Tres traiguerinos (Traiguera, Castellón), que cayeron entre los ejecutados en el olivar del cortijo La Boticaria (Badajoz), el 15 de mayo de 1939

José Bort Monroig, Carlos Esteller Borrás y Juan Sans Climent fueron tres traiguerinos (Traiguera, Castellón), fusilados en el olivar del cortijo de La Boticaria el 15 de mayo de 1939 junto con otros cincuenta o cien prisioneros republicanos. Dos de ellos aparecen en el listado nominal de comisarios elaborado por la unidad que los custodiaba en el Campo de Concentración de Zaldívar (contiguo al cortijo de La Boticaria y a dos o tres kilómetros de la localidad pacense de Casas de Don Pedro), Juan Sanz Climent y José Bort Monroig, no obstante, este último aparece con los apellidos alterados (José Boix Ulorroig) y, el tercero, Carlos Esteller, aunque no figura en el mismo, en su localidad natal “siempre se oyó decir que los tres eran comisarios políticos en el frente del Ejército republicano”[1].

José Bort Monroig, (Traiguera, Castellón, 1915 – La Boticaria 15 mayo 1939), comisario del 323º de la 81ª Brigada Mixta, línea del frente de Castilblanco (Badajoz).

José junto a sus hermanos, tenían un taller de fabricación y venta de materiales de construcción, sabía escribir a máquina y llevar las cuentas además de otras tareas. Carlos que había nacido en Traiguera en 1914, era hijo de una pequeña familia de propietarios de la localidad que trabajaba como labrador. Además, tocaba en la banda de música y poseía una pequeña biblioteca cuyos libros alguien se encargó de quemarlos tras la ocupación de la población en abril de 1938. También escribía en un diario de ámbito provincial llamado “Agitación”. Los tres eran personas letradas.

Al poco de producirse la sublevación militar de julio de 1936, ocuparon responsabilidades políticas en el Comité local de Traiguera. Carlos, que por aquellas fechas tendría veintidós años, pertenecía a la CNT, y José, comisario de Abastos que militaba en UGT, un año menor, escondieron a un presbítero de la localidad que tendría aproximadamente su edad. Más tarde este sacerdote se debió ocultar en una caseta de campo, pero finalmente alguien le debió descubrir y acabaron fusilándole. Esta muerte junto a la del cartero del pueblo, constaba en la Causa General de Traiguera y, aunque, esta recoge que ellos no habían sido los responsables, ni la instigaron, ya que, como se comprobó en la misma, Vicente Naquer, exaltado responsable del Comité traiguerino, había sido el culpable, posteriormente, este hecho, pesó sobre ellos. De Juan Sanz Climent sabemos únicamente que militaba en la FAI.

Cuando la ofensiva franquista avanza por el frente de Alcañiz (Teruel), que ocasiona el corte de la zona republicana con la llegada de los nacionales al Mediterráneo y la caída de Vinaroz (Castellón), se produce la desbandada de la población de las localidades aledañas y de las tropas que defendían la zona. Es en este contexto cuando los tres traiguerinos se incorporan a las filas del Ejército Popular, aspecto evidenciado por el hecho de que José Bort todavía, hasta días antes que entraran los franquistas en Traiguera, firmara las actas del Comité revolucionario municipal.

El teniente Benjamín Rubio Domenech, compañero de nuestros tres protagonistas en la 81ª Brigada Mixta, había ingresado anteriormente como voluntario en la columna Torres Benedito, encuadrada posteriormente en el 2º batallón de la mencionada gran unidad y, más tarde, tras las operaciones militares de Teruel donde ascendió, trasladado a Sagunto (Valencia) para la reorganización de las fuerzas. De allí, a Benjamín, le pasaron al 3º batallón (323º) de guarnición en Denia y Santa Pola (Alicante), donde conoció a los tres amigos de Traiguera, José, Carlos y Juan.

Seguramente que también fue durante aquellos días, cuando José Bort visita a su hermano, que se encontraba convaleciente de un pie en el Hospital militar de Villalgordo de Júcar (Albacete) antes de que le trasladasen a otro en Alicante, en el transcurso de un pequeño permiso y, el herido, le aconseja a su hermano José que huyera a Francia. Como estaba convencido que si no tenía “las manos manchadas de sangre” no debía porqué temer  decidió continuar en el Ejército Popular.

El 22 de julio de 1938, la 81ª Brigada fue desplazada al frente de Extremadura, donde se incorporó a la División “A”, para pasar luego a la División “Zújar” en el sector de Almorchón (Badajoz). Tras la victoria nacional en el cierre de la bolsa de La Serena, quedó definitivamente incorporada a la 41ª División del VII Cuerpo de Ejército. Ya no se movería del frente extremeño hasta el final de la guerra[2].

Carlos Esteller Borrás, (Traiguera, Castellón, 1914 – La Boticaria 15 mayo 1939), fotografiado en 1938.

En febrero de 1939, cuando el 323º batallón de la 81ª Brigada Mixta se hallaba guarneciendo la línea frente al río Guadiana, cerca de Castilblanco (Badajoz), Benjamín Rubio ejercía como teniente de máquinas ametralladoras. Allí, durante su permanencia en la unidad, trabó relación, además que con los traiguerinos mencionados, con otros combatientes castellonenses, como el teniente Canet, jefe de la 4ª compañía de su mismo batallón, y con José Vinuesa Sorli y Francisco Puig, ambos de Alcalá de Chivert (Castellón), de este último recordaba que fue cabo furriel. Aquel mismo mes, fue requerido por el comandante jefe del batallón, José María Belenguer Lucena, que le notificó que había sido seleccionado para que, en compañía de otros oficiales y sargentos, asistiera a un curso de capacitación y preparación para el mando de compañía, en la Academia Militar ubicada en Paterna (Valencia). Fue el motivo por el que perdió el contacto con los compañeros de su Brigada, ya que, a partir de esa fecha, los acontecimientos se precipitaron, hasta producirse el desmoronamiento postrero que enlutó a toda la nación[3].

Mientras tanto, en Extremadura, durante el final de la guerra, la situación se complicó aún más. El día 3 de marzo se celebró en Siruela (Badajoz), una reunión de los jefes y comisarios de todas las unidades del VII Cuerpo de Ejército, con el general en jefe del Ejército de Extremadura, Antonio Escobar. En ella no se habló más que de unión y acatamiento a sus órdenes que a los mandos de ideología comunista asistentes no les agradó porque lo entendieron como un paso previo a la rendición sin condiciones. El día 5 se produjo el pronunciamiento del coronel Casado en Madrid, tras lo cual se creó el Consejo Nacional de Defensa que pretendió derrocar al Gobierno de Negrín. Entonces los jefes y comisarios extremeños, que habían participado en la asamblea, no conformes con la nueva situación política, se dan cuenta de la connivencia del general de su Ejército con el Golpe militar que Casado había dado en Madrid. Hubo jefes, como Damián Fernández y Martín Navarro, jefe y comisario de la 41ª División respectivamente, que llevaron a cabo su plan para hacerse con el control de las fuerzas: “[el día 6 de marzo] En cuanto llegamos a la División [Cuartel General de Herrera del Duque, (Badajoz)] tomamos una serie de medidas escogiendo gente de confianza para la vigilancia y poniendo en guardia al camarada del Rey, jefe de la 66ª Brigada Mixta, para que tuviera alertada a su gente y en la mano […] [el día 7] Procedimos a detener a los jefes de las 81ª y 91ª Brigada así como a sus comisarios y jefes de Estado Mayor, lo que se realizó sin dificultad y sin violencia”[4]. La mayor parte de las tropas extremeñas eran afectas al Consejo Nacional, por lo que “Ese protagonismo comunista en la zona duró sólo horas, pues esa misma jornada el general Escobar mandó a Siruela [donde se encontraba el Cuartel General del VII C. de E.] dos batallones de la 20ª BM que se hicieron con el control de la población y de las fuerzas allí destacadas. Muchos comunistas se echaron al monte antes de ser detenidos, y otros se internaron en la provincia de Ciudad Real”[5].

Carlos Esteller Borras, junto a un grupo de compañeros de su unidad militar durante 1938. De pie y a la izquierda.

Tras estos trepidantes sucesos, y después de varias entrevistas entre representantes del Consejo Nacional de Defensa republicano y del Cuartel General de Generalísimo en las dependencias del aeródromo de Gamonal (Burgos), el Consejo acepta la rendición sin condiciones. A partir de ese momento en la línea de todo el frente extremeño que ocupaban la 81ª y 109ª Brigadas, deciden enviar un grupo de emisarios para parlamentar, compuesto por varios oficiales, que se encaminaron hacia las líneas enemigas. Lo que ocurrió durante esa conferencia lo recoge el testimonio documental nacionalista en el parte de operaciones que el jefe del Primer Regimiento de la 19ª División envió al general jefe de la misma, Salvador Múgica Buhigas, el día 28 de marzo de 1939:

“A V.E. da parte el jefe del expresado Regimiento, de que en la noche del 27 al 28 del

actual, se presentaron en nuestras líneas y fueron trasladados al Subsector de Casas de

Don Pedro, tres Oficiales Rojos, los cuales manifestaron que la 109 Brigada Mixta, se

rendía a nuestras fuerzas, uno de los citados Oficiales rojos, marchó a Talarrubias con

orden de que dicha Brigada se trasladara con su armamento a la orilla del Guadiana, el

cual vadearía, dejando el armamento e impedimenta en la orilla roja, como lo efectuaron en

todo el día de hoy, siendo trasladado su personal al Campo de Concentración de Zaldívar,

donde quedaron convenientemente custodiados. En el mismo día un Batallón de la 81

Brigada Mixta, se rindió a fuerzas del 185 Batallón de la Victoria, dicho Batallón rojo vadeó

el Guadiana frente al Valle de Casarente, siendo trasladado su personal al citado Campo de Concentración de Zaldívar”[6].

José Bort Monroig, con un grupo de compañeros. Se encuentra situado a la izquierda de rodillas.

Los soldados de las unidades franquistas citadas en el párrafo anterior, son testigos de la entrega honrosa del 323º batallón de la 81ª Brigada y de la 109ª Brigada republicanas que se encontraban enfrente, durante los últimos días del mes de marzo de 1939. Inmediatamente sus combatientes son conducidos al Campo de Concentración.

Juan, Carlos, José y un cuarto amigo traiguerino, Pedro Compte Ferreres, se hallaban entre los miles de prisioneros que llegaron a Zaldívar. A los pocos días de permanecer allí, aparecieron otros tres soldados conocidos y amigos, uno de Cervera del Maestre (Castellón) y los otros dos de San Jorge (Castellón), poblaciones colindantes con Traiguera. Al principio, cuando los vieron, se alegraron, pero el más viejo del grupo, Pedro, no hacía más que expresar que estaban perdidos.

El Campo se regía por una serie de normas que debían ser aplicadas a los prisioneros. Entre ellas estaba la de una selección escrupulosa, teniendo en cuenta antecedentes, conducta, profesión, etc., para designar los individuos susceptibles de ser empleados en las funciones de mando e información. “Los seleccionados para el Mando, ejercerán este cargo como Jefes de Grupo y serán dados a conocer ante los prisioneros, advirtiéndoles que les deben absoluta obediencia. A dicho fin, se estimará como grupo el que se compone por los que integran un Batallón enemigo. Los Jefes de Grupo se entenderán directamente con el Jefe del Batallón Nacional que ejerza las funciones de custodia y vigilancia”[7].

Pero la labor más rastrera que desempeñaban, era la realizada por los seleccionados para el servicio de información, puesto que además de que “serán advertidos de la grave responsabilidad que contraen, si a sabiendas o por falta de elementos de juicio, informaran maliciosa o erróneamente al Tribunal de Clasificación, emitiendo informes falsos o silenciando antecedentes que deban ser conocidos, los informadores darán cuenta inmediata al Presidente del Tribunal de los datos que posean o vayan adquiriendo. El número de los seleccionados para este cometido será variable, en atención a los que se consideren capacitados para el mismo; pero en general, debe ser siempre inferior al de 15, procurando tener un informador por cada Batallón prisionero”[8].

Quizá por ello Pedro tenía sobrados motivos para pensar que más pronto que tarde serían delatados por sus paisanos, aunque los más jóvenes pensaban, como había prometido Franco, que no tenían nada que perder porque además de ser aquellos amigos, nada les ocurriría si no tenían las manos manchadas de sangre como ellos pensaban.

Pedro, una noche, tuvo la oportunidad de abandonar el Campo y, cuando lo hizo, en vez de dirigirse a su pueblo huye a Francia, donde permanecería muchos años hasta que pudo retornar a España. Para los que se quedaron transcurren los días en el Campo y como sus paisanos los delatan y descubren que son comisarios políticos, debieron ser trasladados a la dependencia donde permanecían los incomunicados.

Por una instrucción del Ejército del Centro franquista de 31 de marzo de 1939, se dictaron unas normas para que las grandes unidades de la Agrupación Tajo-Guadiana, entre ellas la 19ª División (los prisioneros se habían entregado a una de las unidades de esta División), entregaran al Ejército del Sur todos los campos de concentración que tuvieran establecidos en la provincia de Badajoz, y además, se puntualiza que el día y la hora en la que las nuevas normas tienen que entrar en vigor debe ser antes de las 0 horas del día 28 de abril de 1939.

Efectivamente, anticipándose en unas horas a la entrada en vigor de la orden para que se entregaran los campos establecidos en la provincia de Badajoz, el día 26 de abril los 2.284 prisioneros encerrados en Zaldívar pasan a manos del Ejército del Sur y, en teoría, este Campo deja de funcionar. Pero, aunque oficialmente se liquida, ya no aparece entre la documentación militar, no fue así lo que ocurrió. Ya hemos leído antes que el núcleo concentracionario denominado Zaldívar, en realidad, lo formaban dos cortijos: Casa de Zaldívar y Casa de La Boticaria. Pues bien, durante los días anteriores muchos de ellos serán puestos en libertad, como Pedro Compte Ferreres, pero otra gran parte de los prisioneros continuaron todavía allí, mientras esperaban ser trasladados a Castuera, y, por último, otro amplio grupo seleccionado por su mayor responsabilidad política, social y militar, fueron trasladados al cortijo Casa de La Boticaria. Entre estos últimos se encontrarían los tres amigos traiguerinos y otro compañero conocido de su misma unidad militar, Francisco Puig, el cabo furriel de Alcalá de Chivert.

Anverso de la carta con forma de poema. Es una hoja de papel, con texto escrito por las dos caras, invisible con zumo de limón, aparentemente en blanco, y solo legible el texto al trasluz.

Cuando ya se ven perdidos en La Boticaria, después de haberles ubicado allí, ingenian la elaboración de una carta a la que dan forma de poema, para que atraviese la férrea censura militar y llegue a las manos de sus familiares sin generar sospechas, denunciando lo que había sucedido y a sus delatores, pero bajo un código lingüístico especial. La carta propiamente es una hoja de papel, con texto escrito por las dos caras, invisible con zumo de limón, aparentemente en blanco, y solo legible el texto al trasluz. Seguramente el autor del romance fue Carlos Esteller, que lo elaboró para que llegara a manos de su madre. Así ocurrió, pero dos años más tarde, después de que la sacara del Campo, Francisco Puig, que milagrosamente pudo salir de allí y antes de ser detenido en su localidad, entregársela a otra persona, para que el 26 de julio de 1941, llegase a manos de la madre de Carlos.

A lo largo del texto del poema, el autor indicaba de forma camuflada, quiénes eran los que les habían denunciado, aunque con unos determinados códigos sociales que haría imposible descifrarlos a los que no fueran oriundos de la comarca, ya que eran conocidos de pueblos vecinos. A un delator le llama «testigo» y dice que es de Cervera del Maestre y sobre los otros dos chivatos, indica que son dos ancianos de San Jorge (cuando en realidad no eran ancianos, sino que estaban haciendo ver que eran los responsables de su futura desgracia). Además, señala el día en que sucedió la delación, 9 de mayo de 1939, es decir unos pocos días antes de los fusilamientos.

El copista que calcó el texto sobrescrito de la cuartilla, lo transcribe sobre el limón ya con su letra. Aunque sobre las marcas que había dejado el autor original del poema, Carlos Esteller. Por eso se explica la fecha de esta labor que viene al final «26 de julio de 1941».

Reverso de la misma carta.

Francisco Puig debió permanecer prisionero en La Boticaria, hasta el día anterior de las ejecuciones, y cuando llegó a Alcalá, antes de presentarse en el ayuntamiento de su localidad comunicó los nombres de las personas de la comarca que se habían quedado cautivos allí en Extremadura. Este joven fue apresado en su pueblo y conducido a la prisión de Benicarló (Castellón), donde después de algún tiempo y de habérsele conmutado la pena de muerte varias veces, finalmente fue fusilado. Pero para entonces, ya había regresado la familia de Carlos Esteller del exilio, y tuvieron ocasión de visitarle y entrevistarse varias veces antes de que falleciese. Por este último motivo explicado, las familias de los Traiguerinos represaliados en La Boticaria, ya conocían

Fotografía de 1978 que Felisa Casatejada envió a las familias traiguerinas después de colocar los nombres de los caídos en la lápida del panteón.

lo que les había sucedido.

 

Otro de los compañeros de la Brigada que debió permanecer hasta última hora en el fatídico Campo de Concentración extremeño, fue José Vinuesa Sorli, que tuvo la oportunidad de salir de aquel lugar, pero continuó su desdichado periplo en la cárcel de Castellón. En aquel recinto penitenciario, Benjamín Rubio que, durante la guerra, había sido teniente de su mismo batallón, e ingresado después de ser detenido en su localidad natal, Borriol (Castellón), en aquel mismo sitio, tras algunos meses de estancia, tuvo ocasión de contactar con José Vinuesa, que ya estaba juzgado y condenado a muerte, a pesar de que, por esta última razón, se hallaba incomunicado. En esa situación, tuvo la oportunidad de hablar un par de minutos con él, en el desarrollo de los cuales le pudo informar de lo acaecido en Casas de Don Pedro al entregarse a las fuerzas fascistas las unidades republicanas de aquel sector. Benjamín quedó horrorizado al saber lo de los tres traiguerinos y todos sus compañeros. Se enteró que cayeron bastantes más, tanto comisarios como oficiales, “fue por lo visto una masacre”. José Vinuesa Sorli, no tardó mucho en caer junto con otros en el cementerio de Castellón.

Pero no es hasta que se publica el artículo titulado El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza[9], en la revista “Interviú”, cuando Rosa Esteller Borrás[10], hermana de Carlos, desaparecido en La Boticaria, se pone en contacto con los vecinos y promotores de la exhumación de 1978 en Casas de Don Pedro, Celedonio González y Felisa Casatejada, mujer que había perdido dos hermanos en aquella ocasión. Rosa les envía una carta el 22 de junio de 1978 explicándoles que entre aquellos restos estarían los de su hermano y dos personas más de la misma localidad, a partir de la cual se inician las gestiones para que en la lápida del panteón donde habían colocado los tres féretros con los huesos exhumados, al mismo tiempo que con todos los nombres de los asesinados figurasen los de los tres traiguerinos que habían acabado sus días en el olivar. Celedonio y Felisa acceden a ello y mediante el pago de 6.000 pesetas de la época, se inscriben los nombres de los vecinos de Traiguera en la parte inferior de la lápida. Felisa les envía dos fotografías, una con los féretros que contenían los restos y otra del panteón con los nombres de los tres muchachos ya inscritos, junto con la documentación que la obra generó. Ningún familiar de los represaliados de Traiguera ha visitado aún el panteón dedicado a todos los caídos aquel 15 de mayo de 1939 en el cementerio de Casas de Don Pedro.

Inmediatamente después de enviar la carta a la familia González Casatejada, el 26 de junio de 1978, remite otro escrito a Benjamín Rubio, que tras penar por cárceles y colonias penitenciarias hasta 1945 y formar parte del maquis y quedar libre de toda responsabilidad en 1949, sobrevivió a aquellos años nefandos del franquismo. Supo de este a través de otro familiar, y como sabía también que había sido compañero en la misma unidad militar que su hermano, le escribe para indicarle que se había publicado la información referida en “Interviú”, por si conocía y le podía contar algo más. Benjamín le detalla que la referencia que había leído sobre lo ocurrido en Casas de Don Pedro «solo mencionaba las represalias de la gentuza fascista contra la población izquierdista». El texto no aclaraba nada respecto de los militares de las fuerzas republicanas.

Detalle con los nombres de los represaliados de Traiguera (Castellón) en la parte inferior. 1978.

 

Carta que Rosa Esteller Borrás escribió a Felisa Casatejada el 22 de junio de 1978

Traiguera 22-6-78

Estimada señora, me dirijo a usted por ver qué informe me da sobre la matanza del 15 de mayo del año 1939, pues tenía un hermano que siempre nos han dicho que lo mataron en este pueblo de Casas de Don Pedro. Era comisario. Soy de la provincia de Castellón, estamos muy cerca de Cataluña, lo cual como usted podrá ver estamos muy lejos y me he enterado por la revista “Interviú” de que han recogido sus restos. Mi hermano lo mataron en Los Boticarios.

Señora si usted recibe esta carta me gustaría que contestase y me diera algún detalle de lo ocurrido.

Aunque no la conozca reciba mi más sincero cariño.

Felisa Casabezada (sic)

Casas de Don Pedro

Badajoz

[Firma con rúbrica]

Rosita [Esteller Borrás]

[hermana de Carlos Esteller, desaparecido en La Boticaria]

 

Romance escrito por Carlos Esteller Borrás en secreto con “tinta invisible” en el Campo de Concentración del cortijo de La Boticaria. 9 de mayo de 1939

“Verso”

Era la primavera,

entrando en el mes de mayo,

nos venimos a juntar,

cuatro amigos muy amados.

 

Era en Extremadura

en un pueblo muy nombrado

de nombre tiene “Don”

el cual no tiene perdón.

 

Casas de Don Pedro se llama,

en donde fue la batalla,

tan dura y encarnizada,

pues lo voy a contar.

 

Estábamos reunidos,

y no diré detenidos,

eran tan buenos amigos

que nos ponemos a pensar

de la alegría pesar.

 

Pues vamos a discutir

y por dónde bien salir,

el más viejo nos habló de esta manera,

y nos dijo con voz muy lenta.

¿Sabéis qué podemos hacer?

es pues dejarnos de tristezas

y ¡pensar en el comer!

¡Este plan quedó aprobado!

y el trabajo en las manos,

unos fueron a buscar la leña,

otros el conejo, ¡bravo!

ya está todo preparado.

 

Con el vino con abundancia,

nos ponemos a comer

y al mismo tiempo a beber,

y tomamos un acuerdo,

que allá se quedaron tres,

y los cuales se llamaban

¡Juan! ¡Carlitos! Y ¡José!

 

Y si así no lo crees,

cerca de ti hay testigos,

es un pueblo muy pendiente,

y lo bautizó la gente,

y de nombre le pusieron

“Cervera del Maestre”

y aun con más confianza

te lo explicaré todo,

dos ancianos de San Jorge,

lo presenciaron todo,

el día 9 de mayo de 1939.

 

[Traiguera a 26 de julio de 1941]

[Rúbrica de firma ilegible]

 

Comentario del texto realizado por el analista literario y profesor Francisco Buj Vallés

Breve preámbulo

El poema que nos ocupa, lleno de sinceridad y hasta de «oído popular», tiene sin embargo mucho más valor documental y testimonial que el estrictamente literario. En otras palabras: su valor ético -y autobiográfico, y de compromiso, e incluso social- supera bastante a su calidad estética.

Respecto al modo semiclandestino en que fue elaborado (en secreto, con «tinta invisible», con el temor a ser descubierto) añade un componente humano de primera calidad. Trágicamente humano. Recuerdo cómo mis padres, maestros rurales, me enseñaron en los años 50 a escribir con tinta simpática; al calentar, posteriormente, el papel, podía leerse claramente en cifrado mensaje. Asimismo, un tío mío, prestidigitador aficionado, tenía un manual sobre cómo ocultar mensajes, con diversos procedimientos de escritura no patente, a primera vista.

Notas literarias

Los cuarenta y siete versos del poema, agrupados en ocho estrofas de factura irregular, tienen un comienzo que las asemeja a la clásica “Copla en asonante”. Ese comienzo abarca tres estrofillas de cuatro versos, una más de cinco y otro de cuatro. Antes de perderse en otras estrofas algo más extensas, de ocho, de siete y de once versos.

En cuanto a la rima, nos evoca la tan popular de los “Romances”, tan propios del castellano, así hablado como rimado por gentes no estrictamente pertenecientes al mundillo literario. Así es que encontramos octosílabos pares que riman en asonante, como en las coplas y romances. Otras veces, el autor resuelve los versos con una “Rima de pareado”. Ejemplo de esto último: los finales en “o” tónica (Don / perdón) o en “a”, igualmente tónica (Pensar / pesar). Este ejemplo contiene, además, una valiosa “Paronomasia” (dos palabras que suenan casi igual, con diferencia de apenas un fonema, aunque signifiquen conceptos que no tienen nada o poco que ver entre sí).

El poema adolece de falta de “Isometría”. Es decir, bastantes versos «cojean» o «tropiezan», sea por falta de alguna sílaba -para ser perfectos octosílabos-, sea por exceso de una o dos.

Valores ético-estéticos del conjunto son, a mi juicio:

* Finalidad didáctico-moralizante.

* Responsabilidad para que no se pierdan valiosas -y dramáticas- informaciones.

* Dar más importancia al fondo que a la forma; a las responsabilidades sociales que a florituras lúdicas.

* Deseo de que pasado el tiempo, se haga justicia. (Noble ideal presente en El Quijote, por ejemplo).

* Astucia en la elaboración, guarda y entrega de tan valioso documento.

* Bellas perífrasis para, semiencriptadamente, aludir a pueblos y personajes de «Tierras del Maestre».

En resumen, mi admiración quiero que quede clara y sincera. Estoy orgulloso de haber podido colaborar en la valoración, en el aprecio de tan valiente como logrado testimonio escrito.

Cordialmente,

   Francisco Buj Vallés / Calanda y Granada, mayo de 2019

 

Referencias

[1] Información facilitada por Albert Siset Bort, sobrino nieto de José Bort Monroig, al cual agradecemos su colaboración.

[2] Engel, Carlos. Historia de las Brigadas Mixtas del Ejército Popular de la República. Madrid, Almena, 1999, pp. 78-79.

[3] Carta enviada por Benjamín Rubio Domenech a Rosa Esteller Borrás, hermana de Carlos Esteller, julio 1978, Nules (Castellón). Agradecemos a Rosa Compte Esteller la cesión de la documentación. Archivo familia Compte Esteller.

[4] Archivo del PCE (APCE). “Informe del comisario de la 41ª División, Martín Navarro”. Sección de tesis y manuscritos, carpeta 66.

[5] Chaves, Julián. La guerra civil en Extremadura: Operaciones militares (1936-1939). Editora Regional de Extremadura, 1997, p. 264.

[6] Archivo General Militar de Ávila (AGMAv,). Documentación Nacional (DN). “19 División.- Operaciones.- Partes de Operaciones.- De varias unidades de la División 19.- Marzo 1939”. C.1625, Cp.12, D.1/2.

[7] AGMAv, (DN).“Información. Instrucciones generales.- Instrucción nº 4, del día 10 [de abril] Campos de Concentración de prisioneros.- Abril 1939”. AGMAv, C.1501, Cp.34, D.1/4.

[8] AGMAv, (DN).“Información. Instrucciones generales.- Instrucción nº 4, del día 10 [de abril] Campos de Concentración de prisioneros.- Abril 1939”. AGMAv, C.1501, Cp.34, D.1/5.

[9] Catalán Deus, José. El pueblo desentierra a sus muertos. Casas de Don Pedro, 39 años después de la matanza, en “Interviú” n.19 (15/21-VI-1978), pp. 86-88.

[10] La mayor parte de la información local de Traiguera (Castellón), ha sido una aportación de Rosa Compte Esteller, a quien agradecemos su colaboración y cesión de la documentación y fotografías.

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7 respuestas a Tres traiguerinos (Traiguera, Castellón), que cayeron entre los ejecutados en el olivar del cortijo La Boticaria (Badajoz), el 15 de mayo de 1939

  1. Narcis Tena dijo:

    Buenas tardes ! Soy un joven estudiante de historia de la Universidad de Valencia y vecino de la población de San Jorge ( Castellón) proxima a la población de Traiguera. Actualmente estoy recopilando información sobre el periodo de Guerra Civil y Franquismo en mi pueblo y al leer este articulo el otro dia me llamó la atención que nombra a dos vecinos de San Jorge. Me interesaria si usted lo sabe y me lo puede indicar el nombre de los 2 vecinos de San Jorge que menciona en el artículo. Muchas gracias espero respuesta

  2. Narcis Tena dijo:

    Buenas tardes ! Soy un chico estudiante de historia en la Universidad de Valencia y mi pueblo de origen es San Jorge provincia de Castellón, proximo a Traiguera. Leí su artículo detenidamente y me llamó la atención lo de los dos vecinos de San Jorge. Me gustaria, si usted tiene la información y quisiese darmela, que me indicara los nombres de las dos personas de San Jorge que nombra en el texto. El interes fundamental es porque estoy recopilando datos, fotos y documentos de San Jorge en la Guerra.

    Espero que me pueda solucionar la duda. Muchas gracias.a

    • Hola Narcis, poco te puedo comentar de los victimarios de San Jorge o Sant Jordi.
      Te haré llegar el teléfono y el email de la persona que me informó de los sucesos, vecino de Traiguera, por mensaje privado del correo electrónico.
      De todas formas en San Jorge se encuentra un doctor en Historia que te puede informar, se trata de Joan Ferreres.
      Recibe un abrazo hasta una próxima ocasión.

      • Narcis Tena dijo:

        Buenas tardes Sr. Fernando!

        Acabo de hablar con el Sr. Albert Siset, me ha indicado que el no sabe exactamente los nombres de los 2 o 3 vecinos de San Jorge, ya que no hay testimonios directos o indirectos y en la carta del hombre de Alcala de Xivert no salen los nombres tampoco. Por lo tanto me he quedado igual que antes. 
        Le quería realizar una propuesta. He visto que en el inicio del artículo sale una fotografía de un listado de nombres de los indivuduos que estaban en el campo de concentración ¿si usted lo tiene completo me lo podría enviar? De esta forma lo analizarlia y miraria los apellidos para intentar decubrir los habitantes de San Jorge. Porque de otra forma es practicamente imposible.

        Muchas gracias, espero respuesta. 

        Atentamente Narcis Tena Sales.

    • Hola Narcis,

      Yo no conozco muchos más datos de las personas de la localidad castellonense de San Jorge que los que expongo en el trabajo de investigación que has leido.

      No obstante te proporcionaré el contacto con la persona de Traiguera que en su día me expuso la información por correo electrónico,

      Recibe un cordial saludo hasta la próxima ocasión.

      Fernando

    • Hola Narcis,

      como te he indicado te hago llegar el correo de Albert Siset, vecino de Traiguera que te podrá comentar alguna cosa más que te pueda interesar sobre el caso: su correo electrónico es:
      alsiset@hotmail.com

      Recibe un saludo.

    • Hola Narcis,
      Con respecto a lo que me planteas te indico que los únicos listados que existieron de los prisioneros en Zaldívar corresponden a Comisarios, jefes y oficiales, ya que no se nominalizaron los suboficiales ni la tropa. El listado viene al final del trabajo de investigación que te adjunto.

      Recibe un saludo hasta una próxima ocasión.

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