ha consistido, como ya queda expuesto en las intervenciones de los comisarios de batallón, en hacer que los soldados estuvieran en todo momento dispuestos a afrontar los sacrificios que requiere nuestra lucha, y hacer que, en ellos, existiera la idea de oponer una resistencia tenaz al invasor, como también todo lo concerniente para hacer que la moral de nuestras fuerzas fuera lo más elevada posible. Se han marcado tareas a este fin, con el objeto de que comisarios y delegados convivieran continuamente con la tropa, y fueran los primeros en sacrificarse para estímulo y ejemplo de ésta, sintiendo sus mismas necesidades como un soldado más. Por medio de charlas y conversaciones, se les ha ido exhortando para que cumplieran lo más fielmente posible todas cuantas órdenes se les dieran, resaltando los hechos heroicos de muchos camaradas en las anteriores operaciones, como también del curso de las operaciones de los Ejércitos gloriosos que operan por Levante y el Este.

                Se ha tenido una estrecha colaboración con el mando militar en todos los momentos y fases de la lucha, siendo necesario prestarle a este, aún más, si cabe, esta ayuda, para que la labor en común que debemos realizar diera los resultados apetecidos. Se recorren continuamente las líneas para comprobar el estado de las fuerzas y sus necesidades más perentorias, para una vez en antecedentes de las mismas, exponerlas a la Superioridad para su conocimiento y que esta procurara subsanarlas. Indica que por todos hay que dar a conocer todas las faltas y necesidades que existan en las unidades, para que lleguen a conocimiento de la Superioridad y pueda remediarlas, como ya antes digo y repito, esta vez más.

                Interviene el Comisario del 434º Batallón [José Huertas], para hacer presente que hay que tomar medidas rápidas y enérgicas contra los individuos que se marchan a sus casas desde los hospitales, sin previa autorización para ello, pues esto también influye en la moral del resto de los soldados que ven que al regreso del desertor solamente le imponen un insignificante arresto, haciendo luego los demás el mismo caso cuando tienen oportunidad. Indica también que, al efectuarse alguna retirada, aprovechan la oportunidad, algunos sin escrúpulos, para marcharse a sus pueblos. Hay que poner algún castigo que sirva de ejemplo entre la tropa. Dice que está trabajando para ver los individuos que se han marchado a sus pueblos valiéndose de estos medios; indica también que se debe escribir a los pueblos de los individuos que se sospeche se hayan marchado, para que los detengan y los traigan conducidos.

Comisario de Brigada y Coronel del Ejército Popular.

                Hace uso de la palabra el camarada Herrero [Comisario de la 109ª Brigada], expresando que interesaba informarse a través de los datos suministrados por los comisarios, de la actual situación de la Brigada a su regreso a ella, para después comprobar sobre el terreno la realidad de esta situación expuesta por los que anteriormente han hecho uso de la palabra. Es preciso -dice- que en toda clase de informes que se envíen, hay que hablar ateniéndose a la realidad por cruda que sea esta, y señalar escuetamente todas las necesidades y faltas que noten en las unidades, pues nosotros, tenemos el deber ineludible de velar por el buen estado de los soldados y conseguir que estos estén lo mejor atendidos posible. Cuando haya alguna falta grave, que por su importancia merezca un castigo ejemplar, debe exponerse para que al causante de ella se le sancione debidamente. Se dirige a los comisarios y les indica que en su trabajo está que esto se corrija y que por medio de un intenso trabajo político se consiga que la moral y la disciplina estén a tono con las circunstancias. Es un deber que tenemos todos nosotros y del cual no podemos escusarnos sino trabajar activamente para colocar a la Brigada a la altura que le corresponde. El descenso de moral operado en estos últimos días entre nuestros soldados debe atajarse por medio de un intenso y productivo trabajo político, cosa que se puede lograr estando atentos a todos los pormenores de los soldados y estando continuamente conviviendo con ellos. En la unidad que esté deprimida la moral y esta no haya alcanzado el grado deseado, se achacará a que no se ha realizado un buen trabajo político, en el que hemos de poner nuestra fe y entusiasmo para que dé los resultados deseados.

                Hace saber, como ya se ha expuesto a la Superioridad, la necesidad de sacar de línea a la Brigada y reorganizarla, pues, esto sería un factor importantísimo para la combatividad y moral de la tropa, y, por el motivo también, de que esta se encuentra en situación de desorganización, siendo una de las causas el estado físico de los soldados.

                Aprueba lo expuesto por el camarada Humanes, repitiendo que los comisarios deben poner en sus informes la realidad por cruda que sea, y por este medio espera que se podrá conseguir enmendar muchas de las faltas que puedan existir dentro de las unidades.

                Cree que es hora ya de que se termine el temor de que por parte del enemigo se haga un nuevo cerco, pues por la Superioridad se han tomado las medidas necesarias para contener al enemigo en Extremadura, debiendo hacer ver al soldado todo esto para que se anime más y confíe en nuestro potente Ejército, y que por nuestra parte se tomen también las medidas oportunas para desarrollar un trabajo político tan eficaz como necesario en los momentos actuales. Puede reorganizarse nuestra Brigada, ya que no será posible el relevo de ella, poniendo, todos, de nuestra parte el máximo esfuerzo para conseguirlo.

                Exprese la creencia de que aún existen en las unidades elementos desmoralizadores, lo que hay que evitar a toda costa. Indica que por estas unidades se deben mandar una relación de los que se portan bien para su recompensa, y otra de los que por sus actos se deban castigar, así de esta forma se irá estimulando aún más al soldado para su buen cumplimiento con el deber.

                Hace constar que hay que hacer una labor sobre los oficiales, que es la base principal; pues, una vez conseguido que estos se ajusten estrictamente al fiel cumplimiento de su cometido, y procurando que en ningún momento se produzca ni un solo caso de desmoralización, y de esta forma, será siempre más fácil, que los soldados respondan como es debido y que no se produzca ningún caso desagradable de indisciplina, acatando en todo momento las órdenes del mando.

                Por todo lo expuesto, insiste, hay que iniciar una intensa labor de reorganización de la Brigada en los aspectos militar, político y cultural, siendo incansables en la ayuda al mando, por lo que al primero se refiere. Dice también que en la presente semana y en la próxima hay que realizar el trabajo que a continuación señala: 1º. Se celebrará en cada Batallón una reunión a la que asistirán el jefe y comisario del mismo, los delegados y jefes de todas las compañías y cuantos oficiales puedan, ante la presencia y con intervención del jefe y comisario de la Brigada, para lo cual se avisará por los comisarios del Batallón con la debida antelación. En dichas reuniones se abordarán los siguientes puntos:

                a) Juicio crítico de las recientes operaciones, señalándose defectos y errores para poder sacar las naturales enseñanzas.

                b) Necesidades de poseer una fuerte moral de resistencia por parte de jefes, oficiales y comisarios, única forma de lograrla para nuestros soldados.

                c) Concepto de la responsabilidad.

                d) Urgente necesidad de una mayor capacitación.

                e) Fortificación de todas las líneas.

                f) Estrecha ligazón con los soldados y atención a sus necesidades.

                Finalizadas estas reuniones, en cada compañía de cada Batallón se celebrará otra a la que deberá asistir además del jefe y el comisario del batallón, el jefe y comisario de la compañía y el mayor número posible de jefes de sección y pelotón, abordándose los mismos puntos que en los anteriores y remitiéndose a este Comisariado las correspondientes actas de dichas reuniones por quintuplicado.

                2º. Se reorganizarán los grupos de activistas, procurando sea con los mejores camaradas, y estarán compuestos de tres grupos de la siguiente forma:

                I – De choque (antitanquistas y antiavionistas).

                II – De lectores de prensa, proclamas, etc.

                III – De Investigación.

                Después de formados estos grupos deberá mandarse relación nominal al Comisariado de esta Brigada de los individuos que componen los mismos, debiendo llevar su filiación política y sindical.

                3º. Se debe intensificar nuestro trabajo de agitación y propaganda, llegándose al soldado, y recorriendo las líneas hablándoles diariamente, para cuyo fin se recorrerá una compañía cada día como mínimum, si circunstancias imperiosas no lo impiden, para que el soldado exponga sus necesidades y opinión, y se hará constar esta visita, y sus resultados, en los partes de novedades diarios, para que tenga conocimiento de ello este Comisariado, y sepa a cada instante el estado moral de la fuerza y sus necesidades más precisas.

                A continuación, dice que, de acuerdo con el jefe de la Brigada, se repartirán las existencias que halla en el almacén de Intendencia de la Brigada, de calzado, ropa, mantas, etc., para cubrir estas necesidades y que el soldado esté lo mejor atendido posible. Recabando también de la Superioridad todo lo que fuera necesario para el mejor cumplimiento de estos deseos. Se tratará en la medida de lo posible distraer a los soldados, ya que no puede conseguirse permiso; sacando de la línea a pueblos de retaguardia no muy distantes de ésta, primeramente, a los que mejor se comportaran en los combates y después a los demás que se lo merecieran. Dice que se va a instalar una Casa de reposo, montando también un aparato de cine en Talarrubias, y aprovechando la proximidad del frente se podían sacar diez camaradas por batallón para que pudieran asistir a las representaciones que se dieran, pudiendo distraer de esta forma a un gran número de soldados.

                En cuanto a los individuos que existen en los batallones dudosos o desafectos, como ya se tiene dicho, los jefes de batallón remitirán una relación de los que existan en cada unidad para ser enviados al batallón de la [37ª] División que existe para dichos individuos.

                Por último, recuerda el camarada Herrero [Comisario de la 109ª Brigada] que, a través de los partes diarios, se hagan constar los trabajos realizados por comisarios y delegados durante la jornada, así como en los informes semanales se hará constar las necesidades y la situación de la unidad, con arreglo al folleto El informe del Comisario. De la misma forma, recuerda la necesidad de que con toda puntualidad deben remitir a este Comisariado el parte decenal de fortificación, como también toda clase de documentos relacionados con el trabajo del Comisario; y espera que por parte de todos no se retrasen dichos documentos para, en su debido tiempo, dar cuenta a la Superioridad.

                Hace referencia a otra reunión en la que se acordó que todas las tareas se marcarían a través de estas reuniones, remitiéndose al efecto copia del acta a cada Comisario, por lo que exige el más exacto cumplimiento de las [tareas] hoy señaladas.

                Por no haber más asuntos que tratar se levanta la sesión a las 20´30 horas.

Talarrubias 17 de agosto de 1938

Vº Bº

El Comisario de la Brigada

[firma autógrafa] Ernesto Herrero

[Sello impreso: “109ª Brigada Mixta. Comisariado”]

Fragmento recogido en las memorias del escribiente Francisco Buj Pastor, que relata el bombardeo sufrido el 12 de octubre de 1938 sobre una caseta-pajar donde se encontraban los jefes, oficiales, escribientes y enlaces de la 109ª Brigada en el frente de Talarrubias, a través del que se nos muestra el ardor y valor guerrero del comisario Eugenio Humanes [5]

“12 de octubre del 38. Seguimos las órdenes recibidas [de la 37ª División] y nos trasladamos más al Sur, [siempre] de noche [por la llanura], hasta llegar a una “caseta-pajar” donde el mando y asistentes se replegaron para descansar. Varios compañeros y yo nos quedamos a dormir fuera, en la era: había parva y fue una tentación [y privilegio] poder descansar en la mullida paja. Además, el edificio no bastaba para albergar a toda la oficialidad y escribientes y enlaces. Metidos en la paja, dormimos como unos benditos, ignorando la distancia exacta del enemigo.

Al amanecer, la llegada de los Jefes de la [109ª] Brigada y [37ª] División, con sus caballos, hizo que los fachas nos localizaran, pues los “pacos”[6] nos tiroteaban desde la orilla opuesta. Las balas se introducían en la parva, que abandonamos rápidamente. Y nos insertamos en la caseta a todo correr… ¿Recuerda?

Comisario de Brigada, Coronel y Comisario de Batallón.

Denunciada nuestra presencia en la Cota, una batería enemiga comenzó a lanzarnos sus obuses; primero, distanciados, explotaban a unos cuantos metros de nuestro refugio o puesto de mando. Luego, afinada la puntería, un casco de la metralla fue suficiente para desmoronar parte de la techumbre, en la esquina oeste del endeble pajar. Y, por el hueco del techo, podíamos ver cómo algunos obuses pasaban de largo, para explotar detrás. Otros, a la derecha, a la izquierda, delante. La frecuencia de los disparos aumentaba, al compás casi de los latidos del corazón. Una combinación de tiro con obuses explotando en el aire, a pocos metros de tierra, hacía que unos rezáramos ante la muerte segura. Creo que no quedó Santo por invocar: ¡Virgen de la Fuensanta, del Pilar, de los Desamparados! … Dios mío: ¡¡Sálvanos de los obuses fascistas!!

Otros, no creyentes, tan angustiados o más que nosotros, aterrorizados, maldecían al enemigo, al no tener nosotros oportunidad de defendernos debidamente: como en el ametrallamiento de la Noria, así ahora fuimos cogidos por sorpresa.

Los más valientes, como el Comisario Humanes [Director de Banca en Madrid], arengaban a los demás, [entre detonación y detonación], dando el pecho, brazos en cruz, frente al enemigo: “[¡¡Soldados!!], así se muere mejor” [decía tranquilo].

No exagero si digo que explosionaba un obús cada dos o tres minutos, al principio, sin interrupción. Lo más probable es que alguno haría impacto, de lleno, en el caseto, con los veintiséis habitantes dentro. La locura iba haciendo presa en nuestros cerebros. Jaculatorias y maldiciones se mezclaban con el estruendo de las explosiones, demasiado cercanas. Al fin, hacia las tres de la tarde, cesó la actividad artillera enemiga, invitándonos el Comandante a practicar un agujero en la pared Este e ir saliendo; primero, los que empezábamos a enloquecer, en busca de una desenfilada, a cosa de un kilómetro. Y cuando, esperanzados, nos disponíamos a salir unos cuantos “voluntarios” de aquel lugar maldito, nos atacaron nuevamente, pero con la artillería rápida.

Ya nadie pronunciaba preces ni maldiciones. Creo que entonces aceptábamos aquella tragedia con indiferencia, dando por seguro nuestro último momento. Y así, cual idiotas, mirándonos como si ya nuestros ojos vieran los cadavéricos de los compañeros.

Anonadado el pensamiento, destruido, fracasado, impotente ante la realidad, aún pudo volar, entre el ruido infernal, a Aragón. Teruel, Mirambel, mi madre, mi novia, el Pilar. Aprovechaba aquellos resquicios de tiempo, antes de que la “bondad” del enemigo mitigara para siempre nuestros sufrimientos finales. ¿Se enterarán los míos dónde hemos muerto? ¿Nos enterrará? Seguramente nos rociarán con gasolina para que nuestros cadáveres no huelan. ¿Rezarán por nuestras almas los amigos que quedan? Seguro que sí; ligero el consuelo. Yo sí lo haría, si sobrevivo; rezaría por todos, pues todos somos hijos del mismo Dios. Y con estos confusos unos y clarividentes pensamientos otros, y con los estruendos ya familiares, me asaltó esta idea vivificadora: -“¡Bah! Ya sé lo que hacen estos tipos: nos están asustando, pues ya anochece y todavía no nos han dado”.

Me gustó la idea y, arrepentido casi, pensé: “No Quieren Matarnos … Son Buena Gente; Sólo Nos Asustan”.

Pero enseguida la idea se transformaba: “¡¡Lo Que Quieren Esta Gente Es Hacernos Sufrir Antes De Morir!!

No puedo describir más. Hoy, a los cuarenta años de aquellos hechos, rememorando la trágica “efemérides” de aquel día eterno, me pongo a temblar, siento náuseas; de rabia ahora, de rabia y miedo entonces. Pero también confieso, con vergüenza, [por no haberlo hecho otras muchas veces], que jamás recé con tanta devoción a la Virgen del Pilar. Creo, sinceramente, que Ella, aquel día, solucionó el problema a los Veintiséis Combatientes De La República, no los “compasivos fachas”. Yo le pedí que si podía cambiar el designio divino; que era una idiotez morir así, lejos de la tierra. Y me atreví a “exigir” a la Madre Del Cielo que nos permitiera morir tranquilamente al lado de nuestra madre de la tierra, en nuestras casas, en nuestra cama, cuando Dios quisiera, pues aquél no era lugar para dejar las jóvenes vidas estúpidamente.

Así, desde el alba hasta el anochecer, pasamos el día Doce de Octubre de 1938. En el silencio de aquella noche, confortador para nosotros, por haber salido bien librados[7].

Biografía de Gonzalo Sarrió Gandia, Delegado Político de la 2ª compañía del 433º Bon de la 109ª Brigada Mixta. Elaborada por Fernando Barrero Arzac[8]

El 1º de mayo de 1939, se presenta ante el Jefe de Investigación de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de Onteniente (Valencia), una denuncia contra los miembros del Comité de Salud Pública que funcionó en dicha ciudad durante la dominación marxista, para lo cual comparecen Vicente Llora Tortosa y Eduardo Lutonda Puig, ambos vecinos de la localidad.

Dicho Comité estaba formado por un presidente, un vicepresidente, un secretario, un fiscal y trece adjuntos vocales, entre los que formaba parte Gonzalo Sarrió Gandía, alías “Petrola”. Por aquella fecha estaba prisionero en el Campo de Concentración de Zaldívar-La Boticaria, cercano al pueblo de Casas de Don Pedro (Badajoz), pero en el término municipal de Puebla de Alcocer (Badajoz), aunque en la localidad de Onteniente este hecho lo debían desconocer.

Los vecinos Vicente Llora y Eduardo Lutondo, acusaban al Comité de Salud Pública de ordenar las detenciones de los que a su juicio consideraban contrarios a la Causa Marxista, imponiéndoles algunas veces sanciones y, otras, asesinándolos por el macabro procedimiento de los trágicos paseos, actos que se realizaban impunemente sin dejar nunca constatación escrita de estas sentencias. El número de personas juzgadas y asesinadas por el Comité de Salúd Pública en esta ciudad fue considerable. Todos estos Mártires caídos por Dios y por España, habían sido asesinados en circunstancias trágicas, sacándoles, unas veces, a altas horas de la noche de sus domicilios particulares o, bien, siendo extraídos de la cárcel, donde estaban detenidos, presentando siempre la consigna criminal de que se les llevaba a hacer unas declaraciones.

En relación al inculpado en la denuncia, Gonzalo Sarrió Gandía, del cual se ignoraba su actual paradero, el juez militar instructor de Onteniente ordena su busca, captura y detención, para lo cual le abre un procedimiento sumarísimo de urgencia el día primero de mayo de 1939.

Los antecedentes que la sección de Información e Investigación de Falange Española Tradicionalista y de las JONS de la localidad tenía en su poder, reflejaban que había pertenecido al Comité de Salud Pública. Además, un detenido llamado José Martínez (a) Pocateda, le había acusado de ser uno de los asesinos del teniente Garrido Alfonso, y que había sido el cabecilla de un simulacro de muerte de Joaquín Buchón. Anduvo buscando para tratar de capturarle, tras una persona afiliada a Falange Española. Además, dichos antecedentes, le implicaban en el saqueo de las iglesias y del Casino de Festeros, así como de pertenecer a la UGT y al Partido Comunista, del cual era uno de sus jefes.

Un dato que le vincula al hecho de su desaparición, es que tanto el Servicio de Información de Falange como la Guardia Civil de Onteniente, conocían que había servido como Comisario en la 109ª Brigada Mixta.

A pesar de que la Guardia Civil de la localidad, practica las gestiones para localizarle, mucho tiempo después, pasado por lo menos un año desde su denuncia, no encuentra su paradero. Lo que consigue es averiguar los nombres y apellidos de los padres, José Sarrió Correa, ya difunto, y Luisa Gandía Pastor.

El juez instructor, realiza la búsqueda de Gonzalo en las unidades de los tres Tercios de la Legión que se encontraban en Marruecos, por si, tratando de ocultarse, se habría enrolado en alguno de ellos. Tanto desde el 1er Tercio que se encontraba de guarnición en Taouima (Nador, Protectorado de Marruecos), como desde el 2º Tercio en Riffien (Ceuta) y desde el 3er Tercio de Larache (Protectorado de Marruecos), la respuesta fue negativa.

Entonces, tratando de saber más detalles de la vida de Gonzalo Sarrió, el juez decide tomar declaración a varios vecinos de Onteniente que conocían al mismo. Les pregunta si le conocían, por la filiación política o sindical del mismo, por los cargos desempeñados durante el periodo revolucionario, si realizó propaganda en mítines, así como si exaltó la causa roja o insultaba al Ejército nacional. También si había intervenido en detenciones y asesinatos, entre ellos, el del teniente de la Guardia Civil, Emilio Garrido Alfonso. Si había intervenido en robos, registros, requisas y destrucción y quema de iglesias. Si había prestado servicio como miliciano armado y había ido voluntario al Ejército Rojo, junto con la graduación que alcanzó.

Poco más de lo que ya había recogido la denuncia inicial sacó el juez en claro, pero sirvió para corroborarle en casi todos sus extremos.

Lo que había recogido el Auto procesal, es que existían indicios racionales para creer que Gonzalo Sarriá, alías Petrola, antes y durante el Glorioso Movimiento Nacional, perteneció al Partido Comunista, que desempeñó el cargo de vocal del Comité de Salud Pública y que exaltó en sus conversaciones públicas la causa roja, insultaba al Ejército nacional y a sus generales, y que fue uno de los asesinos del teniente de la Guardia Civil, Emilio Garrido Alfonso, que había dado malos tratos a los detenidos de derechas y que retuvo a un individuo llamado Francisco Sola que más tarde fue liberado y, además, fue uno de los dirigentes de las organizaciones revolucionarias que intervino en la quema y destrucción de objetos sagrados, como que también había ido voluntario al Ejército rojo, alcanzando la graduación de Comisario.

Gonzalo era natural de Onteniente y tenía 30 años de edad, además era soltero y vivía antes y durante el Glorioso Movimiento Nacional en la misma población, y aunque no habían dado con él, estaba procesado en la Causa nº 720-V-1941, por auxilio a la rebelión.

En vista que no aparecía, el 21 de agosto de 1943, mediante la publicación de una requisitoria, el juez instructor de Gandía, le da un plazo de quince días para comparecer ante él, bajo el apercibimiento de que, en caso de no hacerlo, será declarado rebelde[9], al mismo tiempo que ordena a las autoridades civiles y militares que procedan a su busca y captura y, en caso de lograrlo, ponerlo a disposición del Capitán General de la 3ª Región Militar (Valencia). También se publica en los boletines oficiales del Estado y de la Provincia de Valencia.

En vista de que transcurrido el plazo para presentarse ante la justicia no lo hace, el 23 de octubre de 1943 se le declara Rebelde.

Nos causa sorpresa ver como a pesar de que el Procedimiento Sumarísimo Ordinario contra Gonzalo Sarrió, comenzó a incoarse el 1º de mayo de 1939, la Auditoría de Guerra de la 3ª Región Militar, no logró recoger la información necesaria de la Auditoría del Ejército de Ocupación, para conocer que este encartado se encontraba prisionero en un Campo de Concentración en 1939, custodiado bajo la jurisdicción, primero, de unidades militares del Ejército del Centro y, después, del Ejército del Sur, supeditado en cuanto a los temas de justicia a aquel organismo jurídico-militar. Lo cual nos induce a pensar que, a pesar de que las normas de Ocupación que había dictado directamente el general Franco, eran claras en lo concerniente  a cómo debían seguirse los pasos para que un prisionero con antecedentes delictivos o de cualquier otro tipo, debía acabar detenido, incomunicado y puesto a disposición de la Auditoría de Guerra del Ejército que se había encargado de su custodia, en este caso, los prisioneros militares que se habían entregado y habían sido encerrados en Zaldívar, y luego fueron trasladados al Campo de La Boticaria, nunca fueron puestos a disposición de una Auditoría de Guerra.

Correspondencia en campaña de Anselmo Ruiz Martín, Comisario 1ª Compañía del 435º Bon de la 109ª Brigada Mixta. Transcrita por Fernando Barrero Arzac[10]

[Carta de Anselmo Ruiz Martín a sus compañeros comunistas de Orellana la Vieja (Badajoz)]

En Campaña 18-7-1938

II Aniversario

Queridos Camaradas del PC [Partido Comunista] de Orellana la Vieja (Badajoz), os mando un Saludo Revolucionario a todos en general. Me acuerdo de vosotros en el segundo aniversario de la guerra de España que nos declararon unos generales Traidores a su patria. Ya en este día, os prometo en mi nombre y en nombre de todos los combatientes de mi compañía, que no desmayaremos ni un solo momento, porque nosotros sabremos hacer que muerdan el polvo de la derrota con las puntas de nuestras bayonetas, los nidos de Traidores que quieren invadir nuestra España, pero los españoles que estamos al lado del Gobierno de la República, no lo consentiremos que España sea de los italianos y alemanes, que España será de los verdaderos españoles, porque estamos dispuestos a dar nuestra sangre antes que ceder un palmo más de terreno y para eso vosotros también tenéis que ayudarnos a nosotros trabajando en la Retaguardia, para producir para el Frente, que nosotros decimos lo que el Jefe del Gobierno nos ha dicho: “España será de los españoles porque luchan por la suya [Patria]” y así conservamos más fe en el Triunfo y viva el Ejército del pueblo, viva España y vivan los soldados españoles.

Vuestro camarada y paisano

Anselmo Ruiz Martín

[Carta de Anselmo Ruiz Martín a sus compañeros de la Unión General de Trabajadores (UGT) de Orellana la Vieja (Badajoz)]

En Campaña 18 del (sic) Julio del 1938

Estimados camaradas, salud os deseo a todos en este segundo aniversario de nuestra independencia. Yo por estas líneas de fuego sigo sin novedad, en compañía de todos los que, juntos, conmigo, luchamos por la independencia de España: Camaradas al hacer dos años que los generales traidores a su patria se alzaron contra el pueblo, recuerdo cómo supisteis como verdaderos españoles prestar ayuda y confianza al pueblo español y al legítimo Gobierno de la República. Como entonces supisteis sacrificaros en aquella guerra civil, en estos momentos que es una guerra de independencia que son arrimar (sic) […] los momentos […] debéis de trabajar con tesón y sin descansar para que no falte nada ni a vuestras compañeras ni a los combatientes que a vosotros os defendemos de la tiranía fascista.

Que no se diga que los obreros de Orellana vacilaron un solo momento en esta lucha de trabajo y de sacrificio. Que siempre seamos el vivo ejemplo de los demás pueblos.

Camaradas que si vosotros trabajáis en la retaguardia, miles y miles de compañeros estamos empuñando la bayoneta para que el invasor no tome ni un paso más de terreno, porque estamos dispuestos a que España no sea de los extranjeros. Que España será toda y siempre de casta extranjera de los sacrificados trabajadores, porque verteremos nuestra sangre en todos los momentos de necesidad por nuestra querida España. […] camarada a trabajar con valor y coraje que nosotros los haremos de morder el polvo de la derrota. Se despide vuestro camarada y paisano con un Viva a los trabajadores de Orellana y un Viva al Gobierno de la República.

[Rubricado y firmado] Anselmo Ruiz Martín

[Carta de Anselmo Ruiz Martín a su madre Ana de Orellana la Vieja (Badajoz)]

En Campaña 20 del 7 [julio de 1938] 38

Querida madre, salud.

La deseo en compañía de mis hermanas. Yo bien hasta la presente [de] salud.

Madre he recibido la suya con fecha del día 16 [julio] en la cual quedo enterado de todo cuanto Ud. me comunica madre. Ya le decía que había tenido carta de Manolo y he cogido el retrato que Ud. me manda [y] va dentro de la carta. Madre de lo que me decía Ud. pronto irá a ver a Manolo, pues yo me alegro de que pueda Ud. ir a verle, que yo también tengo ganas de verle también. Madre, que mandará Ud. decir si tiene Ud. carta de Fernando, porque a mí, no me ha escrito desde el 20 del mes pasado [junio]. Supongo que estará bien, madre. También le digo que he estado hablando con la Mariana y la Isabel y están bien.

Madre, también le digo que el día 18 [julio] pasé un día muy bueno, porque nos llevaron mucho de comer y tabaco, y estoy muy contento. Así Ud. por ahí se hace de algún tabaco, y sin más por ahí.

Besos para madre, Isabel y la Mariana y mis hermanas y Ud. los recibe de su hijo

[Firmado y rubricado] Anselmo Ruiz Martín

[Carta de Anselmo Ruiz Martín a su hermana María Andrea de Orellana la Vieja (Badajoz)]

[20 de julio de 1938]

Querida hermana María Andrea recibo [la tuya] [carta] y me puse muy contento de que veo que te acuerdas de mi más que la Isabel, y yo por eso te mando estas cuatro letras […] Besos para la Isabel y tú los recibes de tu hermano

[Firmado y rubricado] Anselmo Ruiz Martín

Biografía de Ernesto Herrero Falagan, Comisario de la 109ª Brigada Mixta. Elaborada por Fernando Barrero Arzac[11]

El Comisario Ernesto Herrero, era vecino de Madrid, al igual que sus padres, Marcial y Carmen, y vivía casado en la calle Batalla del Salado, en el distrito Hospital. Estaba empleado en el Banco Internacional de Industria y Comercio de Madrid, y afiliado a la UGT Sindicato de Crédito y Finanzas, desde los últimos meses del año 1935. Debía ser una persona de complexión alta y gruesa.

Al estallar la Guerra disfrutaba de sus vacaciones en San Sebastián de los Reyes (Madrid), desde donde regresó a la capital, hacia el 23 o 24 de julio de 1936. Tras presentarse en el Sindicato, allí se le comunicó que quedaba movilizado, y así continuó hasta el 6 de noviembre de ese mismo año. A partir de dicha fecha sirvió en el Ejército republicano hasta el 28 de marzo de 1939, ostentando los empleos de Comisario de Batallón y Brigada, recalando en varias unidades: 4ª Brigada Mixta, 109ª Brigada Mixta y Comisariado General de Guerra.

El 6 noviembre fue enviado al frente, al Sector de la Estación del Norte de Madrid, ocupando un puesto en las oficinas del Estado Mayor como escribiente, hasta marzo de 1937, en que sale trasladado para Valencia. Allí permaneció en el Comisariado, también como escribiente, hasta junio, cuando es promovido al empleo de Comisario de Batallón, continuando en las oficinas del Comisariado General de Levante hasta últimos de 1937 que pasa destinado a la 109ª Brigada, como Comisario de la misma. Mas tarde, en el verano de 1938, desempeñó el cargo de Comisario de División, en la 29ª, en el Ejército de Extremadura, durante la ofensiva enemiga de aquella época, La Bolsa de la Serena, pero durante un corto espacio de tiempo, tras el que volvió a su destino en la 109ª Brigada.

En uno de los puntos de la Orden del Batallón 434º de la 109ª Brigada Mixta del día 9 de diciembre de 1937, cuando esta unidad se encontraba cubriendo las posiciones de Higuera de la Serena (Badajoz)[12], se pone en conocimiento de todos los combatientes “el celo que prestan al servicio que tienen a su cargo los escuchas[13] de este Batallón habiéndolo demostrado, una vez más, al dar muerte a tres traidores que se encontraban entre nosotros y que intentaban pasarse al enemigo, que resultaron ser Manuel Navarro Bañón, José Requena Benítez y Martín Pardo”.

Manuel Solera Herrero[14], sastre, natural de Caudete (Albacete) donde vivía, también se hallaba prestando servicio en la 109ª Brigada Mixta durante la Guerra, junto a sus paisanos, Francisco Requena Domenech, José Requena Benítez, Manuel Navarro Bañón y Francisco Martínez García y, además, otro militar de la misma provincia, Pedro Resta Resta, natural de Villapalacios, desde el día 16 de marzo de 1937 en que fueron movilizados.

Pedro Resta Resta había sido denunciado por las autoridades de su pueblo, y cuando se incorporó a filas ya salió detenido desde Albacete, y en los ocho meses que permaneció en la Brigada estuvo encarcelado hasta el día que murió trágicamente.

 El relato de Manuel Solera sobre los hechos recogidos en la orden militar descrita más arriba, confirma que, cuando estaban destacados en el pueblo de la Higuera de la Serena, debido a informes recibidos de los respectivos ayuntamientos, estaban detenidos Francisco Requena Domenech, José Requena Benítez, Pedro Resta Resta y Trinidad Cantos Ortíz, y el día 8 de diciembre de 1937, fueron asesinados José Requena Benítez y Manuel Navarro Bañón, por orden que dio el capitán del 434º Batallón, llamado Timoteo Reboiro. Esta disposición, se la dio al comisario de la compañía, llamado Rafael Toledo, natural del pueblo de Blancas, provincia de Murcia, que fue quien llevó a cabo las ejecuciones en compañía de cuatro individuos cuyos nombres ignoraba, pero de los que se sabía que eran naturales de La Almolda (Zaragoza)[15].

Manuel Solera, fue detenido al día siguiente, el día 9 de diciembre junto con Francisco Martínez García, y el día 12 por la noche, lo sacaron del calabozo unido a Francisco Requena Domenech, Francisco Martínez García, Pedro Resta Resta y Trinidad Cantos Ortíz, y conducidos a la línea de fuego, pretextando iban a prestar servicio de escucha, pero sin darles armas, y cuando el comisario y los cuatro individuos de La Almolda iban de camino, con una ametralladora comenzaron a hacerles fuego, cayendo muertos sus cuatro compañeros. Manuel pudo salir huyendo y llegar a las filas enemigas en donde ya permaneció prestando servicio en el Regimiento de Castilla nº 3.

El trágico suceso, fue comunicado por el único sobreviviente, Manuel, en el pueblo de Caudete, de donde eran la mayoría de los asesinados, y tras acabar la guerra, todos los familiares de las víctimas, se trasladaron al lugar de Higuera donde les dijeron que habían sido enterrados, y el día 15 de diciembre de 1940, consiguieron trasladar de vuelta sus restos a la localidad albaceteña donde fueron enterrados.

A decir verdad, Ernesto Herrero percibía que el jefe de la Brigada y el del 434º Batallón perseguían a los soldados de derechas, pero siempre procuraba ocultar la ideología de los subordinados contra los que sabía que se podía tramar alguna represalia.

Francisco Sáez Villaescusa, combatiente de la unidad militar, manifestó que Ernesto Herrero libró de una muerte segura a Rafael Vázquez Gómez y a Pascual Parra Cuenca de Almansa (Albacete), detenidos en la Brigada por desafectos al Régimen, declarándole a Ernesto como compañero de banca, que recomendaba a dichos individuos, para que nada les pasara, asegurándole el comisario que nada les sucedería y así lo prometió. Además, no creía que fuese capaz de ningún hecho criminal como los que se le hacía responsable.

Juan Vergara González, sacerdote, movilizado como recluta, afirmaba que fue tolerante con él aun conociendo sus ideas religiosas, y si bien fue detenido y enviado a una Compañía Disciplinaria, le fue respetada su vida, pudiendo decir que la conducta observada en general fue muy imparcial a juzgar por sus ideas políticas.

Tiburcio Arragó Tejedor, camisa vieja y subjefe de Milicias de FET y de las JONS de Albudeite (Murcia) tras la guerra, que por aquel entonces prestaba servicios en las oficinas del 436º Batallón de la 109ª Brigada, manifestó que la conducta de Ernesto Herrero Falagan como Comisario era buena, conocía sus ideas falangistas como la de otros soldados de las oficinas del Batallón, y no les molestó nunca, facilitándole cuantos favores interesó por su cargo e incluso, una de las veces, le mandó con permiso a su casa, teniendo la impresión, que los móviles que le llevaron a aceptar dicho cargo fueron, más que por su ideal político, por el de poder tener una vida más retirada del frente. La Brigada estaba compuesta en su mayor parte de elementos derechistas, y no vio ni oyó nunca que Ernesto Herrero hiciese propaganda política.

 Anita Serrano de Soriano, de Cenizate (Albacete), una vez finalizada la guerra intentó localizar a los asesinos de su hermano, Laureano Royo de Alatoz (Albacete), que también fue liquidado mientras se encontraba detenido en el Batallón Disciplinario de la 109ª Brigada Mixta en Talarrubias (Badajoz), por haber intentado pasarse a las unidades nacionales. Por lo visto el 3 de septiembre de 1938, a eso de las once y media de la noche, fue llevado a las proximidades del río Guadiana, ya dentro del término municipal de Casas de Don Pedro (Badajoz), y con la excusa de que intentaba desertar, fue disparado y muerto por sus propios compañeros de unidad. En agosto de 1939, Anita Serrano, junto a su familia, estuvieron en Castuera (Badajoz) y en aquel Campo de Concentración encontraron a uno de sus asesinos llamado, Antonio San José Puertas, quien les declaró que a su hermano lo ejecutaron porque los jefes se lo habían ordenado. Al informarse, posteriormente, que uno de los jefes más significados de la 109ª Brigada era el Comisario, Ernesto Herrero, le responsabilizó de ordenar este crimen sin saber con seguridad si había sido quien lo había organizado. También, esta misma señora, pretendió achacar la muerte de su hermano, al jefe del Estado Mayor de la Brigada, el capitán Juan Pedro Fernández del Campo[16], hombre de derechas que, como después de haber sido juzgado, había sido condenado a un arresto domiciliario en su localidad de residencia, Almodóvar del Campo (Ciudad Real), tuvo que enviar a su hermano a hablar con la denunciante hasta el pueblo de Cenizate donde vivía ella, para enterarse de porqué le acusaba. Su hermano la informó y persuadió de que no había sido ni comandante ni jefe con mando en ninguna unidad de combate, sino jefe del Estado Mayor.

Francisco Sáez Villaescusa sabía que a Ernesto se le acusaba entre otros delitos, de haber sido parte del asesinato de los hermanos Laureano, Adolfo y Andrés Serrano, pero declaró que, en honor a la verdad, dos de los dichos tres hermanos, Adolfo y Andrés, fueron asesinados fuera de la Brigada y por elementos rojos, no habiendo pertenecido nunca a la citada unidad, y el llamado Laureano en la citada Brigada por intervención directa de los capitanes Timoteo Reboiro y Francisco [Rodríguez Olivera].

El propio Ernesto durante la instrucción de su Causa, alegó en su descargo contra las acusaciones que le habían dirigido, que nunca había visitado la Compañía de Fortificación donde se encontraban los acusados por desafectos en el Batallón Disciplinario. Por ejemplo, a Pascual Parra lo había denunciado el teniente que mandaba la compañía, Francisco León, además, cuando varios individuos de los que estaban allí arrestados intentaron pasarse a la zona nacional, hecho que el mencionado teniente puso en su conocimiento, silenció el hecho en absoluto. Nunca realizó propaganda revolucionaria dentro de la unidad, y siempre se limitaba a cumplir las órdenes que recibía de sus superiores, que eran las de velar por el estado físico de la fuerza y que estuvieran bien atendidos, tratar de elevar el nivel cultural de la tropa e impedir todo acto de persecución o atropello a cuantas personas de derechas hubiera en las citadas unidades. Creía que como no se había portado mal con nadie de los que sirvieron a sus órdenes no tenía enemigos. Oficialmente solo había sido nombrado Comisario de Batallón, y actuó siempre como Comisario de Brigada con carácter interino, con un pequeño lapsus de tiempo como Comisario de la 29ª División, por hallarse este con permiso, entre los meses de julio a septiembre de 1938, correspondiéndole tal sustitución reglamentariamente, ya que, a efectos, se seguían las normas del Ejército. Se defendió alegando que no había participado en ninguna detención, ni tuvo conocimiento de que se practicase alguna en las unidades en que prestó servicios, conociendo tan solo arrestos que, generalmente, eran aplicados por mal comportamiento y faltas análogas, que los jefes de unidad imponían en las suyas respectivas, los cuales solían cumplirse en la Compañía de Fortificación (Zapadores).

El día 26 de marzo de 1939, cuando la 109ª Brigada emite la que será la última Orden General de la Guerra desde su Puesto de Campaña de Talarrubias, Ernesto Herrero, Comisario de la Brigada, excusa su ausencia de la misma a partir de esa fecha “para proceder a la curación de una dolencia crónica agravada desde hace algún tiempo […]”[17] y aprovecha la ocasión para expresar su satisfacción por el comportamiento y despedirse de sus combatientes.

Ernesto Herrero Falagán[18], el 15 de junio de 1939, cuando se le comienza a instruir el Sumarísimo de urgencia contaba 27 años de edad. Fue detenido a mediados de abril de 1939 en Alicante, cuando se trasladaba a Valencia, e ingresado en el Reformatorio de la ciudad y más tarde en el Castillo de Santa Bárbara. De allí pasó a la Prisión de Aranjuez.

El 21 de mayo de 1942 en el Palacio de las Salesas de Madrid, tuvo lugar su Consejo de Guerra en el que como hechos probados se recalcó que tenía “antecedentes izquierdistas, que era voluntario rojo desde los primeros momentos revolucionarios; Comisario Político de la Brigada 109ª y después de la División 29ª, gran excitador contra el Movimiento Nacional, que ofreció recompensas a los delatores de las personas de orden; que a los soldados a sus órdenes de dichas ideas los mandaba trasladados a unidades disciplinarias, […] En aquella 109ª Brigada se cometieron asesinatos sin que conste la participación directa en ellos del encartado […]”[19]. El delito del cual salió acusado fue el de Adhesión a la rebelión, y la sentencia que le cayó fue de “30 años de reclusión Mayor”. No le responsabilizaron de los asesinatos que se habían cometido en la Brigada narrados más arriba.

El 14 de abril de 1943 es trasladado desde la Prisión de la localidad de Aranjuez (Madrid) a la Prisión Provincial de Porlier en la capital madrileña. El 7 de enero 1944, cuando se encontraba en el establecimiento de la Prisión Central de Yeserías, también en Madrid, se le calcula la liquidación del tiempo de condena y así se considera que fue reducido a prisión el día 11 de abril de 1939, y que se hizo ejecutoria la sentencia el 7 de julio de 1943. Teniendo en cuenta que había sido condenado a la pena de Treinta años, y que el tiempo que hasta ese día había estado en prisión era 4 años, 8 meses y 29 días, le restaba por cumplir la pena, 25 años, 3 meses y 1 día, por lo que dejaría extinguida la condena el día 10 de abril de 1969.

Bajo el amparo del Decreto del Ministerio de Justicia de nueve de octubre de 1945 y la Orden Circular del Ministerio del Ejército del 27 de octubre, solicitó una petición de indulto total sobre la pena de Treinta Años de la Reclusión Mayor por un delito de Adhesión a la Rebelión que le había sido impuesta, el 10 noviembre de 1945, cuando ya tenía treinta y cuatro años de edad. En aquel momento estaba recluido en la Prisión-Escuela de Madrid

El 26 marzo de 1946, la Secretaría de Justicia de la Capitanía General de la Primera Región Militar, acuerda indultarle la pena impuesta.

El 5 abril de 1946, desde la Oficina liquidadora de la Secretaría General de los Juzgados Militares de Madrid, se posibilita que se cumpla lo ordenado por el Capitán General Militar de la Región y se remiten testimonios al Consejo Supremo de Justicia Militar, a la Prisión Escuela de Madrid y al propio interesado. Es decir, que Ernesto Herrero quedó en libertad a partir de esta última fecha.

Biografía de Emilio Vivanco Luengo, Delegado Político de la compañía de Ametralladoras del 434º Bon de la 109ª Brigada Mixta. Elaborada por Fernando Barrero Arzac[20]

Emilio Vivanco Luengo, al final de la guerra tenía 24 años de edad y estaba soltero.

Era vecino de Villaverde, población cercana a la capital de Madrid, donde vivía junto a sus padres, Adolfo y Dionisia, en el barrio de Las Carolinas, y trabajaba como empleado municipal de ceramista.

El Alzamiento militar le sorprendió en la misma localidad, y al decir del comandante de la Guardia Civil, sus antecedentes político-sociales no eran muy afortunados para ser bien recibidos por las nuevas fuerzas vivas que a partir del 1 de abril de 1939 iban a imponer su autoridad sobre el Estado. Según este Cuerpo antes del 18 de julio de 1936, había actuado como un exaltado propagandista marxista, a la vez que ejercía de enlace entre los distintos partidos del Frente Popular, lo que le obligaba a desplazarse hasta lejanas poblaciones. Pertenecía a las Juventudes Socialistas Unificadas y era miembro de su comité, aunque era socialista, afiliado a la UGT. Entre el 16 de febrero y el 18 de julio, la Guardia Civil le prendió fijando pasquines alusivos a la Revolución de Asturias de 1934. Pero con solo estas funciones no se atrevieron a señalarle delitos concretos, sino aquellos que conjuntamente se realizaron entre los responsables republicanos.

Había sido llamado a filas en el mes de marzo de 1937. Inicialmente le encuadraron en los Servicios auxiliares como soldado raso, y en el Ejército republicano, desde el 1 de abril de 1937, sirvió en el 435º Batallón de la 109ª Brigada Mixta, en el Frente de Extremadura. Más tarde alcanzó el grado de comisario.

A finales del mes de marzo de 1939, cuando la guerra estaba perdida, por lo visto trató de acercarse a los puertos de Levante, pero como era prácticamente imposible salir de España por allí, el día 30 de marzo, se presentó en uno de los muchos controles que las unidades franquistas establecieron en la capital de Alicante. Ingresó en el Campo de Concentración que habían habilitado en la Plaza de Toros, por cuya Junta fue clasificado y destinado, el 29 de noviembre de 1939, al Tribunal Clasificador de Prisioneros y Presentados de Guerra en el Campo de Concentración “Miguel Unamuno” de Madrid.

El 29 de febrero de 1940 se ordena que se proceda a la instrucción de juicio sumarísimo de urgencia contra él, y se le decreta prisión preventiva en la cárcel de Santa Engracia (Madrid). El 6 de abril de ese mismo año, permanece en el presidio de Santa Rita, en Carabanchel de Madrid, durante un corto espacio de tiempo. Vuelve a ser trasladado a la Prisión habilitada de Santa Engracia, 134.

A pesar de que algunas de las declaraciones de los sepultureros de la localidad, hacían mención a que le escucharon mofarse de algunos de los cadáveres que iban a enterrar, y además que se le acusaba de ser enlace entre los distintos partidos del Frente Popular y pertenecer a las Juventudes Socialista Unificadas y miembro de su comité, a la vista de los informes aportados y las diligencias practicadas, el juez instructor consideró que Emilio Vivanco no había tomado parte en ningún hecho delictivo y, por lo tanto, elevó el procedimiento contra él sin dictar declaración alguna de responsabilidad.

En vista que la investigación quedó agotada sin aparecer debidamente justificada la perpetración de ningún delito, la Causa quedó sobreseída por la Auditoría de Guerra del Cuerpo de Ejército del Guadarrama de Madrid, y el 4 de junio de 1941, el reo que se encontraba en la Prisión Central de Yeserías de Madrid, fue puesto en libertad.


Referencias biliográficas

[1] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Segunda:  Información. “Actas de reunión del Comisariado de esta Brigada [109ª]. Agosto y septiembre 1938 y [febrero] 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 11 / 12-18.

[2] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Segunda:  Información. “Actas de reunión del Comisariado de esta Brigada [109ª]. Agosto y septiembre 1938 y [febrero]  1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 11 / 1-11.

[3] Fernando Barrero Arzac. Recomposición biográfica de un caso de desaparición forzada: Andrés Barrero Rodríguez. En: Revista “Memoria Antifranquista del Baix Llobregat. El genocidio franquista en Extremadura”, nº 12. Associació per a la Memòria històrica i Democràtica del Baix Llobregat, Cornellà de Llobregat (Barcelona), 2012 http://www.memoria-antifranquista.com/webvella/biblio/MAF12.pdf

[4] Biografía del Delegado Político de la compañía de Intendencia de la 109ª Brigada Mixta, Victoriano Sáez Herrera, realizada por su nieto José Luis Sáez Núñez, al cual agradecemos que haya compartido con nosotros este conocimiento sobre la figura de su abuelo.

[5] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980. Inédita. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos el arduo trabajo realizado para encontrar los datos que llenan este trabajo.

[6] “Pacos”: En las posesiones de África, moro que, aislado y escondido, disparaba sobre los soldados.

[7] Nota del copista Francisco Buj Vallés: Según nos relató, con más detalle, nuestro padre, al hacerse de noche, fueron saliendo a gatas todos ellos; al minuto, una bomba destruyó el caseto. No hubo ni una sola baja. La sorpresa fue general: ¿Buena suerte? ¿Milagro?

[8] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Gonzalo Sarrió Gandia. Sumario (S) 720 / Caja (C) 20479 / Nº 12.

[9] Recordemos que Gonzalo Sarrió, figuraba en la relación de prisioneros y presentados en el Campo de Concentración de Zaldívar (Puebla de Alcocer, Badajoz), cercano a la localidad de Casas de Don Pedro, bajo la custodia de la Agrupación de Divisiones Tajo-Guadiana del Ejército del Centro nacional, el 5 de abril de 1939. Aunque por investigaciones posteriores, conocimos que muchos de estos prisioneros pasaron bajo la jurisdicción del Ejército del Sur el 26 de abril de 1939 y que, también, un numeroso grupo de cautivos entre los que figuraban civiles, jefes, oficiales y comisarios militares fueron ejecutados extrajudicialmente el 15 de mayo de 1939, en el olivar del cortijo contiguo al de Zaldívar, llamado La Boticaria.

[10] España. Archivo General de la Guerra Civil Española (AGGCE). “Correspondencia enviada por el Comisario de la 109ª Brigada Mixta Anselmo Ruiz Martín de Orellana la Vieja (Badajoz)”. PS Extremadura. U (Unidad) 35 / Exp. (Expediente) 35 / D (Documentos) 72-83. Documentación cedida por su sobrina Ana María Ruiz a quien agradecemos su colaboración. Transcrita por Fernando Barrero Arzac.

[11] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Ernesto Herrero Falagán. Sumario (S) 22543 / Legajo (L) 7690.

[12] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV.). Zona Roja (ZR). “Ordenes Generales: Copiador de las Órdenes Generales de esta Brigada [109]. 1937 y 1938”. AGMAV, C. 1063, Carp. 6, 1 documento / Num. Del 1 al 100.

[13] Centinela que se adelanta de noche a la inmediación de los enemigos para observar sus movimientos.

[14] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Ernesto Herrero Falagán. Declaración jurada de Manuel Solera Herrero. Sumario (S) 22543 / Legajo (L) 7690.

[15] En las memorias del escribiente de la 109ª Brigada, Francisco Buj Pastor (Memorias de la Guerra Civil, 1936-1939. Tarrasa. 1980), se recoge el siguiente hecho acaecido nada más acabar la guerra en el Campo de Concentración, relacionado con este suceso: “[A las pocas horas de entrar en el Campo, un soldado había comentado con Francisco y sus compañeros], que unos guardias civiles habían entrado en el despacho del jefe del Campo y se habían llevado a Ambrós [otro soldado de su mismo batallón, probablemente cenetista], nacido en La Almolda provincia de Zaragoza, se lo llevaban para fusilarlo: – Hombre, antes tendrán que juzgarlo, ¿no?” [dijo Francisco]. Al día siguiente, aquel mismo soldado, les comunica señalando un punto hacia el oeste fuera del Campo: -Allí está [enterrado]”.

[16] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa, Procedimiento Sumarísimo 5871/39 Juan Pedro Fernández del Campo.

[17] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV.). Zona Roja (ZR). “Órdenes Generales de esta Brigada [109]. 1939”. Legajo 1.235.

[18] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Ernesto Herrero Falagán. Sumario (S) 22543 / Legajo (L) 7690.

[19] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Ernesto Herrero Falagán. Sumario (S) 22543 / Legajo (L) 7690. Resultando de la sentencia del Consejo de Guerra.

[20] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Emilio Vivanco Luengo. Sumario (S) 61023 / Legajo (L) 2103.

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El final de la Guerra Civil en la localidad pacense de Talarrubias y la organización y funcionamiento de la Red Provincial del SIPM* de Badajoz

* Servicio de Información y Policía Militar franquista.

Operaciones militares de ocupación en las localidades de la zona llana de la comarca de La Siberia del Frente Extremeño[1]

El subsector sur franquista en el Noreste del territorio pacense, con una orografía más llana, se encontraba protegido por el 1er Regimiento de la 19ª División; sus fuerzas las lideraba el teniente coronel José Calderón Goñi. Tras la caída del frente enemigo, la noche del 27 al 28 de marzo, se presentaron en sus líneas, tres oficiales rojos que fueron trasladados a su puesto de mando que se hallaba en la localidad de Casas de Don Pedro, los cuales manifestaron que la 109ª Brigada Mixta, a la que pertenecían, se rendía. Inmediatamente, uno de los citados oficiales, marchó a Talarrubias, donde hasta entonces había estado el cuartel general de la unidad, con orden de que dicha Brigada al completo, se trasladara hasta la ribera del Guadiana, el cual vadearía, dejando el armamento e impedimenta en la orilla republicana. El día 28, mientras llovía, se dirigieron al lugar convenido, cruzaron el río por la vaguada menos profunda, con el agua al cuello, las maletas sobre la cabeza, pues, la barcaza que debía estar, había sido volada. Así durante los últimos quince kilómetros que separaban ambas localidades, los 4.000 prisioneros, siempre bajo la lluvia, fueron llevados al Campo de Concentración de Zaldívar, donde quedaron convenientemente custodiados.

Prisioneros republicanos formados y esperando su destino.

Ese mismo día, otras fuerzas de la 81º Brigada Mixta, también se rindieron a los homdres del 185º Batallón del Regimiento La Victoria, mandado por el comandante Antonio Rivera Alted; estos prisioneros atravesaron el Guadiana frente al Valle de Casarente, en la zona de Valdecaballeros, siendo custodiados también hasta el Campo de Concentración de Zaldívar.

Junto a Las fuerzas de la 68ª División gubernamental que, durante la rotura del frente del Ejército del Sur nacional, se hundieron en el sector de Cabeza del Buey, también formaban parte del VII Cuerpo extremeño, cuyo jefe era el teniente coronel Martín Calvo, la 37ª que, durante los últimos días, fue dirigida por el mayor Olegario Pachón, y la 41ª División con el Cuartel General en Herrera del Duque, a las órdenes del mayor Damián Fernández, que defendían el frente contra el Ejército del Centro sublevado. La segunda de ellas, la integraban la comentada 109ª Brigada, a las órdenes del mayor Juan Guijarro Iniesta y la 20ª (mayor Gabriel Pareja), y la última de las tres divisiones citadas, la constituían la 66ª Brigada Mixta (mayor José del Rey Hernández), la también citada 81ª (mayor Felipe Figueres) y la 91ª.

La zona de los montes de la comarca extremeña de La Siberia que protegían las brigadas republicanas de este Cuerpo de Ejército, como ya se ha dicho, estaba cubierta por fuerzas enemigas divisionarias del 2º Regimiento, siendo estas, el 6º Batallón América, al mando de Fernando Prada Canillas, la 4ª Bandera de Falange de Cáceres, de Bernardo Gómez Arroyo y el 505º Batallón San Marcial, capitaneado por Luis Martí Rufilanchas. Más al sur de este espacio, se encontraba el 1er Regimiento, constituido por unidades del 5º Batallón Argel, conducido por el comandante Francisco Jarque Amador, la 3ª Bandera de Falange de Cáceres dirigida por Fernando Fernández de Liencres y el 185º Batallón de la Victoria, por su jefe Antonio Rivera Alted. Producido el derrumbamiento, unidades de este último Regimiento, el día 29 de marzo emprenden la marcha desde Casas de Don Pedro, vadean el Guadiana y sin resistencia ocupan el pueblo de Talarrubias, adonde la plana mayor del mismo se traslada, rindiéndose el enemigo que encontró a su paso, y constituyéndose su oficial superior como jefe de la Comandancia Militar, organizando los servicios y normalizando la vida local.

El día 30, prosiguió su avance el 5º Batallón Argel, atravesando a pie varios arroyos hasta llegar a la localidad de Garbayuela que quedó tomada sin resistencia por parte del adversario, procediéndose a su desarme y a la confiscación de todo el material que tenía en su poder, nombrando comandante militar al teniente José Rodríguez Palomino. El 261º Batallón de Cazadores de Ceuta, al mando de su jefe, Humberto García Alonso, continuó su expansión hasta los términos de Baterno y Tamurejo y el 185º Batallón de la Victoria, hizo lo propio en Siruela, Sancti-Spiritus y Risco, donde en la primera de ellas, la unidad militar se encargó de la escolta y custodia del Campo de Concentración, y en la que se quedó encauzando la vida ordinaria como comandante militar, el capitán Pedro García Rielves.

Normalmente el modus operandi de las ocupaciones en los municipios, comenzaba con un paseo militar de una pequeña columna, que recorría el territorio asignado a la Gran Unidad, recogiendo el armamento abandonado o en poder de sus habitantes, identificando a los jefes, oficiales, suboficiales y soldados enemigos desmovilizados, enviándolos a los campos de concentración. Se hacían con los depósitos de materiales, víveres, vestuario, etc., que custodiaban, para así evitar incautaciones y requisas.

Proponían a los jefes de las Divisiones nacionales, que eran los que poseían la totalidad del mando y la jurisdicción sobre toda la demarcación que se le había señalado, los nombres de las personas que consideraban aptas ideológicamente, para constituir las comisiones gestoras de cada uno de los pueblos donde aún no habían sido designadas. Estas operaciones de ocupación eran efectuadas exclusivamente por las tropas peninsulares, y estaban vedadas a las africanas, que quedaban como reserva en vivacs alejadas de las poblaciones. La Dirección de los Servicios de Etapas, era quien nombraba al comandante militar en la localidad liberada, y el jefe de la División de quien dependía su jurisdicción, debía procurar facilitar la labor de aquel.

Tropas moras de Caballería.

El número de prisioneros hechos por las fuerzas en los tres últimos días rebasaba ya la cifra de 8.000, pertenecientes a las 20ª, 81ª y 109ª Brigadas Mixtas y al VII Cuerpo de Ejército de Extremadura, que además de conducirlos al Campo de Zaldívar, como ya se ha indicado, serían repartidos con el que se estaba organizando en Siruela.

El 261º Batallón tras atravesar el río Guadiana en unión del 185º Batallón, continuó con su despliegue militar tomando Puebla de Alcocer, Esparragosa de Lares y Galizuela, enlazando con las posiciones que el Ejército del Sur dominaba, en la confluencia de dicho río con el Zújar. Por último, el 2 de abril, al pueblo de Garlitos, pasó una compañía del 261º.

Biografía de Cándido Méndez Núñez, el postrero comisario de la 109ª Brigada Mixta. Elaborada por Fernando Barrero Arzac

Cándido Méndez Núñez había nacido el 27 de junio de 1910 en Barcarrota (Badajoz). Como comisario accidental de la 109ª Brigada Mixta, aunque solamente ocupó el cargo durante los últimos tres días, firmó la última Orden General de dicha unidad el 26 de marzo de 1939 en su Puesto de Campaña de Talarrubias (Badajoz), el día antes de que la misma se entregara a las tropas de Franco. Lo hizo porque el comisario de la Brigada, Ernesto Herrero Falagan, huyó de su responsabilidad, amparándose bajo un permiso que la Superioridad le había concedido para proceder a la curación de una dolencia crónica agravada desde hacía algún tiempo[2]. La primera referencia documental que aparece de Cándido, fechada el 9 de febrero de 1939, notifica, entre otras cosas, su nombramiento como Comisario del 435º Batallón.

Pero tampoco el comisario Méndez se entregó con el resto de los compañeros de su Brigada en el vado de La Barca del río Guadiana, junto a la localidad de Casas de Don Pedro (Badajoz), el 27 de marzo. Marchó desde Talarrubias, donde había estado su puesto de mando, hasta Albacete, intentando llegar a Alicante para marchar al extranjero, pero ante la imposibilidad de hacerlo regresó hasta el pueblo donde vivía y había nacido, Barcarrota, con la intención de presentarse allí, pero temiendo lo peor, estuvo merodeando por el mismo en la cercana Sierra de Santa María y, desde allí, se dirigió a la capital de la provincia, donde estuvo escondido en casa de un hermano de su padre. Fue detenido por agentes de la Red Provincial del SIPM de Badajoz[3], el 27 de mayo de 1939.

Detalle de la firma autógrafa del Comisario accidental de la 109ª Brigada Mixta, Cándido Méndez, sobre la última Orden General emitida el 26 de marzo de 1939.

Este Servicio de Información y Policía Militar que actuaba en la capital, pero también por la provincia, estaba compuesto por una amplia red de agentes e informadores de entre los que destacaban un reducido elenco. Su jefe era el capitán de la Guardia Civil, Pedro Fuentes Ferrer y, junto con otros cuatro compañeros del Cuerpo Benemérito, Luis Campos González, Pascasio Lianez Garrido, Juan Fuentes Tienzas y Cándido Acedo Guerrero completaban la unidad policial. Acompañaba a todos ellos el policía de Investigación y Vigilancia José Rivero Rivero.

Antes del Golpe militar de 1936 que, a Méndez Núñez, le sorprendió en Barcarrota, estaba afiliado a la Sociedad de Obreros Ganaderos de la UGT de dicha localidad desde 1926, de la que fue tesorero y secretario. También lo estaba a las Juventudes Socialistas, y desde 1929 dentro de la Agrupación Socialista, siendo concejal del Ayuntamiento de Barcarrota en los años de la Segunda República.

Cándido Méndez, había sido procesado en 1935 por pertenecer al Comité de las Juventudes Socialistas e intervenir activamente durante la huelga general campesina de junio de 1934 y ocupar el cargo de secretario de la Sociedad de Obreros Ganaderos, aunque no fue condenado, ni quedó rastro de ello en sus antecedentes penales.

Cándido Méndez Núñez. Fuente: Archivo Fundación Pablo Iglesias.

Al llevarse a cabo el Alzamiento militar, durante los primeros días, continuó como concejal del ayuntamiento, y ejerció como Secretario de la Agrupación local de jornaleros y miembro del Comité de Guerra. Huyó de su pueblo ante la proximidad de las tropas franquistas el 24 de julio de 1936.

Hemos comenzado diciendo que sirvió en el Ejército republicano, con carácter voluntario, tras presentarse en la capital, Badajoz, desde el 2 de agosto de 1936 hasta el final de la guerra. Primero lo hizo en el 1er Regimiento de Milicias Extremeñas. A partir de junio de 1937 ingresó como cabo en la 91ª Brigada Mixta y más tarde fue trasladado a la 109ª, ambas integradas en el VII Cuerpo de Ejército, ostentando, en esta última, los empleos de Delegado Político de Compañía, comisario de Batallón y, por último, de manera interina y por muy breve tiempo, de Brigada.

Tras ser capturado en la misma ciudad, como ya hemos comentado más arriba, e ingresar en la Prisión Provincial, el 13 de diciembre de 1939, en el Consejo de Guerra de la plaza, fue acusado de Adhesión a la Rebelión Militar y condenado a muerte. El 19 de septiembre de 1940 le conmutan la pena a la inmediatamente inferior de treinta años.

Es enviado a la Colonia Penitenciaria de La Sabina en Formentera (Islas Baleares), donde transcurre el año 1941, después de pasar por las prisiones de Valencia, Barcelona, Palma de Mallorca, Ibiza y finalmente Formentera. Allí coincidió con su amigo y paisano, Ramón Hernández Delgado, Durantín, creando la organización socialista en dicha prisión[4]. Mientras el recluso sigue cumpliendo la condena, ya en la península, en el Destacamento Penal de la Presa del Alberche, en la localidad de Talavera de la Reina (Toledo), el 12 de noviembre de 1943, recibe la notificación que solo deberá cumplir veinte años de pena. El indulto definitivo lo recibe en Barcarrota, donde se encontraba en libertad condicional, el 28 de enero de 1949.

Su hijo, Cándido Méndez Rodríguez, fue un destacado sindicalista que ocupó el cargo de secretario general del sindicato Unión General de Trabajadores durante 22 años, desde 1994 hasta el 2016.

Memorias de Octavio Gonzalvez Ruiz[5]

                Para hacernos una idea de cómo transcurrieron los últimos días de la guerra en la localidad de Talarrubias donde, desde mediados del mes de agosto de 1938, se encontraba el Cuartel General y muchos de los servicios militares de la 109ª Brigada Mixta, disponemos de las memorias de Octavio, adolescente de 15 años de edad durante aquellos últimos días de marzo de 1939 y vecino del mismo pueblo.

“Por aquellos días supimos que los nacionales habían iniciado un corte o embolsamiento, en cuyo interior habíamos quedado nosotros. Por tanto, ya solo quedaba esperar la liberación. Cuando se supo que, definitivamente estábamos embolsados, comenzaron a oírse cosas como lo de un sargento rojo que se suicidó, pegándose un tiro en la cabeza. Otros tomaron la decisión de huir a los montes, con la esperanza de alcanzar la zona de Ciudad Real; pues se decía que las columnas nacionales habían iniciado un avance desde la provincia de Toledo y otro simultáneo desde la de Córdoba, cerrando la tenaza en Piedrabuena (Ciudad Real), último pasillo de escape de los últimos huidos.

La antigua iglesia y plaza de Talarrubias.

“Como ya dijimos antes, la 109ª Brigada Mixta tenía fama de ser “franquista”, al menos alguna parte o sus mandos; hizo honor a su fama, pues permaneció en Talarrubias, cuando huyeron la 4ª y la 20ª Brigadas (que debían ser Internacionales). Los jefes de la 109ª mandaron emisarios a Casas de Don Pedro, para rendirse al Comandante Militar. Este, al parecer, no tenía instrucciones concretas de pasar el río Guadiana, que todavía llevaba mucha agua y ordenó a las fuerzas rojas que tomaran el pueblo en nombre del Caudillo Franco.

“Así que, cierto día, a finales de marzo, se corrió la voz de que iban a salir los soldados para rendir el pueblo. Y así fue. Recuerdo que yo estuve en la Fuente de la Villa y comprobé cómo un capitán rojo, al frente de una compañía de soldados, acompañados de la banda de música de la Brigada, leía un bando militar, en el que se declaraba que el pueblo quedaba tomado por las fuerzas del Generalísimo Franco.

“Nuestra alegría era indescriptible. Si embargo, era tanto el miedo que nos habían metido en el cuerpo todos aquellos años que yo, a pesar de haber cumplido ya los 15 años, me mantenía a prudente distancia y con un pie preparado para salir corriendo a casa, si veía alguna cosa extraña. La verdad era que a aquellas alturas no era posible ya ningún desmán. De esta forma por los mismos rojos (que siempre se venían llamando así mismos “los Leales”), fuimos liberados para la zona nacional. Este suceso debía ser sobre el día 20 de marzo o algo después.

  “De todas formas, ya empezaron a venir noticias del otro lado. Se decía que algunos hombres del pueblo que estaban con los nacionales habían llegado a sus casas, haciéndose frecuente la comunicación con la zona nacional, aunque resultaba muy peligroso pasar el Guadiana que aún traía mucha agua, pues el invierno había sido muy lluvioso.

“Y llegó el final. Sobre el 27 o 28 de marzo, entraron las tropas. Al compás de alegres tambores y cornetas, formadas en desfile militar, llegaron las primeras Banderas nacionales. Nuestra alegría no tenía límites. La gente no las dejaba desfilar y muchas personas se arrojaban a los soldados, abrazándoles. Contrastaba el buen aspecto de los soldados de Franco, todos correctamente uniformados, con buenos equipos y con aspecto de estar bien alimentados, con aquellos pobres soldados del ejército rojo, mal equipados y peor alimentados.

“Todos los soldados venían con su equipo de campaña y con su manta arrollada y cruzada en bandolera. Hicieron una magnífica parada militar en la plaza y, seguidamente, otra columna que, a su vez se dividió para ir a tomar otros pueblos, continuó carretera adelante. Fueron a ocupar los pueblos de Puebla de Alcocer, Esparragosa de Lares y Siruela y limítrofes.

Octavio Gonzalvez en un acto en Talarrubias durante el año 2019. Foto cedida por su hija Inmaculada Gonzalvez.

“Enseguida comprobamos el paso de un enorme convoy de camiones con pertrechos, especialmente alimentos, para ayudar a las zonas hambrientas que se acababan de liberar.

“Para la gente que había colaborado con los rojos empezó ahora su problema. Todos los milicianos y gente en edad militar, fueron internados en campos de concentración, para hacer una revisión de cada uno.

“Los que podían conseguir un aval de alguna persona de derechas salían inmediatamente y muchos se incorporaban sobre la marcha al ejército nacional. Mi padre firmó muchos avales para gente conocida y amiga. Otros ingresaron en la cárcel para responder de sus delitos en zona roja, sobre todo los que habían tenido algo que ver con los fusilamientos de los 29 hombres en agosto de 1936. Era la cara triste de la moneda.”[6]

Memorias de la Guerra Civil española (1936-1939) de Francisco Buj Pastor contextualizadas[7]

Durante los últimos días de la guerra, concretamente el 15 de marzo, parte de las compañías del 436º Batallón de la 109ª Brigada Mixta a la que pertenecía Francisco Buj, se habían trasladado a un lugar más alejado de lo que habitualmente era su zona de acción. “Nos llevaron, ahora, en las circunstancias dichas, cerca del pantano de Cíjara. Y tras la gran caminata nocturna, los no enchufados, los soldados rasos ocupamos las posiciones nuevas y allí permanecimos durante cinco días hasta el veinte de marzo de 1939. Sucedió lo siguiente: Los jefes nos formaron y dijeron: La guerra ha terminado. Hay órdenes de entregar el armamento en Piedrabuena (Ciudad Real)”[8]. Los soldados republicanos, ante la falta de la cadena de mando “nos dirigimos en busca del Estado Mayor para inquirir noticias. Al llegar al pueblo [Talarrubias], lleno de soldados de la Brigada, alguien nos preguntó por nuestro Batallón. Dijimos lo ocurrido. Sólo faltó al llamamiento del Jefe del Estado Mayor, nuestro Batallón. Todos los demás, desarmados, estaban esperando órdenes de las tropas franquistas que, virtualmente, parecía que habían ocupado el pueblo”[9].

A partir de entonces la situación fue desconcertante entre el personal de la brigada; por un lado se encontraban los que no estaban de acuerdo con lo que suponían una solapada entrega o rendición, y, por otro, los que intentaban que todo aquello acabase de una vez por todas, como se describe en el testimonio del teniente del Estado Mayor de dicha unidad Julio Abril Nogueras, detenido tiempo después en la Prisión Provincial de Huelva, el 23 de diciembre de 1940, de su expediente sumarial y que realiza como alegato exculpatorio: “El 27 de marzo de 1939 al finalizar la guerra y con objeto de evitar desmanes por elementos disconformes con tal solución, en el pueblo de Talarrubias (Badajoz) conseguí juntamente con otros oficiales desarmar dicha 109ª Brigada, hablándoles en la plaza pública de aquel pueblo, aconsejándoles nos entregásemos (como lo hicimos) a las Fuerzas Nacionales situadas en las posiciones “Barca” de Casas de Don Pedro (Badajoz) y desde cuya fecha me encuentro detenido”[10].

Definitivamente, en medio de aquellas desavenencias, deciden enviar un grupo de emisarios para parlamentar, compuesto por varios oficiales, que se encaminaron hacia las líneas enemigas. Lo que ocurrió durante esa conferencia lo recoge el testimonio documental nacionalista en el parte de operaciones que el jefe del 1º Regimiento de la 19ª División envió al general jefe de la misma, Salvador Múgica Buhigas, el día 28 de marzo de 1939:

“A V.E. da parte el Jefe del expresado Regimiento, de que en la noche del 27 al 28 del actual, se presentaron en nuestras líneas y fueron trasladados al Subsector de Casas de Don Pedro, tres Oficiales Rojos, los cuales manifestaron que la 109 Brigada Mixta, se rendía a nuestras fuerzas, uno de los citados Oficiales rojos, marchó a Talarrubias con orden de que dicha Brigada se trasladara con su armamento a la orilla del Guadiana, el cual vadearía, dejando el armamento e impedimenta en la orilla roja, como lo efectuaron en todo el día de hoy, siendo trasladado su personal al Campo de Concentración de Zaldívar, donde quedaron convenientemente custodiados. En el    mismo día un Batallón de la 81 Brigada Mixta, se rindió a fuerzas del 185 Batallón de la Victoria, dicho Batallón rojo vadeó el Guadiana frente al Valle de Casarente, siendo trasladado su personal al citado Campo de Concentración de Zaldívar”[11].

Francisco Buj Pastor, escribiente del 436º Bón. de la 109ª Brigada Mixta. Foto cedida por su hijo Francisco Buj Vallés.

El testimonio de Francisco Buj vuelve a completar la secuencia de los hechos con su narración:

“Por no ofrecer resistencia, nos hicieron ir a Casas de Don Pedro para presentarnos a la Guardia Civil, la que nos había de facilitar lo necesario para regresar a nuestras casas sin dificultades en el viaje.

“-¡Gracias a Dios que terminó la guerra!  Ha ganado el enemigo: mala suerte, pero peor hubiera sido morir tan joven y lejos de nuestra tierra. La idea de estar junto a la madre, junto a la novia, los amigos, la idea de emprender una vida digna, vida nueva, en una España que prometen los vencedores será grande y libre… Recordábamos todos los soldados de las quintas las recomendaciones del enemigo, en las que se nos decía con insistencia machacona: Rojillos: no temáis si no tenéis las manos manchadas de sangre.

“Pronto vamos a estar todos juntos en la nueva España! Incluso nos recomendaban por sus altavoces que no se pasara ya nadie, puesto que los que lo hacían iban a parar a un campo de concentración…

“Llovía. Toda la Brigada (excepto nuestro Batallón) nos dirigimos ansiosos en busca del pasaporte.  La maleta  (que guardábamos en casa de la Comadrona del pueblo, repleta de cosas útiles que adquiríamos en los pequeños descansos en los pueblos cercanos al frente)  parecía que disminuía de peso: tal era la alegría que nos embargaba, pensando que había terminado aquella pesadilla de la guerra, y la ilusión que nos hacía pensando igualmente en la madre, la novia, las amistades… Dentro de un par de días, camaradas, estaremos con los nuestros, con los que nos quieren de veras.

“Cruzamos el Guadiana por una vaguada menos profunda, agua al cuello, maleta sobre la cabeza, pues la barcaza había sido volada. Y así, los últimos quince kilómetros, siempre bajo la lluvia, dando gracias a Dios por tanta suerte en el día de nuestra Gran Liberación. No más muertos, ni cañonazos, ni tableteo de ametralladoras; no más hambre, calores, sed, sobresaltos continuos, etc., etc.»[12].        

Organización y funcionamiento de la Red Provincial del SIPM de Badajoz[13]

Gobierno Militar de Badajoz. Red Provincial del SIPM

Primero. Don Pedro Fuentes Ferrer, capitán de la Guardia Civil. Jefe de la Red Provincial del SIPM de la misma.

Segundo. El Servicio de esta Red Provincial se encuentra organizado y funciona, tanto en la capital como en la provincia, de la forma siguiente.

En la capital, residencia de este organismo, aparte del capitán jefe que suscribe que lleva la dirección e inspección de los servicios, existen cuatro agentes de Policía Militar, de los cuales tres de ellos pertenecen al Instituto de la Guardia Civil y el otro es agente del Cuerpo de Investigación y Vigilancia, y a los que se les tiene encomendado, a uno de ellos llevar los trabajos burocráticos de la oficina, y los restantes se dedican a la vigilancia de las personas fichadas como sospechosas, investigando sus actividades; a obtener los datos necesarios para formularles fichas a los individuos considerados como desafectos al nuevo Estado; a auxiliar al jefe de la Red en las informaciones que instruye, practicando las averiguaciones necesarias para conocer la actuación de los individuos a que aquellas se contraen; y en fin a realizar cuantos servicios relacionados con este organismo les son encomendados.

Además de estos agentes, existe una vasta red de agentes de Información distribuidos convenientemente por los centros oficiales, industrias y servicios públicos, los cuales tienen la misión de facilitar bien al jefe que suscribe o a algunos de los agentes de Policía Militar, cuantas noticias capten y que puedan interesar al servicio, de las que se toman nota y se resuelve en consecuencia. Con estos agentes se entrevista bien el que suscribe o los agentes de Policía Militar con la frecuencia que el servicio permite, orientándolos sobre la forma de llenar su misión y dándoles las instrucciones necesarias para ello.

En Mérida, por su situación estratégica durante la guerra y, además, por ser un núcleo de comunicaciones tanto por carretera como por ferrocarril, de bastante importancia, se designó un agente de Policía Militar perteneciente también al Benemérito Instituto, que tenía por misión establecer la oportuna vigilancia con respecto a las personas sospechosas de dicha ciudad, así como las que estuvieren allí accidentalmente sin misión conocida, a cuyo efecto le nombré agentes de Información en los sitios más necesarios para nuestro cometido, encargándole estuviera en contacto constante con ellos, con la reserva natural, para evitar su descubrimiento.

En el resto de la provincia, existen nombrados agentes de Información en los pueblos más importantes, por no haber podido hacerse la designación en todos ellos, por falta material de tiempo y por haber pasado a depender recientemente de esta Red alguno de ellos, los cuales facilitan notas informativas de los hechos que conocen, remitiéndola directamente al jefe que suscribe, por correo dirigida al Excmo. Sr. General Gobernador Militar de la Plaza [Badajoz], o por telégrafo si el caso lo requiere, a cuyo efecto le tengo dadas las instrucciones necesarias principalmente para hacerle ver la importancia de la misión a ellos encomendada, la que únicamente podrán cumplir si guarda la reserva conveniente, base primordial de todo buen agente de Información.

También se tienen algunos agentes informadores de segunda categoría o simples confidentes.

El proyecto de esta Jefatura es, una vez designados agentes en todos los pueblos, visitarlos con alguna frecuencia, bien el jefe que suscribe o algunos de los agentes de Policía Militar, para recibir impresiones, orientarlos sobre su cometido, darles las instrucciones necesarias y estimularlos en su labor, si bien esto hoy no puede llevarse a cabo por la falta material de tiempo dado el mucho trabajo que pesa sobre esta Red.

Se adjunta croquis del funcionamiento de este servicio en la capital y provincia, antes de la liberación total de la misma.

Tercero. Esta Red Provincial empezó su funcionamiento en el mes de julio del 38 y desde esta fecha hasta fin del mes de abril [1939], se han llevado a cabo por el personal de la misma las detenciones y servicios que figuran en los resúmenes adjuntos.

Cuarto. Este servicio no tiene asignado coche fijo, y cada vez que es necesario uno, cosa que es muy frecuente, le es facilitado por el Parque Móvil de esta capital por orden de S.E. el General Gobernador Militar de la Plaza, ocurriendo que no siempre es el mismo conductor por la escasez de vehículos y tener asignado cada uno su chófer, y esto redunda en perjuicio del servicio, pues dada la índole de los asuntos, sería muy conveniente que fuera uno solo el conductor y además de absoluta confianza, por tener que practicar muchas veces a su presencia diligencias reservadas. Por ello cree el capitán jefe que sería muy necesario se destinasen uno o dos coches con carácter fijo, teniendo en cuenta la gran extensión de esta provincia, y se asignaran los respectivos conductores consultando a este organismo antes de hacer la designación.

                El local asignado a esta oficina consiste en dos habitaciones sitas en la planta baja de este Gobierno Militar, una de ellas destinada a despacho del jefe y la otra a oficina, y aun que dado el incremento que va tomando el servicio no son suficientes, se tiene el proyecto de trasladar todo, con la autorización de S.E. el General Gobernador, al piso segundo, hoy ocupado, en donde existe local suficiente para la instalación con la amplitud que requiere.

                La oficina se encuentra surtida de todo lo necesario, como es mesas, ficheros, armarios, papel, pluma, e impresos de fichas, notas informativas, etc. pero de lo que se carece es de máquina de escribir, teniendo necesidad de pedir una prestada cuando hay que hacer algún trabajo, con la pérdida de tiempo que esto supone y además tener que esperar algunas veces a que pueda prescindirse de ella. Con el incremento que ha tomado esta Red principalmente en cuanto se vayan recibiendo las notas informativas y fichas referentes al servicio antiextremismo, implantado el 1º de abril, se consideran necesarias por lo menos dos máquinas, que no han podido ser facilitadas por el Excmo. Sr. General Gobernador Militar a pesar de su buena disposición para todo lo relacionado con esta Red, por la carencia absoluta de ellas. También sería necesario, pero eso una vez instalado en local adecuado, la confección de un fichero de madera para las fichas que se formulen, por ser pequeño el que ahora se tiene.

                Esta dependencia tiene asignada la cantidad de 500 pesetas que se hacen efectivas mediante recibo que se presenta en la Caja del Regimiento de Castilla nº 3 de la cantidad procedente de la suscripción Pro-Ejército; pagándose con dicha cantidad los gastos que ocasionan las salidas a los distintos servicios, así como el material de oficinas e impresos, únicos gastos que se realizan; debe hacerse constar que la consignación no se hace efectiva desde el mes de septiembre [1938] del pasado año por ser muy escasos los fondos que existen de referida suscripción.

                Actualmente y para cumplimentar la circular sobre implantación del servicio de antiextremismo se ha hecho pedido a la imprenta de notas informativas, fichas, telegramas postales, etc. cuyo importe total de unas 2.500 pesetas no podrá abonarse de una sola vez, dada la pequeña cantidad que se tiene de consignación.

Badajoz, 30 de abril de 1939

Año de la Victoria.

El capitán jefe de la Red Provincial

[Firma autógrafa] Pedro Fuentes Ferrer

[Sello impreso] Gobierno Militar de la Plaza y Provincia de Badajoz. S.I.P.M.

Resumen numérico de los servicios prestados por la Red Provincial del SIPM de Badajoz[14]

Gobierno Militar de Badajoz. Red Provincial del SIPM

Resumen numérico de los servicios prestados por el jefe que suscribe y personal de esta Red desde el mes de julio de 1938 al 30 de abril de 1939

Detenidos por diferentes causasArmamento intervenidoInformaciones instruidasMetálico, alhajas y prendas intervenidas procedentes de saqueosObservaciones
PrófugosDesertoresDesafectosPor saqueosPor incendiosPor asesinatoGuerrilleros      TotalPistolasBombasBayonetasFusilPistola        80Ptas.Cts.Cadena de oroRelojesAnillos oroPendiente oroBandejas plataCubierto plataGemelo teatroColchas sedaCobertores lana 
167126145521013005010.075111152133 

Badajoz 30 de abril de 1939

Año de la Victoria

El capitán jefe de la Red

[Firma autógrafa] Pedro Fuentes Ferrer

[Sello impreso] Gobierno Militar de la Plaza y Provincia de Badajoz. S.I.P.M.

Resumen nominal de las personas detenidas por la Red Provincial del SIPM de Badajoz[15]

Gobierno Militar de Badajoz                                                      Red Provincial del SIPM

Relación nominal de las personas detenidas por distintas causas durante el mes de julio de 1938 al 30 de abril de 1939.

DíaMesRelación nominal
13Octubre 1938Eugenia García Vázquez y Bernabea Verón Salvador en Villanueva del Fresno, por hacer manifestaciones tendenciosas.
14DiciembreFrancisco Molina Silva en Mérida, por desertor.
18Juan Calero Alvárez (a) El Gato, enlace rojo en Puebla de la Reina.
19Francisco Gómez Collado, fugado de la Prisión de Mérida.
28Pedro Salgado Santos, en Villafranca de los Barros, por hacer manifestaciones tendenciosas.
4Enero 1939Ignacio Pérez Zamora, en Almendralejo, por cantar la Internacional.
20Alfonso Mendoza Romero, en Mérida, por desertor.
24Josefa Espinosa, en Berlanga, por hacer manifestaciones tendenciosas y encontrarle dos bombas de mano en su domicilio.
27Daniel Zamora Roncero, extraviado del Ejército Rojo, en Valencia de las Torres.
25FebreroJosé Marín Berrocal, en Villafranca de los Barros, por indocumentado.
27Juan Suárez Machuca y Francisco Ortiz Domínguez, que estaban en su domicilio sin permiso.
3AbrilVictoriano Silva Silva, en Badajoz, soldado requisitoriado [requerido].
8Luis Ramallo, teniente Rojo que se encontraba oculto en esta capital.
12Juan Múñoz Núñez, (a) Jorobado, por varios asesinatos.
12Manuel Gavilán Porro, Juan Barrero Pamalmarín, Pedro Morcillo Pulido, Fernando Maraña Falcón, Eusebio Ribonio Combardia, Valentín Sánchez Piñero, Alejandro Martínez Izquierdo (a) Cara Hierro, en Guareña por asesinatos.
12Jacinto González Sánchez, José Coronado Piris, Juan Gallardo Martín (a) Loquero, José Acosta Busto y José Núñez Duran, en Talavera la Real, por asesinatos.
12Antonio Carmen Pilo, procedente de Zona Roja, en San Vicente de Alcántara.
14José Sánchez Rico, en Fuentes del Maestre, guerrillero.
14Manuel Pardo Cuesta y Luis Parra León, en Villafranca de los Barros, guerrilleros.
19Pedro Sánchez Yáñez y Ángel Vera Gutiérrez, en Retamal, guerrillero.
22Santiago González Rodríguez (a) Húngaro, en Puebla del Prior, comunista peligroso y saquedor.
23Manuel Palomares González, en Guareña, guerrillero.
23Carlos Ramiro González, Juan Pedro Serrano Barrero, Juan Barrero Román, Rafael Pajuelo Estrella y Jesús González Ramiro, en Guareña, autores e inductores de fusilamientos.
24AbrilJesús María Domínguez, en Badajoz, dirigente marxista.
24Teodoro Rodríguez Flores, en Talavera la Real, guerrillero o comisario.
25AbrilSebastián Hant, en Barcarrota, guerrillero.
26AbrilAntonio Brujera y Antonio Rodríguez de la Llave, en Jerez de los Caballeros, por asesinato.
27AbrilFrancisco Rodríguez Vázquez, en Montijo, guerrillero.
28AbrilAntonio Sánchez Tienza, y Eusebio Carretero, en Talavera la Real, por asesinato.
28AbrilPedro Camacho García, en Villafranca de los Barros, guerrillero.
29AbrilFrancisco Núñez Galván y Pantaleón Torrescusa López, en Almendral, por asesinatos.
29AbrilLuis Castro de la Rosa, en Badajoz, por sus malos antecedentes en contra del Movimiento Nacional

Badajoz 30 de abril de 1939

Año de la Victoria

El capitán jefe de la Red

[Firma autógrafa] Pedro Fuentes Ferrer

[Sello impreso] Gobierno Militar de la Plaza y Provincia de Badajoz. S.I.P.M.

Informaciones instruidas por la Red Provincial del SIPM de Badajoz[16]

Gobierno Militar de Badajoz                                                      Red Provincial del SIPM

Informaciones instruidas desde el mes de julio de 1938 al 30 de abril de 1939.

DíaMesAutoridades a quien se informa
3Julio 1938Al Jefe del SIPM de Sevilla, de Heiranad Chamonal.
11Al Jefe del SIPM del II Cuerpo de Ejército, sobre declaración de un prisionero.
3AgostoAl General Jefe del Ejército del Sur, del capitán de Carabineros M. Múñoz.
11Al Juez del Juzgado nº 3 de esta Plaza [Badajoz], de Ángel Delgado Delgado.
21Al Jefe del Grupo de Cañones 75/27, de Manuel Meléndez Lobo.
27Al Capitán de la 31ª Compañía de Transmisiones de cuatro soldados.
28Al Capitán de la 10ª Compañía de Intendencia del Ejército del Sur, del cabo Justo Puerto y soldado Manuel Pérez.
8SeptiembreAl Jefe de la Academia de sargentos de Pamplona, del sargento de milicias Marcial Hernández Alonso.
13A la Comisión Clasificadora de Prisioneros y Presentados de Mérida, de Damián Pérez Monterro.
27Al Jefe del SIPM de Sevilla, del teniente de Infantería D. José Pizarro.
30Al Jefe del SIPM de Sevilla, sobre el resultado de unas gestiones.
10OctubreAl Comandante Militar de Campanario, de Antonio Ruiz Pareja.
21Al Jefe del SIPM de Sevilla, de María del Carmen Ferrera Amador.
10NoviembreAl Jefe de la Red de Granada, del médico D. Alberto Rodríguez Roble.
18Al Jefe del SIPM de Sevilla, sobre establecimiento de fábricas para la reparación de armamentos y emplazamiento de Ametralladoras en esta Plaza.
22Al Teniente Juez de la Comandancia de Carabineros, de José Ardilla Ramos y Antonio Micharat Díaz.
5DiciembreAl Comandante Militar de Valdecaballeros, de Fernando Mansilla Llerena.
6Al Jefe del SIPM de Sevilla, sobre carta recibida el Alcalde con propaganda en dicha ciudad.
9Al Jefe del SIPM de Sevilla, de Emilio Quesada.
10Al Jefe del SIPM de Sevilla, sobre las causas que motivaron un descarrilamiento en la vía férrea de Fuente de Arcos a Belmez.
12Al Jefe del SIPM de Sevilla, de varios suboficiales del Regimiento de Castilla nº 3.
15Al Jefe del SIPM de Sevilla, ampliando nota informativa del sargento de guerrilleros Antonio Zahino Fonseca.
15Al Jefe del SIPM del II Cuerpo de Ejército, sobre el paso de una partida de guerrilleros a la España Nacional y punto por donde lo verifican con frecuencia.
18Al Jefe del SIPM del II Cuerpo de Ejército, ampliando la anterior y dando nombres de los enlaces rojos que tenían los guerrilleros en la zona de Vanguardia.
20Al General Jefe de la 19ª División (Logrosán), sobre el paso de los guerrilleros por aquel Sector.
21Al Juez Militar de Ávila, de Olipio Delgado Delgado.
21Al Jefe del SIPM de Sevilla, del oficial rojo Julián Rebollo Torrero.
23Al Jefe del 15º Bón. del Regimiento Castilla nº 3, de Julián Valle, Felipe Múñoz Gómez, Eugenio Durán Rodríguez y Pedro María Navarro.
23Al Jefe del SIPM de Sevilla, de varios oficiales rojos.
3Enero 1939Al Jefe del SIPM de Sevilla, de varios individuos que residen en pueblos de esta provincia [Badajoz].
4Al Jefe del SIPM de Sevilla, de Augusto Capilla, de Correos.
12Al Jefe del SIPM de Sevilla, de María Alonso.
13Al Jefe de la Red de Cáceres, de Horacio Pampano Caballero.
19Al Jefe del SIPM del Sector S-1, de Alonso y Fernando Gallardo Miranda.
20Al Jefe de la Red de Cáceres, de Francisco Robles y Juan Merchán.
27Al Juez Militar de Trujillo, de Carmen Esteban Navarro.
31Al Consejo de Guerra de esta Plaza [Badajoz], del prisionero Antonio Castro Conde.
1FebreroA la Comisión Clasificadora de Santa Cruz de Retameres (sic) [Santa Cruz del Retamar], de Esteban García Sánchez.
1Al Jefe del SIPM de Sevilla, sobre el reconocimiento de varios prisioneros a Antonio Castro Conde.
28Al Jefe del SIPM de Sevilla, de Don Leopoldo de Hoyos y Don Enrique Castelló.
2MarzoAl Jefe del SIPM de Sevilla, del Alférez D. Luis Ocaña García.
8Al Teniente Juez de la Comandancia de Carabineros, de Juan Tamayo de la Rosa.
9Informando de varios individuos que se encuentran en la zona roja y nacional, al Jefe del SIPM de Sevilla.
21Al Jefe del SIPM de Sevilla Sector S-1, de Antonio García.
24Al Gobernador Militar de Badajoz, de Francisco romero Domínguez.
31Al Jefe del SIPM de Sevilla, de los prisioneros Felipe Ramiro, y Luis Múñoz Múñoz.
3AbrilAl Gobernador Militar de Badajoz, de Matías Méndez Díaz.
8Al Gobernador Militar de Badajoz, de Dª Carmen de Armas Fernández.
8Al Consejo de Guerra Permanente de Mérida, de Obdulio Pérez Rodríguez.
8Al Consejo de Guerra Permanente de Mérida, de Juan Pérez Rodríguez.
9Al Jefe del SIPM de Sevilla, de Santiago Escudero y Luis Múñoz.
12Al General Gobernador Militar de Badajoz, de Juan Múñoz Núñez (a) El Jorobado de colores autor de varios asesinatos.
12Al General Gobernador Militar de Badajoz, de varios individuos de Guareña autores de varios asesinatos.
12Al Juez Militar del Juzgado nº 8 de Peñarroya, de Agustín Martín López, autor de varios asesinatos.
12Al Gobernador Militar de Badajoz, de varios individuos de Talavera autores de asesinatos.
13Al Gobernador Militar de Badajoz, de Antonio Benito Tena.
15Al Gobernador Militar de Badajoz, del guerrillero José Sánchez Rico.
15Al Gobernador Militar de Badajoz, de los guerrilleros Manuel Pardo Cuesta y Luis Parra León.
15Al Gobernador Militar de Badajoz, de José Calderón Sama.
17Al Gobernador Militar de Badajoz, de los tenientes de guerrilleros Joaquín Aspano Durán y Jacobo Expósito Díaz.
17Al Gobernador Militar de Badajoz, del Guerrillero Blas Cuéllar Zambrano.
19Al Capitán de la 9ª Compañía, del soldado Manuel Suárez Traz.
22Al Gobernador Militar de Badajoz, de los guerrilleros Ángel Vara Gutiérrez y Pedro Sánchez Yañez.
22Al Gobernador Militar de Badajoz, de Agustín Peláez Gallardo, Vicente Blanco Godoy y José Barnet Rivero.
22Al Gobernador Militar de Badajoz, de Santiago Rodríguez González (a) Húngaro.
22Al Gobernador Militar de Badajoz, de Juan Chavero Lozano, Manuel Sayavera Benítez y Victoriano Acedo Chavero.
24Al Gobernador Militar de Badajoz, de Carlos Ramiro González, Juan Pedro Serrano Barrero, Juan Barrero Román, Rafael Pajuelo Estralla y Jesús González Ramiro.
24Al Gobernador Militar de Badajoz, del guerrillero Manuel Palomares González.
24Al Gobernador Militar de Badajoz, del Sargento de Guerrillero y Comisario Teodoro Rodríguez Flores.
25Al Gobernador Militar de Alicante, del Capitán de Infantería Guillermo de Miguel Ibáñez.
25Al Gobernador Militar de Badajoz, del Capitán rojo Aurelio Flores López.
25Al Gobernador Militar de Badajoz, de Jesús Domínguez Agudo.
26Al Gobernador Militar de Badajoz, del guerrillero Sebastiá, Haut.
27Al Gobernador Militar de Badajoz, de Auiliono Bocho.
27Al Gobernador Militar de Badajoz, de Antonio Bruguera y Antonio Rodríguez de la Llave.
28Al Gobernador Militar de Badajoz, del guerrillero Francisco Rodríguez Vázquez.
28Al Gobernador Militar de Badajoz, de Antonio Sánchez Tienza y Eulalio Carretero.
29Al Gobernador Militar de Badajoz, del guerrillero Pedro Camacho García.
29Al Gobernador Militar de Badajoz, de Luis Castro de la Rosa.
30Al Gobernador Militar de Badajoz, Pantaleón Torrescusa López y Francisco Núñez Galván.

Badajoz 30 de abril de 1939

Año de la Victoria

El capitán jefe de la Red

[Firma autógrafa] Pedro Fuentes Ferrer

[Sello impreso] Gobierno Militar de la Plaza y Provincia de Badajoz. S.I.P.M.

Estado Español

Servicio de Información y Policía Militar. Jefatura de la Red Provincial de Badajoz

Estado del personal, … que tiene para servicios en cumplimiento de la orden de desmovilización dada por S.E. el Generalísimo, a […] acoplamiento en otros organismos del Estado[17]

EmpleoApellidos y nombresPersonal
Arma o Cuerpo a que perteneceDestino actual en que justifica el 1º de agosto de 1939
CapitánFuentes Ferrer, Don PedroGuardia CivilJefe de la Red
Guardia 2ºCampos González, LuisAgente P.M. [Policía Militar]
Guardia 2ºLianez Garrido, PascasioAgente P.M.
Guardia 2ºFuentes Tienzas, JuanAgente P.M.
Agente auxiliarRivero Rivero, JoséInvestigación y VªAgente P.M.
Guardia 2ºAcedo Guerrero, CándidoGuardia CivilAgente P.M.

Badajoz 23 de septiembre de 1939

Año de la Victoria

El capitán jefe de la Red

[Firma autógrafa] Pedro Fuentes Ferrer

[Sello impreso] Gobierno Militar de la Plaza y Provincia de Badajoz. S.I.P.M.

1º Región Militar Red de BadajozInventario
Personal militar1 Máquina escribir
JefeCapitán Pedro Fuentes Ferrer3 Mesas escritorio
AgenteGuardia 2º Luis Campos González2 Mesas máquinas
AgenteGuardia 2º Pascasio Lianez Garrido1 Fichero
AgenteGuardia 2º Juan Fuentes Tienzas1 Estante
AgenteGuardia 2º Cándido Acedo Guerrero12 Sillas
Agente auxiliarJosé Rivero Rivero. 

[1] Barrero Arzac, Fernando. Las operaciones militares en el Frente Extremeño durante la fase terminal de ocupación (marzo-abril, 1939). Disponible en https://fbarreroarzac.wordpress.com/2019/10/12/4229/

[2] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Primera:  Organización. “Órdenes generales del E.M. de esta [109ª] Brigada. Enero a marzo 1939 (incompleto)”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 5 / 149-150.

[3] España. Ministerio de Defensa. Archivo General e Histórico de Defensa. Expediente sumarial Cándido Méndez Núñez. Sumario (S) 3517 / Legajo (L) 5863 / Caja (C) 6547.

[4] Archivo Fundación Pablo Iglesias. Testimonio recogido a Cándido Méndez Rodríguez.

[5] Memorias de Octavio Gonzalvez Ruiz, natural de Puebla de Alcocer (Badajoz), nacido el 11 de febrero de 1924, y vecino de Talarrubias (Badajoz). Oviedo, mayo 1975. Pp. 55-56. Agradecemos tanto al propio Octavio Gonzalvez como a su hija Inmaculada Gonzalvez Arias, que nos hayan permitido disponer de estos queridos y valiosos recuerdos de una etapa tan significativa para el devenir de Extremadura y de España.

[6] Memorias de Octavio Gonzalvez Ruiz, natural de Puebla de Alcocer (Badajoz), nacido el 11 de febrero de 1924, y vecino de Talarrubias (Badajoz). Oviedo, mayo 1975. Pp. 55-56.

[7] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980. Inédita. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos la labor de búsqueda de los datos que llenan este trabajo.

[8] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p. 40.

[9] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p.41.

[10] Archivo Territorial Militar Togado Segundo de Sevilla (ATMTSS), HU. Expediente sumarial de Julio Abril Nogueras, teniente del Estado Mayor de la 109ª BM durante la Guerra Civil.

[11] AGMAv, Documentación Nacional (DN). “19 División. Operaciones. Partes de Operaciones. De varias unidades de la División 19. Marzo 1939”. A.42/L.7/C.12 // C.1625, Cp.12, D.1/2.

[12] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980.

[13] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Cuartel General del Generalísimo. SIPM. “Informes de la Red Provincial de Badajoz. 1939”. C. (Caja) 2926, Cp. 2 / 3-3v.

[14] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Cuartel General del Generalísimo. SIPM. “Informes de la Red Provincial de Badajoz. 1939”. C. (Caja) 2926, Cp. 2 / 4.

[15] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Cuartel General del Generalísimo. SIPM. “Informes de la Red Provincial de Badajoz. 1939”. C. (Caja) 2926, Cp. 2 / 5-5v.

[16] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Cuartel General del Generalísimo. SIPM. “Informes de la Red Provincial de Badajoz. 1939”. C. (Caja) 2926, Cp. 2 / 6-7.

[17] España. Ministerio de Defensa. Archivo General Militar de Avila (AGMAV). Cuartel General del Generalísimo. SIPM. “Estados de personal, armamento y material de la Red Provincial de Badajoz. 1939”. C. (Caja) 2921, Cp. 5 / 1-4.

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Primera batalla de la Sierra de Argallén

Incorporación del quinto Francisco Buj al frente extremeño desde Alcañiz (Teruel), junio de 1937

Esta pequeña historia de los combates acaecidos durante los últimos días de la primavera de 1937 en el frente extremeño, comienza con la llegada de un soldado de las quintas, y engarzará con la primera acción de armas en la que se vieron involucradas, la 109ª Brigada Mixta republicana y la 1ª Brigada Mixta “Flechas Azules” sublevada, sobre las montaraces sierras. Además, nos mostrará el recorrido que debían atravesar los soldados republicanos que se incorporaban al frente desde las poblaciones donde les concentraban en los centros de reclutamiento.

Las vicisitudes que conducen esta corta introducción, son los hechos narrados en las memorias inéditas del escribiente de las compañías del 436º Bon, el turolense de Mirambel Francisco Buj Pastor[1].

A pesar que, a Francisco, en julio de 1936, hacía seis meses tan solo que le habían licenciado como escribiente de la unidad de Pontoneros de Zaragoza tras su servicio militar obligatorio, en la primavera de 1937 le conminan nuevamente, a presentarse en la Caja de reclutas de Alcañiz (Teruel); allí por lo visto, algunos miembros de una columna de la CNT-FAI intentan integrarlo en sus milicias junto a otros nuevos soldados, pero escudándose en que “el llamamiento del Gobierno es tajante y a él nos debemos” es incluido en la lista de embarque que en la orden se le había designado, para dirigirse a la unidad que le había correspondido junto con tres combatientes más.

Plana Mayor del 436º Batallón de la 109ª Brigada Mixta, 1937. Foto cedida por Luis Pérez Gallego.

Se trasladan en tren hasta Alcázar de San Juan (Ciudad Real), y cuando llegan coinciden con bombardeos sobre los depósitos de CAMPSA de la ciudad. Continúan su viaje y por fin llegan a Extremadura y, en la Comandancia de Cabeza de Buey (Badajoz), les dicen que su brigada ya está actuando en el frente. Durante su estancia coinciden con un nuevo bombardeo de aviones Junkers enemigos sobre el pueblo. Desde el mismo, otra vez en tren, llegan hasta Quintana de la Serena (Badajoz). Se presentan en el ayuntamiento para recibir su alojamiento. Francisco tiene dañado un pie que le imposibilita hasta para poder caminar, es curado, y se repone durante tres días en casa de la familia donde reside. En cuanto estuvo mejor, anduvo solo en dirección a su destino.

Cuando a mediados de junio de 1937 “aprieta ya el calor de la mañana por estos lares”[2], tiene conocimiento de que una ambulancia parte hacia Higuera de la Serena (Badajoz) con heridos, y pregunta a dónde los llevan, y si pertenecen a su brigada; le indican que “son de la 63ª Brigada. La tuya está más a la derecha de la sierra”, le responden. A la derecha de la dirección Quintana de la Serena-Higuera de la Serena se encuentra la población de Zalamea de la Serena. Oye hablar acerca de morterazos, artillería y tableteo de ametralladoras en la zona donde se tiene que presentar. “Un comisario me indica que las compañías en depósito adonde me dirijo están en un vivac cerca de la carretera, como a dos leguas”[3]. Le insta a presentarse urgentemente, y Francisco aún no restablecido del todo, cruza trigales, toma atajos… hasta que llega a su destino. Allí se encuentra bajo unas encinas con soldados anarquistas, y a uno que duerme, lo despierta y le pregunta:”-¿Sois de las compañías en Depósito? -Sí, contesta malhumorado”. Resulta ser un primo suyo llamado Esteban Albero, de Villalba (Teruel). Este, además, le dice:

“- Mira, Paco; aquí somos todos de Aragón. Hay quintos de Cuevas Labradas, Tortajada, Caspe, Alcañiz y de muchos pueblos más”.

            Había llegado a su puesto en el frente, “nuestras compañías en Depósito, de la 109ª Brigada Mixta”. La brigada tenía acondicionado un vivac donde reunía a los nuevos reclutas para ejercitarles, durante una temporada, en la instrucción militar. Para este cometido eran destinados también jefes y oficiales que se encargaban de formarlos. Así por ejemplo el día 9 de junio, marchaba desde el pueblo de Mengabril (Badajoz), donde se encontraba de guarnición el 433º Bon, el teniente de la 4ª Cia, Ernesto Gomar Cairols, a la Plana Mayor de la Brigada en Zalamea de la Serena como instructor. Y el día 28 de junio, el mayor jefe del 436º Bon, Roberto Cereceda, tras los combates de los días anteriores en la Sierra de Argallén, cerca de Higuera de la Serena, cesa al mando del mismo, que se encontraba en Malpartida de la Serena, para marcharse y ocupar el puesto como Inspector de reclutas, en el mismo vivac de Zalamea de la Serena.

Primera escaramuza y movimientos de aproximación previos del Ejército republicano

Poco después de su llegada a la compañía de Depósito, ese mismo día:

«Se hizo la hora de la comida. No pudieron darnos plato ni cuchara; muchos estábamos sin ello, temporalmente. Un trozo de cántaro, tirado al lado de una alberca próxima, hizo las veces para albergar un cazazo de arroz compacto. ¿La cuchara? El amigo Marcos, de Cuevas Labradas, me fabricó una en un santiamén, de la corteza de la encina, a punta de su navaja, que compró en la estación de Albacete, dijo, pa lo que sea menester.

Instrucción de los nuevos reclutas de la Brigada. Fuente: ABC.es. 19 junio 1937.

Buenísima la carne asada; aunque dura, dimos buena cuenta de ella; no quedó otra tanta para cenar.

– El ganáu d´aquí no es como el de nuestra tierra, se excusó Marcos. Además, sólo nos quiso vender el pastor una modorra.

Yo pensaba en el amigo miedoso. No le preocupaba ya nada.

Se hizo la hora de la instrucción. El sargento Gabaldón, de Cieza él, me incorporó a la formación; malditas las ganas que yo tenía de hacerla; el pie aún me dolía algo.

-¡¡Cuerpo a tierra!! Un caza ametrallando el vivac me recordó con más clarividencia al amigo caído para siempre y, arrastrándome hasta la encina próxima, esquivé, durante el cuarto de hora que duró su heroica misión, esquivé las ráfagas colocándome de pie detrás del árbol y dando vueltas a su tronco, al abrigo de las balas. ¡¡Buena instrucción!!»[4].

Esta acción de guerra con la que se encuentra nada más llegar al vivac, se circunscribe en la serie de combates que se conocieron como Primera batalla de Argallén.

Las unidades de la 109ª Brigada, durante los primeros días de junio, se encontraban prestando servicios de instrucción y cumplimentando el programa militar en Don Benito (434º Bón y 435º Bón), y el 436º Bón se había trasladado hasta el vivac de Villanueva de la Serena, donde había quedado de guarnición. Las fuerzas del 435º Bón, posteriormente, también lo hicieron a pie, encargándose del desplazamiento de la cocina y demás material, los camiones de la Brigada.

El 434º Bón[5], el 3 de junio, destaca una sección de la 4ª compañía, al mando del teniente Enrique López Mendía, al puesto de Mando de la Brigada, situado en el lugar denominado Quinto del Rebollo, quedando el resto del Batallón realizando los servicios de instrucción propios del plan de campaña en Don Benito

El día 4, el 436º Bón, en virtud de orden manuscrita del jefe de la Brigada, Luis Pedreño Ramírez, al mando de su mayor jefe, se trasladó al vivac de Zalamea de la Serena, donde quedó acampado.

A las seis horas del día 5, el 435º Bón[6] emprende la marcha con todos los elementos, en camiones de la compañía del Cuerpo de Tren, llegando a primera hora de la tarde al vivac de Zalamea de la Serena. El día 9, el mismo batallón, desde allí, emprende la marcha a la localidad de Valle de la Serena, haciéndose el transporte en camiones. Acto seguido de la llegada a Valle, se cubren los destacamentos asignados a la unidad. En el casco urbano, permanecen, la 1º compañía y 4 máquinas ametralladoras, la Plana Mayor, la sección de Sanidad y la de Zapadores; las posiciones en el cortijo Tamburrero, las cubren la 3ª Compañía y 2 máquinas; los alrededores de la Mina, lo ocupan la 2ª compañía y 2 máquinas; el lugar de Castilrubio, la 4ª Compañía; el Puesto del Mando del Batallón, queda instalado en Valle de la Serena.

El día 10 de junio, el 436º Bón[7], al mando de su jefe, Roberto Cereceda Gutiérrez, emprendió la marcha hasta Higuera de la Serena, en cuyo pueblo vivaqueó.

El día 11 de junio, todo el 434º Bón, se traslada a las inmediaciones del pueblo de Zalamea de la Serena, donde pernocta, emprendiendo, otra vez, la marcha al día siguiente, pasando este Batallón a ocupar la primera línea de fuego sobre el cerro de Argallén, donde fueron hostilizadas dichas fuerzas por el enemigo, hasta la mañana siguiente.

Por su parte, el 436º Bón, durante ese mismo día, prosiguió su marcha a pie, al objeto de relevar al 3º Batallón de la 63ª Brigada Mixta que guarecía las posiciones de Sierra de Ávila y las de Argallén alto y bajo, efectuándose dicho relevo a las seis de la madrugada.

Brigada Mixta Legionaria “Flechas Azules”

Mandos de la Brigada «Flechas Azules» en Campillo de Llerena (Badajoz). 12 de junio 1937. Fuente fotográfica: Complejo museístico Guerra Civil en Campillo de Llerena (Badajoz).

Las unidades enemigas que rodeaban las sierras, pertenecían a la Brigada Mixta Legionaria “Flechas Azules”, que había sido constituida el 1 de febrero de 1937 en Sevilla, con una estructura y composición basada en el modelo de la Brigada Mixta “Flechas Negras”, creada el 11 de enero de 1937 en Badajoz[8].

La Brigada Mixta “Flechas Azules” se numeró como 1ª, aunque cronológicamente se hubiese creado más tarde que la “Flechas Negras” que quedó como 2ª, constituyéndose con dos regimientos de tres batallones cada uno y cuatro compañías cada batallón del siguiente modo:

1ºRegimento:

1º Batallón “Cerro Toro”.

2º Batallón “Sierra Lazaro”.

3º Batallón “Sierra Alteruela”.

2º Regimiento:

1º Batallón “Sierra Avila”.

2º Batallón “Sierra Argallén”.

3º Batallón “Maggiore Roccio”.

Batallón de Asalto

Batallón de Ametralladoras.

Regimiento de Artillería.

Compañía de ingenieros.

Compañía de transmisiones.

Unidad de Servicios.

Contaba con unos efectivos de 5.000 hombres, donde los italianos aportaban los oficiales, el personal técnico y el armamento y los españoles aportaban las tropas. La excepción eran los batallones de Artillería y Asalto, cuyos componentes eran en su totalidad, al menos en principio, italianos. Al frente de la Brigada Mixta se colocó al coronel Mario Guassardo, alías Gusberti.

Desde marzo de 1937, la Brigada permaneció repartida entre las localidades de Almendralejo, Villafranca de los Barros y los Santos de Maimona, donde se completa la organización con la incorporación de la tropa española y su correspondiente instrucción. El 6 de abril de 1937, la unidad es trasladada cerca de Azuaga para participar en la ofensiva de Pozoblanco como refuerzo ante la falta de reservas y el desgaste de las tropas franquistas, entrando por primera vez en combate el 14 de abril en el sector de Fuenteovejuna. En estos combates se registra la pérdida de siete italianos entre los 18 muertos y seis desapariciones sufridas.

Entre el 8 y el 10 de junio, la Brigada es trasladada hasta la zona de Campillo de Llerena con el objetivo de participar en una de las primeras acciones para cerrar parcialmente el “entrante de La Serena” y diluir en lo posible la amenaza que supone el “Plan P” republicano a través de un movimiento combinado en pinza desde el frente de Guareña al Norte y Retamal-Campillo al Sur.

Brigada «Flechas Azules» en Campillo de Llerena (Badajoz). 12 de Junio de 1937. Fuente fotográfica: Complejo museístico Guerra Civil en Campillo de Llerena (Badajoz).

La acción tendrá como objetivo las sierras de Ávila, Lázaro y Argallén, con el objetivo de consolidar las débiles posiciones del sector y dominar con su conquista el acceso a la comarca de La Serena. Además, facilitar la mencionada operación de penetración por el área de Guareña-Valdetorres hacia el río Guadamez.

La operación, conocida como la Primera batalla de Argallén, será llevada a cabo íntegramente por la 1ª Brigada y apoyada por las unidades de la 2ª Brigada de la 21ª División franquista presentes en la zona y defensora de este sector del Frente. Gracias a esta operación se consolida el Frente Este de Campillo de Llerena al ocupar las posiciones de Mingorrubio y Canta el Gallo. Desde este punto a Granja de Torrehermosa el frente franquista quedará al sur de las sierras de Acebuche, Sierra Quemada y Madroño, ocupadas por la República, y será cubierto con 5 escuadrones de caballería.

Operaciones militares

Por órdenes recibidas desde la Jefatura de la Brigada, el 434º Bón, el día 12 de junio, pasa a ocupar la primera línea de fuego sobre el cerro de Argallén, donde fueron hostilizados por el adversario, hasta la mañana siguiente.

Situadas también, las fuerzas del 436º Bón, en los sitios más estratégicos, las posiciones de Sierra de Ávila y Argallén alto y bajo, con el fin de cubrir lo mejor posible el extenso frente que se le asignó, se ven sorprendidas por un fuerte ataque del enemigo a las cuatro y media de la madrugada. Provisto el enemigo del más moderno material bélico, aviación, artillería de todos los calibres y morteros, y en cantidad muy superior en número a las fuerzas leales, es, no obstante, detenido su impetuoso avance durante más de dos horas, hasta que, imposibilitados para resistir por más tiempo, y habiendo llegado en la lucha al cuerpo a cuerpo, se organiza el repliegue republicano hasta la línea de resistencia. Los continuos intentos del enemigo por realizar un movimiento envolvente con parte de su infantería y fuerzas de caballería, protegidos por intensos bombardeos de la aviación y artillería, fueron desechos por la heroica resistencia de todas las compañías del 436º Bón, que, replegadas a la antedicha línea de resistencia a las nueve de la mañana, los detuvieron de nuevo, haciéndoles retroceder hasta las que habían sido posiciones avanzadas propias. Situada nuevamente la vanguardia del 436º Bón en estas posiciones y reforzadas durante las primeras horas de la tarde por tropas del 434º Bón y de la 16ª y 63ª Brigadas Mixtas, resisten todos los ataques enemigos y bombardeos de la aviación.

El adversario contra el que se enfrentaban este 12 de junio de 1937, la 109ª Brigada, era la Brigada Mixta Legionaria “Flechas Azules”, que realizó su primer ataque en la zona de Campillo a las posiciones republicanas, sumando un total de cinco fallecidos y treinta heridos.

Andrés Gutiérrez Martín de Gerindote (Toledo)[9] fue encuadrado en la 1ª Brigada Mixta “Flechas Azules”. Esta contaba, como ya se ha reflejado más arriba, con 5.000 hombres, repartidos en dos regimientos de infantería, un batallón de asalto y una agrupación de infantería, donde los italianos aportaban los oficiales, el personal técnico y el armamento y el ejército de Franco la tropa, en la que se encontraba Andrés.

 Al frente de la Brigada se había colocado al coronel Mario Guassardo, alías Gusberti. Entre los españoles de la Brigada, había soldados de reemplazo reclutados en las zonas ya liberadas por Franco. También había guardias civiles y voluntarios de Falange, muchos de ellos camisas viejas —la mayoría nativos de las provincias de Cáceres y Badajoz— que preferían luchar en el frente antes que hacer labores de depuración en la retaguardia. Por su parte, los italianos procedían de los “Camisas Negras de la Milicia Voluntaria para la Seguridad Nacional”. El lema de la unidad era “Agredir para vencer” y su distintivo el yugo y las flechas de Falange, aunque el uniforme y demás pertrechos eran italianos.

Entre el 8 y el 10 de junio de 1937, la Brigada había sido trasladada hasta la zona de Campillo de Llerena con el objetivo de participar en una de las primeras acciones para cerrar parcialmente el “entrante de La Serena”. La acción tendrá como objetivos las sierras de Ávila, Lázaro y Argallén, con la misión de consolidar las débiles posiciones del sector y dominar con su conquista el acceso a la comarca de La Serena y penetrar hacia el río Guadamez. En definitiva, quien atacaba era la Brigada a la que pertenecía Andrés y quienes defendían posiciones eran los batallones republicanos 434º y 436º de la 109ª Brigada Mixta. En la Sierra de Argallén fue donde las tropas nacionales cosecharon el mayor número de bajas, pero también de éxitos militares, hasta el punto de que la batalla fue bautizada como “Primera batalla de Argallén”.

Andrés Gutiérrez Martín de Gerindote (Toledo) fue encuadrado en la 1ª Brigada Mixta “Flechas Azules”. Fotografía cedida por su sobrino Juan Antonio Morales Gutiérrez.

Andrés Gutiérrez fue uno de los primeros caídos durante la acción bélica. El último día de la vida de Andrés pudo reconstruirse con cierta precisión gracias a la ayuda de algunos documentos. Los más importantes de ellos fueron, sin duda, el Diario de Operaciones de su unidad y el de sus enemigos. La operación fue llevada a cabo íntegramente por la unidad de Andrés. El día 12 de junio[10], su sección realizó su primer ataque en la zona de Campillo contra las posiciones republicanas, sumando algunos fallecidos y bastantes heridos, siendo uno de los muertos el soldado Andrés. El parte de guerra republicano, de ese día, afirmó que se habían vuelto a ocupar algunas posiciones perdidas inicialmente, haciendo huir al enemigo, pero las unidades gubernamentales sufrieron numerosas bajas, entre ellas la del mayor de Infantería y jefe de la 109ª Brigada Mixta, Luís Pedreño Ramírez. Esta Brigada recibió su “bautismo de fuego” durante este combate en la Sierra de Argallén, cerca de la localidad de Higuera de la Serena (Badajoz).

La última noche de vida del soldado de la 1ª Brigada Mixta “Flechas Azules”, Andrés, el 12 de junio de 1937, durmió al raso, pero estaba bien pertrechado para protegerse de la caída de las temperaturas nocturnas del fin de la primavera —su calzado y su ropa eran los adecuados y además se abrigó con el capote reglamentario—. No se oía ni una voz, ni un susurro. Solo el sonido metálico de fusiles, bayonetas, cascos de acero y cantimploras. Andrés cambia de postura para ajustarse las cinchas en los hombros, y mira al cielo. Olía a hierbas secas, encinas y a sudor de unos soldados que sabían que su vida estaba en peligro.

—Nunca he visto tantas estrellas brillar —le susurró Andrés a su amigo Francisco—. Si sobrevivimos a esta guerra, algún día recordaremos estos momentos. ¿Estás despierto?

—Anda, duerme y ni pienses más, nos van a llamar dentro de un rato —le contestó su paisano, que pese al cansancio le costaba conciliar el sueño—. Las noches en la guerra son diferentes.

—¿En qué piensas?

—Lo mismo que tú —respondió Francisco.

—¿A quién votabas antes del Alzamiento? —preguntó Andrés desvelado.

—Lo mismo que tú, a nadie: no tenemos los 23 años. Pero siempre votaré a las derechas —confesó Francisco.

—¿Chissaá che ore sono? —susurra alguien en italiano preguntando la hora y quejándose de la cháchara entre Andrés y Francisco—. Mi hai svegliato con i tuoi discorsi.

—Me he confesado…—no acabó la frase Andrés porque fue interrumpida por una voz silenciosa.

Andrés había dejado una carta en manos de un cura militar italiano. Una nota breve para sus padres: “Queridos padres, mañana entramos en combate. Me he confesado, por si acaso me pasa algo. Os quiere vuestro hijo”.

—En pie, venga…Ha llegado la hora —dijo una silueta menuda y flaca repetía la orden en voz baja —Formad en fila de a una.

—Arriba, arriba…

—Andando, y sin hacer ruido —dijo otro—. Los que quieran mear o plantar un pino que vayan ahora a los arbustos.

—¿Estamos lejos del frente? —preguntó alguien con voz entrecortada.

—Que os calléis, coño. Ya lo verás dentro de un rato —ordenó alguien en la oscuridad—. ¡Turuta!, no toques el cornetín, que tú eres de Talavera, y los de Talavera sois muy burros.

Los hombres de la brigada italiana se alinearon de rodillas agrupados por escuadras y pelotones. Habían caminado en la oscuridad, procurando no tropezar, con la única luz de las estrellas. Todos miraron al frente, adivinando que algo importante iba a pasar; estudiando el terreno por el que habían de cruzar. Se ajustaron el correaje y las cartucheras con munición para poder correr mejor los fatídicos quinientos metros al descubierto. Caminan en silencio, entre el resonar de bayonetas, cantimploras y platos de aluminio. El corazón de Andrés latía a gran velocidad y miró a su amigo Francisco. Todos tenían la vista puesta en la loma de enfrente, esperando una orden. Andrés besó la medalla que le regaló su madre y el escapulario que siempre llevada al cuello: “Queridos padres, mañana entro en combate. Me he confesado con el cura militar italiano. Os quiere vuestro hijo”, fueron las últimas letras que escribió.

Brigada «Flechas Azules» en Campillo de Llerena (Badajoz). 12 de junio 1937. Fuente fotográfica: Complejo museístico Guerra Civil en Campillo de Llerena (Badajoz).

A las cuatro y media de la madrugada, los efectivos republicanos del 436º Batallón de la 109ª BM, situados en aquella loma, se vieron sorprendidos por un fuerte ataque del ejército franquista en el que se encontraba Andrés. Tras un importante bombardeo aéreo y fuego artillero, la infantería y caballería franquista —que comenzaron a avanzar por un campo de encinas que en seguida empezó a ondular suavemente entre casas abandonadas y apriscos de pastores— atacaron las posiciones que ocupaban los soldados republicanos en las sierras de Ávila, Lázaro y Argallén: Retamal de Llerena era zona franquista, e Higuera de la Serena, zona republicana. El primer morterazo cae lejos y Andrés sigue avanzando, junto a Francisco. Ambos se miran asustados, indecisos, porque el estampido hizo saltar por los aires a una encina.

—¡No os agrupéis! —gritó alguien a sus espaldas—. ¡Separaos!

El siguiente impacto alcanza a un par de hombres que se desploman entre un matorral, alcanzados por las esquirlas de la metralla. La compañía de choque para dirigirse sola contra el enemigo. Después de un fuerte tiroteo, se oyen gritos de hombres al asalto.

—¡Viva Cristo Rey! —un grito de guerra sale de la garganta de un falangista mientras levanta la bandera.

—¡Armen bayonetas! —ordenó un oficial franquista— ¡Con cojones!

El enemigo enfrente, animándose a gritos unos a otros mientras su artillería sigue machacando las posiciones nacionales. Las ametralladoras republicanas disparan ráfagas a corta distancia y las balas zumban entre los oídos de Andrés, después pegan chasquidos en los arbustos haciendo volar sus ramas. No piensa, no siente nada. Sólo mira. Corre y mira a Francisco. A un italiano que va delante, un impacto le atraviesa una pierna y cae angustiado —¡ay, oh mío Dio!, gritó—, mientras Andrés salta por encima para no tropezar con él. Milagrosamente vivo todavía, continua el avance, sin volverse siquiera a mirar si Francisco sigue a su lado.

—Es imposible que esto dure mucho tiempo —se decía Andrés—. ¡Con tanta metralla suelta y que ninguna me toque a mí!

Lo mejor para Andrés hubiera sido que ese momento haber recibido un balazo leve a cambio de lo que sea, menos la vida; una mutilación, incluso. Era lo mejor posible en esas circunstancias, pero no sucedió. Nunca se vio tan atemorizado e impotente.

—¡Corred! —ordenaban los oficiales—. ¡Disparad hostias! ¡Tenemos a los rojos encima!

La cortina de fuego enemiga es tan intensa que parece imposible que aún haya gente de pie y corriendo. Algunos jóvenes de reemplazo se detienen y se tiran al suelo buscando el amparo de la tierra ondulada, simulando estar heridos o muertos. Otros siguen cayendo, cada vez hay más cuerpos inmóviles y gritan los heridos sin que se oigan sus voces, ahogadas por los zumbidos de las balas. El fuego republicano es infernal. Francisco mira desconcertado hacia atrás buscando a Andrés que acababa de ser alcanzado en la cabeza por una bala.

—¡Andrés! ¡Andrés! —gritó Francisco que oyó gemir de angustia a su amigo—¡Camilleros! ¡Camilleros!

—No quiero morir aquí —fueron las últimas palabras de Andrés, mientras llamaba a su madre, que tenía el casco de acero atravesado por la metralla.

—Un sargento que vio caer a Andrés, se volvió y me dijo: “Voluntarios a morir conmigo” —recordaba Francisco.

—¡Viva España! —gritó el sargento, sin pararse a ayudar a Andrés—. ¡Haz caso a estos galones y corre conmigo!

—Yo los galones no los llevo en la manga sino en los cojones —le respondió el mateño.

—¡Corre, corre…!

—Casi nadie se detenía a coger a los heridos porque corrían ciegos de miedo, sin pensar en otra cosa que no fuera ponerse a salvo —recordaba Francisco—. Aunque era un sálvese quien pueda, yo me paré a ver morir a mi buen amigo. Después continué para salvar mi vida.

Francisco ya no pensaba, ni sentía miedo. No había tiempo para eso. Le daba todo igual. Después de la muerte de Andrés, ni siquiera le asustaba el sonido de las balas que zumbaban por todas partes: parecía un soldado veterano en vez de un joven recluta biberón. Tenía instinto y reflejos de luchador curtido en mil batallas; sin embargo, hacía tan solo unos meses estaba labrando la tierra de La Mata (Toledo), sin haber pegado un tiro en su vida.

 Aunque el ataque fue contenido durante un par de horas, y se llegó a la lucha cuerpo a cuerpo, el Batallón republicano hubo de replegarse y resistir otras nueve horas hasta que recibieron los refuerzos de la 16ª BM y 63ª BM y de otro batallón, de forma que se logró detener el avance enemigo ese día, aunque los franquistas estaban provistos de moderno material bélico y muy superior en número de fuerzas.

Una meseta, un valle, y un cerro de fondo por donde avanza la unidad republicana.

 En la jornada del 13 de junio[11], Andrés ya no pudo luchar en la otra ofensiva con el mismo esquema del día anterior: una primera actuación de la aviación y la artillería, que se remata con la intervención de la infantería y la caballería. Es posible que Andrés muriera sin saber la arriesgada misión que le había sido encomendada. Finalmente, los atacantes lograron mejorar su situación inicial al tomar nuevas posiciones en las citadas sierras. Aunque el saldo fue negativo para las tropas republicanas, cayendo herido de muerte el teniente de la Plana Mayor Francisco del Castillo Álamo, los jefes militares felicitaron a los batallones 434º y 436º por su brillante actuación durante los combates de los días 12 y 13 de junio de 1937. De hecho, días más tarde el batallón 434º protagonizó un contraataque a las posiciones franquistas en esta misma zona que se saldó con un avance de cuatro kilómetros.

—Vamos a ganar…No sé si esta batalla en concreto, porque otras he visto pelear con coraje y perderlas; pero sí esta guerra. Vamos a ganar a los fascistas porque la razón y la Historia están de nuestra parte —arengaba un capitán republicano a sus soldados.

—Dicen que mañana entraremos otra vez en fuego —le comenta un soldado—. ¿Ha oído algo, mi capitán?

—Los primeros, como siempre —respondió el capitán con malas pulgas.

Ninguno dice nada más, pero todos saben lo que piensan los otros camaradas. Respetan al oficial, que es valiente y les trata con decencia, pero no les gusta. O no del todo. Estos jóvenes, que la metralla y la muerte han respetado hasta ahora, conocen las órdenes temerarias de su superior y su odio a Mussolini. Saben que daría todo por derrotar a los italianos y ganar la sierra de Argallén.

El plan de operaciones contemplaba el uso de dos grupos. El grupo de la izquierda tenía como objetivos la ocupación de Sierra de Ávila, con un golpe de mano nocturno. A continuación, la conquista de Sierra Lázaro atacando por la izquierda y flanqueando a los defensores hasta el Castillo de Canalón llegando al río Guadamez. El segundo grupo atacaría Sierra de Argallén, teniendo como objetivo inicial el Puerto de los Argallenes, la Casa de los Americanos y finalmente el Castillo de Argallén.

Todos los objetivos se cumplieron, excepto la toma del Castillo de Argallén que será recuperado por las fuerzas de la República, los batallones de la 109ª y 63ª Brigada Mixta, el día 20 de junio.

El parte de guerra del Ejército del Sur sublevado del 12 de junio de 1937, en el Frente de Extremadura indicó que: “Fuerzas legionarias han ocupado brillantemente algunas posiciones a vanguardia de nuestras líneas en las Sierras de Ávila y Argallén, haciendo huir al enemigo que sufrió numerosísimas bajas y cogiéndole 35 prisioneros.

El día 13 de junio, continuó la lucha, además la violencia aumentó enérgicamente, y como consecuencia de ello, el 434º Bón entabló un duro combate con las fuerzas enemigas, y sobre las doce horas de dicho día, y por una bomba de la aviación enemiga, cayeron heridos el capitán jefe del Batallón, Timoteo Reboiro Giménez, y su comisario Santiago Aliques Bermúdez, y muerto el teniente de la Plana Mayor, Francisco del Castillo Álamo; tomando el mando accidental de la unidad, el capitán de la compañía de Ametralladoras, José Marco Gil; siendo posteriormente herido también, el teniente de la 4ª compañía, Enrique López Mendía, el cual se había hecho cargo a su vez, horas antes, de la de Ametralladoras, por haberse dado de baja el teniente Modesto Calle. Del aspecto político, al caer el comisario, se hizo cargo de la unidad, el Delegado de la 4ª compañía, Francisco Gutiérrez, continuando el combate hasta que fue relevado el Batallón durante la tarde del mismo día. Durante el choque fueron dados como desaparecidos el teniente Salvador Galimany Berner y el Delegado político de la 2ª compañía, Carlos Martínez Romero. Tras el relevo, el jefe accidental recibió órdenes, para emprender la marcha hacia el pueblo de Malpartida de la Serena, vivaqueando en las inmediaciones del mismo en donde quedó en reposo, habiéndole ocasionado el combate a esta Batallón los muertos, heridos y desaparecidos que a continuación se indican:

-Muertos-

Plana Mayor: teniente, D. Francisco del Castillo Álamo

1ª Compañía: soldado, Facundo Sánchez Campayo

2ª        “           sargento, D. Antonio Tortosa Ros

“           “           soldado, D. Rafael Parrilla Martínez

-Heridos-

1ª Compañía: cabo, Francisco Martínez García

“           “           id., Lorenzo Hernández González

“           “           soldado, Agustín Cusac García

“           “           id., Francisco Ortuño Sánchez

3ª Compañía: cabo, Juan Cantos Soria

1ª        “           soldado, José Martínez Fernández

“           “           id., José Molina Tomás

“           “           id., José Hidalgo Ugeda

“           “           id.: Julio Elorriaga López

“           “           id., Luis Segura Rodríguez

“           “           id., Manuel Benito Solera

“           “           id., Miguel Díaz García

“           “           id., Miguel Díaz Domenech

“           “           id., Miguel Marcos Moya

2ª Compañía: Delegado político, Carlos Martínez Romero

4ª Compañía: cabo, Tomás Medina Valenciano

            Id.        id., Andrés Sáez Ruiz

            Id.        Soldado, Anastasio Hinarejos Maestre

            Id.        id., Antonio López Gómez

            Id.        id., Manuel Sarriá Abellán

            Id.        id., Juan García Perona

            Id.        id., José López Gómez

            Id.        id., Pascual Monteagudo

            Id.        id., Juan Clemente Requena

            Id.        id., Santiago Castillo Balsalobre

            Id.        id., Miguel Alcover Moyá

            Id.        id., Juan Bañón Sánchez

            Id.        id., Fernando Auñón García

Ametralladoras: cabo, Francisco Sánchez Rodríguez

3ª Compañía: soldado, Juan Tarancón Escribano

            Id.        id., Francisco Martínez Pérez

            Id.        id., Antonio Oliver Marín

4ª Compañía: teniente, D. Enrique López Mendía

            Id.        cabo: Tomás Giménez Bleda

            Id.        Soldado, Pedro Tárraga Correoso

            Id.        id., Agapito Pérez Arnedo

            Id.        id., Miguel Rubio García

Plana Mayor: Comisario, D. Santiago Aliques Bermúdez

            Id.        Capitán, D. Timoteo Reboiro Giménez

            Id.        Cabo, Pascual Barba Barba

            Id.        Soldado, Francisco López Oliva

-Desaparecidos-

1ª Compañía: teniente, D. Salvador Galimany Berner

            Id.        Cabo, Juan Mansilla Atienza

            Id.        id., Francisco Martínez Soler

            Id.        Soldado, Antonio Piqueras Giménez

            Id.        id., Daniel Arenas Carrasco

            Id.        id., Francisco Serrano Valiente

            Id.        id., Francisco Ortuño Martínez

            Id.        id., Higinio Galdón Martínez

            Id.        id., Iluminado Torres López

            Id.        id., José López Hernández

            Id.        id., José Marco Bañón

            Id.        id., José Martínez Requena

            Id.        id., José Martínez Serrano

Ametralladoras: soldado, Antonio Serna Más

            Id.        id., Asensio Pérez Pardo

            Id.        id., Matias Sánchez Moreno

Durante el desarrollo de los combates de los días 12 y 13 de junio, también fallecía, a consecuencia de las heridas producidas en uno de los bombardeos enemigos en la Sierra de Argallén, el jefe de la Brigada, Luis Pedreño Ramírez[12]. Luis, mayor de Infantería, que fue nombrado jefe de la 109ª BM al llegar en abril de 1937 a dicha unidad, era un militar profesional que había nacido en Cartagena (Murcia) el 27 de marzo de 1902. Ingresó en la Academia de Infantería en septiembre de 1919, y alcanzó el grado de alférez a finales de 1921. Dos años más tarde ascendió a teniente por antigüedad, y obtuvo el cargo de capitán en noviembre de 1928. Pedreño ejerció su carrera en varias unidades militares, y destacó su paso por el Regimiento de Infantería nº 60. Al proclamarse la República se encontraba en el tercio de la Legión (Ceuta), si bien a finales de 1931 accedía a la situación de retirado por voluntad propia.

El mayor Luis Pedreño Ramírez, jefe de la 109ª Brigada Mixta, caído en los combates de los días 12 y 13 de junio de 1937 en la Sierra de Argallén.

Al estallar la guerra se incorporó a las tropas republicanas, tomando el mando de las fuerzas que integraban la “Columna Guadix” (zona de Granada). Más tarde recibió el encargo del general Martínez Cabrera, ante la petición de las autoridades de Baza (Granada), de formar e instruir un batallón de milicias, denominado “Pedro Galindo”, del que fue “elegido” comandante por aclamación de sus integrantes.

El 1º de mayo se incorporaba este militar al frente extremeño, y se encargó del mando de la 109ª B.M. Sin embargo, apenas tuvo tiempo para dirigir esta brigada, pues el día 13 de junio fallecía a consecuencia de las heridas producidas en un bombardeo enemigo durante los combates acaecidos en la Sierra de Argallén[13]. ¡¡Gloria a los jefes que dieron ejemplo con su vida y abnegación!!


[1] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980. Inédita. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos la labor de búsqueda de los datos que llenan este trabajo.

[2] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p.8.

[3] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980.

[4] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p. 10.

[5] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.). Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 434º Batallón de esta Brigada [109]. 1937”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1236 / Carpeta (C) 1 / Documento (D) 1-12.

[6] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.). Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del [435º] Batallón de esta Brigada [109]. 1937 y 1938”. Armario (A)76 / Legajo (L)1236 / Carpeta (C)2 / Documento (D)1.

[7] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.). Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 436º [y 435º] Batallón de esta Brigada [109]. 1937 y 1938”. Armario (A)76 / Legajo (L)1236 / Carpeta (C) 2 / Documento (D) 1-9.

[8] Complejo museístico Guerra Civil en Campillo de Llerena (Badajoz). “Brigada Mixta Flechas Azules”. Leído 12 de julio de 2021 [https://museogcivilcampillo.es/?page_id=574].

[9] Morales Gutiérrez, Juan Antonio. Biografía de Andrés Gutiérrez Martín soldado de la Brigada Mixta “Flechas Azules”. Inédito. Talavera de la Reina (Toledo), 2021. Agradecemos a Juan Antonio Morales Gutiérrez, el que haya compartido con nosotros algunos párrafos de su próxima novela acerca de la vida de su tío Andrés Gutiérrez, caído en los combates de la Sierra de Argallén (Retamal de Llerena e Higuera de la Serena), el 12 de junio de 1937.

[10] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.). Parte de Guerra Sublevados (12 de junio de 1937). Ejército del Sur. Frente de Extremadura. “Fuerzas legionarias han ocupado brillantemente algunas posiciones a vanguardia de nuestras líneas en las Sierras de Avila y Argallén, haciendo huir al enemigo que sufrió numerosísimas bajas y cogiéndole 35 prisioneros”.

[11] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.). Parte de Guerra Sublevados (13 de junio de 1937). Frente de Extremadura. Fuerzas legionarias han llevado a cabo un nuevo avance, venciendo briosamente la resistencia del enemigo y ocupando un importante collado.

[12] Hinojosa Durán, José. Tropas de un frente olvidado: El Ejército republicano en Extremadura durante la Guerra Civil. Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2009, p. 134.

[13] Hinojosa Durán, José. Tropas de un frente olvidado: El Ejército republicano en Extremadura durante la Guerra Civil. Mérida, Editora Regional de Extremadura, 2009, p. 134.

Publicado en 1937, 434 Bon, 435 Bón., 436 Bon, Brigadas Mixtas, Combates, Investigaciones, Jefes, Operaciones | Etiquetado , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 1 Comentario

Operaciones de Policía con carácter militar sobre los cautivos del Campo de concentración de Zaldívar-La Boticaria bajo el fuero de guerra

Fernando Barrero Arzac[1]

De la batalla al cautiverio

El día quince de marzo de 1939, las compañías del 436 Bon que no se encontraban guarneciendo las posiciones en el Centro de Resistencia nº 7, entre las cuales se encontraba la del escribiente de la 109ª Brigada Mixta, Francisco Buj, fueron trasladadas cerca del pantano de Cíjara, donde ocuparon nuevas posiciones. Allí permanecieron durante cinco días más, hasta el veinte de marzo. “Los jefes nos formaron y dijeron: La guerra ha terminado.”[2].

            Francisco recogió la documentación del Batallón por orden del Comisario y fue llevando las carpetas al mulo de un amigo, que él iba colocando como podía, sujetándolas con unos cordeles. Apenas hubieron salido de las posiciones, le dan la orden de ir quemando las carpetas de las filiaciones políticas; luego, más adelante, otra más y luego otra, sin aminorar la marcha; pronto el mulo quedó libre de este peso[3].

            Tras varios días de vagar con algunos compañeros por alguna parte de la comarca de La Serena, toman la decisión de dirigirse a Talarrubias (Badajoz), localidad donde se ubicaba el Estado Mayor de su Brigada, que se encuentran llena de soldados. Tras deliberar entre todos la posibilidad de una Entrega, deciden presentarse a las fuerzas nacionales[4], para lo cual envían primeramente un grupo de emisarios compuesto por tres oficiales la noche del 27 de marzo, entre los que se encontraba el teniente Federico Ariza Esquivel[5]. Manifestaron al jefe del Primer Regimiento de la 19ª División nacional, que la 109ª BM se rendía. Mientras tanto, uno de los oficiales volvió a Talarrubias, para explicar a los compañeros que habían quedado allí las condiciones que pactaron, las cuales especificaban que tenían que trasladarse a la orilla del Guadiana, el cual vadearían, dejando el armamento y la impedimenta antes de cruzarlo[6].

Francisco Buj Pastor, escribiente del 436º Bón. de la 109ª Brigada Mixta. Foto cedida por su hijo Francisco Buj Vallés.

            Desde el rio les hicieron ir a la localidad de Casas de Don Pedro (Badajoz) para presentarse a la Guardia Civil. Los soldados recordaban las recomendaciones del enemigo que les decía con insistencia machacona “Rojillos: no temáis si no tenéis las manos manchadas de sangre[7]. Incluso por sus altavoces les indicaban que no se pasara ya nadie, puesto que los que lo hacían iban a parar a un campo de concentración. Ya en el pueblo, la Guardia Civil ordenaba la formación de los soldados republicanos a grandes gritos, que lentamente iban entrando a un teatro destartalado completamente a oscuras, mientras empezaba a anochecer y continuaba lloviendo insistentemente. Por la mañana había cesado la lluvia y, los mismos guardias de la noche anterior, les hicieron salir a la plaza con la orden de llevar las maletas abiertas para proceder a un registro minucioso, uno por uno. Todo lo que constituía de algún valor lo amontonaron, lo subieron en un gran camión y se lo llevaron: baúles, maletones y fardos[8].

            Mientras tanto otros guardias les formaron y les condujeron hacia las afueras del pueblo, como a tres kilómetros. Cerca del lugar se veía un cortijo que destacaba entre un olivar por su blancura. Una alambrada espinosa circundaba, así como en cincuenta metros, al cortijo. Penetraron en el recinto por una entrada vigilada por unos soldados que portaban un brazalete en el brazo derecho que decía Policía. Dentro del espacio limitado, la custodia la constituían el jefe, un alto y espigado alférez, siempre con una porra en su mano derecha, paseaba su figura uniformada con relucientes polainas y zapatos, volteando constantemente su porra, como lo hacen las majorettes. Eso sí, hablar no hablaba. De ello se encargaban los Doce; doce soldados, gallegos todos ellos, que transmitían las órdenes a los prisioneros. El jefe era de Salamanca y había sido maestro nacional. El Campo de concentración (que no otra cosa era el cortijo) se titulaba Casa Zaldívar [9].

            ¿Qué clase de policía era la que vigilaba Zaldívar? En el sobre de la primera carta enviada a su familia desde el Campo por un oficial republicano prisionero, figura su matasello donde se lee: “Regimiento de Infantería La Victoria nº 28, Batallón 338, 4ª compañía”[10]. Esta unidad estaba destinada al Servicio de Policía Militar y Campaña, dependiente de la jefatura de Policía Militar del Sector C-10 cuya Plana Mayor o Comandancia estaba ubicada el Logrosán (Cáceres)[11]. Por lo tanto, se trataba de una sección encuadrada en el temido SIPM, Servicio de Información y Policía Militar, en este caso del Ejército del Centro cuyo mando se encontraba en Valladolid, y cuyos miembros realizaban tareas de investigación secreta y de contraespionaje además de la custodia de campos de concentración.

            Así que como las propias fuerzas nacionales les manifestaron nada más llegar, éstas tenían ficheros completos y sabían quiénes eran cada uno de los soldados republicanos presentados, sino de todos ellos, sí de todos sus jefes, comisarios, oficiales e individuos destacados por algún matiz político, por lo que tan pronto quedaron custodiados comenzó su selección[12].

            Para ocupar el cargo de máximo responsable del Campo, enviaron al que hasta entonces había sido Comandante militar de la plaza de Navalvillar de Pela, población cercana a Casas de Don Pedro, el alférez Lamberto López Elías, que se hizo cargo del mismo desde el día 28 de marzo de 1939, cuando se trasladó al Campo de concentración de prisioneros Casa Zaldívar (Badajoz), y donde quedó organizándolo y custodiándolo como Jefe del mismo y Vocal de la Comisión Clasificadora hasta el día 25 de abril en que se trasladó por ferrocarril con la compañía a Almadén (Ciudad Real)”[13]. Desde el 11 de junio de 1938 el alférez provisional Lamberto López Elías estaba encuadrado en la 4ª Cía del 338 Bon. En su hoja de servicios se lee que “[…] el día 17 de Mayo [1938] fue pasaportado para la Plana Mayor del Batallón 338 del mismo Regimiento [La Victoria nº 28] el cual se encontraba destacado de guarnición en el frente de Extremadura, […] al cual se incorporó en Trujillo (Cáceres) el día 20 [de mayo 1938] el cual estaba mandado por el Capitán Don Hermenegildo Pérez, prestando servicios a las órdenes del Capitán Don Manuel Navarro jefe del Servicio de Información y Policía Militar de Vanguardia del Sector C-10. El día 23 [de mayo 1938] pasó destinado provisionalmente a la 2ª compañía destacada en Miajadas (Cáceres) donde quedó prestando servicios propios del S.I.P.M. hasta el día 11 de junio [de 1938] […] que fué destinado a la 4ª compañía destacada en Logrosán quedando prestando los mismos servicios del S.I.P.M. […]”[14]. A partir de esta última fecha ya hemos indicado más arriba qué misiones realizó por lo que no queremos volver a repetirnos.

Del Servicio de Información Militar (SIM) a la creación del futuro órgano que dará cobertura al plan sistematizado de exterminio de los cautivos: el SIPM

Membrete oficial y sello impreso del Servicio de Información y Policía Militar.

            Desde el inicio de la acción violenta rebelde, el 18 de julio de 1936, los amantes de la Patria, eran conscientes de que ésta debía ser eminentemente ofensiva y, así, en la Instrucción Reservada número 1 del general Mola una de sus bases técnicas establecía que “la acción ha de ser en extremo violenta, para reducir lo antes posible al enemigo […] Desde luego, serán encarcelados todos los directivos de los partidos políticos, sociedades o sindicatos no afectos al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos, para estrangular los movimientos de rebeldía o huelgas”[15]. Pero como consecuencia del fracaso inicial del Golpe militar de los sublevados y la consiguiente Guerra civil en la cual convirtieron los mismos la situación española, tuvieron que lucubrar y replantear su estrategia inicial de exterminio ideológico de una forma mucho más planificada, sistematizada y oculta. ¿Cómo detener, encarcelar, aplicar castigos sin una base informativa precisa, sin un aparato de obtención, procesado y suministro puntual de antecedentes y datos de millones de personas desafectas?[16] En 1937, la persona clave entre Mola y Franco para desarrollar la ingente tarea de información y represión que se avecinaba fue Marcelino de Ulibarri y Eguilaz, designado para llevar a cabo una tarea “noble y completa” en su grandeza de servicio al “Glorioso Alzamiento Nacional”: la creación del mayor depósito de información con fines represivos de la historia de España[17].

A este desabrido cuadro pintado más arriba se le añadía el hecho de que las tropas franquistas desde el inicio de la contienda se preocuparon por recoger y acopiar pruebas que pudieran suministrar información referente a la actuación de sus enemigos, tanto dentro de la zona liberada como de la que iba cayendo a medida que sus éxitos militares favorecían la toma de nuevas plazas. Mediante el Decreto de 26 de abril de 1938, se creó la “Delegación del Estado para la Recuperación de Documentos” del Ministerio del Interior. Este servicio se coordinaba con las divisiones que ocupaban los nuevos pueblos del frente conquistado. Así lo corrobora la instrucción secreta de la Agrupación de Divisiones Tajo-Guadiana cuando ya se había derrumbado el ejército republicano en Extremadura:

“Instrucciones sobre la recogida de documentación enemiga. Logrosán, 29 de marzo 1939.

Agrupación Divisiones Tajo-Guadiana. 2ª Sección Estado Mayor.

Instrucciones sobre la recogida de documentación enemiga.

I. Recogida de documentos

                a) Se encargarán de ella los Regimientos.

                b) Los Jefes de los mismos designarán, dentro de cada una de las Unidades de su Mando, el personal que ha de dedicarse a éste servicio.

                c).Habrá de recogerse toda clase de papeles, folletos, libros y documentos en general, abandonados por el enemigo sobre el terreno.

II. Curso que ha de darse a los documentos recogidos

                A) Escalonamientos.

                               a) Lugar de recogida.

                               b) P.C. de Regimiento.

                               c) Campo de Concentración de prisioneros.

                B) Personal.

                               a) Del lugar de recogida al P.C. del Regimiento: El mismo personal que los recoge, designado por el Jefe del Regimiento.

                               b) Del P.C. del Regimiento al campo de concentración de prisioneros: El personal de escolta de prisioneros, designado por el Jefe del Regimiento.

                C) Cometido.

                               a) En el P.C. del Regimiento: Recibir la documentación.-Introducirle en sacos, cada uno de los cuales llevará una etiqueta indicando el Sector donde se ha recogido la documentación.-Hacer un estado-parte de remisión de la documentación recogida sobre el terreno.-Entregar el saco y el estado-parte a los Jefes de la escolta que ha de llevarlos al campo de concentración.-

                               b) En el campo de concentración: Recibir del escalón anterior los sacos con la documentación recogida. Hacer un estado-parte de remisión de documentación recogida sobre el terreno. Entregar los sacos y el estado-parte al Jefe de la escolta que en su día ha de llevarlos al Parque”[18].

Operarios en la oficina del archivo.

Sobre este gran entramado documental se sustentaron los ficheros que, los diversos Sectores que componían cada Sección del SIPM de Ejército en que estaba organizado la masa total del Ejército sublevado al finalizar la guerra, utilizaron durante la inmediata posguerra, en los mismos frentes de combate, antes de que las tropas republicanas entregadas a las divisiones franquistas, pasaran a los campos de la retaguardia fascista, para que sin demora, pudieran ser acusados, bajo el correspondiente procedimiento sumarísimo y, tras la urgentísima aprobación del fallo, se llevase a cabo la ejecución de la necesaria ejemplaridad de las sanciones a los individuos más significados con la República.

            En 1932, siendo Manuel Azaña ministro de la Guerra, se creó la Sección del Servicio Especial del Estado Mayor Central (SSE), con la función de controlar el antiextremismo. Durante la guerra, la SSE en la zona rebelde fue absorbida por el SIM (Servicio de Información Militar). El 14 de septiembre de 1936, el general Miguel Cabanellas Ferrer, máxima autoridad nominal de la Junta de Defensa Nacional, ordenó al coronel de infantería Salvador Múgica Buhigas que organizara un servicio secreto. El cuartel general del nuevo SIM se estableció en los números 23-25 de la calle Almirante Bonifaz de Burgos[19].

            Un objetivo primordial del recién creado SIM fue controlar las actividades y la filiación política de los españoles que vivían en las zonas ocupadas por los republicanos, “que a pesar de no tener una participación activa en el movimiento hayan prestado su colaboración con carácter voluntario a favor de los marxistas”[20].

            Tras la dirección del coronel Múgica, en marzo de 1937 ocupó la máxima autoridad del control del SIM, el comandante Escartín, que lo hizo hasta mediados de mayo de 1937, en que fue sustituido en el cargo por el coronel Ungría, que fue el tercer jefe del SIM que se nombró en apenas siete meses, recomendado por el propio Generalísimo que sabía que era un hombre muy válido para el puesto.

            Ungría pretendía realizar un cambio y reorientar los objetivos de los servicios secretos hacia la situación de guerra y el personal militar, por lo cual debía llevarse a cabo en estrecha colaboración con el Cuartel General de Franco, razón por la cual era necesario trasladar físicamente la oficina central del SIM más cerca de la persona del Caudillo[21]. Sin embargo, la separación entre los asuntos políticos y los militares era más difícil de trazar de lo que él pensaba en un principio. Al dar al SIM una orientación política y militar, la cantidad de trabajo de la organización no disminuyó, sino que, por el contrario, se incrementó.

Coronel José Ungría, máximo responsable del SIPM.

            Pero el verdadero cambio dentro de los servicios se produjo cuando el 30 de noviembre de 1937 Franco firmó, por fin, una orden secreta destinada a los ejércitos de Operaciones. Dicha orden anunciaba la creación del SIPM y describía cuáles serían sus principales áreas de actuación dentro del campo de la inteligencia militar. El artículo 1 afirmaba que el anterior Servicio de Información Militar (SIM) cambiaba su nombre a partir de entonces por el de Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) [22].

Organización de la Sección del SIPM en el Ejército del Centro

            En marzo de 1938 se ordenó poner en marcha la organización de la nueva estructura y distribución del servicio secreto que había promulgado Franco en 1937, y en lo que le concernió a la Sección del SIPM del Ejército del Centro, que era la gran unidad bajo cuya custodia iban a permanecer inicialmente los soldados prisioneros de la 109ª BM en el Campo de concentración de Zaldívar, al acabar la guerra en 1939, su zona de acción fue dividida en diez Sectores correspondientes a otras tantas Comandancias[23]. A cargo de la máxima responsabilidad de esta Sección del SIPM de Ejército se encontraba el comandante de E.M. Antonio Cores Fernández de Cañete y su 2º jefe el capitán de artillería Antonio Fungairiño Nebot. El enlace con la 2ª Sección (Información) del E.M. del Ejército de Operaciones del Centro, era el capitán Felipe Bertran Güell. La cabecera del Sector C-1 se encontraba en Sigüenza y su Comandancia de policía militar estaba a cargo del capitán de la Guardia Civil Enrique García de la Sierra, la del C-2 en Sepúlveda y su comandante era el capitán Justo Jiménez Ortoneda, la del C-3 en Segovia bajo el mando del capitán Joaquín García del Castillo, la cabecera del C-4 en Cebreros y la mandaba otro capitán de la Guardia Civil, Julio Pérez, la del C-5 en Villa del Prado y su jefe era el comandante Francisco Bonet, la del C-6 en Villaviciosa de Odón a las órdenes del capitán de la Guardia Civil Emilio Lledos Muñoz, la del C-7 en Griñón bajo la responsabilidad del capitán de la Guardia Civil Ángel González Prieto, la del C-8 en Toledo la mandaba el capitán de la Guardia Civil Manuel Vilas Rodríguez, la del C-9 en Talavera de la Reina cuya Comandancia era responsabilidad del capitán de la Guardia Civil Rodrigo Arellano Requena. Por último, la del Sector C-10 en Trujillo, que además de coincidir con la localidad donde se incorporó, el día 20 de mayo de 1938, a las órdenes de su comandante, el capitán Manuel Navarro Manzanares, jefe del Servicio de Información y Policía Militar del Sector, el que más adelante se convirtiera en jefe del Campo de Zaldívar, Lamberto López Elías, coincidía, también, con el límite desde donde comenzaba ya la jurisdicción del Sector de la Sección SIPM del Ejército del Sur, y hacia donde en última instancia iban a transferirse los prisioneros que desaparecieron ejecutados en el cortijo de las Boticarias. Los jefes de Sector podían proponer a la Sección del SIPM un oficial del ejército o la Guardia Civil que actuara como 2º jefe y, al mismo tiempo, responsable del grupo B o de información, grupo policial, compuesto por personal que no llevaba uniforme. Se encargaban de reunir noticias procedentes de la zona enemiga y de realizar misiones secretas en su retaguardia.

            Las fuerzas de la Guardia Civil de este Ejército, también desempeñaron las misiones características del nuevo Servicio de Información y Policía Militar y pasaron a depender de sus respectivos jefes de Sector, aunque el coronel de la Institución benemérita ejercía funciones de mando e inspección sobre los servicios peculiares de la misma. También se reforzó el servicio de vigilancia y orden público en todos los sectores de la zona de vanguardia que ocupaba el Ejército del Centro. En el Sector C-10, que es el que nos interesa, se utilizó el Batallón 338, cuya Plana Mayor se encontraba, como ya hemos leído más arriba, también en Trujillo (Cáceres), y cuya unidad militar tenía repartidas el resto de sus compañías entre las localidades de Miajadas (Cáceres), Logrosán (Cáceres), Cañamero (Cáceres) y Navalvillar de Pela (Badajoz), como ya sabemos ésta última localidad cercana a Casas de Don Pedro situada también en la provincia de Badajoz. Estas fuerzas eran empleadas por los comandantes de Sector de Policía Militar encuadradas con las de la Guardia Civil de que pudiesen disponer para ser distribuidas para la especial misión para la cual habían sido organizadas. Las nuevas unidades del SIPM estaban compuestas por personal de la reserva, desde el reemplazo de 1929 y anteriores. Creía Franco que el personal tenía que reclutarse en la región en la que fueran a operar los nacionales, y que debían ser hombres que conocieran bien la zona y tuvieran “intereses efectivos de venganza que les impulse a la acción que se trata de conseguir[24]”.

            Los jefes del SIPM dentro de cada Sector estaban a disposición de los comandantes de cada división, quienes debían tener acceso a la información sobre la situación en campo enemigo a través de la red de agentes del SIPM. Por consiguiente, se establecía una relación permanente entre el SIPM y Estado Mayor de cada unidad militar. Además, los jefes del SIPM en el ámbito local debían comunicar diariamente al general de cada división la información reunida sobre el territorio enemigo. Esa misma información se hacía llegar al jefe del SIPM en Burgos, es decir al coronel Ungría, que a su vez informaba a Franco en su cuartel general de lo más importante reunido sobre la situación enemiga[25]. Los comandantes de Policía Militar de Sector, mantenían un oficial o agente de enlace cerca de la 2ª sección de la división a que correspondiese su zona de acción.

            Además de los Sectores y Comandancias del SIPM, dependían de la Sección de Ejército del Centro, las Redes provinciales de Policía Militar de Valladolid, Cáceres, Ávila, Segovia y Toledo. Cada una tenía su propio jefe que ocupaba su oficina en el Gobierno Militar y, para el caso de la provincia de Cáceres, este puesto lo asumía Manuel Navarro Manzanares que, al mismo tiempo, ostentaba la comandancia del Sector C-10. Para demostrar la autoridad por la que eran revestidos durante el desempeño de sus servicios, estas fuerzas, disponían de unos distintivos para brazalete, que los distinguían del resto de las unidades.

            Por último, ya hemos referido antes la misión de los grupos B o de Información que había en las zonas de cada Sector de Policía Militar, pero junto a éstos, existían otros dos tipos de grupos con diferentes cometidos: los grupos A o de vigilancia tenían como objetivo primordial la seguridad de las líneas de comunicación (ferrocarriles, puentes, carreteras, etc.) y el mantenimiento del orden entre la población. También era responsabilidad suya emprender acciones contra cualquier grupo de guerrillas o unidades mixtas republicanas que quisieran o lograran infiltrarse en el sector. Los grupos C o de exploración se ocupaban de las tareas de carácter más peligroso: incursiones, asaltos y sabotajes en el territorio republicano. Además, debían colaborar con los grupos “A” para impedir que el enemigo llevara a cabo el mismo tipo de operaciones “irregulares” en la zona nacional[26].

Organización de la Sección del SIPM en el Ejército del Sur

            A mediados del mes de diciembre de 1938, se comunica a las fuerzas militares desde Sevilla, donde se encontraba la jefatura de la Sección del SIPM del Ejército del Sur, que se modificaba la distribución en Sectores de Policía Militar de la zona de vanguardia del ejército, para organizar el Grupo del SIPM del IV Cuerpo de Ejército. La nueva estructura quedaba dispuesta de la siguiente forma: el Grupo del SIPM del II C. de E., con residencia en Villanueva de la Serena (Badajoz) e integrado por los Sectores S-1 y S-2, cuyas cabeceras se ubicaban en la misma Villanueva y en Monterrubio (Badajoz), respectivamente. El Grupo del SIPM del IV C. de E. estaba situado en Córdoba y formado por los Sectores S-3, S-4 y S-5, que radicaban en Pueblonuevo (Córdoba), Fuenteagria (Córdoba) y Bujalance (Córdoba), respectivamente. Por último, el Grupo del SIPM del III C. de E., con residencia en Granada, estaba constituido por los Sectores S-8, S-6 y S-7 cuyas cabeceras se encontraban en Cabra, Granada y Lanjarón, respectivamente[27].

            La Policía Militar del Sector S-1, cuya cabecera se localizaba en Villanueva de la Serena, era la que cubría la parte colindante o de contacto en la zona de vanguardia, con la unidad paralela del Sector C-10 de la Sección SIPM del Ejército del Centro que, tras el derrumbe republicano, al final de la guerra, recibió el mayor contingente de soldados entregados de la 109ª BM en Casas de Don Pedro. Recordemos que se trataba más exactamente de la 4ª Cía del 338 Bon, que realizaba sus servicios, a las órdenes de la jefatura del Servicio de Información y Policía Militar, destacada en Logrosán.

            Así estaban las cosas en 1938, pero para el 20 de marzo de 1939, cuando ya se presentía el desplome enemigo en todos los frentes próximos que cubrían las divisiones nacionales, la Sección SIPM del Ejército del Sur, ante la disyuntiva de ir teniendo que avanzar y liberar nuevos territorios, recogió en unas nuevas directrices la acción del Servicio que correspondería llevar a la práctica, a partir de entonces, a los Grupos, Sectores y Agrupación Móvil de Policía[28]. Entre otras pautas, se indicó que la zona ocupada quedaría en manos de las autoridades militares, manteniendo en ella el estado de guerra durante el tiempo que fuese preciso. También se estableció que cuando en el Sector hubiera una guarnición permanente de fuerzas militares, correspondería al jefe de las tropas la responsabilidad del orden público, en cuyo caso el jefe del Sector del SIPM permanecería en calidad de delegado a las órdenes del jefe militar, aunque sus hombres y los puestos de la Guardia Civil ubicados en el Sector seguirían dependiendo del jefe del SIPM. Otro detalle que llama la atención, es que la Sección del SIPM del Ejército del Sur, urgía a que, en caso de avance de los Sectores, sus ficheros pasaran a cargo de las Redes provinciales que fueron las que facilitaron los antecedentes de las personas registradas en ellos. Con esta medida mantenían centralizado y a salvo de extravíos, el aparato delator que daba cobertura a sus agentes para facilitar su conocimiento acerca del cargo y  la significación político-social de los prisioneros.

            El 29 de marzo mediante la Instrucción general nº 27 del Ejército del Sur, se señalaba a los escalones del SIPM, la nueva zona que se asignaba a cada uno de ellos[29] tras el rebasamiento inicial de las líneas enemigas. Previamente, habían sido agregados nueve batallones a los Sectores de reciente creación. Para montar los nuevos Sectores que se crearon en la provincia de Jaén, los que existían hasta entonces, es decir, los Sectores S-8, S-4 y S-5 se concentraron divididos en tres grupos cada uno. Dichos grupos se trasladaron respectivamente a Andújar, Porcuna y Baena, con objeto de seguir inmediatamente a los nuevos Sectores que se les asignaban (Jaén 1, Jaén 2 y Jaén 3), unidas a las fuerzas del Ejército de Ocupación (C. de E. de Andalucía al norte del Guadalquivir y C. de E. de Córdoba al sur del mismo río). Las unidades con las que se reforzaron en este caso fueron: 171 Bon América nº 23, 145 Bon Granada nº 6 y 156 Bon Argel nº 27, respectivamente, y su jefe superior era el comandante Canis. 

            Los Sectores de la provincia de Granada se establecieron concentrándose, para el caso del Sector S-1, a la inmediación de la columna que realizaba el recorrido Guadix-Baza y, para el caso del Sector S-6, dividido en tres grupos, se colocaron a la inmediación de la columna antes citada uno de ellos, de la columna que marchaba de Granada a Iznalloz el segundo grupo, y de la que marchaba de Motril a Albuñol el grupo restante. Estos Sectores se reforzaron con el: 160 Bon Arapiles nº 7 y el 146 Bon Lepanto nº 5; su jefe era el comandante Carracedo, del C. de E. de Extremadura. 

            Los Sectores de Almería, lo hicieron formando tres grupos con las fuerzas del Sector S-7, uno de los grupos siguió a la columna que marchaba a Guadix, Baza y Purchena, a la columna que siguió la dirección Guadix-Gergal otro, y el último grupo, siguió el avance con la columna de la costa desde Motril. La Agrupación Móvil, se concentró en Granada para marchar al Sector A-2, siguiendo a las dos columnas que partieron de Guadix. Al igual que los anteriores se reforzaron con el: 151 Bon Toledo nº 26 y 149 Bon La Victoria nº 28, respectivamente, y su jefe era el capitán Machado. 

            El mismo día 29 también quedaron establecidas las fuerzas de los nuevos Sectores de Ciudad Real y Córdoba-Badajoz. Se reforzaron con el: 159 Bon del Regimiento Oviedo nº 8 y el 148 Bon del Regimiento Cádiz nº 33, respectivamente, y su jefe era el comandante Ampliato. 

            Dos compañías de infantería afectas circunstancialmente a la Agrupación Móvil, se concentraron en Pueblonuevo (Córdoba), relevando en los Campos de concentración de La Granjuela, Los Blázquez y Valsequillo (todos en la provincia de Córdoba) a las fuerzas del Sector S-1, quedaron encargadas de la custodia de los prisioneros.

            Los nuevos Sectores que se crearon se denominaron abreviadamente por sus iniciales y números, y sus cabeceras radicaban en los siguientes lugares: la del Sector C.R. en Almodóvar del Campo (Ciudad Real), la del Sector B.C. [Badajoz-Córdoba] en Pozoblanco (Córdoba), la del Sector J-1 en Jaén, la del Sector J-2 en Linares (Jaén), la del Sector J-3 en Villacarrillo (Jaén), la del Sector G-1 en Guadix (Granada), la del Sector G-2 en Baza (Granada), la del Sector A-1 en Almería, y la del Sector A-2 en Huercal Overa (Almería).

            Pero días después, una nueva circular secreta de la Sección del SIPM del Ejército del Sur a los Grupos y Sectores, el 7 de abril de 1939, informaba que por resolución del Generalísimo la zona de acción del Ejército del Sur quedaba incrementada con la parte de la provincia de Badajoz que había sido liberada, cediendo al Ejército del Centro la parte de Ciudad Real que anteriormente se le había señalado. Como consecuencia de ello, los Sectores de Policía Militar se agruparon de la siguiente forma[30]:

Sectores que forman GruposMando de cada Grupo
Sector de Badajoz  Cmte. de la G.C. Manuel Carracedo
Sector de Córdoba
Sectores de JaénCmte. de Infantª Antonio Ampliato
Sectores de GranadaCmte. de la G.C. Luis Canis
Sectores de AlmeríaCap. de la G.C. Manuel M Machado

Además, una vez establecidas las fuerzas en los respectivos Sectores, se hicieron efectivos los nuevos cambios de destino de los jefes de Grupo y Sector, y como puede comprobarse al comandante de la Guardia Civil, Manuel Carracedo, se le nombró jefe del Sector del SIPM Badajoz-Córdoba.

Las fuerzas del Ejército del Sur relevan al Ejército del Centro en todos los pueblos de la provincia de Badajoz

            Cuando se dictaron las órdenes para que las grandes unidades del Ejército del Centro ocuparan los campos de concentración que existían en las provincias de Cáceres y Toledo, y que, entre ellas la 19ª División, entregara al Ejército del Sur todos los campos que tuvieran establecidos en la provincia de Badajoz, se puntualizaron el día y la hora en la que las nuevas normas tenían que entrar en vigor, y se marcó para ello las 0 horas del día 28 de abril[31]. Anticipándose en unas horas a la entrada en vigor de la orden, el día 26 de abril los 2.284 prisioneros encerrados en el caserío de Zaldívar pasan a manos del Ejército del Sur[32]. Lo mismo sucedió, más adelante, con los de Siruela, Fuenlabrada de los Montes, Castilblanco, Palacio Cíjara, Jaeña y Valdecaballeros, y mucho nos tememos, que el mismo plan sistematizado que venimos describiendo, fuese aplicado en éstos y otros lugares de internamiento y suplicio, como Los Blázquez, La Granjuela y Valsequillo, en la provincia de Córdoba, o Lillo, Alcubillete, Cabrillo-Calaña, Mora, Ocaña, San Bernardo, San Martín de Pusa y Talavera, en las provincias de Toledo y Ciudad Real.

Sectores de Policía militar dependientes de esta Sección de Ejército en la cual destacan las cabeceras de dichos Sectores y la denominación abreviada de cada uno de ellos.

            Como puede observarse por lo dicho hasta aquí, todo estaba muy bien dispuesto para caer sobre los soldados republicanos conforme las operaciones realizadas en la zona, bajo la denominada Ofensiva de la Victoria, iban proporcionando sus frutos, conquistando territorio enemigo. Porque paralelamente al avance de los Ejércitos de Operaciones, es decir, de las fuerzas regulares, iba deslizándose y tomando posiciones, la policía política de Franco.

            Una gran ventaja para los nacionales fue el hecho de que pudieran apoyarse en los servicios secretos alemanes e italianos siempre que necesitaron información adicional, adiestramiento o medios tecnológicos para mejorar sus operaciones[33]. En julio de 1938 se había firmado un importante acuerdo secreto de colaboración entre las policías nazi y franquista. Su finalidad era estimular una estrecha colaboración entre una y otra. Los encargados de firmar este documento fueron el general Martínez Anido, ahora ministro de Orden Público y Himmler, el siniestro jefe de las SS y la policía[34]. A cambio de las buenas relaciones con los servicios secretos del Eje, el régimen de Franco consiguió prolongar la afluencia hacia España de conocimientos técnicos que había dado comienzo en 1936 y que permitió a su propio aparato de seguridad alcanzar un buen nivel de eficacia que, de no ser así, habría resultado imposible para una potencia aislada y de segunda fila como España[35].

            Estas fuerzas especiales de policía y ocupación estaban preparadas para “limpiar” de forma coordinada y sistematizada cualquier pequeño atisbo de resistencia durante su avance final. Ya sabemos que nuevos batallones fueron agregados a estas unidades ante la gran cantidad de pueblos que fueron “cayendo” y campos de concentración provisionales de prisioneros que se establecieron sobre la marcha, y que necesitaban ser custodiados y controlados por este tipo de tropas. Por ello los batallones enumerados más arriba fueron afectos al SIPM del Ejército del Sur[36].

Bajo el criterio de lo recogido más arriba, adquiere mayor solidez la idea de que el cambio de jurisdicción de los prisioneros recluidos en Zaldívar, también se efectuó entre este tipo de unidades policiales y, no solo, entre unidades de fuerzas regulares. Todo el plan de represión y exterminio se llevó bajo el más absoluto secreto. La nota secreta que el 26 de abril, la sección del SIPM del Ejército del Sur envió a las Redes Provinciales, Sección Regional, Comandancias de la Guardia Civil, 1ª, 2ª, 3ª y 4ª secciones de E.M., Jefatura del SIPM destacada de Cataluña y secciones SIPM de los Ejércitos del Centro y Levante, indicaba que:

“[Sello impreso “Secreto”] Se acompaña un gráfico expresivo de los partidos judiciales que comprende cada uno de los Sectores de Policía militar dependientes de esta Sección de Ejército en la cual destacan las cabeceras de dichos Sectores y la denominación abreviada de cada uno de ellos.

Ejército del Sur. Sección del S.I.P.M.

[Denominación abreviada de la provincia de Badajoz, Sector]: B, [Cabecera]: Talarrubias, [Partidos judiciales]: Herrera del Duque, Puebla de Alcócer. [Denominación abreviada de la provincia de Córdoba, Sector]: C, [Cabecera]: Pozoblanco, [Partidos judiciales]: Hinojosa del Duque, Montoro. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Jaén, Sector]: J-1, [Cabecera]: Jaén, [Partidos judiciales]: Andújar, Martos, Alcalá la Real; J-2, [Cabecera]: Linares, [Partidos judiciales]: La Carolina, Baeza, Úbeda, Mancha Real, Huelma; J-3, [Cabecera]: Villacarrillo, [Partidos judiciales]: Orcera, Cazorla. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Granada, Sector]: G-1, [Cabecera]: Guadix, [Partidos judiciales]: Iznalloz, Ugijar, Albuñol; G-2, [Cabecera]: Baza, [Partidos judiciales]: Huescar. [Denominaciones abreviadas de la provincia de Almería, Sector]:  A-1, [Cabecera]: Almería, [Partidos judiciales]: Purchena, Gergal, Canjoyar, Berja; A-2 [Cabecera]: Huercal Overa, [Partidos judiciales]: Vélez Rubio, Cabo de Vera, Vera, Sorbas” [37].

Es decir, la cabecera del sector B del SIPM comprensivo de la última comarca ocupada en la provincia de Badajoz era Talarrubias, pueblo donde se encontraba también, el Puesto de campaña del 1er Regimiento de la 21ª División franquista y de la 4ª Bandera de Falange de Badajoz, estas últimas fuerzas ya regulares. Desde esta misma localidad se habían impartido las instrucciones represivas cuando todavía se encontraba en el Campo de concentración de Zaldívar una sección de la 4ª Cía del 338 Bon del SIPM agregada a la 19ª División nacional, prestando servicios a las órdenes del capitán Manuel Navarro, jefe del Servicio de Información y Policía Militar del Sector C-10, antes del 26 de abril de 1939 y, desde ella, nuevamente seguían emanando la instrucciones represoras ordenadas por la Sección del SIPM del Ejército del Sur dimanadas por Franco.

Bajo la atenta custodia de la 4ª compañía de la 4ª Bandera falangista que vigilaba el Campo, y el control político-social que ejercía algún nuevo batallón policial de los que se habían incorporado a la nómina del Sector SIPM de Badajoz (posiblemente el batallón nº 148 del Regimiento Cádiz nº 33, o el nº 159 del Regimiento Oviedo nº 8, que al desaparecer el Sector de Ciudad Real quedó desocupado), a las órdenes del comandante Manuel Carracedo, entre el 26 de abril y el 14 de mayo de 1939, los cientos de prisioneros que aún seguían en Zaldívar fueron enviados escalonadamente a Castuera, y otros destacados comisarios, jefes y oficiales republicanos, fueron trasladados al cortijo Casa Boticaria donde engrosaron el número de los que ya se encontraban allí[38].

Fernando Fernández Aguado, comandante militar de Puebla de Alcocer (Badajoz), entre mayo y junio de 1939.

            ¿De quién dependía orgánicamente el SIPM? En otras palabras: ¿ante quién era responsable? La respuesta la daba el artículo 1 del nuevo reglamento: “La Jefatura del SIPM dependerá directamente de S.E. el Generalísimo, cursando todos los asuntos corrientes por conducto del General Jefe del E. M. General”. La dependencia orgánica recaía pues directamente en Franco, mientras que la gestión diaria de los servicios sería una atribución del general Martín Moreno[39].

            Los prisioneros del Campo respetaban el recuerdo del general Franco, y comentaban entre ellos, que el trato denigrante y despiadado que estaban recibiendo, no lo podría haber ordenado el Generalísimo. Pero sus guardianes les recalcaban siempre lo mismo, “que eran órdenes de Franco”[40]. Otro testimonio que corrobora el absoluto conocimiento e implicación, por parte del jefe del Estado, de lo que estaba sucediendo en los Campos de concentración provisionales, es el de nuestro escribiente de las compañías de la 109ª BM, Francisco Buj, al que como no le llegaban los avales que había solicitado a su familia para salir del Campo, recurre a la amistad de unas muchachas de Navalvillar de Pela, de las cuales se entera que una de ellas era hija del alcalde. Éste y su hija se presentan en el Campo, interceden por el preso al que reconocen y del cual respondían, pero el jefe del Campo esgrimía muchas negativas aun siendo compañeros como habían sido, la de más peso era que “Son órdenes de Franco y no puedo dejar salir a nadie hasta que se reciban los avales de sus pueblos”[41].

            El Campo provisional del caserío Zaldívar

            Franco elaboró personalmente, mediante las instrucciones del 27 de marzo y 6 de abril de 1939, las normas con las que se debían organizar los primeros campos de concentración provisionales. Pero los jefes de las divisiones nacionales tenían potestad para establecer el sitio más conveniente por razones de higiene, vías de comunicación y emplazamiento del lugar donde iba a realizarse la entrega, y en el caso de no existir lugares capaces para albergar a todo el contingente previsto, señalar varios cortijos que se considerarían como uno solo[42]. En las inmediaciones de Casas de Don Pedro, se habían acondicionado el citado cortijo Casa Zaldívar y el cercano cortijo Casa Boticaria, pero fue el primero el que dio nombre al complejo concentracionario. Este campo provisional, tuvo como objeto primordial servir como escalón intermedio entre el puesto de mando del Regimiento (ubicado en Talarrubias), que los había recogido, y el centro de reunión, es decir, el gran campo de concentración de Castuera, a donde iban a parar, “en el que al propio tiempo que se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora, se hace posible una permanencia mayor de los prisioneros y presentados ”[43].

Organización de los Servicios de Justicia en la zona del frente

            Al constituirse los Servicios de Justicia de los frentes durante el mes de marzo de 1939 (y aún antes), las divisiones militares, -sucedió así en el caso de las del Ejército del Sur- habían habilitado un mecanismo propio, mediante el cual a los soldados que se habían entregado, antes de trasladarlos bajo la responsabilidad de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros (por ejemplo, al Campo de Castuera), para una mayor y más rápida resolución de los asuntos de justicia, se les hacía pasar por una primera criba. Es aquí donde tiene sentido la frase anteriormente recogida: se llevan a cabo el cumplimiento de misiones que no admiten demora. El objeto de esta medida, no podía ser otro que el de localizar al mayor número de prisioneros con cargos y denuncias para ponerlos a disposición de la Auditoría del Ejército de Ocupación, y que ésta dispusiera en el plazo más breve posible la ejecución de la sentencia. Así se infiere de un telegrama que envía la Sección SIPM del Cuartel General del Ejército del Sur al Auditor del Ejército del Sur, en agosto de 1938 desde Sevilla:

Entorno de los Campos de Concentración Zaldívar y La Boticaria. Foto cedida por José Ramón González.

            “Con esta fecha digo al Ilmo. Sr. Auditor de este Ejército:

                Disponga V.E. lo conveniente, para que en lo sucesivo se proceda en todo caso, aún en   aquellos en que se deduzcan gravísimas responsabilidades imputables a prisioneros o          presentados, a la formación inmediata del correspondiente procedimiento sumarísimo, interesando si ello es necesario, urgentísima aprobación del fallo que se dicte para la necesaria ejemplaridad de las sanciones. Lo que traslado para conocimiento y efectos. Acuse recibo”. Firmado por el Coronel Jefe de Estado Mayor[44].

Llama la atención en este telegrama, que sea la propia Sección del SIPM de Ejército la que recomiende, a la propia Auditoría, que forme un procedimiento judicial sumarísimo, aún en aquellos casos en que se vea claramente gravísimas responsabilidades en los individuos, sin que por ello hubiese necesidad de tener la obligación de instruirlo (para acabar con el detenido hubiera sido suficiente la aplicación del Bando de Guerra). Como si fuese la propia Sección la más interesada en revestir cada ejecución como una representación de legalidad. 

En las ciudades importantes más cercanas a los frentes donde las divisiones del Ejército del Sur tenían prevista la entrega en masa de las tropas republicanas se constituyeron nuevos Consejos de Guerra y Juzgados militares. El más cercano a nuestra zona de acción se constituyó en Villanueva de la Serena:

“1º En cada una de las plazas de Villanueva de la Serena, Pueblonuevo, Córdoba, Bujalance, Baena, Granada y Lanjarón se constituirá un Consejo de Guerra Permanente, y un número de Juzgados militares proporcionado que, entenderá en los procedimientos que haya que incoarse en las demarcaciones que se asignen a dichas plazas, que son las siguientes:

“1.ª Villanueva de la Serena.- Toda la zona de Badajoz.

2ª Pueblonuevo.- Partidos Judiciales de Hinojosa del Duque y Pozoblanco.

3ª Córdoba.- El resto de la provincia.

4ª Bujalance.- Partidos judiciales de Andújar, Linares y La Carolina.

5ª Baena.- Jaén, Martos, Mancha Real, Huelma, Ubeda, Villacarrillo, Cazorla, Orcera y Baeza.

6ª Granada.- Zona N. de las provincias de Granada y Almería

7ª Lanjarón.- Zona Sur de las provincias de Granada y Almería

2º Los Jueces instructores se trasladarán a las distintas plazas de las Demarcaciones respectivas conforme se vayan liberando, para instruir las causas que habrán de seguirse por el procedimiento Sumarísimo de Urgencia.

Los Consejos de Guerra se podrán trasladar también a cualquier plaza de las localidades de su zona, si el número y gravedad de los procedimientos lo requiere, o bien funcionar, en la población que se considere más apropiada, todo a juicio del Auditor o su Delegado”[45].

Para ilustrar con un caso esta situación recogemos lo escrito en el texto del expediente del teniente auditor de 2ª, José Manuel Coloma y Escriva de Romaní que:

“al constituirse los llamados servicios de Justicia de los frentes y dividirse a los efectos en varias zonas el territorio del Ejército del Sur, fue designado por el Ilmo. Sr. Auditor con fecha 14 de marzo [de 1939] Delegado de su Autoridad y Jefe de dichos Servicios en la zona 4ª comprensiva de los Partidos Judiciales de Linares, Andújar y La Carolina; el día 25 del propio mes marchó a la plaza de Bujalance para organizar los servicios de la Delegación, presentándose al General Jefe de la División 31. Los días 30 y 31 del propio mes marchó a las plazas de Andújar, Bailén y Linares al ser liberadas, constituyendo en ellas las comisiones gestoras y pernoctando en la primera de las citadas plazas, desde la que regresó el día 31 [marzo] a Bujalance. El 1º [de abril] se trasladó a Linares donde instaló los servicios de la Jefatura a cuyo frente permaneció hasta el 22 de noviembre […]”[46].

Se crean expresamente para el momento concreto de la primera represión nada más derrumbado y entregado el ejército republicano, los Servicios de Justicia de los Frentes, a los cuales se dota de personal militar jurídico. Sabemos quién era el Delegado del Auditor del Ejército en la plaza de Bujalance y su demarcación, que estaba bajo la autoridad del jefe de la 31ª División nacional y con el que “todas las Autoridades tanto militares como civiles cooperarán con el mayor celo a esta acción rápida de la justicia, complemento esencial del éxito militar, dando toda clase de facilidades para instalación, traslados, información y cuantos medios requieran los Consejos y Juzgados. En especial habrán de mantener el más perfecto acuerdo en sus funciones con las Autoridades Judiciales, los Servicios de información, Guardia Civil, Orden Público y Policía”[47].

Los detenidos en la finca «La Boticaria», fueron ejecutados en el olivar el 15 de mayo de 1939.

            Los “51 soldados del ejército republicano”[48], o como recoge la versión de la Causa General que habla de los 70 paseados de Casas de Don Pedro (Badajoz)[49] o, por último, según fuentes también cercanas a los sucesos que hablan de “yo qué sé, yo qué sé, eso no se sabe… pero allí en el pueblo se decía que unos ciento y pico, sus ciento y pico…”[50], que fueron encerrados, seleccionados, interrogados, incomunicados, [juzgados], ejecutados y ¿desaparecidos?, el día 15 de mayo de 1939, en el olivar del cortijo de Las Boticarias, lo fueron, porque desde que Mola promulgó su Instrucción Reservada, nada más llevarse a término la sublevación rebelde, continuada por Franco, la acción iba guiada por un plan sistematizado de exterminio, de largo alcance, contra todo enemigo que no fuera afecto al Movimiento, aplicándose castigos ejemplares a dichos individuos.


[1] Barrero Arzac, F. Misión urgente de la sección del SIPM de Ejército para la necesaria ejemplaridad de las sanciones a los cautivos del campo de concentración de Zaldívar. En: 2º Congreso Internacional (Cáceres 6 y 7 de noviembre de 2013): Investigación histórica, política y jurídica en torno a la memoria histórica en España. Proyecto de la Recuperación de la Memoria Histórica en Extremadura; Departamento de Derecho Constitucional. Cáceres: Universidad de Extremadura, 2013.

[2] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980; p. 40. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos la labor de búsqueda de los datos que llenan este trabajo.

[3] Ibid., p. 40.

[4] Archivo Territorial Militar Togado Segundo de Sevilla (En adelante ATMTS), HU. Expediente sumarial de Julio Abril Nogueras, teniente del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta durante la Guerra Civil española.

[5] ATMTS, CO [Córdoba]. Causa Sumarial 24.215 de Federico Ariza Esquivel, teniente del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta durante la Guerra Civil española.

[6] Archivo General Militar de Ávila (En adelante AGMAv), Documentación Nacional (DN). “19 División.- Operaciones.- Partes de Operaciones.- De varias unidades de la División 19.- Marzo 1939”. A.42/L.7/C.12.

[7] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980.

[8] Ibid.

[9] Ibid.

[10]Correspondencia personal enviada a su familia desde el Campo de concentración de Zaldívar (Casas de Don Pedro), Juan Moraño Valle. 1 abril 1939.

[11] AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) Primera Sección, “Estadística. Estados ficha Ejército del Centro, 19 División. Marzo 1939”. A.2/ L.122/C.1/D.19-20 o AGMAv, C.2362, L. 122, Cp.1, D.19-20.

[12] Archivo Tribunal Militar Territorial Primero (En adelante ATMTP). Sº 5871/39, Expediente sumarial de Juan Pedro Fernández del Campo, Jefe del Estado Mayor de la 109ª Brigada Mixta.

[13] Archivo General Militar de Segovia (En adelante AGMSg). “Expediente militar compulsado de la Hoja de Servicios de D. Lamberto López Elías”.

[14] AGMSg, “Expediente militar compulsado de la Hoja de Servicio de D. Lamberto López Elías”.

[15]Beltrán Güell, Felipe (1939). Preparación y desarrollo del Alzamiento Nacional. Ensayo histórico, Librería Santarén, Valladolid, pp. 119-123. El subrayado es mío.

[16]Navarro Bonilla, Diego. Morir matando. Espuela de Plata, Sevilla, 2012, p. 261.

[17]Ibid., p. 260.

[18] AGMAv, (DN).”Información. Instrucciones sobre prisioneros y presentados y sobre recogida de documentación enemiga, de fecha 29 y para Comandantes Militares, de fecha 30. Marzo 1939”. A.23/L.1/C.34 o AGMAv, C.1501, Cp.30, D.1.

[19]Heiberg, Morten y Ros Agudo, Manuel. La trama oculta de la Guerra Civil : Los servicios secretos de Franco (1936-1945). Crítica, Barcelona, 2006, p. 48.

[20]Ibid., p. 49.

[21]Ibid., p. 92.

[22]Ibid., p. 94.

[23] AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Órdenes de organización del Servicio de Información de Policía Militar (SIPM), 1938-39”. C.2951, Cp.5, D.1-11.

[24]Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 185.

[25] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 96.

[26] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 95-96.

26AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.4.

27AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.17.

28 AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. C.2917, Cp.26, D.6-9.

29 AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.18.

[31] AGMAv. DN, “Operaciones. Ordenes generales.- Ordenes núms. 2 y 3 de los días 3 y 26 [de abril], de esta Agrupación.-Abril 1939”. C.1502, Cp.31,Carpeta .

[32] AGMAv. DN, “Ejército del Sur.- Organización: prisioneros y presentados.-Abril 1939”. C.1260, Cp.27, D. 1-3.

32  Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 260.

[34] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 21.

[35] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 266.

[36]Barrero Arzac, Fernando. Historia y tragedia de la 109ª BM en el Campo de Zaldívar (Badajoz). AMHyJA; CGT.A, 2010. pp., 64-65.

[37]AGMAv, Cuartel General del Generalísimo (CGG) SIPM. “Correspondencia de Organización del SIPM en el Ejército del Sur, 1938-39”. C.2917, Cp.26, D.19.

[38] Barrero Arzac, Fernando.  (2010): op. cit., pp., 64-65.

[39] Heiberg, M. y Ros Agudo, M. (2006): op. cit., p. 97.

[40] Buj Pastor, Francisco. (1980): op. cit., p. 48.

[41] Ibid., p. 48.

[42] AGMAv, (DN). “Información. Instrucciones generales.- Instrucción nº 4, del día 10  [de abril] Campos de Concentración de prisioneros.- Abril 1939”.  A.23/ L.1, C. 34, D.1 o AGMAv, C.1501, Cp.34.

[43] AGMAv, (DN).“Información. Instrucciones sobre prisioneros y presentados y sobre recogida de documentación enemiga, de fecha 29 y para Comandantes Militares, de fecha 30. Marzo 1939”. A.23/ L.1, C. 30, D.1 o AGMAv, C.1501, Cp.30.

[44] Referencia hecha llegar por Antonio D. López Rodríguez, investigador y autor de Cruz, bandera y Caudillo: El Campo de Concentración de Castuera. CEDER-La Serena, 2006.

[45] AGMAv, (DN).“Organización. Ordenes generales del Ejército del Sur, Marzo 1939: Organización de los Servicios de Justicia en la zona del Frente”. A.18/ L.5, C. 20, D.1 o AGMAv, C.1259, Cp.20, D.1/20.

[46] AGMSg, “Expediente compulsado de la Hoja de  Servicios de D. José Manuel Coloma y Escrivá de Romaní”.

[47] AGMAv, (DN).“Organización. Ordenes generales del Ejército del Sur, Marzo 1939: Organización de los Servicios de Justicia en la zona del Frente”. A.18/ L.5, C. 20, D.1 o AGMAv, C.1259, Cp.20, D.1/20.

[48]Catalán Deus, José. El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza, en “Interviú”  n.19 (15/21-VI-1978), pp. 86-88.

[49]Juliá, Santos (Coord.). Víctimas de la guerra civil. Madrid, Ed. Temas de hoy, 2004, p. 334.

[50] Chaves, Julián (Coord.). Memoria histórica y Guerra Civil: Represión en Extremadura. Diputación de Badajoz, 2004, pp. 301-303.

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Servicio Militar y Guerra de África de Andrés Barrero Rodríguez

            Mi padre Cipriano Barrero Barajas era un albañil castellano de treinta y tres años de edad, que vivía, cuando yo nací, el 30 de noviembre de 1898, onomástica de san Andrés, en la calle de San Pedro número 19 de Pozal de Gallinas (Valladolid), junto con mi madre, María Rodríguez Bayón y, también, mis hermanos mayores Quirina, Eustasio y Agustín[1]. Todos habían nacido en el mismo pueblo.         

Fotografía de estudio de Andrés Barrero con el traje de recluta de la primera puesta del día de la Jura. Tarragona, abril de 1920. Colección familiar.

Mi infancia y juventud transcurrió en la Tierra de Medina, donde aprendí a leer y a escribir y, gracias a lo cual, pude colocarme como dependiente en un comercio, donde me ganaba la vida y ayudaba a mi familia, hasta que, tras someterme a la toma de mis medidas corporales, en las que obtuve un metro y cincuenta y seis centímetros y un perímetro torácico de ochenta centímetros quedé filiado en 1919 para ser soldado. Permanecí registrado en la Caja de reclutas de Medina del Campo desde el 1 de agosto del mismo año. El 6 de octubre siguiente se me entregó mi cartilla militar nº 281899, y, algunos meses después, me presenté al acto de la concentración para el sorteo el 20 de febrero de 1920. Reconocido facultativamente resulté útil y fui destinado al Regimiento de Infantería Almansa nº 18 en Tarragona, al cual me incorporé el día 28 de febrero[2], donde inicié mi período de instrucción. Allí también se encontraba otro regimiento, el Luchana nº 28.

Presté juramento de fidelidad a las banderas del Regimiento en la Rambla Nova de la ciudad ante la asistencia de numeroso público el domingo 25 de abril. Todas las fuerzas nos encontrábamos formadas, con el traje de día festivo los veteranos y los reclutas con la primera puesta, frente al monumento de Roger de Lauria (almirante de la flota de la Corona de Aragón y de Sicilia durante el reinado de Pedro III el Grande) a las 10.45 de la mañana donde al pie del mismo se levantaba el altar de campaña en el que se celebró la Santa Misa[3].

Jura de Bandera en la Rambla Nova de la ciudad de Tarragona.

            A las 11.00 comenzó el acto religioso el capellán del Almansa y luego tuvo lugar la jura con el ceremonial de costumbre. Acto seguido, tras situarse el gobernador militar, con todo su Estado mayor y escolta, frente a la calle del Conde de Rius, desfilamos las tropas que pasamos en columna de honor por el paseo de la Rambla con el general al frente. Ese día se nos sirvió rancho extraordinario[4].           

Por mi primera puesta de vestuario militar, tuve que abonar 85 pesetas en el Regimiento[5], que se me descontó de la paga a la que tenía derecho por mi servicio. Ese mismo año, mediante una Real Orden de 19 de abril, se intentó introducir el uniforme caqui en todo el Ejército, pero por razones económicas desaconsejaron la medida.

Jura de Bandera en la Rambla Nova de la ciudad de Tarragona, 6 de enero 1919.

            Por aquel entonces la ciudad contaría con poco más de 23.000 habitantes, y la ida y venida de los soldados del campo de instrucción era uno de los pocos espectáculos gratuitos que gozaban los tarraconenses en general y la chiquillería en particular. Era habitual que la fuerza franca del Regimiento de Almansa (que era conocido también con el sobrenombre de “El atrevido”) formada con sección ciclista, escuadra, banda y música, y organizada en un batallón de dos compañías de fusiles y la de ametralladoras con el material, al mando del comandante, saliéramos para los Paranys (descampado situado a unos tres kilómetros de la ciudad), de la carretera de Barcelona, a fin de realizar la instrucción en orden abierto. Las prácticas de tiro, que también entrenábamos, las realizábamos en el fuerte de la Reina o en el campo de tiro de pichón[6].

            Además de esas ejecuciones de armas, entre el 11 y el 21 de octubre de 1920 asistí a las maniobras militares en las Escuelas Prácticas del Regimiento que tuvieron lugar en Alforja y Arbolí, poblaciones montañosas del Baix Camp, a 27 kilómetros de la ciudad donde me encontraba de guarnición[7].

            Los lugares donde nos ejercitábamos en la instrucción, las marchas y el tiro no variaron durante el reinado de Alfonso XIII, así como tampoco la alternancia de los dos regimientos en los acuartelamientos del Carro y de san Agustín, que acabaría siendo sede del Regimiento Almansa. El mando principal del Regimiento durante 1920 recaía en el coronel Juan Jimeno Acosta, pero cesó el 4 de agosto de 1921, al ser ascendido a general de Brigada, supliéndole con carácter interino, el teniente coronel Esteban Solanes Roca, jefe del 2º batallón al cual pertenecía yo.

Una de las actividades castrenses que realizaban los soldados de los Regimientos era la de ciclista de servicio en el Gobierno militar. Colección familiar. Tarragona 1920.

            Aparte de los acontecimientos militares, la guarnición tarraconense amenizábamos nuestra vida y la de las gentes con los conciertos que ofrecían semanalmente las músicas regimentales.           

Una de las actividades que algunos soldados realizábamos dentro de nuestras obligaciones castrenses era el de ciclista de servicio en el Gobierno militar, en el que también nos alternábamos los miembros de las secciones de ciclistas de Almansa y de Luchana. Los ciclistas de los regimientos desempeñábamos las funciones de auxiliares de la comunicación, una suerte de correos rápidos.

            El 8 de marzo de 1921, el presidente de Gobierno, Eduardo Dato, fue acribillado a balazos en Madrid por un anarquista de Valls (Tarragona) llamado Pedro Matheu. El magnicida había cumplido el servicio militar en 1918 en las filas de nuestro Regimiento. El capitán García estaba consternado porque tuvo a Matheu en su compañía. Según él, era un joven atento y servicial, un poco tímido y reservado, con pocos amigos y parecía no ser capaz de hacer daño a nadie[8].

            Con motivo de la situación anormal y trágica ocasionada por los sucesos en África, que más tarde pasó a la historia con el nombre de El desastre de Annual, y que se iniciaron el 22 de julio de 1921, se dispuso la incorporación a filas de todos los individuos fuera de las mismas, en primera situación de servicio activo, incorporación que se verificó con muy pocos faltos a ella.

Este hecho vino a romper la rutinaria calma de nuestra cotidianeidad; hizo que tuvieran que ser enviadas urgentemente tropas peninsulares a tierras africanas, convirtiéndose el puerto de Tarragona en uno de los principales puntos de partida. Cualquiera que fueran las fuerzas expedicionarias que abordaban los buques, eran despedidas en el muelle por toda la población, presidida por las autoridades civiles y militares. El acto de embarque se hacía a los sones de las músicas militares mientras diversas compañías con bandera y banda rendían honores. En nuestro Regimiento también se dispuso la organización de un batallón expedicionario, y a mí me correspondió junto a otros compañeros formar parte del mismo. Por una Real Orden del 10 de agosto, embarqué junto a mi batallón al mando del teniente coronel Joaquín Guerra Zagala con rumbo a Melilla en el vapor “Vicente Puchol”. Si aquellas ceremonias de despedida eran impresionantes, la emoción devino inenarrable cuando lo hicimos nosotros, 1.047 hombres embarcamos en el vapor en las instalaciones portuarias tarraconenses. Días después, en menor número, nos siguieron fuerzas del otro Regimiento de la ciudad, Luchana. La manifestación de simpatía, y también de pesar, fue muy conmovedora según nos contaron cuando nos encontramos nuevamente en África. Nosotros llegamos a la plaza de Melilla el día 14 del mismo mes, quedando el batallón de guarnición y de servicios de campaña en Cabrerizas Altas[9].

Andrés Barrero, con uniforme de expedicionario, recién desembarcado en Melilla, septiembre 1921.

            El envío de aquellas tropas y la violenta represión de los conflictos laborales mediante la tristemente célebre Ley de fugas, fueron duramente criticados en Tarragona por el semanario Fructidor, publicación que fue suspendida por la autoridad militar y cuyos responsables fueron sometidos a Consejo de Guerra, celebrado en Tarragona el 8 de agosto. Alfonso XIII terminó aquel triste verano alegremente “en la playa de Deauville mientras nuestros soldados defendían los últimos puestos de la Comandancia de Melilla o yacían en el cautiverio. Las gentes dijeron que no compartía las angustias del país y su popularidad comenzó a decrecer” [10].

            Aunque antes de la fecha de nuestra llegada ya había trasladados en África numerosos batallones de refuerzo, se había optado por una inicial serenidad antes de precipitarse por una rápida recuperación del terreno que podría haber acabado en fracaso y, por lo tanto, se preparó la campaña con algo más de reflexión que asegurase el éxito de la toma de las posiciones perdidas durante la grave crisis militar.

            Durante los últimos días de agosto continuaron las agresiones contra nuestros puestos avanzados de la plaza, así como contra los convoyes diarios encargados del suministro de fuertes y blocaos de la línea exterior[11]. También los servicios de aprovisionamiento muchos días tenían que librar duros combates para realizar su cometido, sufriéndose bajas de personas y pérdidas en los convoyes.

            El día 19 formé parte de una columna a las órdenes del teniente coronel del batallón, Joaquín Guerra, que salió en marcha de servicio de exploración a la Bokana de Mar Chica; regresamos sin ninguna novedad a Cabrerizas[12]. Se puede decir que esta fue mi primer servicio en una campaña de guerra real. El 20, y con otra columna a las órdenes, esta vez, del general de brigada Francisco Neila, participé en la protección de la instalación de un blocao, y la conducción de un convoy a las posiciones avanzadas de Hidum en cuya operación sostuvimos fuego contra el enemigo; cuando finalizamos, regresamos al campamento sin ninguna novedad. El día 24 y a las órdenes del coronel del Regimiento de caballería Alcántara, Emilio Fernández, asistí a la operación que tuvo por objeto conducir un convoy a la posición de Ait Aixa, y relevar, con dos compañías, la fuerza que la guarnecía. Durante la marcha el enemigo, con el que sostuvimos combate, nos hostilizó duramente, resultando dos de nuestros soldados heridos muy graves. Quedamos destacados en la posición durante tres días la 1ª y 2ª compañías, al mando del comandante segundo jefe. El fuego enemigo prosiguió durante la primera noche que permanecimos allí hasta la madrugada que se retiró. Tras esta dura acción supe lo que era entrar en combate. El día 25 fue nuevamente hostilizada la posición, especialmente durante la noche. El 26 arreció en sus ataques y, el 27, intentó impedir la aproximación de un convoy del que formaban parte las 3ª y 4ª compañías que se dirigían hacia nuestra posición para relevarnos, sosteniéndose por tal motivo un vivo fuego, tras el cual pudieron llegar hasta nosotros; los hombres que habíamos permanecido allí durante varios días, regresamos a Cabrerizas Altas en donde acampamos y continuamos de servicio de campaña, ya fuera del peligro inminente.

Soldados expedicionarios participando en la protección de la instalación de un blocao en posiciones avanzadas.

El día 29 pasé nuevamente a la posición de Ait Aixa en la que quedé destacado, sosteniendo durante dicho día y el 30 y 31 de agosto un vivísimo fuego contra el enemigo. Durante la noche aprovechaban para atacar nuestra guarnición de blocaos; numerosos enemigos nos arrojaban granadas de mano y consiguieron ocasionarnos 7 muertos y 8 heridos entre nuestros defensores. Uno de los caídos, el sargento Ricardo Mañas Roig, a pesar de haber sido herido varias veces sostuvo la defensa y alentó a sus soldados, hasta que una granada que intentó devolverla al campo enemigo estalló en sus manos dejándole destrozado. Su conducta fue apreciada como heroica y distinguida.

El 2 de septiembre nuestro teniente coronel, con la compañía de ametralladoras, pasó a nuestra posición de Ait Aixa y se hizo cargo del mando de la misma, y aunque fue atacada por el enemigo para apoderarse de ella, éste fue rechazado. Especialmente virulento fue el intento del día 4 en el que fue bombardeada y cañoneada, pero igualmente con el mismo resultado, aunque nos ocasionó varios heridos.

Los días sucesivos no cesó de provocar ligeros tiroteos y ataques en la posición aunque siempre era rechazado. El 28 por la noche atacó con gran intensidad a la guarnición del blocao Lobo empleando granadas de mano; ataque que duró hasta el amanecer siendo replegado, ocasionándonos un herido y 7 contusos.

Las fuerzas de nuestro batallón que nos encontrábamos allí permanecimos hasta el día 4 de octubre en que fuimos relevados por otras del Regimiento Gravelinas, tras lo cual regresé con mis compañeros a la explanada de Cabrerizas Altas.

El 10 de octubre formando parte de la Columna del Excmo. Señor General de Brigada Don Miguel Cabanellas asistí a la operación que tuvo por objeto ocupar las mesetas de Bu-Aiden y fortificar el pico del Bayo, y terminado el objetivo regresamos con todo el Batallón a Nador en donde quedamos de vivac. El 11 pasamos a Cabrerizas; el 23 por jornadas ordinarias, con todo el Batallón á Zeluán; el 24 y a las órdenes del Excmo. Señor General Don José Sanjurjo asistimos a la operación que tuvo por objeto la toma de Monte Arruit regresando a Zeluán el mismo día. El 25 y por jornadas ordinarias, me trasladé junto con mi Batallón a Cabrerizas. El 2 de noviembre y a las órdenes del Excmo. Señor General de Brigada Don Francisco Neyla, me trasladó en marcha ordinaria al Zoco el Hach de Benisicar con objeto de asistir a la operación para la toma de Zaenada, regresando al siguiente día a Cabrerizas. El 6 con todo el Batallón marché al Zoco el Hach; el 7 tomé parte en la operación que bajo la dirección del citado General Neyla se realizó para la ocupación de la meseta de Igueriben, regresando al campamento sin novedad.

Blocao defendido por las tropas españolas.

El 11 y a las órdenes del Coronel del Regimiento de África Don Francisco Jiménez asistí a la operación que se hizo para la ocupación de la loma de Timardin y los poblados de Jasanen y Tifasor, sosteniendo fuego con el enemigo, regresando al campamento de Zoco el Hach el mismo día. El 17 de noviembre y a las órdenes del repetido General Neyla, salí con la Columna que se formó para la ocupación de las alturas de Imehioten y barranco de Bahua y una vez terminados dichos objetivos regresé a Cabrerizas en donde continué hasta el 25 que me trasladé a Zeluán formando parte de la Columna a las órdenes del General Cabanellas y allí continué acampado en dicho sitio.

Andrés Barrero, tras los primeros combates en los que participó, donde se aprecia la cara desencajada y ojerosa debido a la carencia de comida y agua.

El 30 asistí a la operación para la ocupación de la posición de Taurias Narich regresando a Zeluán en el que quedé de servicio avanzado. El 17 de diciembre asistí a la operación que tuvo por objeto ocupar la posición de Batel en la que quedé destacado hasta el final del año 1921.

Destacado en Batel el 9 de enero de 1922 tomé parte en el combate que se libró para la toma y ocupación de Dar Asuga.

El 10 en la operación para la ocupar Dar Drius. El 12 y 14 a la conducción de convoyes hasta Ras Rusada y Al-Bal Iloripa.

El 21 al mando del Comandante del Batallón, pasé con mi compañía hasta Al-Ba-Hugot, quedando allí destacado, hasta el 28 de febrero que pasé al campamento de Batel.

El 3 de marzo a las órdenes del Comandante, tomé parte de la columna mixta para cubrir los boquetes de Si-Dia-Hug, regresando al campamento el mismo día. Continué junto con todo el Batallón hacia Ras-Busago, y lo mismo el 17, regresando ambos días al anochecer al campamento.

El 14 tomé parte en el combate que se libró para ocupar las posiciones de Ibu-Iba y Carreta, regresando a Batel el mismo día.

El 6 de abril salimos toda la compañía para Kandussi, donde asistimos a la maniobra para ocupar las posiciones de Kaharabal quedando en Kandussi acampados.

El 9 la columna militar, protegimos la conducción de un convoy a Dar-Quebdani regresando al campamento el mismo día. El 17 todo el Batallón, protegimos la instalación de un Blokao en el caserio de Kudia, regresando a Kandussi donde continuamos acampados.

El 1º de mayo a las órdenes del Tte. Coronel del Batallón, protegimos la conducción de un convoy a “Ambar-Oriental”, regresando al campamento el mismo día.

En el campamento nos dedicamos a los servicios de campaña. El 29, a las órdenes del Jefe del Batallón, condujimos un convoy a “Ambar-Oriental”.

Andrés Barrero, posando en la ciudad de Tarragona, recién regresado a la Península, esperando el día de su licencia.

El 8 de junio salí formando parte de la Columna mixta, al mando del Jefe del Batallón, avanzamos hasta “Bu-Hermana” donde confrontamos con otra Columna procedente de “Dar Quebdani”, regresando al campamento el mismo día. El 13 a las órdenes del Comandante del Batallón salimos para proteger la conducción de un convoy a “Ambar-Oriental” regresando al campamento.

El 18 de junio, formando parte de la Columna mixta al mando del Tte. Coronel del Batallón, pasamos a “Yazamen” donde confrontamos con otras dos columnas que salieron de “Ras-Medua” y Seganga, regresando al Campamento sin novedad, donde continuamos de servicio avanzado.

Continué de servicio de campaña en Kandussi, prestando las labores de conducción de convoyes a “Ambar-Oriental”, hasta el 11 de agosto que pasé a Dar-Drius donde quedé acampado.

El 26 asistí a la operación que, a las órdenes del General Don José Palau, se realizó para la ocupación de Asit-de-Mider regresando al campamento el mismo día, siendo atacados al anochecer por el enemigo que fue rechazado y continuando en Dar-Drius de servicio de campaña hasta el dia 22 de septiembre que por haberse dispuesto el relevo de la quinta de 1919 (la mía) pasé a Melilla y embarqué para la Península llegando a Tarragona el 27 de septiembre de 1922, y quedando de guarnición hasta el 26 de diciembre que marché a mi casa en Pozal de Gallinas (Valladolid) en uso de licencia ilimitada y con el disfrute de la misma finó el año 1922 y mi Servicio Militar obligatorio a la Patria.


[1] Acta de nacimiento de Andrés Barrero. Juzgado de Paz de Pozal de Gallinas (Valladolid).

[2] Archivo General Militar de Guadalajara (AGMG)., Expediente del servicio militar de Andrés Barrero.

[3] Didac Bertran Vallvé y Manuel Gramunt de Moragas, (2000), Los regimientos de guarnición en Tarragona: 1700-1931: de Felipe V a Alfonso XIII Ministerio de Defensa, Madrid, 2000, pp. 251-252.

[4] Ibídem.

[5] Expediente del servicio militar, opus cit.

[6] Didac Bertran Vallvé y Manuel Gramunt de Moragas, (2000), opus cit., p. 268.

[7] AGMG., Expediente del servicio militar de Andrés Barrero.

[8]    Archivo Llagostera-Ciuró (En adelante A.L.C.). Legajo 12-B. Carpeta de 1916-1920. Documento nº 61.

[9]   Instituto de Historia y Cultura Militar. Madrid (En adelante IHCMM). Historial del Regimiento de Infantería Almansa nº 18.

[10] Terrero, J.: Historia de España. Barcelona, Editorial Ramón Sopena, S.A. 1958, p. 648.

[11] Servicio Histórico Militar: Historia de las campañas de Marruecos. Madrid, Imprenta Ideal 1981, p. 484.

[12] Archivo General Militar Guadalajara (En adelante:AGMG). Expediente del servicio militar de Andrés Barrero.

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Las localidades del Vinalopó, acantonamientos de la 109ª Brigada Mixta en organización

Primeramente, diremos que la 109ª Brigada Mixta no fue la primera unidad cuya base y lugar de emplazamiento se constituyó en Villena, fijada por el Ministerio de la Guerra. Allí anteriormente, la 19ª Brigada Mixta Nacional, se había formado bajo la responsabilidad del Estado Mayor de la División Territorial con plaza en Albacete.

Configurada mayoritariamente por fuerzas del Ejército de Voluntarios y las Milicias del 5º Regimiento, que se iban concentrando en dicha capital.

Este contingente militar había quedado en disposición para entrar en campaña, entre los días 25 y 30 de noviembre de 1936.

Origen y formación

La 109ª Brigada Mixta, se organizó a comienzos de la primavera de 1937, a lo largo de las localidades que forman las comarcas del río Vinalopó con cabecera principal en Villena (Alicante). Sus integrantes eran individuos pertenecientes al cupo de instrucción, de los años 1935, 1934, 1933 y 1932, así como los correspondientes al primero y segundo llamamiento del reemplazo de 1936.

Reclutas marchando hacia el lugar de su concentración.

Previamente, habían sido concentrados en sus Cajas de recluta correspondientes, entre el 15 y 17 de marzo. 3.148 soldados para ser repartidos entre sus cuatro batallones y planas mayores, escuadrones motorizados, baterías artilleras y servicios de municionamiento, Transmisiones y compañías mixtas de Zapadores, Intendencia y Sanidad.

Así lo indicaba la circular del Diario Oficial del Ministerio de la Guerra de 9 de marzo de 1937.

 

Estado de los contingentes que las Cajas dan a la Plana Mayor y Batallones de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
  Plana Mayor Batallones  
Caja D   1.298 1.298
Caja N 7 934 941
Total 7 2.232 2.239

Estado de los contingentes que las Cajas dan a los escuadrones motorizados de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
     
Caja D 125 125

Estado de los contingentes que las Cajas dan a las Baterías y Servicios de Municionamiento de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
  Baterías Servicio de Municionamiento  
Caja D 60 112 172

Operadores de transmisiones, observados de cerca por dos tenientes.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Estado de los contingentes que las Cajas dan a las Secciones mixtas de Transmisiones y Compañías mixtas de Zapadores de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
  Transmisiones Zapadores  
Caja D 95 233 328

Estado de los contingentes que las Cajas dan a las Compañía de Intendencia de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
     
Caja D 153 153

Estado de los contingentes que las Cajas dan al Grupo de Sanidad de la 109ª Brigada Mixta

Cajas Brigada 109ª Total
     
Caja D 131 131

Contingente total que las Cajas dan a la 109ª Brigada Mixta

  Caja D Caja N Total
Brigada 109ª 2.207 941 3.148

El primer jefe nombrado para esta unidad, fue el teniente coronel Antonio Gil Otero, que el 18 de julio de 1936, era comandante mayor del Regimiento Albuera nº 16 de Lérida (D.O. Mº Guerra nº 68, 19 marzo 1937). Este fue destinado al Ejército del Este, y seguramente no llegó a presentarse en la ciudad cabecera de la Brigada. Fue reemplazado a principios de abril, por el mayor de Infantería, Luis Pedreño Ramírez (D.O. Mº Guerra nº 88, 12 abril 1937) que, al estallar la guerra, residía en Alcoy como capitán retirado por la Ley de Azaña.

Organización del 433º Batallón

645 Combatientes de la 46ª División. 40

Reclutas pertrechados con su equipo militar.

El día 20 de marzo de 1937, a las dos de la madrugada, se produjo la llegada a Villena, del contingente inicial de hombres del 433º Batallón, el primero de los cuatro que formaban la Brigada. Procedentes de la Caja de reclutas de Albacete, una de las dos de las que se nutrió esta unidad al comienzo. Fueron recibidos y alojados, en el cuartel que se había habilitado en el recinto de los Salesianos, por el teniente Carlos Poblador y el comisario de la Brigada, Ernesto Herrero Falagan.

Organizado con seis compañías numeradas de la 1ª hasta la 4ª, además de la de Ametralladoras y la de Eventualidades. También había una sección de especialidades donde estaban agrupados los hombres con oficio.

Al día siguiente, se incorporaron procedentes de la localidad de Villarrobledo (Albacete), los sargentos y cabos instructores que se iban a ocupar de adiestrar a la tropa. Unos días más tarde, también se incorporaron el comisario propiamente del Batallón, Ricardo Charlan Bravo y el capitán jefe del mismo, Julio Lobo Echemendia, que residía en Tarragona. Junto a ellos los tenientes Francisco Pérez Valles, Jesús Rives Martínez y Dionisio Hernández Alba.

En abril, su tropa, ya había comenzado la instrucción de tiro, así como la táctica por compañías. Aunque los oficiales no estaban todavía familiarizados con la técnica de los ejercicios de gimnasia, esta se practicaba diariamente.

También había empezado la instrucción con armas automáticas, así como la de los cuadros de mando.

Entre los supuestos tácticos que realizó la unidad como aprendizaje militar, preparó una organización defensiva en la localidad Campo de Mirra. También llevó a cabo una marcha de maniobra por la carretera de Villena a El Salse (Beneixama), con un objetivo táctico.

Para la preparación y desarrollo de las escaramuzas, aconsejaban dotar a los oficiales de los Batallones con alguna cartografía, con preferencia de la zona de sus respectivos acantonamientos, que por lo visto todavía faltaba.

No disponían tampoco, de las cornetas ni tambores necesarios para la instrucción, los actos del servicio, difundir órdenes, etc.

Organización del 436º Batallón

12 50

Plana Mayor del 436º Batallón de la 109ª Brigada.

El teniente Juan Pedro Fernández del Campo, cumpliendo cuanto disponía la Orden General de la Brigada, el 28 de marzo, procedió a la organización del 436º Batallón. Otro de los que componían la Gran unidad.

Trasladó la fuerza desde su lugar de concentración, la plaza de Villena, a la de Novelda, en donde quedó de servicio de guarnición. Como comisario accidental de la unidad, lo acompañaba Francisco Véliz. La gran mayoría de estos hombres, provenían de la segunda de las Cajas de las que se alimentaba la Brigada, la de Alcañiz, en Teruel. Por lo tanto, el acoplamiento de las fuerzas, ya no era tanto, como en un principio cabía esperar, por su ideología política sino, en función de su origen geográfico.

También realizaba marchas de resistencia y velocidad dentro de su programa de instrucción, desde la carretera de Novelda a Elche, hasta las proximidades de Canax o hasta Santa Bárbara. Otro día, desarrolló un simulacro, que consistió en la organización de una ofensiva, desde el pueblo de Baños de Orito, contra el enemigo, que se encontraba en Ventas de Agost. Volvió a repetir otra marcha de 30 kilómetros, desde Novelda hasta Elche.

Aspectos generales de la organización de la Brigada

Sabemos que, la 109ª Brigada, entre los días 8 al 12 de abril, ya tenía terminada la organización básica de todas sus unidades, vestidos los hombres y repartido el armamento, aunque la fuerza estaba aún sin filiar.

No se había designado todavía de forma oficial el mando principal de la Brigada, ni tampoco el de una gran parte de los de Batallón y de Compañía. Hasta ese momento se habían presentado un Mayor, cinco Capitanes y 37 oficiales, y no tenía todavía asignado un oficial médico.

Existía escasez general de subalternos y de clases. No estaban todavía completos los efectivos de reclutas que sufrían frecuentes cambios, por las consiguientes altas y bajas, por incorporaciones tardías o por destino a otros Cuerpos. Circunstancias determinantes para que la organización presentase algunos fallos que la perjudicaban e influían esencialmente en el retraso con el que se llevaba cabo el encuadramiento de las unidades.

6 Tropas de la 21ª Brigada Mixta en formación en una plaza del barrio madrileño de Usera 75

Tropas de un Batallón en formación haciendo instrucción.

Retraso que ya fue inicial, de seis a ocho días, por la lentitud de la concentración en las propias Cajas. Y que se acentuó por las causas indicadas, contribuyendo también a él, la carencia absoluta de medios de transporte para la distribución, entre los diferentes acantonamientos de la Brigada, del armamento, vestuario, utensilio y material diverso. Además, esta falta de vehículos, imposibilitaba la inspección de las fuerzas por el jefe en sus acuartelamientos, y el suministro de las comidas, que a veces se distribuían con dos y tres horas de retraso debido a la imposibilidad de acarrear los víveres.

El constante movimiento de fuerzas republicanas en la cuenca del Vinalopó, era vigilado por uno de los servicios secretos de los que disponía, por aquel entonces, el Ejército franquista, el SIFNE (Servicio de Información del Nordeste de España). En un informe del 18 de abril de 1937, recoge que “En Villena, Novelda, Sax y Elda hay constantemente de 800 a 1000 hombres practicando la instrucción en cada una de las localidades y sirviendo de lugar de reposo para los que regresan del frente. En Novelda están terminando una fábrica de municiones que empezará a funcionar a fines de mes”.

En realidad, a mediados de abril los reclutas presentados eran 2.501. De los hombres que faltaban, unos estaban pendientes de incorporarse y otra gran mayoría eran desertores en los primeros días, hasta que se incorporó en comisión, el Mayor Pedreño, nombrado comandante accidental de la Brigada, con dos oficiales que, junto al Comisario político, tomaron medidas aplicando fuertes sanciones contra los desertores que se iban presentando.

Esa actuación fue contrarrestada por otro jefe militar con cierto peso, el Mayor Agnelio Losada Gómez, que pertenecía al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y que llevando unos días en la Brigada se le responsabilizaba por realizar una labor derrotista.

La disciplina en general, no era la que debiera ser, no se cumplían los signos externos ni saludos marciales reglamentarios, pues masas de hombres que durante no pocos días habían estado huérfanos de mando, sin encuadrarse en una unidad, sin sentir acción coercitiva alguna, y sin tener una tarea, se habían acostumbrado a una moral relajada, reflejándose todo ello en perjuicio de la obediencia y subordinación debidas.

Contribuyó a ello la actuación de la CNT que obró perjudicialmente sobre la fuerza, con propagandas también derrotistas y desmoralizadoras, singularmente en Elda, donde habían colocado un altavoz frente al cuartel, mediante el cual exhortaban a la indisciplina. Se llegó a detener a un orador, que fue entregado a la policía, pero esta lo puso en libertad.

Como consecuencia de todo ello, se aconsejó quitar ese acantonamiento, y trasladar la fuerza a Petrel, pueblo inmediato a Sax, pero debido a la premura del tiempo no se debió llevar a efecto.

Los uniformes entregados en un principio habían sido de invierno, y apuntando ya el calor como sucedía, era mayor el riesgo de que, a medida que iban pasando los días, se acentuaran los casos de fatiga en la tropa, y así como previsión, ante el avance de la estación calurosa, se dotó a la fuerza de monos y prendas más ligeras que la de paño, para las ulteriores operaciones.

Ya se ha comentado más arriba que la unidad no disponía de oficiales médicos, y su enfermería aumentaba con pacientes que se atendían con reclutas estudiantes de medicina, pues los médicos civiles de los acantonamientos, alegando exceso de trabajo en los hospitales de sangre, no prestaban sus servicios debidamente a las fuerzas.

Otro problema que había que tener en cuenta y que gestionaban los servicios sanitarios, era el de que era preciso atender a los presuntos inútiles, resolviendo su situación, ya que si se les obligaba a practicar la instrucción, se originaban incidentes de carácter afectivo, aprovechados por los elementos perturbadores, y si se les eximía de ella, el resto de la tropa se desmoralizaba, ya que no faltaba quien buscara en supuestas enfermedades o inutilidades pretexto para burlar la instrucción.

Además, faltaban, no ya solo para cuando fuesen a salir hacia el frente, sino para el periodo de instrucción, en el que eran precisos, por si había ocasión de accidentes en ejercicios de tiro, materiales sanitarios (camillas, ambulancias, bolsas individuales de curación, botiquines de batallón y compañía, etc.)

Los enfermeros también eran necesarios para la vacunación de la tropa, a la cual todavía no se había procedido, puesto que no habían recibido los sueros necesarios.

74dispensario en la primavera de 1937 donde se vacuna a la población contra el tifus. (ABC. Ejército Popular llevó sistemáticamente a cabo campañas de vacunación 50

Dispensario en la primavera de 1937 donde se vacuna contra el tifus. Ejército Popular llevó sistemáticamente a cabo campañas de vacunación. ABC.

Este hecho traía como consecuencia que, ante el retraso acumulado que ya existía en la fuerza, para cumplir los plazos inevitables para recibir la instrucción militar, antes de ser destinado al frente, se acumularan, tras la obligatoria vacunación contra el tifus y la viruela, los días necesarios que, por la reacción fisiológica que se producía en los hombres, podían considerarse también como perdidos para la instrucción.

Circunstancia por la que se había solicitado un plazo ampliatorio que permitiera capacitar con garantías a los hombres, que se otorgó hasta el 30 de abril, entendiendo que los días que se aumentaban, aun y todo, eran inferiores en número al de los perdidos.

Así la Jefatura determinó, proceder a la rectificación de las fechas topes para las diversas fases de la instrucción, en la forma siguiente:

 

-Terminación de la instrucción de Compañía……………. el 21 de abril;

– Terminación de la instrucción de Batallón……………….. el 26 de abril;

-Instrucción de conjunto de la Brigada, con todos sus elementos, del 27 al 30 de abril, que ya se llevó a cabo en tierras extremeñas.

Es necesario un breve inciso para explicar que, durante el periodo de encuadramiento e instrucción militar de la unidad, se había estado proyectando una ofensiva republicana, que partiría de Extremadura para aislar Andalucía del territorio franquista.

El Plan P, como fue denominado, había sido diseñado por el general Vicente Rojo. Exigía la constitución de un nuevo Cuerpo de Ejército en el Frente Extremeño, el VII, que tenía su Cuartel General en la localidad pacense de Cabeza del Buey.

Agrupaba a las divisiones 36ª y 37ª, que cubrían los frentes toledano y extremeño, respectivamente.

La División 37ª en un principio se componía de las tres Brigadas Mixtas, que se ubicaban en el Nordeste de la provincia de Badajoz, la 20ª, la 63ª y la 91ª. Pero la 109ª apareció para participar en la ofensiva antes aludida desde Levante, y permaneció en este frente durante toda la guerra, tras la suspensión definitiva de la ambiciosa maniobra estratégica.

Regresando al eje central de este apartado, su aspecto organizativo, mencionaremos que la instrucción de los hombres que se iban a ocupar del manejo de las baterías de artillería y la de las secciones de transmisiones, que también pudieran ir retrasadas, habría de estar terminada, para que el día 26 se incorporasen a sus respectivas unidades de la Brigada, ya que para adquirir dicha capacitación habían tenido que trasladarse hasta los Centros de Chinchilla (Albacete) y Castellón, respectivamente.

Biografía del primer jefe de la Brigada, Mayor Pedreño

Aun con todo lo comentado hasta aquí, la impresión general de la Brigada por parte de los jefes del Estado Mayor en Valencia, era bastante aceptable, merced a la labor intensiva y acertada del Mayor Luis Pedreño, que de momento solo estaba en comisión, y cuyo destino definitivo como Jefe de la 109ª Brigada aconsejaban que sería conveniente.

Pedreño Ramírez, Luis 50

Mayor Luis Pedreño, jefe de la 109ª Brigada Mixta.

Era un militar profesional que había nacido en Cartagena (Murcia) el 27 de marzo de 1902. Ingresó en la Academia de Infantería en septiembre de 1919, y alcanzó el grado de alférez a finales de 1921. Dos años más tarde ascendió a teniente por antigüedad, y obtuvo el cargo de capitán en noviembre de 1928. Pedreño ejerció su carrera en varias unidades militares, y destacó su paso por el Regimiento de Infantería nº 60. Al proclamarse la República se encontraba en el tercio de la Legión (Ceuta), si bien a finales de 1931 accedía a la situación de retirado por voluntad propia.

Al estallar la guerra se incorporó a las tropas republicanas, tomando el mando de las fuerzas que integraban la “Columna Guadix” en la zona de Granada. Más tarde recibió el encargo del general Martínez Cabrera, ante la petición de las autoridades de Baza (Granada), de formar e instruir un batallón de milicias, denominado “Pedro Galindo”, del que fue “elegido” comandante por aclamación de sus integrantes. De esta unidad, en abril de 1937, pasó a organizar la 109ª Brigada en Villena.

Sin embargo, apenas tuvo tiempo para dirigir esta Brigada, pues el día 13 de junio, a las pocas semanas de llegar al Frente Extremeño, fallecía a consecuencia de las heridas producidas en un bombardeo enemigo durante los combates acaecidos en la Sierra de los Argallanes alrededor de Higuera de la Serena (Badajoz).

Organización del 434º Batallón

704 50También durante el mes de abril, los hombres del 434º Batallón formado en Sax, al mando de su capitán Timoteo Reboiro Giménez, se incorporaron a la localidad de Villena, donde se unieron a las fuerzas del 433º Batallón. Componían el cuadro de oficiales de aquella unidad, el capitán de la 1ª compañía, Manuel Prieto Méndez y los tenientes Bernardino Martínez Gómez y Modesto Calle Ortega. La 2ª compañía la formaban, su capitán José Marco Gil y el teniente Marcelino Torrado Felipe. La 3ª compañía el teniente comandante Cándido Lope Iranzo. La 4ª, su teniente comandante, Enrique López Mendía y Antonio González Amo como oficial. La de Ametralladoras, su teniente comandante Juan Canet, y la Plana Mayor el teniente Cesáreo Cabañas Lizana.

Ambas unidades, a las órdenes del antes citado, mayor Agnelio Losada y del comisario del 433º Batallón, Santiago Aliques Bermúdez, embarcaron en la estación del ferrocarril en dirección a Cabeza del Buey (Badajoz) en el frente de extremeño, adonde llegaron el 28 de abril.

435º Batallón

Las compañías del 435º Batallón, actuaban realizando marchas por la carretera de Elda a Novelda, hasta las proximidades del puente del Vinalopó, y otras por la misma vía, hacia Monóvar. También se dedicaban a la instrucción con armamento y correaje en orden de combate, al que debían acudir con su indumentaria color kaki, así como al manejo de armas. Realizaron otra marcha de 15 kilómetros, cuyo itinerario los conducía por la carretera hasta Xinorlet, Hondon y Soda [¿Sonca?], y que, en un supuesto táctico, trataban de ser ocupadas por el enemigo, del cual debían defenderlas desde las posiciones que ocupaban.

A mediados del mes abril trasladaron esta unidad al Cantón Santa Bárbara, donde se le entregó a sus compañías los fusiles ametralladores y las máquinas ametralladoras a la compañía de las mismas. Hubieron de realizar otro supuesto táctico de la toma de Elda, en el cual el Batallón se suponía era el eje de ataque, estando concentrado en los Baños de Salineta [Salinetes], tratando de mantener el enlace con las demás unidades de la Brigada, regresando tras finalizar al Cantón. Completó su periodo de instrucción en tierras alicantinas, emprendiendo una marcha de 30 kilómetros de recorrido, con todo el equipo, cuyo itinerario comprendía desde Santa Bárbara al Hondón [Fondó], regresando tras finalizarla al Cantón.

El mismo día en que los dos primeros batallones de la Brigada llegaron al frente de Extremadura, el 435º Batallón recibe la  la orden de marcha por carretera con sus elementos a la estación de Sax, para embarcar en tren militar, haciéndose el transporte de todo el material en camiones. El embarque se hace sin novedad y se pernocta en Villena. A las seis de la tarde, marchaba el tren con dirección a Cabeza del Buey, siendo el punto de salida Villena.  El viaje se realizó durante la noche sin ninguna novedad.

Las fuerzas del 436º Batallón por su parte, en virtud de la orden de la Brigada, el 28 de abril salieron de la plaza de Novelda con dirección a Villena, al mando de su mayor jefe, Roberto Cereceda, embarcando en otro tren militar a las 17.00 horas, llegando a la citada plaza a las 20.00 horas, donde vivaqueó hasta las 14.00 horas del día 29, desde donde en tren militar emprendió la marcha a Cabeza del Buey, llegando el día 30 de dicho mes a la citada ciudad, donde quedó de servicio de instrucción y guarnición.

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Videoconferencia de Fernando Barrero Arzac para la Seu Universitària de Petrer, Universitat d´Alacant, 25 de marzo de 2021

Publicado en 1937, 433 Bon, 434 Bon, 435 Bón., 436 Bon, Batallones, Brigadas Mixtas, Instrucción táctica, Investigaciones, Jefes, Maniobras, oficiales y comisarios, SIFNE, Táctica | Etiquetado , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | Deja un comentario

Reanudación de las operaciones militares en La Siberia extremeña durante el mes de agosto de 1938, narradas por sus protagonistas y descritas en sus documentos

Extractos de las Memorias y de las Hojas de servicio de los militares protagonistas durante las operaciones de la Batalla en el Llano y en los Montes de La Siberia extremeña

1 al 16 de agosto de 1938

Francisco Buj Pastor, escribiente de las compañías. Ejército de Extremadura republicano. 37ª División. 109ª Brigada Mixta. 436º Batallón[1]

[Después de los combates durante la ofensiva de la bolsa de la Serena del Ejército sublevado del mes de julio de 1938, el Cuartel General, oficinas y las unidades de Servicios se refugiaron en Esparragosa de Lares. Así describe la llegada de la unidad a aquel entorno]:

«Nos llevaron unos días de descanso a Esparragosa de los Lares. Las oficinas las instalamos en el coro de la iglesia. Ésta, llena de refugiados, huidos de la zona franquista. Muchos eran de Azuaga […]. En Esparragosa no lo pasábamos mal, donde se reorganizó el [436º] Batallón, diezmado en el cerco de Villanueva [bolsa de la Serena]».

“[…] Una noche nos trasladaron en camiones a un nuevo sector, desconocido totalmente por nosotros, los soldados. Hasta llegar al destino, incorporados ahora al [436º] Batallón, hubo que sortear varios peligros en la noche: hubo prohibición de encender el mechero, nada de fumar; de pie, apretujados en la caja del camión, callados, pasamos -nos lo dijeron después del viajecito- muy cerca de las posiciones fascistas durante un largo trayecto. Solo se oía el pesado ronroneo de los motores de los camiones, entremezclados con los de los fachas, que reforzaban asimismo sus posiciones en el Sector de Villanueva, en una noche, débilmente iluminada por la luz de la luna en su cuarto menguante.

Ignoro los kilómetros recorridos, pero puedo asegurar que aquellas tres horas, con aquella lentitud y precauciones, nos parecieron eternas.

«todavía en la margen derecha del Guadiana. Así, sin bajar de los camiones, con gran peligro, descendió el nuestro por la rampa hasta la plataforma de la barcaza, desprovista de protección lateral y frontal. Poco faltó para que nuestro camión se sumergiera también en el río, como le sucedió al precedente […]»

¿Dónde nos llevarán?, decíamos. Al fin paró el convoy y, cuando nos disponíamos a bajar para descansar en tierra unos minutos, se nos prohíbe hacerlo: estábamos en zona enemiga; todavía en la margen derecha del Guadiana. Así, sin bajar de los camiones, con gran peligro, descendió el nuestro por la rampa hasta la plataforma de la barcaza, desprovista de protección lateral y frontal. Poco faltó para que nuestro camión se sumergiera también en el río, como le sucedió al precedente que, afortunadamente, en la orilla todos pudieron asirse a la compuerta en pocos minutos, ya que allí la profundidad no era excesiva.

Llegados a nuestra orilla, descansamos un rato y vimos cómo los zapadores estaban preparando unas trincheras propias para enanos, para disfrute del enemigo, tal era la profundidad de las mismas.

Al amanecer contemplamos una gran llanura, sin un solo árbol. Era el mes de julio (sic) [agosto] de 1938. Pensé en los mayores de mi tierra, cuando nos hablaban de Marruecos, y opiné que esto debía ser aún peor. El sol caía a plomo. De poco nos servía el gorro de miliciano sobre nuestras cabezas; solo para aumentar la sudoración. Buscamos una fuente o algo parecido en retaguardia, claro, pues en el Guadiana solo los “escuchas” podían llenar las cantimploras, por la noche. Una charca lejana, en dirección a Talarrubias: agua embarrada, que mitigaba la sed de los caballos y ovejas y de los combatientes. ¡Y los mosquitos! del amigo “anófeles”, que ya formaba parte del ejército y nos era hasta simpático y familiar, pues todos, más o menos, éramos palúdicos a los quince días de nuestra llegada a Extremadura. Poco nos aliviaba la pastilla diaria de quinina que nos obligaban a ingerir en ayunas; en cambio nuestros oídos se embotaban con tanta medicación, sin dosificar convenientemente.

Aguantar aquel sol, sin más protección que el gorro y un pañuelo, en la oficina, a campo descubierto en la pequeña desenfilada, creo no lo aguanta ser humano alguno. Con cuatro fusiles, clavadas las bayonetas checas, y con una manta por techo, así, buscando la protección de la sombra constantemente, nos íbamos arreglando: todos apretados, las cabezas casi juntas, envueltas en intenso sudor; los cuerpos, quemados a los dos días, tuvimos que protegerlos con nuestras ropas, y aumentar la sudoración pues era preferible sudar. ¡Y a beber agua de charca, como los segadores de mi tierra! No había otro remedio.

A los pocos días, estábamos afectos de unas grandes molestias en garganta, de la que a veces salía sangre, con crecientes ahogos. ¿Tuberculosis? Así lo temía el doctor al comienzo de los síntomas. Los soldados -los peor alimentados- fuimos los primeros en acusar las molestias. Cada día aumentaban los casos. Hasta que un reconocimiento hecho por el veterinario al caballo del jefe dio por resultado la extracción de una enorme sanguijuela de la garganta realizada por su asistente. Esto hizo que muchos fuéramos intervenidos fácilmente en el Hospital de Talarrubias, antes convento, quedando libres de aquellos molestos ahogos, producidos por las pequeñas sanguijuelas.

La estancia en el sector sin árboles, sin una cueva africana al menos, amenazaba seriamente nuestra salud, y hubo que hacer una especie de casa subterránea (mejor, una galería topera) por las noches. Lo preciso para albergarnos agachados, libres de los rayos de Febo. Apenas llevábamos dos semanas disfrutando, es un decir, de tanta comodidad y confort, luego de tanto trabajar a destajo, cuando llega otra orden de traslado. ¿Recuerda, mi capitán? No eran las balas ni los morteros lo que todos temíamos ahora, sino las incomodidades inaguantables, a pesar de nuestra juventud.

[10 de agosto de 1938. A las 11’05 horas un aparato de reconocimiento y bombardeo ha evolucionado por líneas propias ametrallando al P.C., Puesto de Mando, del el 436º Bón, La Barca y sus inmediaciones.

A las 13’20 h. aparecen 7 bimotores “Heinkel” que evolucionan por Casas de Don Pedro y carretera de Talarrubias a dicho pueblo, bombardeando y ametrallando por espacio de media hora][2].

» […] Se lanzaba un avión sobre nuestras cabezas ametrallándonos; bajaba otro y «repasaba», y el otro, y otro […]»

Salimos, como siempre, de noche. Y al amanecer, aún en la llanura… ¡¡Cuerpo a tierra!!, sin nada que nos pudiera proteger. Unos cuatro o cinco aviones pequeños -cazas-, cual buitres al acecho, nos coronaban. Unos segundos más tarde, nos hicieron la «noria» (el gran invento del franquista García Morato). Se lanzaba un avión sobre nuestras cabezas ametrallándonos; bajaba otro y «repasaba», y el otro, y otro. Yo vi cómo un piloto, no contento aún con los estragos que hacía el de la cola con la ametralladora, nos lanzaba bombas de piña. Media hora calculo que estuvieron defendiendo a España los valerosos aviadores fascistas. Nosotros, cogidos por sorpresa, en vano podíamos defendernos. Algunos aún les dispararon nerviosos. Fue un momento eterno para nosotros, breve para el enemigo. Suponemos que, como recompensa a tanto crimen aquel día, en Burgos la “Gloriosa escuadrilla de Morato” sería tan vitoreada como maldecida por el Pueblo; por sus soldados, concretamente, que no iniciaron la guerra. Éramos todos de las quintas, labradores la mayor parte, gente buena, sencilla, pacifista, deseosos de Paz y Justicia: no la de las armas. Éramos los que sufríamos, desde nuestra cuna, las consecuencias de la ambición de los poderosos. Allí, aquel día imborrable de nuestros dolores, no sólo se maldijo a la escuadrilla de la Muerte, sino que también hubo un recuerdo al Cristo Crucificado, en cada soldado acribillado en tamaña «Cruzada». Como corderos que llevan al matadero, así nuestros compañeros también lo fueron, injustamente, bárbaramente.

Terminada la guerra, ante la presencia de Franco y demás generales y tropa, hubo en Madrid una exhibición Especial:  García Morato iba a dar a conocer, en sus ejercicios [aéreos], las maravillas de su Noria o Rueda, que tanto contribuyó al avance de las fuerzas franquistas. Ante los aplausos y admiración de los vencedores, finalizadas las piruetas, el avión pilotado por Morato, como si todos los caídos por su causa protestaran desde sus tumbas ante el Cielo… García Morato, repito, al final de su exhibición mordió el polvo de su Victoria ante su Caudillo, estrellándose en picado… Que Dios le tenga donde Él quiera.

¿Recuerda, mi Comandante? Por la tarde, después de comer, la incursión, la descubierta de la caballería mora, que osaron atravesar el Guadiana; más la moral de los soldados, después del ametrallamiento, fue tan elevada que los moros tuvieron que replegarse a sus posiciones con toda rapidez.

Recién incorporado el nuevo practicante [durante los hechos narrados más arriba], voluntario, procedente de Barcelona, con sus 18 años, inexperto (su padre le había hecho presentarse para combatir al fascismo, no en la retaguardia, sino en el frente), me decía que esto era horrible, que no comprendía la decisión de su padre. Se llamaba Ideal Porvenir Ayerbe. Tan apocado él, creía que le traerían los heridos al lugar donde nos encontrábamos. Le convencí y, cogiendo el cestón entre los dos, nos adentramos en la inmediata retaguardia de los compañeros. Allí permanecimos, en la pequeña vaguada y él procedió a la cura de varios heridos, que fueron llevados a Talarrubias en los mulos. Poco tiempo después (pienso que «tras ver las orejas al lobo feroz de la guerra»), su padre debió de interceder en Capitanía. Y fue destinado a un hospital catalán. Aún lo recuerdo con simpatía […]”[3].

 

Mario González Revenga, teniente coronel de Estado Mayor y jefe del SIPM y fuerzas de Policía y Ocupación del Ejército del Sur[4].

La jefatura del SIPM de Ejército del Sur la ocupaba el teniente coronel Mario González Revenga.

[1938] […] se le concede el empleo de Teniente Coronel por antigüedad en propuesta extraordinaria con la de 18 de marzo de 1938 y efectividad de 27 del mismo mes y año. Como Jefe del S.I.P.M. y fuerzas de Policía y Ocupación [del Ejército del Sur] tomó parte en las operaciones que dieron comienzo el 20 de julio [1938] para ocupar la Zona de la Serena. Por Orden de S.E. el Generalísimo de 22 de octubre de 1938, se conceptúan los servicios por los Jefes y Oficiales en el S.I.P.M. como los sectores de vanguardia como de frente. En esta situación finó el año.

 

Victorino Baena Rubio, teniente de complemento, jefe del Grupo C del Sector C-10 del Ejército del Centro[5].

[El] 1º de julio que fue destinado por el Excmo Sr General Jefe de la 7ª Región Militar al Bón de guarnición y Orden Público nº 338 del Regimiento Infantería La Victoria nº 28 al que se incorporó el día 8 del expresado mes [julio] en la plaza de Trujillo (Cáceres) siendo destinado a la 3ª Cía del expresado Bón en Jaraicejo (Cáceres) marchando a hacerse cargo del destacamento del Puente de Almaraz sobre el río Tajo hasta el 22 de julio que por orden del expresado Jefe del Batallón marchó a Logrosán (Cáceres) para hacerse cargo del mando accidental de la 1ª Cía del Bón. El 19 de agosto y al mando de dicha compañía salió para Puente del Arzobispo (Toledo) según orden de la Superioridad, quedando a las órdenes del Sr. Coronel Jefe de los Servicios de Etapas del Ejército del Centro para prestar los servicios de custodia de prisioneros y conducción de los mismos con motivo de la liberación de los pueblos de La Estrella, Campillo de la Jara, Nava de Ricomalillo (Toledo) quedando destacada su compañía entre los pueblos de Campillo y Puerto de San Vicente (Toledo) en donde continuó hasta el 9 de septiembre que por orden de la Superioridad marchó con la Compañía para incorporarse a la Plana Mayor del Batallón en Logrosán (Cáceres) y prestando los servicios de campaña y emboscadas hasta el 22 de diciembre que pasó agregado para servicio del S.I.P.M. del Sector C-10, haciéndose cargo del mando del Grupo C de dicho Sector en el que finó el año […].

 

Juan Alvárez del Barco, teniente provisional. Ejército del Sur sublevado. Regimiento Infantería Castilla nº 3. 302º Batallón de Guarnición[6].

El 16 de julio de 1938 fui trasladado a Cáceres, de esta plaza a Madrigalejo [Cáceres], de esta a Navalvillar de Pela [Badajoz], de esta a Casas de Don Pedro [Badajoz], de esta, el 12 de agosto de 1938, la 3ª y 4ª Compañías pernoct[amos] en el kilómetro 67,500 de la carretera de Villanueva de la Serena [Badajoz] a Guadalupe [Cáceres], tomando parte en la operación y toma del pueblo de Valdecaballeros [Badajoz] donde permanecimos hasta el 13 de enero de 1939 […].

 

Faustino Múñoz Paniagua, capitán provisional Infantería. Ejército del Sur sublevado. 21ª División. 4º Batallón-Bandera Falange y de las JONS de Badajoz[7].

[…] tomando parte con el [4º Batallón de Falange de Badajoz] en la marcha ofensiva que se hizo el veintiséis [de julio], desde los Naranjales a Castuera y desde este pueblo a Quintana [de la Serena], desde donde con aquel [4º Batallón de Falange de Badajoz] se trasladó al “Cortijo de la Alhambra” y el seis de agosto a las Minas de “Miraflores”. El día nueve [de agosto] y formando parte el [4º Batallón de Falange de Badajoz] de la primera media Brigada de la segunda Brigada de la veintiuna División, salió con el mismo, yendo su Centuria a vanguardia, haciendo contacto con las fuerzas enemigas, a las cuales batió con fuego de fusil y armas automáticas, ocupándose toda la extensión de terreno señalada por el mando y llegando hasta el “Cortijo del Toril del Muchacho”, en donde quedó establecido el Batallón en línea defensiva, último objetivo señalado en la fase. El día dieciséis del referido mes de agosto y desde el cruce de la carretera de Cabeza del Buey a Puebla de Alcocer partió el Batallón, formando parte en reserva de la media Brigada a que pertenece, en dirección al “Cortijo de la Hoya Baja” donde quedó situado en posición; permaneciendo en las posiciones de la orilla izquierda del río Zújar este oficial […].

 

Juan Calzada Calle, teniente provisional de Infantería. Ejército del Sur sublevado. 21ª División. 4º Batallón-Bandera Falange y de las JONS de Badajoz[8].

[…] Por orden de fecha veintiuno de julio de este año [1938] (Boletín Oficial del Estado número veintitrés), se le concede a este alférez el empleo de teniente provisional de su arma por antigüedad y con la de veinticuatro de abril del mismo año, con cuyo nuevo empleo y por otra orden del jefe de su Batallón-Bandera, pasa a continuar sus servicios a la primera Centuria del mismo. El día nueve y diez de agosto, una vez reanudadas las operaciones, cooperó con su Batallón-Bandera a la toma de la Casa del Moro y posiciones que ocupaban los rojos, dominando el puente del río Zújar, quedando con su Centuria a vanguardia, rechazando durante el día y la noche, varios ataques del enemigo […].

 

Ignacio Múñoz Aycuens, Comandante de Infantería. Ejército del Sur sublevado. 21ª División. Comandante jefe del 4º Batallón-Bandera Falange y de las JONS de Badajoz[9].

[…] Hasta el día 9 de agosto que formando parte de una columna al mando del Sr. teniente coronel Gómez Cobian, tomó parte al mando de su Bandera [4º Batallón de Falange de Badajoz] en al ataque a la Casa del Moro, y pasando a vanguardia de la columna continuó el avance desalojando al enemigo y tomando posiciones sobre el río Almorchón donde quedó establecida la línea el día 10 [de agosto] y, continuando el avance, asaltó con su Bandera la Loma de los Caserones sobre el río Zújar, venciendo la resistencia del enemigo bien dotado de armas automáticas y apoyado por su Artillería y siete carros blindados, quedando guarneciendo la línea alcanzada. Por este hecho fue felicitado, como asimismo la Bandera a sus órdenes por los mandos de la columna. El día 15 [de agosto] y tomando parte en un nuevo avance pasó a guarnecer posiciones sobre el río Zújar al Este de la Casa Setecientas, […].

 

Fernando Fernández Aguado, teniente provisional Infantería. Ejército del Sur sublevado. 21ª División. 4º Batallón-Bandera Falange y de las JONS de Badajoz[10].

Fernando Fernández Aguado, comandante militar de Puebla de Alcocer (Badajoz), entre mayo y junio de 1939.

Nacido el veintiséis de enero de 1907, en Fuente de Cantos (Badajoz). Voluntario en Falange Española y de las J.O.N.S. de Badajoz desde el 6 de agosto de 1936. El 18 de mayo de 1937 terminó los cursillos para ascender a alférez provisional de Infantería. El 18 de enero de 1938 fue nombrado teniente provisional por antigüedad.

[…] Haciéndose cargo el día primero de agosto por orden del jefe del mismo [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz], del mando de la tercera Centuria, el nueve [de agosto] tomó parte con aquel [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz] en la operación verificada para la ocupación de la Casa del Moro y alturas del río Almorchón, con resistencia por parte del enemigo, siendo batido este por la Artillería, haciéndole la Centuria de este oficial tres prisioneros, recibiendo orden el mismo, a las doce horas del día diez [de agosto] de proteger desde su posición con fuego intenso el avance del resto [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz] que marchaba a vanguardia de la columna, pasando el río Almorchón y desalojando al enemigo de sus posiciones, consiguiendo dominar el puente sobre el río Zújar, tomándose a la vez el cruce de la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer y Cabeza del Buey. Una vez conseguido los objetivos, se incorporó con su Centuria al resto del [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz], teniendo que lamentar aquel, las bajas de un muerto y diez y ocho heridos, causándole al enemigo dos muertos y cogiéndole siete prisioneros, siendo felicitado el día catorce [de agosto] el [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz] por su actuación en las anteriores operaciones por los tenientes coroneles Gómez Cobian y Díaz Olaverria, jefes de la primera Brigada y segundo Regimiento respectivamente, pasando el repetido [4º Batallón-Bandera de FET de Badajoz] de reserva de la primera Brigada en dicho día a la Casa del Montero, una vez relevado por el segundo de Castilla […].

 

 Los combates de la Batalla en el Llano y en los Montes de La Siberia extremeña ocurridos los días 10 y 13 de agosto, en sus documentos

1 al 16 de agosto de 1938

[Resumen del movimiento de las fuerzas de la 109ª Brigada entre los días 1 al 16 de agosto de 1938][11], [12]

1º agosto [1938]

La 2ª compañía del 433º Bón que se encontraba guarneciendo posiciones en las inmediaciones de la Casa de la Bodeguilla, ha sido trasladada al Palacio, ocupando nuevas posiciones, tomando contacto con fuerzas del 436º Bón.

Día 4 [agosto]

Aproximadamente sobre las 8 horas del día de hoy fue relevado de las posiciones (451-490), (450-488), (450-484) el 434º Batallón por el Batallón Disciplinario del VII Cuerpo de Ejército, que se trasladó a las inmediaciones de la Barca en la carretera de Talarrubias a Casas de Don Pedro (461-500).

Día 5 [agosto]

En el día de hoy y a las 3,30 h. terminó de efectuarse el relevo de dos compañías de la 91ª Brigada por fuerzas del 434º Batallón, que pasan a ocupar las posiciones del Risquillo (456-499), Vértice Atalaya (455-500), Km. 14 de la carretera de Casas de Don Pedro a Navalvillar de Pela; Casa de Chiva (455-503) y Campofrío (457-504).

Día 6 [agosto]

A las 0,30 h. una compañía del 436º Batallón que se encontraba [en] (460-498) fue trasladada por jornadas ordinarias a Casas de Don Pedro, quedando a las órdenes del 434º Batallón de esta Brigada.

Día 10 [agosto]

A consecuencia de los combates sostenidos con el enemigo nuestras fuerzas guarnecen las posiciones siguientes:

Desde la Barca hasta Casa de la Bodeguilla (451-490) en la margen izquierda del Guadiana; quedando el 435º Batallón en las mismas posiciones que ocupaban a excepción de las fuerzas de esta unidad que se encontraban en Pico Rostro y tuvieron que replegarse.

Sobre las 14 horas la compañía del 436º Batallón que se encontraba afecta al 434º Batallón y en Casas de Don Pedro, pasó nuevamente a su Batallón quedando guarneciendo línea.

Las fuerzas que guarnecían las posiciones de Campofrío y sucesivas hasta Pico Rostro, se replegaron por orden de la Superioridad a los montículos contiguos a Pico Rostro.

Puesto de mando situado, al parecer, en un pozo.

Por motivo de los últimos combates sostenidos con el enemigo en el Sector que guarnece esta [109ª] Brigada, han sido trasladados los P.P. C.C. [Puestos de Mando] del 433º, 434º y 436º Bónes que se encontraban en (455-492), (458-502) y (461-498) respectivamente a las cuadrículas (452-491), (461-498) y (458-496).

Día 11 [agosto]

En virtud de orden de la Superioridad se hace el límite de este Sector por la parte Norte en Casa de Pacha (464-502), asignando a esta Brigada el Subsector Nº 2, que comprende desde Casa de la Bodeguilla hasta la cota 356 (461-500) en la margen izquierda del Guadiana, pasando por Casa de las Setecientas, Cerro del Olivarón, Molino del Quemado, El Almendral, El Riberón y Sierra del Integral.

El 435º Batallón de esta Brigada queda afecto desde el día de hoy a las órdenes de la 29ª División.

P.C. [Talarrubias] agosto de 1938

El jefe de la Brigada

[Timoteo Reboiro]

El Comisario de la Brigada

 

Día 1 de agosto de 1938

[Informe sobre la situación y distribución de fuerzas de la 109ª Brigada Mixta de 1 de agosto de 1938][13]

El frente defensivo asignado a esta Brigada de Norte a Sur comprende desde La Gargantilla (462-532), hasta el arroyo del Rubial (450-483), pasando por La Trinidad (462-529), Vértice Calderona (464-528), Cota 506 (463-525), Curva de nivel 500, Atalaya (463-515), Puerto de Carrascal (460-512), Pico Rostro (457-509), Camino de Guadalupe a Casas de Don Pedro, Campofrío, Casa de Chiva (455-503), Atalaya (455-500), Cota 362 (456-499), margen izquierda del Guadiana hasta Peñaflor (450-490) siguiendo por cerro de Casa Bodeguilla (451-489), Cerro del Cardo, Vértice 430 (451-466), Hernán Cabrera y Chozas (450-484).

Descripción geográfica del mismo

Para la descripción geográfica de este frente debemos considerarlo en dos zonas, que de Norte a Sur pueden ser:

Vista hacia el Sur del valle del arroyo de Valdelavieja, que termina en la Sierra de la Chimenea. Fotografía cedida por Ismael Clemente.

Zona primera: Es la comprendida desde La Gargantilla (462-532), hasta Pico Rostro (457-509). Caracteriza a esta zona un terreno escabroso e inaccesible, situado al Oeste del Guadiana, parecen ser estribaciones y ramales de la Cordillera de Guadalupe. Presenta una gran defensa natural y nos coloca con relación al enemigo, en condiciones de superioridad defensiva. Se haya poblada de monte alto y bajo y dada la pronunciación de sus accidentes topográficos no se presta a la construcción rápida de caminos y carreteros fáciles a la evacuación y entrada del material de transportes de tracción mecánica.

Los ataques enemigos en esta zona pudieran ser dos:

Uno, el que partiendo del Vértice Puertollano (457-532) y siguiendo el macizo de Sierra Gargantilla y de Trinidad se apoyara en el camino de Guadalupe a Valdecaballeros y los ríos Silvadillo y Guadalupejo, conquistar el macizo de sierras al Suroeste de Valdecaballeros y Herrera del Duque para ganar estos dos pueblos y el de Castilblanco.

Otro ataque enemigo pudiera tener el mismo fin y servirle así mismo de eje el camino citado de Guadalupe a Valdecaballeros, pero dirigiendo a su vez el esfuerzo principal por Pico del Rostro, y margen derecha del Guadiana.

Segunda zona: Es la comprendida desde Casas de Don Pedro y siguiendo la margen izquierda del Guadiana hasta la margen derecha del Zújar, en el puente de la carretera de Puebla de Alcocer a Castuera, sobre el citado río.

Sin ser llano, esta zona, no presenta accidentes fuertes de terreno, sin embargo, son constantes sus depresiones y protuberancias, singularmente en la parte comprendida entre el río Guadiana y su afluente el Zújar, estas ondulaciones del terreno no siguen una dirección regular, no obstante, es un terreno perfectamente practicable y accesible, presentando caminos carreteros aptos para el rodaje de medios mecánicos. Es terreno de cultivo en su mayor parte despoblado de árboles, casi a lo largo de nuestra línea defensiva, sin embargo, a retaguardia de la misma, se halla medianamente poblado de monte alto. A lo largo de esta campiña existen numerosas casas de labor situadas de tal forma que pudieran organizarse defensivamente a base de elementos de resistencia y puntos de apoyo. Considerando la topografía de esta zona y la escasez de agua del Guadiana en la actual época, los ataques enemigos en este frente pudieran ser iniciados a todo lo largo de la línea de cobertura sirviéndoles de eje y apoyo la carretera de Castuera a la de Puebla de Alcocer o de Navalvillar de Pela a Talarrubias.

La defensa propia de este Sector, de organizarse el terreno para el combate a base de elementos de resistencia pudiera resultar inmejorable.

Considerando la línea defensiva asignada a esta unidad que mide aproximadamente una extensión de 60 kilómetros, lo diezmada que ha quedado la misma en fuerzas y armamento, a juicio del Jefe que suscribe, no cabe otra distribución de fuerzas que las que en el adjunto superpuesto se marca, ya que a través de toda la línea solo existen destacamentos de pelotón y sección y que algunos solo tienen enlace con los colindantes por la vista, por cuyo motivo esta unidad no cuenta con reserva de Batallón y Brigada. En la actualidad se halla en este Sector en calidad de reserva, el Batallón Disciplinario del VII Cuerpo de Ejército.

Dentro de las posibilidades de armamento y fuerzas, se tienen estudiados los puntos de penetración enemiga para batirlos con fuego de flancos y revés, así como barreras de fuego a crear, en caso de que el ataque enemigo así lo exigiera.

Líneas a fortificar. La primera línea actual, solamente se halla fortificada a base de puntos de apoyo en la Barca, sobre el río Guadiana en la carretera de Talarrubias a Casas de Don Pedro, en Casa de Chiva (455-503) y Pico del Rostro (457-509), debiendo fortificarse a todo lo largo de la línea a base de elementos de resistencia y puntos de apoyo.

Máquina ametralladora con sus servidores.

Otra línea a fortificar sería la que partiendo de El Rubial (455-485), siguiera la curva de nivel 400, La Cabeza (458-490), Peñón del Morrón, El Manantial (459-492), camino de Casas [de Don Pedro] a Puebla de Alcocer (460-495), en el Hornillo (461-497), fortificaciones de la Barca de Casas de Don Pedro, El Montecillo (461-565), Peñablanca, Mesas de las Burras (461-510), Collado de Sierra de la Zarza, cruces de camino de Villanueva de la Serena a Herrera del Duque con el de Casas de Don Pedro a Valdecaballeros, San Simón, Raña de Jorge (467-529).

Pudiera fortificarse otra línea en el Puerto de Puebla de Alcocer, Ermita de la Virgen, Coronada (465-496), alturas próximas al arroyo de Santa Bárbara (465-501), margen izquierda del Guadiana, Sierra de la Chimenea (466-507), Cerro del Manzano (469-510), Valdecaballeros.

P.C. [Talarrubias] uno de agosto de 1938

El Jefe de la Brigada

[Timoteo Reboiro]

[Es copia]

 

Diario de operaciones de algunas unidades militares de ambos Ejércitos, durante la ocupación de las localidades de Casas de Don Pedro, Valdecaballeros y Cabeza del Buey

 [Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][14]   

A consecuencia de los combates sostenidos por esta unidad con el enemigo en los últimos días del pasado mes de julio ha quedado formado este Estado Mayor e instalados los P.C. [Puestos de Mando] de sus unidades en la siguiente forma:

Cuartel General de la Brigada                                en Siruela [Badajoz]

P.C. de la Brigada                                                      en Talarrubias [Badajoz]

433º Bón P.C. (455-492)                                  Jefe Mayor D. Gerónimo Vida Romay

434º Bón P.C. En Mestilla (452-486)               Jefe Capitán D. Jesús Rives Martínez

435º Bón P.C. En San Simón (466-520)           Jefe Mayor D. Joaquín Monllor García

436º Bón P.C. En El Chozo (461-498)              Jefe Capitán D. Modesto García Ruiz

 

Jefe de la Brigada Mayor D. Timoteo Reboiro Giménez

Jefe de Estado Mayor D. Juan Pedro Fernández del Campo

Teniente Ayudante de Brigada D. Benjamín Robledo Gómez

Jefe 2ª Sección teniente D. Juan María Revelles López

Jefe 3ª y 5ª Sección alférez D. Alejandro Pérez Alvárez

Jefe 1ª y 2ª Sección teniente D. Francisco Payá Martínez

Unidades de la Brigada

Se encuentran en Talarrubias los servicios de Transmisiones, Municionamiento, Cuerpo Tren, Intendencia y Sanidad. Estos dos últimos se encuentran en parte en Siruela.

1º        Actividad propia.- En el día de hoy se ordenó a una sección del 1er Escuadrón de Caballería del 5º Regimiento, hacer una descubierta por el Risquillo, Atalaya, La Manchuela, Casa de Chiva y Campofrío, regresando a las 21 horas sin novedad.

Gerónimo Vida Romay, Mayor jefe del 433º Batallón de la 109ª Brigada Mixta.

Actividad enemiga.- Durante el día de hoy el enemigo no ha tenido actividad ninguna. En la mañana del día de hoy en (463-523) se han oído tres ráfagas de ametralladora. También se han oído por toda la mañana, nueve explosiones por la parte de [Navalvillar de] Pela y una por el Sur Oeste de Cogolludo. También se ve cómo el enemigo se dedica a fortificar en (454-497) y al Sur Oeste de Cogolludo.

Aviación.- A las 13,45, once aparatos propios bombardean por la parte [de] Don Benito-Villanueva [de la Serena], oyéndose unas diez explosiones, desapareciendo por dirección Este. Por la parte de Campanario el enemigo les ha hecho disparo de algunas ráfagas de ametralladora.

2º        Bajas.- A las 24 horas del día de ayer, se notó la falta del soldado del 433º Batallón de esta Brigada, Cayetano Molina del Valle, que se supone haya desertado al campo enemigo por (454-492).

Altas.- Un sargento, un cabo y nueve soldados, recuperados en el día de hoy por el 434º Batallón de esta Brigada.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 1 de agosto de 1938

[El Jefe de Estado Mayor

Rúbrica de Juan Pedro Fernández del Campo

Sello impreso: 109ª Brigada Mixta. Sección 1ª. Organización]

[V. B.

El Jefe de la 109ª Brigada

Firmado con rúbrica Timoteo Reboiro]

 Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[15]

[Día] 1 [de agosto de 1938].

Entre los presentados y prisioneros hechos en el día de hoy suman 17.

Resultó muerto un soldado de la Cía de Automovilismo por disparos enemigos.

 

Día 2 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][16]   

2 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- Las fuerzas de esta Brigada continúan guarneciendo las posiciones que les tienen asignadas.

Descubierta con Caballería republicana.

Habiéndose efectuado en el día de ayer una descubierta con caballería propia al vértice Atalaya (455-500) y el Risquillo (456-499), y no habiéndose encontrado en dichos puntos fuerzas enemigas, se dio orden a la 2ª compañía del 4º Bón de la 91ª Brigada para que ocuparan dichos puntos, quedando totalmente ocupados a las 16 horas de hoy.

Actividad enemiga.- A las 9´05 horas, de un olivar que hay al norte de Navalvillar de Pela, ha salido un escuadrón de Caballería con dirección Oeste, desapareciendo entre las encinas.

A las 16 horas en (456-530) se han oído cuatro ráfagas de ametralladora.

6º        Consumo de municiones.- Cien cartuchos del 7´62 en prueba de armamento.

8º        Variación de la primera línea propia.- La que se consigna en el apartado primero.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 2 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[17]

[Día] 2 [de agosto de 1938].

Se presentó un soldado de Caballería rojo con caballo y armamento.

 

Día 3 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][18]   

3 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- Las fuerzas de esta Brigada se dedican a la vigilancia y fortificación de sus posiciones.

Actividad enemiga.- Durante toda la mañana de hoy se han oído unas veinticinco explosiones de aviación y unos ciento cuarenta disparos de artillería sobre las inmediaciones de Castuera, no habiéndose podido identificar si son nuestros o del enemigo.

A las 21 horas el enemigo ocupa Casa de la Cucaña (455-497), con dos secciones de caballería.

En (450-496) se nota un destacamento de unas dos secciones de caballería.

En (448-500) se han oído explosiones al parecer de barrenos.

A las 9 horas se ve salir una compañía de Infantería de Cogolludo, pasando el río por (449-491). Estas fuerzas se dedican al trabajo de fortificación y colocación de alambradas en (449-490 y 450-490).

En (450-410) se ven llegar dos camiones con fuerza, marchando éstas a pie con dirección Sur, regresando los camiones vacíos por la carretera de Guadalupe.

En (459-532) se han oído tres ráfagas de ametralladora.

2º        Bajas.- Día 1º, un corneta y cinco soldados por pase al hospital. Día 2, un teniente, un cabo y diez soldados por pase al hospital.

Altas.- Día 1, un capitán, un teniente, un alférez practicante, un sargento, tres cabos y cuatro soldados del hospital. Día 2, un teniente, dos sargentos, tres cabos y nueve soldados del hospital. Doce soldados recuperados: tres de la compañía en depósito, 6 del 436º Bón y tres del 434º Bón.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 3 de agosto de 1938

 

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[19]

[Día] 3 [de agosto de 1938]

La Aviación enemiga [republicana] con siete aparatos bombardeó desde las inmediaciones de Castuera hasta el Cortijo de Chantre.

 

Día 4 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][20]   

4 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- A las 8 de la mañana de hoy terminó de efectuarse el relevo del 434º Bón por el Disciplinario del VII Cuerpo de Ejército, siendo a su vez relevada la compañía de la 25ª Brigada por una del 434º Bón, quedando vivaqueando el resto del [434º] Bón en las inmediaciones de la Barca, en la carretera de Talarrubias a Casas de Don Pedro (461-500).

A las 14 horas se dio orden de marcha a la compañía de la 25ª Brigada para esperar a los camiones en la carretera de Puebla [de Alcocer] a Castuera.

Escuadrón de Caballería nacional

Actividad enemiga.- A las 8´30, de la Casa Cogolludo, salen tres secciones de caballería con dirección Noroeste, ocultándose en (451-455) regresando a las 10´40 a su punto de partida.

En (450-490) algunas ráfagas de ametralladora.

A las 13 horas aparece un aparato por el Noroeste y desaparece por [el] Suroeste.

A las 13´50 [horas] se han oído unas 40 explosiones de aviación por las inmediaciones del Castillo Benquerencia, Castuera y estación de ésta [última población], no habiéndose podido identificar. Por la misma parte se han oído unas 50 explosiones de artillería pesada.

Desde (449-490) el enemigo ha disparado próximo a nuestras posiciones de (450-490) con morteros de 50 m/m (7 disparos), sin consecuencias por nuestra parte.

2º        Bajas.- Un sargento y dos soldados por pase al hospital.

Altas.- Dos soldados y un corneta del hospital. Recuperados un cabo y tres soldados por el 436º Bón.

8º        Variación de la primera línea propia.- La consignada en el apartado primero.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 4 de agosto de 1938

 

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[21]

[Día] 4 [de agosto de 1938]

Nueve aparatos de bombardeo y siete cazas enemigos bombardearon la Sierra de Castuera.

 

Día 5 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][22]   

5 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- Las fuerzas de esta Brigada continúan guarneciendo y fortificando las posiciones encomendadas para su defensa.

Una breve parada durante la marcha de relevo.

En el día de hoy a las tres treinta (3`30) horas, terminó de efectuarse el relevo de las dos compañías de la 91ª Brigada por fuerzas del 434º Bón, en las posiciones que se consignan en el apartado octavo.

Actividad enemiga.- Durante la mañana y la tarde de hoy se han oído 26 explosiones de barreno en (459-534) y 8 explosiones más por Sierra de Pela. A las 8`45 aparecen dos secciones de caballería por (447-494) con dirección Este, desapareciendo por (452-495). A las 9`30 dos secciones de caballería en servicio de descubierta llegan a Casa de la Cucaña (455-497) ocultándose por (448-495).

Aviación.- A las 16`30 un aparato de reconocimiento enemigo, procedente del Oeste desaparece en dirección Este.

6º        Consumo de municiones.- 100 cartuchos del 7`62 en prueba de armamento.

8º        Variación de la primera línea propia.- Las posiciones ocupadas por el 434º Bón son las que se expresan: Risquillo (456-499); Vértice Atalaya (455-500); kilómetro 14 de la carretera de Casas de Don Pedro a Navalvillar de Pela; Casa de Chiva (455-503) y Campofrío (457-504).

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 5 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[23]

[Día] 5 [de agosto de 1938]

Algunos disparos de Artillería sobre grupos enemigos en el Cortijo de Ptº [Puerto] Laje.

 

Día 6 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][24]   

6 agosto [1938]

Se aprecia un zigzag característico de este tipo de construcciones de trincheras y su profundidad, incluso hoy en día llenas de sedimento. Foto cedida por Ismael Clemente.

1º        Actividad propia.- Las fuerzas de cobertura continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores de esta Brigada, siguen sus trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- A las 9 horas se han oído 8 ráfagas de ametralladora en (450-493).

Durante la jornada de hoy continúan oyéndose explosiones de barreno, [por] lo que se ve el enemigo continúa fortificándose.

2º        Bajas.- Esta madrugada al intentar pasarse al enemigo por posición Atalaya (447-526) fue muerto por nuestra vigilancia un sargento perteneciente al 434º Bón.

8º        [Variación de la primera línea propia].- A las 23 horas del día de ayer una compañía del 436º Bón que se encontraba en (460-498) fue trasladada en jornadas ordinarias a Casas de Don Pedro, quedando a las órdenes del 434º Bón de esta Brigada.

En el día de hoy causan baja en las diferentes Secciones:

Teniente D. Francisco Payá Martínez de la 1ª y 4ª Sección.

Alférez D. Alejandro Pérez Eusebio de la 3ª y 5ª Sección.

Teniente D. Benjamín Robledo Gómez teniente Ayudante.

El teniente Payá marcha a incorporarse al 436º Bón; el teniente Robledo se hace cargo de la 1ª y 4ª Sección y el alférez Pérez de Ayudante de la Brigada.

Igualmente se hace cargo de la 3ª Sección el teniente D. Julio Abril Noguera, incorporado del 433º Bón al que pertenecía.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 6 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[25]

[Día] 6 [de agosto de 1938]

Se presentó un soldado rojo de Caballería, con armas, y se hicieron 43 prisioneros que estaban en Don Benito, por el Servicio de Policía de la [21ª] División.

 

Día 7 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][26]   

7 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- Nuestras fuerzas continúan dedicándose  a los trabajos de fortificación y guarnición de las líneas que guarnecen.

Fuerzas leales atrincherando el terreno a defender.

La compañía de Zapadores de la Brigada sigue dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- Esta madrugada el enemigo desde (458-524) ha hecho algunos disparos de fusil individual sobre nuestras posiciones de (461-522) sin consecuencias.

[Aviación].- A las 11’20 horas se ha registrado el paso de 4 aparatos con dirección Este a Oeste sin poder identificarse debido a la gran altura que volaban.

A las 11’25 y también procedentes del Este aparecen uno de bombardeo y cinco cazas, internándose por Campanario. A las 12’10 con dirección N[orte] a S[ur] 6 cazas y 1 bombardeo, desapareciendo por N[or]E[ste].

  1. Bajas.- A las 7 horas se ha notado la falta de un soldado perteneciente al 433º Bón suponiendo haya desertado al enemigo por posición (452-493).

2 sargentos, 4 cabos y 22 soldados que pasan al hospital por enfermos.

Altas.- 1 teniente, 1 alférez, y 18 soldados procedentes del hospital. 17 soldados recuperados.

VIII.      [Variación de la primera línea propia].- En virtud de orden de esa División, ha sido relevado a las 6’30 horas el Batallón Disciplinario que se encontraba en (452-487) por el 363º Bón de la 91ª Brigada Mixta, que queda guarneciendo las mismas posiciones que ocupaba anteriormente dicho Bón Disciplinario.

Con esta fecha queda afecto a este Sector el 361º Bón de la 91ª Brigada Mixta que se encuentra en (462-500) donde queda vivaqueando en calidad de reserva.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 7 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[27]

[Día] 7 [de agosto de 1938]

Son voladas varias minas enemigas sobre la carretera de Castuera a Puebla [de Alcocer], siendo heridos al hacerlo, por fuego de fusil enemigo, tres soldados de la 21ª Cía de Ingenieros.

Se presentaron 5 soldados rojos.

La Aviación enemiga arrojó varias bombas en las proximidades de Campillo de Llerena sin consecuencias.

Nuestra Aviación bombardeó el Castillo de Alcocer y alrededores.

 

Día 8 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][28]   

8 agosto [1938]

1º        Actividad propia.- Las fuerzas de cobertura continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores de esta Brigada sigue [con] los trabajos de fortificación.

Soldados nacionales servidores de una máquina ametralladora.

Actividad enemiga.- A las 8 horas se han oído procedentes del N[or]O[este] de Cogolludo unos 1.000 disparos de armas automáticas, suponiendo se trate en prueba de máquinas.

A las 10 h. el enemigo desde (465-523) ha efectuado 10 ráfagas de ametralladora a nuestras posiciones, sin consecuencias.

A las 11’15 h. aparecen 8 aparatos por N[or]O[este] con dirección E[ste] evolucionando por líneas propias, desapareciendo por el O[este].

A las 11’45 h. aparecen por el O[este] 6 aparatos evolucionando sobre el pueblo de Cabeza del Buey, donde han arrojado unas 20 bombas en el casco de la población, ignorando consecuencias y desapareciendo con dirección S[ur].

  1. Bajas.- 1 cabo y 9 soldados que pasan al hospital por enfermos.

Altas.- 1 sargento y 6 soldados procedentes del hospital.

1 sargento y 6 soldados recuperados.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 8 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[29]

[Día] 8 [de agosto de 1938]

Cuatro soldados del 13º Bón son heridos leves por explosión de una bomba.

Se presentaron cuatro paisanos y un soldado por las posiciones de la 1ª Brigada.

 

Parte Oficial de Guerra del Cuartel General del Generalísmo. Salamanca 8 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[30]

En el sector de Extremadura, la aviación roja, huyendo de la zona militar, bien defendida, ha bombardeado varios pueblos pacíficos de la retaguardia, continuando su criminal y destructora labor contra los mismos pueblos que habían sufrido con la dominación roja centenares de crímenes.

Las bajas causadas fueron civiles. Sólo un pastor, tres mujeres y seis niños han sido las víctimas de la criminal agresión.

 

Día 9 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][31]   

9 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Las fuerzas de cobertura siguen dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores de esta Brigada sigue dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- En la madrugada de hoy el enemigo [hizo] ligero tiroteo con los guerrilleros en (460-521) viéndose éstos obligados a regresar a nuestras líneas sin consecuencias.

A las 17’15 horas se han visto tres aparatos “Junkers” con dirección O[este] a E[ste].

Durante la jornada de hoy se ha visto gran movimiento de circulación de vehículos por parte del enemigo.

II          Bajas.- 1 alférez practicante, 2 cabos, 1 corneta, 1 tambor y 30 soldados que pasan al hospital por enfermos.

Altas.- 1 Alférez practicante, 1 sargento, 3 cabos, 1 corneta, y 14 soldados procedentes del hospital.

VI         [Consumo de municiones].- 10 cartuchos del 7’62.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 9 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[32]

[Día] 9 [de agosto de 1938]

Continúan las operaciones, ocupando las fuerzas de la 1ª Brigada los objetivos 33, 34 y 35, con fuerte resistencia en la Casa del Moro. Las fuerzas de la 2ª Brigada ocuparon los objetivos 36, 37 y 38, Casa de la Filanera, Casa de la Mula, caserío del Toril del Muchacho, Cerro Dorado, Casa de las Piedras Blancas y Peña Lobosa, adelantando la línea hasta el arroyo Almorchón, después de vencer la dura resistencia del enemigo.

Se hicieron prisioneros a un oficial y 28 de tropa rojos.

Bajas: Un teniente herido, u alférez herido, dos suboficiales heridos, 19 soldados heridos y dos soldados muertos.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 9 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[33]

Página una revista militar con los distintos tipos de aviones, facistas y republicanos, para su identificación por parte de los soldados.

En Extremadura, sector de Castuera, se ha llevado a cabo en el día de hoy por nuestras tropas un brillante avance, en extenso frente y en una profundidad media de diez kilómetros, habiéndose derrotado a las fuerzas rojas que intentaron oponerse, a las que causaron más de doscientos muertos y se les hicieron ciento ochenta prisioneros.

Entre los cadáveres recogidos figuran los de varios oficiales y un comisario político.

Se ha cogido mucho armamento y material.

También han quedado hoy en nuestro poder dos tanques rusos.

Actividad de la Aviación

En combate aéreo han sido derribados hoy dos aviones rojos, uno de ellos tipo “Curtis” y el otro “Natacha” y por nuestra artillería antiaérea otro de bombardeo.

 

Día 10 de agosto de 1938

Informe sobre la situación del frente e inspecciones verificadas [10 de agosto][34]

Vista del valle del Arroyo desde las trincheras republicanas. Foto cedida por Ismael Clemente.

El frente defensivo asignado a esta Brigada de Norte a Sur comprende desde La Gargantilla [462-532], hasta el Arroyo del Rubial [450-483], pasando por La Trinidad [462-529], Vértice Calderona [464-528], Cota 506 [463-525], Curva de nivel 500, Atalaya [463-515], Puerto de Carrascal [460-512], Pico Rostro [457-509], camino de Guadalupe a Casas de Don Pedro, Campofrío, Casa de Chiva [455-503], Laguna de la Dehesa, cota 346, Casa de Galapagueros, margen izquierda del Guadiana hasta Peñaflor [450-490], siguiendo por cerro de Casa Bodeguilla [451-489], Cerro del Cardo, Vértice 430 [451-466], Hernán Cabrera y Chozas [450-484].

Todas las posiciones ocupadas por nuestras fuerzas han sido inspeccionadas diariamente por el jefe de la Brigada, jefe de Estado Mayor y oficiales del mismo, habiendo podido comprobar la elevada moral, tanto de mandos como de tropa a pesar de las recientes operaciones llevadas a cabo en este Sector, gozando de un gran espíritu combativo.

Todos los jefes de Batallones y unidades inferiores hacen practicar a sus unidades un gran trabajo de instrucción teórica.

El frente que ocupa las fuerzas de esta Brigada, tiene fortificaciones conceptuadas como buenas en el sitio denominado La Barca, margen izquierda del Guadiana (461-500)(462-501) y Campofrío; teniendo además una ligera fortificación en Casa Chiva, Pico Rostro, Atalaya y, San Simón.

Esta Brigada no cuenta en la actualidad con ninguna artillería.

Durante todo el tiempo que nuestra Brigada está en estas posiciones, los mandos, en general, cumplen satisfactoriamente su cometido y se hallan perfectamente disciplinados.

Por ningún concepto se ha ausentado de su puesto ningún jefe u oficial sin orden de la superioridad.

Los componentes de esta unidad se encuentran revestidos de un alto grado de disciplina y una gran moral, como ha sido comprobado en los últimos combates.

La Brigada cuenta con 1.076 fusiles individuales, 33 fusiles ametralladores, 16 ametralladoras y dos morteros, siendo insuficientes para el personal de la misma por lo que sería conveniente dotarla con arreglo a plantilla.

En el primer escalón de municiones tenemos: 238.000 cartuchos, y en reserva 191.273, todos ellos del 7´62, 367 bombas ofensivas y 1.927 defensivas y 200 granadas de morteros.

Soldados republicanos, de transmisiones, tendiendo el cableado para enlazar las posiciones.

Las líneas telefónicas establecidas en este Sector en su mayoría son aéreas y de aluminio. Siendo escaso el tendido por carecer del material suficiente, a pesar de los reiterados pedidos que se hacen a la Jefatura de Transmisiones de esta División.

La Brigada cuenta con tres camiones y cinco coches ligeros, teniendo en cuenta que se pueden considerar como inservibles ya que éstos se encuentran bastante deteriorados y constantemente están en reparación, aparte de la imperiosa necesidad de más vehículos por las grandes distancias en que se encuentran unas unidades de otras, los medios de transporte no responden a las necesidades de la Brigada.

La situación del vestuario de la tropa es gravísimo, siendo de absoluta necesidad el envío de ropa, especialmente mantas cuyo pedido se ha hecho recientemente.

El personal empleado en funciones que le aparte de la línea del frente, es estrictamente el necesario para el buen desenvolvimiento de los trabajos de esta Brigada.

P.C. [Talarrubias] a 10 de agosto de 1938

El Jefe de la Brigada

[Timoteo Reboiro]

El Comisario Acctal. de la Brigada

 

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][35]   

10 agosto [1938]

I           Actividad propia.- A las 7’30 h. aproximadamente el enemigo con un efectivo de tres a cuatro compañías ataca nuestras posiciones de Atalaya, las que después de intenso fuego logra desbordar por el flanco izquierdo a pesar de la heroica resistencia de nuestras tropas. Han demostrado asimismo un alto espíritu combativo en todas las posiciones que el enemigo con todo lujo de armamento ha atacado y solamente cuando la resistencia de nuestras posiciones era imposible continuar en ellas, viéronse obligadas a replegarse de forma ordenada a las posiciones que como consecuencia de este repliegue se le había ordenado.

Actividad enemiga.- A las 6´15 horas [el enemigo inició un intenso fuego de artillería sobre nuestras posiciones de Casas de Don Pedro y (458-500). A las 7’30 h. el enemigo con un efectivo de tres a cuatro compañías ataca nuestra posición de Atalaya, la que lograron desbordar tras intenso fuego, por el flanco izquierdo con dirección a Risquillo. El enemigo, una vez ocupada esta posición se dirige entre el río Guadiana y Atalaya hacia Casas de Don Pedro, donde se entabla un fuerte combate con una compañía propia que estaba en dicho pueblo. Al mismo tiempo que se operaba en este sitio, el enemigo ataca nuestras posiciones de Casa Chiva con dos batallones y un escuadrón de caballería, entablándose un intenso fuego de morteros, donde se les causó buen número de bajas según soldados nuestros que pudieron salir.

Caballería mora.

Conseguido este objetivo se dirige el enemigo a Campofrío, cogiendo de revés nuestras posiciones, pudiendo nuestras fuerzas que las guarnecían replegarse a nuestras posiciones del río Guadiana.

Una vez ocupadas por el enemigo las anteriores posiciones, se dirigen hacia Pico Rostro a cuyas fuerzas enemigas se unen más tarde seis compañías que partiendo de Casas de Don Pedro se dirigen con la misma dirección con cuyas fuerzas atacan entre dos luces nuestras posiciones de Pico Rostro que tras intenso combate nuestras fuerzas se ven obligadas a replegarse sobre Atalaya, sin que se sepa a la hora de cerrar este parte los pormenores de estos combates en el transcurso del cual se han oído intenso fuego de bombas de mano.

A las 11’05 horas un aparato de reconocimiento y bombardeo ha evolucionado por líneas propias ametrallando al P.C. [Puesto de Mando] del el 436º Bón, La Barca y sus inmediaciones.

A las 13’20 h. aparecen 7 bimotores “Heinkel” que evolucionan por Casas de Don Pedro y carretera de Talarrubias a dicho pueblo, bombardeando y ametrallando por espacio de media hora.

II          Bajas.- Se desconoce el número exacto de bajas que hasta la presente hemos tenido, calculándose en unos 25 heridos y 150 desaparecidos.

III         [Bajas enemigas].- Se desconoce el número de bajas causadas al enemigo, pero los intensos combates nos hacen creer que el enemigo ha tenido gran número de bajas.

1 evadido procedente de campo faccioso.

Detalle de los combates del día 10 de agosto de 1938 en las inmediaciones de Casas de Don Pedro. Hernán Fernández López.

VIII       [Variación de la primera línea propia].- En virtud de orden de la 37ª División queda afecta a este sector una Batería con 4 piezas del 7’5 que llegaron a las 15 horas, quedando emplazadas en la Calera de la cuadrícula (463-498).

La línea propia ha sufrido las siguientes modificaciones:

433º Bón, no ha sufrido modificación alguna.

436º Bón, sigue también en sus mismas posiciones.

434º Bón, ocupa la margen izquierda del Guadiana enlazando con el 436º Bón hasta la Barca.

435º Bón, las mismas que ocupaba a excepción de las que enlazaban con el 434º Bón que se han replegado a nuestras posiciones de Atalaya.

361º Bón de la 91ª Brigada, en la margen izquierda del Guadiana desde La Barca hasta Molino Casa de Pacha (464-502).

Por nuestro flanco izquierdo el 362º Bón de la misma Brigada [91ª], en las posiciones que anteriormente ocupaban.

A las 14 horas la compañía del 436º Bón que se encontraba en Casas de Don Pedro a las órdenes del 434º Bón, llegó a las posiciones que ocupa el 436º Bón, donde quedó guarneciendo línea.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 11 de agosto de 1938[36]

Ejército del Centro sublevado. Diario de Operaciones de la 19ª División. Extracto. Agosto de 1938[37].

Combates del día 10 de agosto de 1938 en las inmediaciones de Casas de Don Pedro. Hernán Fernández López.

El día 10 de agosto, en cooperación con una Brigada de la División 11ª y la Brigada de Caballería, rompen en un brioso ataque la línea enemiga al Norte del Guadiana, avanzándose más de 15 kilómetros en profundidad y liberándose el pueblo de Casas de Don Pedro.

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[38]

[Día] 10 [de agosto de 1938]

Un soldado herido del 15º Bón de Castilla por Artillería enemiga. Por la tarde continuó el avance de nuestras fuerzas que tras de vencer al enemigo que con 15 blindados opuso tenaz resistencia, se ocupó por la primera Brigada el objetivo nº 5, estableciendo una cabeza de puente sobre el Zújar.

Bajas: Un capitán herido, y 18 soldados del 2º Bón de Castilla.

Entre prisioneros y presentados suman en el día de hoy 52 milicianos.

Bajas: 4ª Bón Bandera [FET de Badajoz]: un sargento herido, un cabo muerto y dieciocho soldados heridos. 12º Bón [de Castilla]: un alférez herido, un soldado muerto y seis heridos. 8º Bón [de Castilla]: un alférez herido.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 10 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[39]

Fuerzas del Ejército del Centro han llevado a cabo en Extremadura un brillante avance entre los ríos Gargáligas y Guadiana, en un frente de 16 kilómetros y de una profundidad de 12, venciendo las resistencias del enemigo y ocupando y rebasando el pueblo de Casas de Don Pedro y otras muchas posiciones, entre ellas Los Moñinos, Los Rosales, Media Legua, Losas Grandes y Las Lobillas.

Fuerzas del Ejército del Sur han proseguido hoy con extraordinario éxito el avance que iniciaron ayer en el sector de Castuera, derrotando brillantemente al enemigo y ocupando y rebasando Quinto de los Lebreles, Quinto de la Casilla, Quinto Carrillo, el Castillo y el caserío de Almorchón, la Sierra de Rinconada, El Ensambladero, La Anchuela, el pueblo de El Helechal y otras posiciones.

Se ha recogido a los rojos gran número de muertos, prisioneros y material, cuya cantidad se desconoce porque todavía sigue la operación en el momento de dar el parte.

Entre los prisioneros figura un jefe de batallón.

El avance ha sido muy profundo y en un frente muy extenso y tanto en este sector como en el del Norte del Guadiana, nuestras tropas han dado nuevas pruebas de su alto espíritu y su gran resistencia.

 

Día 11 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][40]   

11 agosto [1938]

I           Actividad propia.- A las 19’45 horas la artillería propia efectuó 4 disparos sobre una compañía que se encontraba por inmediaciones de Casas de Don Pedro, habiéndolo hecho con bastante eficacia, pero ignorando resultados.

Nuestras fuerzas continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

Las compañías de Zapadores siguen dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- En la mañana de hoy el enemigo ha disparado unos 10 morterazos sobre nuestras posiciones de la Barca (parte O[este] a 1 km.).

En la jornada de hoy se ha notado gran movimiento de circulación de vehículos por parte del enemigo.

II          Bajas.- 2 tenientes, 2 sargentos, 7 cabos y 47 soldados que pasan al hospital por enfermos.

Altas.- 1 alférez practicante, 5 sargentos, 12 cabos y 55 soldados procedentes del hospital.

2 cabos y 15 soldados recuperados.

IV         En el día de ayer fueron desaparecidos el siguiente material:

81 fusiles individual[es].

2 fusiles ametralladores.

36 bayonetas.

43 granadas ofensivas.

9 cintas de 250 cartuchos.

5 discos de fusil ametrallador.

3 cañones de respeto.

3 cajas de respeto.

2 tambores.

42 correajes.

VI         [Consumo de municiones].- 27.245 cartuchos del 7’62 consumidos en el día de ayer.

VIII       [Variación de la primera línea propia].- Por haberse hecho el límite de este Sector por la parte N[orte] en Casa de Pacha (464-502) el 435º Bón de esta Brigada queda afecto desde el día de hoy a las órdenes de la 29ª División.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 11 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[41]

[Día] 11 [de agosto de 1938]

Sin novedad.

Se presentaron algunos milicianos rojos.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 11 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[42]

Marcha de unidades moras de Infantería.

En el sector de Extremadura ha continuado el brillantísimo avance de nuestras tropas, que han arrollado todas las resistencias enemigas, adelantando nuestra línea en una profundidad de doce kilómetros, conquistando las posiciones que dominan por el Norte, Sur y Oeste, Cabeza del Buey [Badajoz] y prosiguiendo la operación a la hora de dar el parte.

Los prisioneros pasan de ochocientos y los muertos ascienden a varios centenares. Se han recogido más de cincuenta armas automáticas y un millar de fusiles.

El número de kilómetros cuadrados conquistados en dos días de operaciones pasa de 1.750 hasta la línea Puertollano, Valdecaballeros, Sierra de la Osa y río Zújar.

 

Día 12 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][43]   

12 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Nuestras fuerzas continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores sigue los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- Durante la jornada de hoy no ha habido ninguna, por parte del enemigo. Únicamente algunos ligeros tiroteos.

  1. Bajas.- 4 soldados que pasan al hospital por enfermos.

1 sargento herido por fuego enemigo.

Altas.- 1 sargento y 3 soldados procedentes del hospital.

VIII       [Variación de la primera línea propia].- Durante la mañana ha sido relevado el 363º Bón de la 91ª Brigada Mixta que se encontraba en la margen izquierda del Guadiana hasta Casa Pacha por fuerzas del 77º Bón de la 20ª Brigada, que queda guarneciendo las mismas posiciones que ocupaba el citado 363º Bón de la 91ª Brigada.

Por orden de la 37ª División, en el día de hoy queda afecta esta Brigada al Sector de la 20ª Brigada, del cual es jefe, el mayor de la misma, siéndonos asignado el Subsector nº 2 que comprende la línea actual de cobertura desde Casa de la Bodeguilla margen izquierda del Guadiana hasta la cota 356 (461-500), pasando por Casa de las Setecientas, cerro de Olivarón, Molino del Quemado, el Almendral, cota 344 (453-494), el Riberón (454-494), toda la margen izquierda del Guadiana, Sierra del Integral (457-496), Cuerda de Quejigada, siguiendo toda la margen izquierda del Guadiana hasta la cota 356.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 12 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[44]

[Día] 12 [de agosto de 1938]

Algunos disparos de nuestra Artillería sobre concentraciones enemigas en Puente Llano.

Se presentaron 14 milicianos, algunos con armamento. Sin novedad.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 12 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[45]

Llegada al recodo del río Zújar. Croquis nº 14. Monografía de la guerra de España, Servicio Histórico Militar, nº 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. P. 240

En el frente de Extremadura ha proseguido el arrollador avance de nuestras tropas, que han ocupado y rebasado varias posiciones muy importantes, entre ellas los vértices Gama y Cabezuela, la sierra de Torozo y sierra de las Cabras, rodeando el pueblo de Cabeza del Buey, que también ha sido ocupado y en el que la horda roja ha incendiado, según su costumbre, varios edificios antes de abandonarlo.

El enemigo, que opuso resistencia a nuestro avance en varios sitios, fue arrollado y deshecho, habiéndose recogido los cadáveres de cuatro oficiales y ciento cuarenta y siete milicianos rojos y haciéndosele más de doscientos prisioneros entre ellos un capitán.

También se han cogido muchas armas automáticas y de repetición, una ambulancia con su conductor y practicante y diverso y numeroso material.

Actividad de la Aviación

En un combate aéreo sostenido hoy en el frente de Extremadura, han sido derribados cuatro “Curtis” rojos y en otro en el sector del Ebro, un “Boeing” y tres Katiuskas; en total ocho aviones enemigos abatidos, sin pérdida alguna por nuestra parte.

 

Día 13 de agosto de 1938

Zoom de la vista Sur del valle donde se aprecia el vértice Atalaya con unas naves de ganado brillantes en su falda. Foto cedida por Ismael Clemente.

El día 13 agosto[46] la 11ª División, partiendo de la zona Norte del despliegue, conquista el vértice Atalaya y las primeras estribaciones del macizo de la Chimenea, venciendo enorme resistencia. A las dos y media de la tarde se ocupa Valdecaballeros y las alturas serranas en que se encuentra enclavado el pueblo, causándose gran número de bajas al enemigo. La 11ª se ve apoyada por fuerzas de la 19ª División.

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][47]   

13 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Nuestras fuerzas continúan dedicándose a la vigilancia de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores sigue dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- A las 11 horas aparece un aparato de reconocimiento que evoluciona por el pueblo de Talarrubias, ametrallando el mismo.

A las 15’35 h. procedente del E[ste] un aparato de reconocimiento que evoluciona por líneas propias.

VI         [Consumo de municiones].- 72 cartuchos del 7’62.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 13 de agosto de 1938

Ejército del Centro sublevado. Diario de Operaciones de la 19ª División. Extracto. Agosto de 1938[48]

El día 13 [agosto], partiendo de la línea alcanzada el día 10, avanzan en dirección Oeste fuerzas de esta División, sosteniendo combate con el enemigo, a quien va tomando sucesivas posiciones en dirección a la Casa de Don Rafael y las lomas de las Veras; logrando desalojarle de un cortijo existente en la última de éstas con bombas de mano a la 1 hora de la madrugada del día 14.

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[49]

[Día] 13 [de agosto de 1938]

Sin novedad.

Se presentaron treinta y tres milicianos y se hicieron dos prisioneros.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 13 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[50]

En el frente de Extremadura, sector de Valdecaballeros, se ha llevado a cabo un importante avance, habiéndose ocupado dicho pueblo, alcanzando en toda su extensión la línea la línea del río Guadalupejo y llegando al Guadiana. Nuestras tropas continuaban su progresión a la hora de dar el parte.

«[…] se recogieron 450 muertos, entre los que figuraban un comandante jefe de una brigada, dos capitanes y un oficial […]». El jefe de Brigada al que hacía referencia el parte, caído durante las operaciones, era el comandante Joaquín Monllor García que lo había sido de la 109ª.

Los rojos opusieron resistencia que fue vencida con escasas bajas nuestras, merced a una hábil maniobra y por el empuje de nuestros soldados que se han sobrepuesto a la fatiga producida por la rapidez con que se ha llevado a cabo la operación y por el excesivo calor.

Se han hecho más de doscientos prisioneros y se han recogido cuatrocientos cincuenta muertos de los rojos, entre los que figuran un comandante que mandaba una brigada, dos capitanes y un oficial, habiéndose deshecho por completo dos batallones enemigos.

En el pueblo de Valdecaballeros se encontró un hospital completo con heridos rojos y dos ambulancias, siendo mucho el material recogido.

En el sector de Cabeza del Buey se ha efectuado hoy una rectificación a vanguardia de nuestra línea y se ha limpiado de enemigos el terreno ocupado ayer y hoy.

En el pueblo de Cabeza del Buey también se encontró un hospital completo.

 

Día 14 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][51]   

14 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Durante la mañana ligeros tiroteos sin consecuencias.

A las 14’30 h. han pasado 10 aparatos por Sector de la 29ª División, habiéndose observado bombardeo y ametrallamiento por posiciones enemigas en inmediaciones de Pico Rostro.

La artillería propia ha hecho sobre unos 25 disparos sobre posiciones enemigas de Casas de Don Pedro.

Actividad enemiga.- De 6’15 a 7’15 h. el enemigo ha efectuado 5 ráfagas de ametralladora desde posiciones N[or]O[este] de Cogolludo a nuestras posiciones. 5 ráfagas más de ametralladora desde posiciones en proximidades de la carretera a posiciones propias a la derecha de la Barca.

Durante la mañana ligeros tiroteos por ambas partes.

A las 13’50 aparecen 6 aparatos con dirección N[orte] a S[ur] sin identificar, debido a la gran altura a que volaban.

A las 15’50 h. empezó la artillería enemiga a efectuar disparos sobre nuestras posiciones y emplazamientos de artillería, carretera e inmediaciones de la Barca estando por espacio de 5 h. y habiendo efectuado unos 400 disparos, sin consecuencias.

II          Bajas.- 3 soldados que pasan al hospital por enfermos.

VI         [Consumo de municiones].- 906 cartuchos del 7’62.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 14 de agosto de 1938

Ejército del Centro sublevado. Diario de Operaciones de la 19ª División. Extracto. Agosto de 1938[52]

El día 13 [agosto], partiendo de la línea alcanzada el día 10, avanzan en dirección Oeste fuerzas de esta División, sosteniendo combate con el enemigo, a quien va tomando sucesivas posiciones en dirección a la Casa de Don Rafael y las lomas de las Veras; logrando desalojarle de un cortijo existente en la última de éstas con bombas de mano a la 1 hora de la madrugada del día 14. Continuando el avance durante este día, subiendo por el puerto de Juan Aceite, se logra alcanzar los crestones más altos de la sierra de la Chimenea, estableciéndose contacto con fuerzas de la 11ª División.

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[53]

[Día] 14 [de agosto de 1938]

Se presentaron 12 milicianos, algunos con armamento.

Sin novedad.

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 14 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[54]

En el sector de Valdeballeros ha continuado la explotación de la victoria obtenida ayer por nuestras tropas. Se ha conquistado y limpiado de enemigos toda la zona montañosa de Sierra de las Chimeneas y en ella los importantes puntos de Paso de Valdehornos y Valle de la Fuente. Los muertos abandonados por los rojos en su huida se aproximan a 200 y los prisioneros pasan de 50. El material recogido es numeroso.

En el sector de Cabeza del Buey también el avance de nuestras columnas ha sido de gran profundidad. El pueblo de Zarza Capilla, al Nordeste de Cabeza del Buey, ha sido rebasado y ocupada toda la Sierra del mismo nombre y vértices de Pedregales y Colmenilla.

En dirección al Este de Cabeza del Buey, se ha progresado igualmente a lo largo del ferrocarril de Ciudad Real y se ha dominado toda la zona montañosa entre dicho ferrocarril y el río Zújar, ocupando entre otras posiciones importantes el Cerro Dos Ríos y el vértice de Las Mangadas.

El castigo infligido al enemigo en este sector ha sido grande, recogiéndole numerosos muertos y prisioneros.

 

Día 15 de agosto de 1938

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][55]   

15 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Durante la mañana ligeros tiroteos de posiciones a posiciones, sin consecuencia.

Nuestras fuerzas continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores sigue dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- A las 21 horas del día de ayer 15 ráfagas de ametralladora a nuestras posiciones al S[ur] del Molino de S[an] Andrés (448-489).

A las 24 horas el enemigo hace sobre nuestras posiciones de la Barca unos 20 disparos de morteros y algunas ráfagas de ametralladora.

Durante la noche y mañana ligeros tiroteos de posiciones a posiciones todo ello, sin consecuencias.

II          Bajas.- 1 Sargento y 3 soldados que pasan al hospital por enfermos.

1 Teniente destinado a las órdenes de la 36 División.

Altas.- 1 Teniente, 3 cabos y 10 soldados procedentes del hospital.

3 Cabos y 10 soldados recuperados.

VI        [Consumo de municiones].- 3.010 cartuchos del 7’62 y 5 granadas de mortero.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 15 de agosto de 1938

Ejército del Centro sublevado. Diario de Operaciones de la 19ª División. Extracto. Agosto de 1938[56]

Extraído del Diario de Buenaventura Leris Sanagustín, cortesía de su hijo Ventura Leris i Quiles. Fotografia, Detalle de la obra de Albert Álvarez Marsal.

El día 15 logra el enemigo realizar algunas infiltraciones durante la noche, pasando el río Guadiana y ocupando el crestón oriental de la sierra de la Chimenea, protegido por el fuego de armas automáticas de las posiciones rojas al otro lado del río. Previa una ligera preparación artillera, se inicia el avance, partiendo de la Casa de las Veras, logrando a las 22 horas, en brioso ataque con bombas de mano, ocupar los crestones y poner en fuga al enemigo que, favorecido por la oscuridad de la noche, logra repasar el río.

Se sostienen pequeños tiroteos con el enemigo durante los siguientes días, […].

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[57]

[Día] 15 [de agosto de 1938]

En la tarde de ayer y mañana de hoy, nuestras fuerzas continuaron el avance, estableciendo unas líneas en la margen izquierda del río Zújar desde el cruce de la carretera [de] Sancti-Spiritus hasta Los Caserones, siendo hostilizados por el enemigo con armas automáticas que acalló nuestra Artillería, teniendo ocho heridos por nuestra parte de la 2ª Media Brigada. Nuestra Artillería efectuó fuego de hostigamiento sobre la Casa de Puente Llano.

Las bajas de los dos días fueron: un sargento herido del 15º Bón [de Castilla], un soldado muerto y cinco heridos del 13º Bón [de Castilla], tres falangistas del 5º Bón Bandera [FET Badajoz], y un soldado herido del 6º Bón [de Castilla].

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 15 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[58]

En el sector de Valdecaballeros se ha limpiado de enemigos las sierras de Zarza, Manzano y Caldero en cuyas fragosidades habían quedado grupos cortados, que han sido unos disueltos y otros aniquilados, dejando abandonado numeroso material y ocasionándole numerosas bajas.

En el sector de Cabeza del Buey nuestras columnas han seguido operando y extendiéndose por la zona norte de dicho pueblo, llegando en varios puntos a la margen del Zújar.

En el avance por la región oriental de esta zona se ha entrado en el pueblo de Zarza Capilla, que había sido ayer rebasado, y también se han ocupado posiciones importantes, entre ellas el vértice Argallanes y castillo de Maltreñiz.

Se han recogido más de 500 muertos abandonados por el enemigo en su huida.

Los prisioneros capturados lo son en número superior a 800 y el material que ha caído en nuestro poder, es así mismo muy numeroso.

 

Día 16 de agosto de 1938

Informe [que emite el jefe que suscribe sobre la situación del frente e inspecciones verificadas] de hoy [16 de agosto], y sobre [las necesidades de abastecimiento, municionamiento y fortificación][62]

a) Estado moral de mandos y tropa: Las fuerzas de este Subsector a pesar de los recientes combates y los diezmados que han quedado en fuerzas y armamento, están revestidos de una buena moral, habiendo demostrado en todo momento un alto espíritu de sacrificio los mandos y un concepto elevado de la disciplina sus subordinados.

y c) Disponibilidades de fuego en relación con las necesidades del Subsector y situación táctica y necesidad de fuerzas (con relación a caminos de infiltración del enemigo, etc.: Teniendo en cuenta las características topográficas de este Subsector, la extensión del mismo, y que los tres Batallones que lo guarnecen se hayan mermados en un [40] por ciento de sus efectivos (fuerza y armamento), se ha ordenado que la distribución de fuerzas y el emplazamiento de armas automáticas respondan y dispongan de fuegos que, permita batir de lejos los puntos de penetración más fácil del enemigo; no obstante y dada la escasez de armas automáticas y las de [ilegible] topográficos de esta hora, no puede decirse que están batidos en la eficacia de desear todos los pasos obligados del enemigo, toda vez que motivo a la situación actual, en que [ilegible] es reprimido en este Subsector; por lo que el jefe que suscribe concibe debiera contar este Subsector con alguna reserva local, que en momento necesario pudiera ser llevada al punto donde el ataque enemigo lo requiriera, con el objeto de dividir una superioridad de fuego o sobre el adversario.

d) Dificultades y necesidades de abastecimiento, municionamiento, [transporte], evacuación, etc.: El abastecimiento de víveres y municionamiento a pesar de los escasísimos medios de transportes y lo alejados que se hallan los depósitos de municionamiento superiores se hacen con toda normalidad, quedando las fuerzas en todo momento abastecidas estas necesidades tan primordiales.

No sucede así con la evacuación de heridos y enfermos, los que si bien, se ven atendidos, no se hace con la humanidad que los mismos exigen, ya que esta [109ª] Brigada en la actualidad no [ilegible].

e) Necesidades de las fuerzas, vestidos, calzados, ropa, y [tareas] de fortificación: El estado de las fuerzas [de esta Brigada sobre todo en cuanto] a calzado se refiere, se ha remediado en parte, no en cuanto a vestuario, a cuya situación debía darse solución en la medida posible.

Fortificación: En la actualidad se hallan fortificando tres compañías del Batallón de Obras y Fortificaciones nº 50 en las posiciones entre Vado de la Magdalena (458-498) y Vado del Andandillo (460-500), así como la compañía de Zapadores de esta Brigada en el Molino (459-498), en la margen izquierda del río Guadiana, siendo de necesidad organizar este terreno para el combate en el sentido de profundidad

P.C. [Talarrubias] a las dieciséis horas del día dieciséis de agosto de 1938

El Jefe de la Brigada

[Timoteo Reboiro]

[Puesto de Mando de la 109ª Brigada Mixta, Talarrubias (Badajoz)][59]   

16 agosto [1938]

I           Actividad propia.- Durante la jornada de hoy ligeros tiroteos de posiciones a posiciones.

Las fuerzas de cobertura continúan dedicándose a la vigilancia y fortificación de las posiciones que guarnecen.

La compañía de Zapadores sigue dedicándose a los trabajos de fortificación.

Actividad enemiga.- Durante toda la noche, por la parte de Puerto Peña, el enemigo ha efectuado disparos de mortero, ráfagas de ametralladora y disparos de fusil individual.

En la jornada de hoy ligeros tiroteos.

A las 18’30 h. la artillería enemiga abre fuego sobre nuestras posiciones de la Barca, carretera Casas [de Don Pedro] a Talarrubias y (463-498), efectuando 15 disparos.

A las 20 h[oras] la artillería bate el P.C. [Puesto de Mando] del 434º Bón (461-499) y (461-498) efectuando 52 disparos, aunque con mayor intensidad en el P.C. de dicho [434º] Bón que logran colocar 3 disparos en la misma casa, aunque sin consecuencias.

II          Bajas.- 4 Soldados que pasan al hospital por enfermos.

Altas.- 1 Alférez, 1 sargento y 3 soldados procedentes del hospital.

1 Soldado recuperado.

III         A las 4’30 se ha presentado a nuestras filas por posición el Palacio, un soldado evadido, procedente de campo faccioso.

VI         [Consumo de municiones].- 372 cartuchos del 7’62.

P.C. [Puesto de Mando] (Talarrubias) 16 de agosto de 1938

Ejército del Sur sublevado. Diario de Operaciones de la 21ª División. Agosto de 1938[60]

[Día] 16 [de agosto de 1938]

Fuego de nuestros morteros sobre emplazamientos de máquinas enemigas en mogote de Casa Barquilla que hostilizan la carretera de Castuera a Puebla de Alcocer.

Se han presentado 12 milicianos algunos de ellos con armas.

 

Parte Oficial de Guerra. Cuartel General del Generalísimo. Salamanca 16 de agosto de 1938. Tercer Año Triunfal. De orden de S.E. El general jefe de E.M. Francisco Martín[61]

En el sector de Valdecaballeros ha continuado la limpieza de la sierra de la Chimenea, siendo muy grande la cantidad de milicianos que se presentan a nuestras tropas.

En el sector de Cabeza del Buey ha sido enérgicamente rechazado un contraataque de los rojos contra las posiciones últimamente ocupadas por nuestras fuerzas en Zarza Capilla.

 

Bibliografía

[1] Buj Pastor, Francisco. Memorias de la Guerra Civil (1936-1939). Tarrasa, 1980. Inédita. Pp.41-43. El acceso a largos párrafos de las mismas ha sido posible gracias a la labor de su hijo Francisco Buj Vallés, al cual agradecemos lgada a labor de búsqueda de los datos que llenan este trabajo.

[2] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[3] Este oficial sanitario regresó otra vez a la unidad del frente de Talarrubias (Badajoz) puesto que figura en la relación nominal del Campo de Concentración de Zaldívar elaborada el 5 de abril de 1939 cuando la 109ª Brigada Mixta se entregó completa en el vado del Guadiana entre la citada localidad y Casas de Don Pedro.

[4]Archivo General Militar Segovia. Hoja de Servicios del general de Brigada de Estado Mayor de Mario González Revenga.

[5]Archivo General Militar Segovia. Hoja de Servicios del teniente de Infantería Victorino Baena Rubio.

[6] Archivo General Militar Segovia. Hoja de Servicios del teniente provisional del Regimiento de Infantería Castilla nº 3 Juan Alvárez del Barco.

[7] Archivo General Militar de Segovia. Hoja de Servicio del capitán provisional de Infantería Faustino Múñoz Paniagua.

[8] Archivo General Militar de Segovia. Hoja de Servicios del general de Infantería Ignacio Múñoz Aycuens.

[9] Archivo General Militar de Segovia. Hoja de Servicios del general de Infantería Ignacio Múñoz Aycuens.

[10] Archivo General Militar de Segovia. Hoja de Servicios del teniente provisional Fernando Fernández Jurado.

[11] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). 109ª Brigada. Estado Mayor. Sección Tercera. Operaciones. Movimiento de fuerzas: “Escritos sobre el movimiento de fuerzas de esta Brigada [109]. 1937 y 1938”. AGMAV, A. 76, L. 1236, C. 8, D. 6.

[12] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 19.

[13] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Tercera:  Operaciones. “Informes sobre la situación y distribución de fuerzas de la Brigada [109ª] 1937, 1938 y 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L)1236 / Carpeta (C)7 / 29.

[14] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[15] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[16] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[17] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[18] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[19] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[20] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[21] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[22] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[23] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[24] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[25] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[26] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[27] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[28] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[29] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[30] Diario de Córdoba, 9/8/1938, p. 1.

[31] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[32] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[33] Diario de Córdoba, 10/8/1938, p. 1.

[34] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Tercera:  Operaciones. “Informes sobre la situación y distribución de fuerzas de la Brigada [109ª] 1937, 1938 y 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L)1236 / Carpeta (C)7 / 30.

[35] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[36] Nótese que el parte del día 10 de agosto lleva fecha del 11 de agosto, lo que indica que la intensidad de los combates durante las operaciones militares del mismo día 10 impidieron realizarlo, y tuvieron que esperar al día siguiente para elaborarlo.

[37] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. Ejército del Centro. “Campaña. Diario de Operaciones [de la] Div. 19ª. Varios de [1938-1939]”. Caja (C) 1186, Carpeta (C) 13, Num. 1 al 11.

[38] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[39] Diario de Córdoba, 11/8/1938, p. 1.

[40] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[41] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[42] Diario de Córdoba, 12/8/1938, p. 1.

[43] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[44] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[45] Diario de Córdoba, 13/8/1938, p. 1.

[46] Servicio Histórico Militar, La batalla de Pozoblanco y el cierre de la bolsa de Mérida: Monografía de la guerra de España, número 15, Madrid, Librería Editorial San Martín, 1981. P. 247-; 357-360.

[47] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[48] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. Ejército del Centro. “Campaña. Diario de Operaciones [de la] Div. 19ª. Varios de [1938-1939]”. Caja (C) 1186, Carpeta (C) 13, Num. 1 al 11.

[49] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[50] Diario de Córdoba, 14/8/1938, p. 1.

[51] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[52] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. Ejército del Centro. “Campaña. Diario de Operaciones [de la] Div. 19ª. Varios de [1938-1939]”. Caja (C) 1186, Carpeta (C) 13, Num. 1 al 11.

[53] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[54] Diario de Córdoba, 16/8/1938, p. 1.

[55] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[56] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. Ejército del Centro. “Campaña. Diario de Operaciones [de la] Div. 19ª. Varios de [1938-1939]”. Caja (C) 1186, Carpeta (C) 13, Num. 1 al 11.

[57] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[58] Diario de Córdoba, 16/8/1938, p. 1.

[59] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Zona Roja (ZR). “Diario de Operaciones: del 2º [434º] Batallón de esta [109ª] Brigada. Abril a julio 1937 [y de la 109ª Brigada] enero a diciembre de 1938 y enero y febrero 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L) 1235 / Carpeta (C) 14 / Documento (D) 3 / 4-13; 16-17.

[60] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Nacional. “Diarios de Operaciones de esta [21ª] División (enero 1938 a julio 1939).- Enero a julio 1939”. Caja (C) 1678, Carpeta (Cp) 87, Documento (D) 2.

[61] Diario de Córdoba, 17/8/1938, p. 1.

[62] Archivo General Militar de Avila (AGMAv.), Documentación Roja. 109ª Brigada Mixta. Estado Mayor. Sección Tercera:  Operaciones. “Informes sobre la situación y distribución de fuerzas de la Brigada [109ª] 1937, 1938 y 1939”. Armario (A)76 / Legajo (L)1236 / Carpeta (C)7 / 31.

Publicado en 1938, 433 Bon, 434 Bon, 435 Bón., 436 Bon, Órdenes, Batallones, Brigadas Mixtas, Casas de Don Pedro, Combates, Estrategia, Investigaciones, Operaciones, Táctica | Etiquetado , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , , | 2 comentarios